Un viejo amigo

Cuando todo parece ser tan monotono o rutinario las cosas pueden cambiar cuando una menos lo imagina y hasta motivarte para seguir adelante con un poco de chispa fuera de casa que te motiva y enciende tu libido

VIEJO AMIGO…

Esta historia está llena de calidez, sorpresa y erotismo dejándome un grato recuerdo por lo atrevida e inesperada que resulto…y es que había pasado mucho tiempo ensimismada con mi trabajo y en la rutina de mi casa haciéndome yo misma la vida pesada sin darle importancia a mis inquietudes con todas mis emociones apagadas sin motivación.

En el trabajo las cosas iguales todos los días con la misma monotonía sin que se diera algo interesante…necesitaba algo sin saber por dónde empezar conformándome con lo que tenía en casa por el momento mientras encontraba alguna solución.

Así se me ocurre salir de compras para olvidar un poco mi situación cuando me encuentro un viejo amigo al que no había visto desde hace mucho tiempo y a los dos nos dio mucho gusto vernos, él estaba muy cambiado ya no era el chaval delgado de cabello largo que conocí, había embarnecido  y su cabello pintaba canas  por lo demás seguía siendo igual de alegre como cuando lo conocí.

Platicamos unos minutos como queriendo contarnos todo pero era imposible, mejor decidimos hacer una cita en un café para charlar con calma viéndonos al día siguiente como quedamos siendo una tarde muy agradable con tantas historias contadas recordando viejos tiempos y hasta intimidades pasadas.

Él me conto de su divorcio que se le dio sin mucha pena porque a su decir su relación ya no funcionaba decidiendo separarse por salud mental en tanto que emprendió un negocio con buenos resultados dándose tiempo para divertirse como podía.

Yo por mi parte no le deje ver mi monotonía cotidiana, más bien le di a entender que en mi vida las cosas marchaban de maravilla no tenía por qué enterarse de mi estado de animo a la baja y en cierta forma por mi casa las cosas bien con mi pareja, mi casa y mi trabajo con relativa estabilidad.

Después de unos días nos volvimos a ver en el mismo lugar para charlar tan divertidamente que se pasó el tiempo volando hablando con tanta soltura y picardía que disfrutamos esos momentos de lo lindo, por un momento sentí como si desaparecieran mis pesares y bien que me hacía falta.

A mis cuarenta y pico no andaba buscando alguna aventura si así fuera no me faltaban pretendientes con mis formas bien definidas que me han valido para tener amigos casuales.

Mi amigo de antaño continuo conmigo con las citas a las que yo asistía con gusto, me agradaba oír sus bromas y sus halagos que según yo no tenían ninguna pretensión sin faltar insinuaciones veladas muy propias de cualquier hombre que nos animaron a tocar temas íntimos sobre nosotros de las aventuras suyas y mías a lo largo del tiempo.

A esas alturas yo me sentía inquieta con absoluta discreción igual nunca me presente a ninguna cita vestida de manera sugerente o provocativa siempre asistí muy formal y una tarde sin más se me propone como hombre tan de sorpresa que no dije nada, no sabía que contestar algo que él considero como una posibilidad  invitándome para que lo acompañara abordando su auto que condujo hasta su casa.

Tan pronto llegamos la seducción se dio sola con besos y caricias me desnudo por completo para llevarme a la cama tan emocionado que sentía su inquietud de hacerlo conmigo entregado por completo  a la tarea no dejaba de besarme cada centímetro de mi cuerpo con especial atención en mi sexo. Así primero mis piernas las tenía sobre sus hombros mientras relamía mi clítoris y mi vulva haciendo que flotara emocionada luego las extendió abriéndolas por completo y me penetro hasta el fondo follando y follando intensamente llevándome al clímax de maravilla dejándose venir dentro de mí y terminar recostado sobre mi cuerpo hasta relajarse. Hasta ahí creí que era todo pero luego de unos minutos reemprendió la faena con mimos y caricias parecía colegial entretenido con mi cuerpo...sudoroso por su esfuerzo y emoción procurándome en todo momento sin dejar de besarme me acariciaba y me follaba arremetiendo intensamente con energía una y otra vez, me tenía recostada boca abajo sobre la cama con las nalgas paradas le recibí su miembro abrazado a mi cuerpo cuando apretándome con fuerza me arroja su leche por segunda vez y se rendido por completo.

Después las cosas siguieron como de costumbre en mi casa y mi trabajo con escapes ocasionales sin llamar la atención, ya conocía el camino y nuestros encuentros eran formidables con novedades que me distraían de mi rutina disfrutando de su compañía. En una ocasión me invita a comer en un restaurante con privado que aprovechamos muy bien mientras se pudo con mis pantaletas en mi bolsa de mano y mi vestido a la cintura lo cabalgue de ricura sentado en una silla y ya excitado me carga  sosteniéndome de los muslos con su pene en mi vagina como si fuera una tranca se puso de pie meciendo mi cuerpo limando su verga en un mete y saca agitándome como muñeca de trapo para terminar de rodillas con su miembro en mi boca hasta dejarme su sabor y su aroma con su leche hasta la última gota.

Un par de días después conocí su negocio de administración de bienes raíces un lugar organizado desde la recepción y a la vista de las colaboradoras nos  encerramos en su oficina como si se tratara de hacer  un negocio y sin perder el tiempo me recostó en el escritorio con mis pechos  fuera de la blusa y mi falda en la cintura me follo en silencio mientras yo apretaba mis labios ahogando mis gritos totalmente excitada  hasta quedarse vacío  por completo, luego de todo me ajuste la ropa retirándome del lugar tan formal como había llegado...habíamos pasado unos minutos tan intensos en la privacidad de su despacho  sin que nadie lo imaginara.

A esas alturas yo me sentía diferente por completo muy plena y muy motivada por esas reuniones que terminaban en relaciones sexuales donde menos imaginaba, escapes discretos muy cálidos sin hacernos evidentes por nada como cuando me llevo a conocer una casa amueblada para rentar, un lugar bonito con todos los servicios puestos lista para habitar  donde no reparamos en nada para nosotros recorriendo desde la estancia, la cocina y las recamaras completamente desnudos sin enfado, era el lugar perfecto con el argumento de presentar la propiedad para hacer el negocio y ni quien se entere de lo sucedido. Así llegamos al lugar varias veces para hacer la tarea que bien valió la pena mientras se pudo.

No era para menos vernos en esa casa ahí pudimos alargar el tiempo, desbordarnos por completo sin prejuicios ni preocupaciones, mi amigo se volvió mi cómplice sin compromisos ni romances, teníamos clara nuestra  libertad: por mi parte atender a mi marido en casa y por su parte atendía a sus amigas cada que podía con el espacio suficiente para vernos ocasionalmente.

Ahora que ha pasado el tiempo me siento formidable con un poco de chispa mis relaciones en casa cambiaron  regresando al erotismo de antaño muy motivados mi marido y yo tenemos encuentros muy cálidos sin dejar de lado escaparme de vez en cuando con amigos casuales o no con absoluta discreción.