Un viejo saca la guarra que vive en mi

Nunca subestimes el placer que puede brindarte una persona mayor

Me gustan los hombres mayores, que puedo decir. Pero no creí que tener sexo con un hombre mayor de 70 años, sería tan exitante.

El señor Luis trabajaba en mi edificio, era el encargado de reparar fallas eléctricas, botes de agua y cualquier tipo de inconvenientes que se pudiera presentar en los apartamentos del edificio. Hace más de 10 años que conocía al señor Luis, ya que te go 10 años viviendo en ese edificio y el señor Luis, bueno. El ya es patrimonio del edificio.

Es un señor muy blanco, su cabello también es completamente blanco, es alto y aún luce muy bien en cuanto a su aspecto, se ve que en su juventud, fue un hombre muy deseado por la chicas, pues cada vez que coincidimos o tiene que reparar algo en mi apartamento, solemos hablar por horas, es un hombre bastante carismático y agradable.

Siempre hay un tema de conversación, siempre tenemos chistes para contarnos y anécdotas buenísimas por compartir.

El señor Luis y yo tenemos una muy buena relación de amistad. Entre tantas cosas que hemos hablado, prácticamente sabemos la vida completa de cada uno.

Una tarde en particular, estaba haciendo muchísimo calor y mi aire acondicionado se había dañado, inmediatamente llame al señor Luis, preparé un poco de café para recibirlo y platicar como siempre mientras comíamos torta o galletas y el hacía su labor de reparación.

Yo estaba en ropa interior, llegué del trabajo con mucho calor, me quité la ropa y y no me tomé la molestia de ponerme algo, después de todo, era el señor Luis, prácticamente familia, yo lo veía como mi abuelo.

Estaba en brasier deportivo y cacheteros, tengo una buena figura y un buen trasero, todo se deja notar muy bien.

Suena el timbre y por supuesto era el señor Luis.

Señor Luis: ¡Vaya! Haberlo sabido y me vengo en calzoncillos yo también jajaja --- Se echa unas risa--- Entonces, ¿Se ha dañado también la lavadora?

Entre risas y bromas, entra al apartamento y me dispongo a servirle café.

Yo: Disculpe mis fachas el día de hoy señor Luis, es que vengo de trabajar y me consigo con el aire dañado, el calor que traigo es fatal.

Señor Luis: No te preocupes, en la portería frío no está haciendo, si yo pudiera, también estaría en calzoncillos, ¿Pero quién va querer ver a un viejo como yo cuerpo pollo en calzoncillos caminando por todo el edificio? Jajajaja, a mí me pueden despedir, usted si puede ganar un par de admiradores más.

Yo: Por favor señor Luis, si tiene a las maduritas del edificio vueltas locas por sus huesos, o es que cree que yo no lo noto.

Señor Luis: Que le puedo decir señorita Lucia, estos encantos no se pierden así bde fácil.

Y nos reímos y seguimos platicando mientras tomábamos café.

Señor Luis: Entonces... ¿Qué le ha pasado al carcacho?

Yo: Pues no lo sé, llegué a casa lo encendí, empezó a oler un poco a quemado y lo apagué.

Nos acercamos al aparato se aire acondicionado que está colocado muy alto, me pongo delante del señor Luis para mostrarle dónde ví el humo, me estiré para tocar y señalar bien el área donde salió el humo, cuando me incline hacia atrás, mi cuerpo rozó un poco con el del señor Luis.

Yo: Oh, lo siento señor Luis.

Señor Luis: No se preocupe Lucía.

Cuando voltee, mi instinto me llevó a fijarme en su pantalón, y para mí sorpresa, tenía una erección bastante pronunciada.

Madre mía, no tenía idea de que a esa edad un hombre pudiese tener una erección de esa magnitud, por supuesto me excité y mi instinto guarro me llevó a querer provocar al pobre viejo.

Yo: ¿le ayudo con las herramientas señor Luis?

Señor Luis: Si no tiene nada mejor que hacer, un poco de ayuda no le vendría nada mal a este viejo.

El maletín con las herramientas estaba en el piso. Así que me agachaba sugerentemente, dejando todo mi culo a la vista del señor Luis para que lo apreciase mejor.

Lo rozaba por ratos, y algunas veces recogía las herramientas más cercanas a el, y las recogía de frente viéndolo a los ojos mientras me subía, para que mis tetas rozaran su entre pierna y que mi cara quedase a la altura de su boca.

Señor Luis: Debo decir, que si no fuera un vejestorio, creería que me está provocando joven lucía.

Me río pícaramente y le guiño un ojo, sin decirle absolutamente nada, me di cuenta que su erección seguía intacta.

Yo: ¿Puedo preguntarle algo señor Luis?

Señor Luis: Por supuesto, veamos que querrá saber que no sepa ya.

Yo: ¿Hace cuánto no tiene sexo?

Señora Luis: Pues... Diría que hace unos 6 años, ¿Quiere saber con quién?

Yo: Por su puesto, que morbo saber quién eso, debo conocerla.

Señor Luis: Con Amanda, la loca de los gatos de 8- A

Yo: No me lo creo... ¿Cómo fue?

Señor Luis: Pues un día llegó muy borracha, entró al portal para que la ayudara a subir las escaleras, y en cuanto llegamos a su piso se quitó toda la ropa me dijo que hiciera con ella lo que me diera la gana; yo la verdad ni la quería tocar, pues ella estaba muy ebria y no me considero de esa sub especie en particular, así que le expliqué mis razones del porque no lo haría, ella lo entendió y entro a su apartamento, pero al día siguiente en la noche, entró al portal solo usando una bata sin nada debajo, me dijo: "hoy no estoy ebria, y sigo queriendo que me hagas tuya Luis" así que no rechace la oferta y me la devore sin pensarlo. Al día siguiente su marido volvió de viaje y fingimos que nada pasó nunca entre ambos.

