Un viudo y su traviesa sobrina (2)

Exhibición de mi sobrina sobre su camita.

CAPITULO 2

—    Andrea, te he dicho cien veces que en la mesa dejes parado el móvil— le dice mi cuñada a Andrea, mi sobrina.

—    Déjala… ya no es una niña y sabe lo que tiene que hacer. Con un poco de suerte queda con ese novio que tiene y se van de casa— apostilla su padre para mediar y hacer un poco de broma sobre esa costumbre de mi sobrina de estar continuamente pegada al teléfono.

—     Todo el mundo tiene contactos en las redes sociales, es lo habitual. Los raros sois vosotros— dice ella un poco dolida.

—     Tío, verdad que tú tienes muchos contactos… No? No tienes Telegram? Deja que te creo una cuenta y verás lo bien que va— me dice arrebatándome mi aparato y tomándose la libertad de fisgonear en mis archivos y apps.

El resto de la cena discurre con relativa normalidad, tengo enfrente a mis sobrina comiendo sus mini platitos de cocina vegana que tanto le gustan. No puedo apartar de mi mente lo sucedido esta mañana en la piscina, la tengo justo delante a un metro de distancia, en el ambiente familiar que tan generosamente me acoge, pero mi mente se escabulle y se sale de los límites de lo consensuado como correcto en la relación entre tío y sobrina.

Me ha pedido que le pusiera crema en la espalda, luego se ha bajado el traje de baño hasta la cintura, lo que he aprovechado para agrandar la zona donde poner la crema. He terminado por tocarle sus hermosos pechos, he sentido como sus pezones se ponían duros con el roce, me pedido ver como tenía la polla en ese momento y he accedido.

Enloquecido por la lujuria de un hombre maduro que lleva largo tiempo sin disfrutar de la compañía de una mujer, he caído bajo el embrujo del cuerpo joven y hermoso de mi sobrina. Las imágenes vividas se van alternando unas a otras a velocidad de vértigo…sus manos, sus piernas, el vientre, los hombros redondeados, sus pechos como dos medios meloncitos…uhmm.

Hemos vuelto de la piscina los dos muy excitados con intención de ir más allá. En el ascensor, Andrea se ha atrevido a meter su mano en mi bañador para sacármela fuera y jugar con ella. A mí me ha dado miedo y le he pedido que se esperara un minuto hasta llegar a casa.

Los planes se ha desbaratado completamente cuando al llegar a la vivienda, hemos visto que su madre estaba en casa y no podíamos continuar de ninguna manera. Andrea ha pasado casi todo el día sin salir de su habitación y sólo hemos coincidido en la cena.

—    Este es mi primer mensaje para mi querido tío. Estoy en la cama…hace mucho calor…no tengo sueño…¿Qué puedo hacer? —

Pocos minutos después de que se haya ido a su habitación, entra en la cuenta que me acaba de crear este perturbador mensaje. Yo estoy sentado frente al televisor junto a mis cuñados dejando pasar el tiempo a ver si refresca antes de irnos a dormir en esta cálida noche de verano.

—    ¿Te gustaría venir a abanicarme un poco? Siento mucho calor y no sé cómo remediarlo. En esta situación, tu ¿qué harías? — insiste en un segundo mensaje

Hago intención de escribir algo para contestarle, me detengo en seco al oír a mi cuñada decir:

—    No me digas que tú también te vas a enganchar al móvil. Anda, déjalo en silencio y vamos a ver la película tranquilamente que ya no tienes edad para esas cosas.

Le hago caso a medias, he puesto el móvil en una posición que puedo ver si entran nuevos mensajes sin que ellos se den cuenta. El juego que ha iniciado mi sobrina me tiene sobre ascuas, como una media erección casi permanente, que me demuestra que mi cuerpo esta vivo todavia, y que a pesar de los malos ratos pasados, siente ganas de darse unas alegrías con el bomboncito de mi sobrina.

