Un viernes cualquiera en el cine
De como un hombre entrando a la tercera edad conoce a un muchacho en el cine que le hace cambiar todos sus esquemas de vida y lo inicia en los incomparables placeres de la homosexualidad.
La historia que voy a relatarles aunque parezca inverosímil, es cierta; y es una demostración más de que eventualmente en la vida suceden hechos que van tan lejos como en la ficción o más. Estos hechos muchas veces son fatales o como el presente, aunque ha derrumbado todos mis esquemas, ha sido una experiencia maravillosa de impredecibles consecuencias.
Tengo 62 años, divorciado, vivo solo y hacen 2 años aproximadamente que terminó mi última relación estable, frecuento eventualmente algunas amistades y hasta el viernes de la semana pasada no había tenido fantasías o encuentros homosexuales.
El día viernes decidí ir al cine a ver una película de de acción, así que a la diez de la noche me dirigí al
Multicine. Al llegar fui a la boletería a comprar la entrada correspondiente, tratándose de la última función había solamente dos parejas en las distintas ventanillas, por lo que me dirigí a la cuarta que estaba vacía en ese momento. En ese momento me di cuenta que al lado estaba parado un muchacho de unos 24 años, alto, delgado, de tez trigueña, y lo que llamaba profundamente la atención es que estaba completamente vestido de negro. Una casaca ligeramente entallada bastante larga, que resaltaba su agradable cuerpo, una camisa de algo parecido a seda negra y pantalones y zapatos negros. Muy bien peinado y con un pequeñísimo ara en su oreja. Era imposible, al menos para mí, observarlo y sin sentir ningún tipo de deseo, admirarlo; no me cabía la menor duda que era el primer metrosexual que veía.
Cuando estaba en plena observación levantó la vista y me sorprendió mirándolo en esta forma un poco descarada, me dirigió una sonrisa burlona. Sentí que mi cara hervía y estoy seguro que me había sonrojado como seguramente no me había sucedido desde los 15 años, no puedo explicar la vergüenza que sentí y lo peor fue la sensación de quedar mal con alguien que en ese momento me percaté que me agradaba mucho, dar cuenta de esto hizo que me turbara aún más.
Ya no levanté la vista y proseguí a la boletería a comprar la entrada. Pagué con un billete de alta denominación, para poder recuperar la compostura mientras me daban el cambio, pues para ir a la sala tenía que pasar al lado del muchacho. Efectivamente al pasar el me buscó la cara y me sonrió con simpatía y me hizo un guiño; este hecho me hizo sentir contento y me hizo devolverle la sonrisa e inexplicablemente el guiño.
Ya, sin prestar mayor atención al incidente, ingresé a la sala correspondiente; encontré que la luz estaba todavía encendida y pude percatarme de que no habían más de catorce personas en ella, todas ellas sentadas mas o menos hacia el centro de la sala. (Como en muchos de los Multicines modernos las localidades quedaban en un plano casi vertical y la pantalla demasiado grande para mi gusto me daba la impresión de quedar demasiado cerca de las butacas.) Como siempre que tenía la opción de escoger, me senté en la penúltima fila, lo que me colocaba lo más lejos posible del ecran y en este caso de la escasa concurrencia. Casi de inmediato se apago la luz y empezó la proyección de algunas propagandas y las sinopsis de las películas que proyectarían próximamente.
Cuando habían transcurrido unos diez minutos del inicio de la película noté que alguien entraba a la fila en que estaba sentado y cuando observé quien era, noté que era el muchacho de negro y me dije "Existiendo tanto lugar por qué justo tiene que venir por acá", y lo peor fue que había decidido sentarse justamente en el asiento contiguo. Antes de tomar asiento procedió a quitarse el saco y al proceder a colocarlo en la butaca de su lado, me golpeó la cara con una de las mangas del saco.
Antes de que yo pudiera reaccionar en cualquier forma y dado que él se había sentado muy rápidamente, escuché que murmuraba muy cerca de mi oído:
Por favor discúlpame, ha sido completamente involuntario.
