Un voyeur con privilegios (2)
Segundo encuentro con nuestro amigo, esta vez decidimos quedar por la noche.
Tras nuestro primer encuentro con Pedro, visto el éxito que tuvo y lo que disfrutamos todas las partes, decidimos que queríamos hacer algún encuentro más.
Esta vez decidimos quedar con Pedro para cenar en un restaurante, como era de esperar mi mujer se vistió exquisitamente para tal ocasión. Se puso un body de lencería de tirantes color negro y encima un vestido corto de tirantes color rojo con un generoso escote.
La mesa que reservamos quedaba en una esquina del restaurante, ideal para tener más intimidad. Al ser una mesa redonda nos sentamos cada uno a un lado de mi mujer.
Tras revisar la carta, decidimos pedir varios platos para compartir acompañados por un moscato de bebida.
A medida que avanzaba la cena, la conversación se volvía más interesante, entre tanto Pedro veía como mi mano se perdía por debajo del mantel para acariciar las piernas e mi mujer, él no lo dudo e hizo lo mismo en la otra pierna, cuando nuestras manos se encontraron le agarré la suya y se la puse en la entrepierna de mi mujer, luego seguí acariciando sus muslos y rodilla. Mi mujer se mordía los labios, nos repetía lo malos que estábamos siendo con ella y que nos tendría que castigar.
Se bebió la copa de golpe, acto seguido bajo sus manos para aposentarlas en el paquete de cada uno, dando sensuales caricias por encima del pantalón a ambos a la vez.
- Veo que ambos estáis ya duros.
- Como para no estarlo amor mío.
- Pues acabo de tener una idea, Pedro pon tu teléfono en silencio y espera a que te llame ¿vale?
- Lo que tú digas preciosa
Mi mujer me dijo que la siguiera, nos dirigimos al baño de mujeres del restaurante, tras entrar ella primera y comprobar que no había nadie dentro, me hizo gestos para que entrara yo también, una vez dentro nos metimos en un lavabo y cerramos con el pestillo.
- Me habéis puesto cachonda perdida cabrones
- Que quieres cariño, con ese vestido y ese escotazo.
- Bájate el pantalón y déjate el bóxer puesto.
- Vale.
Cuando terminé de bajarme el pantalón mi mujer ya estaba sentada en el urinario y yo de pie en frente, cogió el teléfono y vi como hacia una video llamada a pedro, este no tardo en cogerlo, luego mi mujer me dio su teléfono y me dijo: tu procura que se vea bien, acto seguido me bajo el calzoncillo.
- Que cabrones que sois chicos, yo aquí sin poder tocarme siquiera i tu allí recibiendo una mamada.
- Yo no tengo nada que ver ha sido idea suya jaja.
Mi mujer me estaba regalando una rica mamada mientras pedro solo podía limitar a ver el espectáculo, cuando pasaron unos cinco minutos mi mujer paro diciendo que por ahora ya estaba y colgó la llamada.
- ¿En serio me vas a dejar así?
- Claro, os voy hacer sufrir mucho esta noche a los dos, ahora ve a la mesa y dile a pedro que venga aquí, tu limítate a coger mi llamada.
- Joder que guarra eres cariño, me encantas.
Antes de salir, mi mujer miro que no hubiera ninguna mujer por el baño, a lo que me dio luz verde y salí rápidamente sin ser visto. Al llegar a la mesa le dije a pedro que mi mujer le esperaba en los baños y raudo se levantó camino a los aseos.
No tarde en recibir la video llamada de mi mujer, al contestar vi la polla empalmada de pedro apuntando a la boca de mi mujer, y como ella rápidamente le escupía y empezaba a tragarse por completo esa dura verga, luego se la saco y le empezó a comer los huevos sin dejar un solo hueco por lamer.
- ¿Quieres correrte en mi boca?
- A puntito estoy si sigues así
- Pues entonces mejor que pare, como le he dicho a mi marido, hoy os toca sufrir a los dos.
- Jaja que malas eres, pero tu mandas.
Al poco volvieron a la mesa y acabamos de cenar con un calentón de mil demonios.
Al terminar, pedro pago su parte, la bebida y postres.
Nos fuimos los tres al coche de pedro, mi mujer y yo nos pusimos detrás y el arranco el coche para buscar algún sitio relajado donde continuar la fiesta.
Al poco de ponerse en marcha, mi mujer y yo nos empezamos a morrear, yo le subí el vestido y desabotoné los dos botones del body que cubrían el depilado y húmedo coño. Sin pensármelo dos veces baje mi cabeza para hacerle un rico oral a mi mujer mientras pedro lo veía todo por el espejo retrovisor. Mi mujer ya no contenía los gemidos y eso nos hacía aumentar la excitación a los dos.