—    Hablo con mi novio y no me excita tanto como tus manos llenas de crema sobre mi espalda—

—    ¿Qué es lo que más te gusta de mí?¿Qué dices de mis pechos? —

Son algunos de los mensajes que me van entrando que me obligan a esconder el móvil para poder seguir viéndolos, sin llamar la atención de mis cuñados que permanecen atentos a la tele. Continúan los mensajes…

—    Tu polla me ha impresionado mucho. No me la esperaba así. Que gordaaaaa…Estoy impaciente por tenerla—

—    Iremos mañana a la piscina juntos? Mi madre irá a la peluquería y estará un par de horas fuera…uhmmm—

Estoy alucinado viendo como una mujer tan joven se desenvuelve con tanta naturalidad y desparpajo. Yo llevaba mucho tiempo dentro de la estabilidad de una pareja y no conocía que las cosas hubieran evolucionado tanto y tan rápido. Aparentemente, mi sobrina no tiene ningún recato para tirarle la caña a un hombre bastante mayor que ella, familiar y que vive en casa de sus padres.

Me ha impresionado tanto que me tiene descolocado y solo tengo un pensamiento en la cabeza: Quiero follar con ella… de muchas formas…gozando de su cuerpo y abriéndola por completo… tanto mental como físicamente.

Durante uno de esos intermedios interminables, me levanto del sofá, le digo a mis cuñados que tengo sueño, que la película no me gusta demasiado y prefiero irme a dormir. Me dirijo hacia mi habitación que esta junto a la de Andrea, me pongo cómodo y espero a que entre algún otro mensaje parecido a los anteriores al que pueda contestar, ahora ya sin el control de sus padres.

Pasan los minutos y no hay novedad. Pongo la oreja pegada a la pared pero no se oye nada. ¿Se habrá dormido?. Con las ganas que tenia de hablar con ella aunque fuese por Telegram. Me he excitado mucho leyendo sus mensajes picantes y ahora esto no tiene otro remedio que…

Voy a ver si hay luz en su habitación…. Ambas habitaciones están situadas en un extremo de la casa. De ambas se sale a un pequeño balcón compartido. Abro la puerta y cuidadosamente me acerco a mirar por el hueco que deja libre la cortina. Me sorprendo a mí mismo haciendo lo que haría un adolescente por espiar a alguna primita de visita en su casa.

Mi atrevimiento tiene su premio, Andrea esta recostada sobre el cabecero y la almohada, los pies apoyados sobre la cama y las piernas formando un puente.  Una mano la tiene sobre el top del pijama, sobre el pecho, y la otra directamente sobre la braguita pues no lleva el pantalón puesto.

No me cabe la menor duda que se está tocando por encima de la tela y lo más sorprendente es que lo hace manteniendo la conversación con alguien, quizás con su novio, practicando sexo online. Lleva el auricular inalámbrico, de vez en cuando coge el móvil y habla. Yo no esperaba encontrar algo así, y tengo la tentación de volver a mi habitación y dejar todo como está. ¿Donde va un maduro como yo con una chica tan joven y bonita?

Sin embargo, lo que veo me gusta tanto que y decido quedarme agazapado, mirando como se toca el coñito. Pasa el tiempo, ella sigue tocándose y hablando con alguien. Mete la mano bajo la braguita y le va cambiando poco a poco la cara. Está claro que su rico masaje le está haciendo efecto …a ella y sobre todo a mí también.

Frota y frota con suavidad pero con determinación…se va a correr delante de mis narices. Las piernas que mantiene separadas, las cierra aprensándolas entre sí para aumentar la presión que siente sobre su vulva al atrapar su mano. Lo repite varias veces hasta que por fin le viene su orgasmo, culea descontrolada hacia arriba varias veces, como si la cama le quemase el culo, luego se echa hacia un lado adoptando la postural fetal para seguir apretando fuerte.

Vuelta a la posición bocarriba, más espasmos, culo botando y piernas que se abren y cierran como si estuviesen fuera de control. Mi sobrina se ha corrido bien a gusto, y he estado para verlo, me he puesto como un burro. La veo echada sobre la espalda, mordiéndose el labio, respirando mas tranquila, los ojos cerrados y pasando la mano dulcemente sobre la braguita.

No se me ocurre nada mejor que mandarle un mensaje para ver como reacciona. El sonido del mensaje entrante la pone en alerta, deja de tocarse coge el teléfono y mira la pantalla.

—    Andrea, tienes un cuerpo precioso— es mi primer mensaje para ella.