Y en ese momento colocó su mano sobre mi muslo. Yo quedé completamente sorprendido y bajé mi mano para tratar de retirar la suya, y voltee la cara para manifestarle mi sorpresa y rechazo por su actitud, pero antes de poder decir cualquier cosa me encontré con su cara bastante cerca de la mía y me llamó tremendamente la atención notar que su boca tenía un brillo en la oscuridad, de un color plateado que con el reflejo de la iluminación de la película hacía aun mas hermoso su rostro.
El efecto de su mano y la belleza que estaba viendo hicieron que sintiera una sensación de placer que se reflejó en el inicio de una erección. Esos segundos de vacilación permitieron que acercara su rostro al mío con lo que parecía que tuviera la intención de besar mis labios. Instintivamente yo me aparte, no solamente la cara, sino también todo el cuerpo; lo que permitió que él con la mano que tenía libre levantara el descansa brazos del asiento y de inmediato tomara mi mano que hasta ese momento todavía había estado sobre la suya que descansaba en mi muslo.
Con toda suavidad y sin ninguna resistencia o comentario de mi parte, colocó mi mano en su entre pierna y yo sentí como un tremendo escalofrío de sorpresa al darme cuenta que estaba agarrando su miembro que salía libremente de su pantalón y en un estado de casi erección. En ese momento también me di cuenta que su mano ya no se encontraba sobre mi muslo, sino que la había movido y ahora se encontraba acariciando suave y rítmicamente mi glande por encima del pantalón.
Los hechos ocurrían tan velozmente que realmente me daba la sensación de estar en un sueño, sin poder llegar a tomar conciencia total de lo que sucedía; sabía que todos mis instintos animales estaban en estado pleno de alerta, sabía que mi sexo estaba absolutamente erecto, que mi mano estaba acariciando con gran gusto el sexo de otro hombre, sabía que era un hombre que me parecía hermoso y al cual deseaba totalmente y por último sabía que estaba totalmente feliz y lo mas importante; que quería más. Entonces mecánicamente di la vuelta a mi cabeza para buscar su boca.
Él se dio cuenta de mis intenciones, entonces con la boca prácticamente cerrada y con la punta de la lengua apenas apareciendo se acercó y rozó mis labios. En ese momento sentí un fuerte jalón a mi cabello que me obligó a separar la cabeza e inmediatamente una presión hacia abajo que colocó la misma o quizás mejor dicho mi boca en la cabeza de su ya completamente erecto sexo. No necesite ninguna experiencia para abrir mi boca y empezar a pasar mi lengua por él, luego de por supuesto retirar mi mano que hasta ese momento había estado con gran gusto acariciándolo. El sabor algo salado de su cabeza en mi boca terminó por despertar hasta el último de mis instintos y la urgencia de tratar de complacer las expectativas de este muchacho que me estaba produciendo tantísimo goce.
No podría saber si lo logré pero se que bese, lamí, lo introduje en mi boca hasta que chocara con mi garganta, hice todo lo que se me ocurrió y supongo que algún éxito tuve porque estoy seguro de haber sentido algunos ronroneos de satisfacción. Después de unos seis a ocho minutos de esta felicidad retire mi cabeza y me erguí y de frente busque su boca para iniciar un largo y apasionado beso. Debo confesar que ha sido el beso mas maravilloso que he tenido en el transcurso de mi larga vida. Nuestras lenguas penetraban y llenaban completamente nuestras bocas. ¡Que Delicia! Cuando hubo que separase para tomar aire, él me miró a los ojos y por supuesto no me lo pidió sino que más fue una orden:
¡Te espero en el baño, Ya!
Y diciendo esto se levantó y poniéndose su saco empezó a salir.
Me tomó un momento el acomodarme un poco el pelo y sin ningún tipo de vacilación me dirigí hacia los baños. La última puerta de los reservados estaba medio entornada, por lo que fui hacia allí y abrí un poco más la puerta para ingresar. Allí estaba él solamente con su camisa de seda negra y ya completamente desnudo de la cintura hacia abajo mostrando su moreno cuerpo delgado, con una pequeñísima franja un poco más clara, que indicaba claramente el tamaño pequeñísimo del bikini que debía usar en la playa, completamente afeitado y con su maravilloso órgano sexual totalmente erecto. Cerré la puerta con picaporte y ardiendo de deseo me arrodille delante de él y empecé a besar y chupar su lindo sexo. No sabía si alguna vez había sentido tanto deseo anteriormente y mi único pensamiento era ser poseído por esta hermosa criatura que había trastocado todos mis esquemas. No importaba si era correcto o incorrecto, si era seguro o no, si el sitio era público. Solamente contaba mi desesperada ansiedad de sentirlo muy dentro de mí.