Pedro conducía suave y lentamente para no perder ningún detalle y también para que estuviéramos cómodos hay detrás.
Ahora me toca comer a mí me dijo, así que me senté en el medio de los asientos de atrás y me bajé los pantalones y ropa interior, ella se quitó el vestido dejando su maravilloso cuerpo con ese body que acentuaba sus curvas.
Mi polla aparecía y desaparecía del interior de su boca son suma facilidad, su lengua hacía temblar mis pernas y sus manos acompañaban cada movimiento de su mamada.
Luego me dio la espalda y con sus piernas juntas fue bajando hasta hacer que su coño devorara por completo mi polla, un movimiento suave e hipnótico de arriba y abajo de su culo me estaba haciendo entrar en éxtasis y más todavía al observar como mi mujer se había apoyado en los asientos de adelante con sus manos y hablaba con pedro.
- ¿Te gusta el conjunto que me puesto para la ocasión?
- Me encanta, me pones a mil nena, que sepas que si tenemos un accidente será tu culpa
- Siempre puedes parar el coche y turnarte con mi marido
- Pues no si diga más, que llevo toda la noche queriendo comerte el coño
- Mmm.
Detuvimos el coche en doble fila en una calle poco transitada, pedro se bajó y entro en la parte trasera.
- Te toca conducir un poco a ti ahora, que tu mujer me reclama
- Estoy yo ya conducir ahora jaja, se bueno con ella
- Tranquilo, si el que tiene que temer aquí soy yo.
Me subí la ropa y me puse a conducir mientras observaba cada vez que podía lo que ocurría en los asientos traseros.
Pedro se había desnudado de cintura para abajo y ya estaba comiéndole el coño a mi mujer, la cual le agarraba la cabeza y la hundía todavía más en su coño. Después de unos minutos en los que la lengua y labios de pedro estaba haciendo estallar de placer a mi mujer, esta se recompuso y empezó su turno de sexo oral.
Mi polla estaba que no cabía dentro del pantalón, así que solo deseaba encontrar algún rincón para poder dejar el coche y unirme a la fiesta.
Tras la mamada, pedro se sentó en el medio y se colocó un preservativo, mi mujer se puso encima de él y pude observar como su polla desaparecía en el interior de su rico coño, mientras le cabalgaba, pedro le quito el body dejándola completamente desnuda.
Comete mis tetas guapo, escuchaba decir a mi mujer, mientras se las aplastaba en su cara.
Cuando encontré una calle sin salida en el polígono industrial, aparque al final de todo, deje el coche en marcha y me metí en los asientos de atrás, me desvestí lo más rápido posible y les dije que yo también quería mi parte.
Mi mujer se puso en cuatro y mientras pedro se la follaba por detrás, yo estaba sentado recibiendo una mamada digna de campeonato.
Luego mi mujer empezó a cabalgarme como había hecho con pedro, de forma que podía comerme sus dos enormes melones. Pedro mientras tanto movía los asientos de adelante para tener el máximo de espacio disponible.
Pusimos a mi mujer de espaldas a nosotros en el espacio que hay entre los dos asientos delanteros, mientras yo estaba sentado en un lado pedro empezaba a embestir por detrás a mi mujer, cada ocho o diez embestidas sacábamos la polla y empezaba el otro el mismo ritual.
Cuando ya no podíamos aguantar más, le dijimos a mi mujer que nos queríamos correr, Pedro me dijo que hoy me tocaba a mi ser el primero, así que me senté y mi mujer empezó a chuparme la polla con un ritmo rápido, a los pocos segundos estaba descargando mi leche en su preciosa boca, sin dejar caer ni una gota se lo trago todo.
- Wow madre mía que tragona es tu mujer, ¿yo también puedo correrme en su boca?
- Un día es un día dijo ella.
Repitió el mismo ritual y pude notar el momento en que pedro descargaba por las contracciones en sus piernas y en los ojos de mi mujer.
- Bua ha sido increíble chicos, tienes una mujer espectacular tío, no la dejes nunca
- No pienso hacerlo jaja.
- Si me deja ya sé dónde ir a consolarme jaja
- Que cabrona eres
Al acabar de vestirnos, Pedro nos acercó a nuestro coche, nos despedimos y ya de vuelta a casa, recibimos un WhatsApp de pedro diciendo lo bien que se lo había pasado y que estaba a nuestra disposición para lo que quisiéramos. Después de leerlo acabamos follando recordando lo acontecido.