Sonríe y enseguida me contesta:

—    Ahhh, si…¿te gusta? ¿Qué harías si me tuvieses junto a ti? Me debes un orgasmo…esta mañana me pusiste a cien…y me dejaste esperando…y encima te pones a ver la telecon mis padres—

—    Ahora que estas haciendo…estas en tu habitación y ¿tienes la mano alrededor de esa polla gorda que me has enseñado? ¿te vas a pajear pensando en tu sobrinita?...jejeje que malote eres— escribe con una habilidad prodigiosa de sus dedos sobre la pantalla del teléfono.

—    Si, siii…cierro los ojos y te veo desnuda— le escribo yo

Sin saber que realmente la estoy viendo por la ventana se quita el top y las braguitas, se acomoda y escribe:

—    Estoy desnuda sobre la cama…estoy muy caliente…haré las cosas que tu me digas…¿te atreves a guiarme? —

—    Sip…vamos…cariño…lo estaba esperando—.

—    Ponte cómoda…pasa las manos por tu cuerpo. Empieza por tu pecho, rodea las curvas. Coge el pezón entre tus dedos y pellizca suavemente. Estira y estimúlalos—

—    Lleva la mano hasta el vientre y húndela entre las piernas hasta encontrar el principio de la rajita. Quédate ahí, aprieta, mueve la mano lentamente describiendo un círculo. Notaras como tu clítoris responde. Busca el ritmo, la presión y la dirección en los movimientos que más te guste—

—    Separa los dedos índice y medio, pon uno a cada lado de la raja desplázalos hacia abajo sobre cada uno de los labios. Luego lo traes hacia arriba. Lentamente. Tu clítoris no es solo el punto durito que sobresale, tiene dos patas que abarcan toda la entrada y se también se prolonga por la parte interior. Debes estimularlo todo—

—    Así, muy bien… ves lo que te digo—

Mientras dirijo sus movimientos observo cómo reacciona su cuerpo y como su carita refleja las sensaciones que va experimentado. Yo tengo una erección tan enorme que no recuerdo la última que se pueda comparar con ésta.

A partir de ahí, Andrea se dispara y toma la iniciativa. ¿qué me habrá hecho pensar que necesitaba mi ayuda para hacer vibrar a su cuerpo? ¿Quién lo puede conocer mejor que ella?.

Veo como se toca, como se da placer, es una maravilla…me encanta ser su mirón…

—    Recoge la gotita que sale al final de la raja y repártela sobre los labios— le digo para seguir guiando sus movimientos.

Mi exceso de confianza me ha traicionado, de forma impulsiva cierra las piernas, se pone el brazo por delante del pecho, mira a su alrededor y fija la mirada en la ventana. Se ha dado cuenta que no solo la guio con el teléfono sino que la estoy viendo.

Es el momento de dar la cara y salir de mi escondite. Tras un interminable momento de incertidumbre, reconoce mi atrevimiento, lo acepta y por fin decide que su tío merece una buena sesión. Se acomoda de nuevo, se coloca justo enfrente de mi y me dedica su masturbación.

Primero un dedo, después dos, hacen su delicia y la mía. Se los mete y saca con buen ritmo, de vez en cuando vuelve al movimiento circular sobre el clítoris que hace que ponga los ojos en blanco en varias ocasiones. Alterna los movimientos y cada vez está más fuera de si.

Siento que quiere rematar su masturbación con algo especial.

Se baja de la cama se pone en cuclillas a solo medio metro de la puerta del balcón y se empieza a frotarse con energía. A los movimientos sobre los labios de arriba y abajo, se unen otros de lado a lado como un movimiento pendular sobre la parte superior de la rajita, dando unos intensos toques laterales a la cabeza del clítoris.

Dedos dentro y dedos fuera, arriba y abajo aplastando los labios humedecidos, y luego un intenso movimiento lateral llevando el clítoris a izquierda y derecha. Todo esto para mí, jadeando, mordiéndose los labios y  acompañándose con los movimientos de cadera.

Tiene un segundo orgasmo…tan intenso que pierde el equilibrio y se  queda sentada en el suelo. Se mezclan unas risas con una generosa sensación de placer.

—    Andrea, ábreme la puerta… esto no puede terminar así— le digo a través del cristal enseñándole como se me ha puesto la polla mientras la estaba observando.

Deverano.

Mañana subiré la continuación.