En ese momento el tomó mis hombros y con mucha suavidad me indujo a ponerme de pie, al quedar frente a él me empezó a besar con gran pasión y yo por supuesto correspondía con el mayor de los gustos. Sus manos descendieron y trataron de soltar mi correa, al darme cuenta de esta situación yo procedí a ayudarlo, por lo que muy rápidamente mi pantalón cayo hacia el suelo y yo continué bajando mi ropa interior, la misma que al pasar las rodillas descendió hasta los tobillos. Entonces el se separó y me alargo la mano en la que habían dos sobrecitos de condón y me dijo:
- Toma uno y póntelo para que no te ensucies
Mientras me lo colocaba el hacía lo propio y al terminar tomo uno de los tubos en su otra mano y lo destapó saliendo un tipo de crema, la que esparció generosamente sobre el condón que ya esta colocado. Yo sin esperar ni un minuto más giré y quedé de espaldas a él, inclinándome un poco para que mi ano quedara más cerca de su sexo y en una posición que se me ocurrió era mas propicia para por fin ser penetrado.
En aquel instante sentí que el introducía su dedo bien lubricado por mi ansiosa cavidad y jugaba un poco dentro de mi, seguramente tratando de dilatar mi hasta entonces virgen huequito. Su otra mano subía por encima de mi camisa con dirección hacia mi cuello y se notaba que en ella había algo redondo como una pequeña linterna, supuse que era el otro tubo que había visto en su mano y no le presté mayor atención. Entonces empezó a besarme y morderme el cuello y el lóbulo de mi oreja, ora suavemente, ora salvajemente y en momentos con mucha fuerza, lo que me hacía gemir de dolor y de placer. Ya no podía resistir mas por lo que bajé mi mano y retire la suya de mi parte posterior, tomando luego su pene y colocando su cabeza contra mi orificio; en una invitación franca y total de que me penetrara. Presionó y me pareció que no iba a ser un muy fácil que lo pudiera introducir por cuanto yo a pesar del tremendo deseo que tenia sentía como que mi ano se había fruncido.
No se si el pensó lo mismo pero lo cierto es que en ese momento sentí que su mano con el tubo llegaba a mi cuello y el empezaba como a sobarme el cuello con el tubito, hasta que después de un breve momento colocaba el tubo en forma perpendicular contra mi cuello y en ese momento sentí una descarga eléctrica que me dejó completamente suelto. Lo siguiente que me di cuenta es que es queso sexo estaba totalmente dentro de mi. Algunas veces había escuchado del dolor que sienten los hombres al ser penetrados por primera vez, la verdad es que no se si por mi edad o que yo únicamente sentía un inenarrable y maravilloso placer. No se si fue un segundo o una hora o una vida el caso es que nunca podré olvidar el haber aprendido lo que verdaderamente es la lujuria.
Nos fuimos casi juntos y al terminar, el sin decir palabra se limpió con un pañuelo que sacó del bolsillo de su saco que colgaba de un gancho que había tras la puerta. Se puso su pantalón y agarro su saco, sacó una tarjeta de algún bolsillo y la colocó en el bolsillo de mi camisa. Casi por compromiso nos besamos y el se marchó.
Me quedé un momento sentado en el inodoro pensando lo que había hecho, la vergüenza de de haber cometido la falta más grave que uno podía imaginar. ¡Que remordimiento! No sabía que hacer y en eso recordé la tarjeta que había dejado en mi bolsillo de la camisa. La saqué y decía: "Esto ha sido una muestra gratis" "Si quieres volverme a ver mi teléfono es el Nº xxxx y mi nombre es nnnnn. Estaré en esta ciudad 8 días más. Contribución voluntaria US$ 500.oo "
Que descaro, pensé. Pero de inmediato el lado oscuro de la mente me advirtió lo evidente: Tu cuenta de Ahorros se reducirá en US$ 500.oo en la próxima semana. Lo grave es que tenia la certeza que se cumplirá.