Un volcán en su vagina
Un "chapuza" particular.
Y allí estaba yo, sosteniendo una escalera que me conduciría sin duda al cielo con tan solo dar un paso hacia sus braguitas.
Mi vecina norma me había pedido ayuda para pintar su casa y yo acudí gustoso pues estaba secretamente enamorado de ella.
Norma no paraba de hablar y al estar de espaldas no podía o no quería ver hacia donde dirigía compulsivamente mi mirada, desde esa perspectiva no tenia ninguna dificultad para dibujar las líneas de su vulva, y como aquellos labios se mostraban entreabiertos, mi polla sabia que norma la llamaba pero mi mente decía, -no puedes, es su amiga-. Y por desgracia era así, norma era la mejor amiga de mi mujer, pero yo cada vez que miraba su culo, lo imaginaba pegado a mis huevos y completamente empapado de mi leche, por eso ahora que lo tenia tan cerca ya me había corrido dos veces.
-vamos a descansar un poco-me dijo mientras me servía una cerveza.
Ese día el calor era sofocante, y norma estaba más sensual que nunca, tenía por única vestimenta una camiseta de algodón muy holgada y sus pechos sin sostén dejaban entrever unos pezones pequeños pero firmes.
de pronto sucedió lo mas inoportuno, estábamos hablando de banalidades cuando comprobé bastante azorado que ella me estaba mirando el paquete sin ningún tipo de reparo, mi primer pensamiento fue engordar el típico ego del macho, pero en un segundo descubrí horrorizado que tenia un lamparón de semen de proporciones bíblicas en mi raído bañador, la sangre acudía a mi rostro en tropel, abandonando a su suerte a la chorra que, con toda seguridad, se había dejado unos cuantos centímetros en el camino.
Estaba pensando en todo esto cuando se produjo un esclarecedor y cómplice silencio que aceleró mi corazón.
En unas décimas de segundo ella se había despojado de su camiseta, la visión de sus pechos tan de cerca me provocó un golpe en las bolsas de mis testículos, note como una violenta erupción se producía en ellos, aún no se había quitado las braguitas cuando ya nos estábamos besando como fieras salvajes, los dos olíamos a sudor pero esto nos excitaba aun más. En ese momento aparté suavemente con mis dedos la goma de sus bragas y los introduje en lo que ya era un lago húmedo y sediento de rabo.
Mis manos ascendieron por su cintura, se podría decir que me pinché con sus pezones que eran de los de aureola grande y morbosa, mi boca no tardo en deglutirlos con fruición; al tiempo que la tumbaba en el suelo descendí con mis labios hasta su templo de pasión, un coño que se abría ante mi para que al sorber todos sus jugos alimentara con ellos mi lujuria.
Reconozco que soy un fanático enfermizo del culo femenino, la verdad es que no me importaría que fuera su único orificio, me enerva como me aprisiona la polla un ano, estrangulándola y propiciando que la leche salga con una fuerza inusitada
mientras la comía el coño quise darle vuelta con mucha suavidad pero ella estaba demasiado centrada en disfrutar de su éxtasis, por eso aventuré mis dedos hacia el oculto objeto de mi deseo, ella no me lo impidió, al contrario, cuando comencé a masajear su agujero ella gimió aun mas de placer, la mente se me nubló y en un gesto quizá un poco violento la giré y sin ninguna contemplación introduje mi polla en su culo, ella al principio gritó pero cuando mi rabo se terminó de acomodar en la cavidad oscura, su coño escupió de placer, mis huevos se habían hinchado de tal forma que llegué a pensar incluso que me iban a estallar, ella a veces dirigía, con estudiados movimientos, mi polla entre las paredes de su culo apartando todo lo que no fuera mi carne y, ante esos resbalones de mi nabo me excitaba cada vez mas, de pronto me detuve porque al tiempo que mi pene asestaba las ultimas estocadas un estremecimiento comenzó a recorrerme todas las ramificaciones nerviosas del cuerpo, fue entonces cuando rompí en ella, jamás había derramado tal río de semen, norma gritaba de dolor y placer porque tras pajearse también se había corrido salvajemente.
Cuando saqué la chorra aun estaba escupiendo leche y norma totalmente desinhibida se la metió en la boca relamiendo hasta mi última semilla escrotal.
Tras este momento de locura nos sentamos en el suelo el uno frente al otro, sudábamos de tal manera que las gotas corrían sobre nuestro cuerpo yendo a parar la mayoría de ellas a nuestros genitales, fije la mirada en sus braguitas, las tenía totalmente retorcidas dejando ver en sus márgenes los labios de una vagina que yo intuía que aun estaba hambrienta, ella, consciente de que todavía la miraba loco de placer, se subió coquetamente sus bragas de algodón hasta que éstas se introdujeron por completo en su coño.
-quitátelas norma-Le dije con voz sugerente. Entonces ella me sorprendió de nuevo al romperlas de un solo tirón.
Pero yo aun no había recargado mis bolsas seminales y para hacer un poco de tiempo encendí un cigarro mientras le ofrecí otro, ella al cogerlo acarició mis manos aun húmedas por el contacto con sus jugos, lo que yo no sabia es que tras encenderlo decidió fumarlo por sus otros labios, la visión de su vulva amenazada por el pitillo ardiente en su interior volvió a poner mis testículos al borde de una explosión nuclear, por un instante al ver como ella se hundía el cigarro en la vagina pensé que se la iba a quemar por lo que brinqué del suelo y llevándola entre mis brazos la conduje a su cuarto donde entre plásticos y periódicos manchados de pintura comenzó un ritual mágico que ya contaré en otra ocasión pues ahora he de dejar de escribir porque necesito masturbarme...