Yo: ¡Vaya! Jamás lo habría imaginado, que morbo, por lo que veo le gustó mucho, porque tiene una enorme erección y me reí.

El sonrojado puso sus manos sobre el pantalón "fue una experiencia única, que le puedo decir" me dijo.

Yo: señor Luis, ¿Puede cerrar sus ojos un momento?

Señor Luis: Espero que no sea para comerse mis galletas jajajaja

Me quité la ropa interior y dejé mi cuerpo exitado expuesto.

Yo: abra los ojos señor Luis

El se quedó perplejo, "¿Qué hace senorita Lucia?"

Yo: hágame suya señor Luis

Me acerque hacía el y puse sus manos en mis tetas, que ricas y suaves eran sus manos, el estaba sentado, así que le pedí que se parase de la silla, el obedeció, y me arrodillé frente a el, bajé su bragueta y le saqué el pene del pantalón, su pene era grande, y la erección era bastante firme, tenía un olor divino, así que me lo lleve a la boca sin pedir permiso, solo lo hice.

"Aaaaahhhh" fue lo que escuché, ví fijamente al señor Luis, encerró sus ojos, tomó mi cabello y puso su cabeza hacia tras, enfocándose en el placer, mientras empujaba suavemente mi cabeza.

Me estaba disfrutando ese pene, como su fuera un dulce, lamía todo el tronco, no chupaba succionaba su glande, le daba palmadas con la lengua, lo másturbaba, lo sacaba completo y lo pegaba en mi cara dando pequeños golpecitos en mis mejillas, boca y frente.

Empecé a masturbarlo con una mano, mientras mi boca tenía su glande y mi otra mano estaba en mi vagina masturbándome también.

Señor Luis: ¿Me permite correrme en su cara? Porque estoy a punto.

Yo solo aceleré los movi

mi

éntos y sonreí, mientras veía su chorro de semen correr directamente en su cara.

"Ssshhhh, aaaaah! Que rico"

Me limpie el semen con los dedos y luego los llevé a mi boca, me lo chupé todo, luego subí y empecé a besarlo mucho, nuestras lenguas jugaban y se entrelazaban, debo decir que el señor Luis es un gran besador, a parte de ser un semental.

Lo tomé de la mano y lo llevé hasta mi cama,  me subí sobre el y antes de intentar hacer nada. Me tomó por el culo y me subió hasta su cara, dejando mi vagina en su boca, empezó na chuparme, succionar, meter la lengua y los dedos, jugaba con mis tetas me daba nalgadas.

Señor Luis: Niña me tienes mal, que guarra eres, podría tenerte todo el día en mi boca comiéndote este rico coño.

Yo: Señor Luis por favor, comase mi coño, escupame, hágame suya, tenía mucho tiempo deseándolo

El señor Luis aceleró los movimientos de su boca y me daba muchas y fuertes nalgadas, cada vez que me daba en las nalgas, sentía que me quemaba de lo fuerte, pero no me importaba, me encantaba.

Sentía el orgasmo aproximarse, lo tomé del pelo e inunde su boca con mis fluidos, los espasmos no tardaron en llegar y el señor Luis lo dejaba de chuparme, me hacía temblar muchísimo, había alcanzado el climax.

Me quité de su cara y lo besé, sus besos sabía a mi vagina y mis besos sabían a si pene, era riquísimo.

Nos besamos desenfrenadamente, lamía sus ojeras y besaba su cuello, al oído le susurré.

"Te gustaría romperme el culo*

Inmediatamente se posicionó en mi espalda y me puso a cuatro patas, empezó a chupar mi culo y estimularlo, metía su lengua, metía sus dedos poco a poco, pasaba la cabeza de su pene por mi culo, me escupía saliva, presionaba su pene contra mi orificio, empujaba y sacaba, volvía a chupar, volvía a escupír, posicionaba su pene. Empujaba y sacaba, así estuvo un buen rato hasta que le grité: "rompemelo ya"

Boom! Sentí la embestida ¡Aaaaaaahhhhhhh! El dolor era desgarrador, el señor Luis se asustó y casi saca su pene.

Yo: No pares ahora Luis, solo metelo y dame más fuerte que me encanta, soy tu puta..

El senor Luis aceleró sus movimientos pélvicos, me daba esas fuertes nalgadas que marcaban mis nalgas, me embestida muy duro, yo sentía mi culo completamente lleno de su pene, oooh! Si, que rico dame mas dame más

"Quien es mi puta, quien es mi putita, grita mi nombre perra, gritalo para mí"

Luuuuuiisssss, revientame más el culo Luis, oh siiii, me encanta viejo. Pégame por favor, pégame fuerte. Revientame toda.

El señor Luis estaba muy exitado, así que llenó mi culo de leche, pero no sé detenía, cada vez me daba más duro,  empecé a frotar mi vagina, y me deje venir en un increíble squirt, mojé toma la cama, Luis saco su pene de mi culo y empezó a chupar mi corrida, lamía la cama, chupaba mi vagina, frotaba mi clítoris, mis espasmos no se detenían, yo gritaba de desesperación, Luis mordía mis tetas yo masturbaba su pene, nos besamos y caímos rendidos.

Unas horas después me desperté y Vi que un Luis desnudo estaba a mi lado, dormido. Su pene que estaba recogido, lucía pequeño y lado, yo le di un beso. Y lo abracé nuevamente para volver a quedarme dormida, abrazando a ese viejon que tanto placer me había brindado.