Un viaje por Egipto
Aún no estan descubiertos todos los tesoros del viejo Egipto.
Me llamo Edaim, soy natural de Libia pero actualmente resido en un barrio de El Cairo, aquí, vivo con mis abuelos y aunque siempre he intentado no aferrarme a esta tierra he de reconocer q nunca he tenido espíritu de aventurero. Es más. a mis veintitrés años no había visitado las famosas pirámides, el orgullo de nuestro país y le centro de todo turista que se decide a visitarlo.
Sobre mi no hay mucho que contar, no soy diferente que cualquier muchacho de mi edad que intenta ganarse la vida en los mercadillos de esta gran ciudad, mi oficio quizás es el mas antiguo de la tierra, intento tomar prestado los bolsos de las turistas despistadas, pero he de decir en mi defensa que nunca cojo mas de lo que necesito, aunque casi siempre con mis abuelos y aunque siempre he intentado no aferrarme a esta tierra .He de reconocer que nunca he tenido espíritu de aventurero, es mas, a mis 23 años no había visitado las famosas pirámides, el orgullo de nuestro país y el centro de todo es todo.
Es sabido por toda la gente que en la época de vivimos ya han sido desenterrados todos los tesoros del gran Egipto, en la edad de mis abuelos los ladrones de tumbas saqueaban con todos los rincones de este gran desierto, pero en el corazón de esta gente aun se ilumina la esperanza de hallar la última tumba y quizás la verdadera y gran esposa real Sat-ra, muchas tumbas han sido bautizadas por este nombre ,pero según mi abuelo Hadorm, aun no ha sido hallada, mas aún, cuentan los ancianos del lugar que en su interior se encuentra el tesoro de los tesoros ,y que fue la perdición de Ramses el cual fue castigado por el Dios Geb...
En mis fechorías siempre me acompaña mi leal amigo Hurim. Por desgracia mi abuelo no ve con buenos ojos nuestra amistad, pero la amistad que nos une a Hurim y a mi es mas fuerte que todas las reprimendas que mi abuelo pueda regalarme y últimamente es muy generoso.
La ilusión de cada habitante de esta ciudad es viajar una vez en su vida al Valle de los Reyes y visitar las tumbas de nuestros antepasados, y como no, buscar la tumba de Sat-ra. Mucha gente lo ha intentado y nunca se ha encontrado, pero el padre de Hurim, Zamez, cuenta que una vez tras cinco días en el desierto de Libia encontraron un viajante en un lamentable estado de deshidratación el cual a duras penas se le oían unas palabras -la sagrada tumba esta en el Valle de los Reyes y no en el Valle de las Reinas donde todos los saqueadores buscan
Una de los noches que acostumbrábamos a dormir en el tejado de la humilde casa de mi abuelo, Hurim y yo hablábamos de lo que haríamos con el tesoro que tendríamos al encontrar la tumba de Sat-ra, dicho esto hicimos un juramento dándonos un corte en la palma de la mano uniendo nuestra sangre, el juramento decía que al cumplir veinticuatro años iríamos al valle de los reyes y buscaríamos la tumba.
Pasaron días, semanas y meses hasta que una tarde Hurum y yo cogimos unas mochilas y nos dispusimos a emprender nuestro viaje a Tebas donde esta el Valle de los Reyes, no sabíamos como llegar hasta allí, sin dinero y con la poca comida que podíamos llevar con nosotros, pero nos daba igual es no importaba.
Salimos a pie esa misma noche dirección El Glza, había unos 40 kilómetros, casi no paramos en toda la noche y así, pronto llegamos, nos dirigimos a una especie de embarcadero e hicimos una balsa con unos simples tablones y dos troncos que hacían de amarre, pero era la única forma de hacer la travesía por el rió Nilo. Allí convencimos a un pescador llamado Josmel para que a cambio de trabajar en su pequeña pero segura barcaza nos acercara lo máximo posible a Tebas. Al día siguiente atracamos en el puerto de un pequeño pueblo llamado Memfis, era bonito pero extraño, en sus bajas casas no habían ventanas, supuse que eran así debido al contraste tan extremo del abrasador calor de mediodía y las heladas nocturnas que soportaban sus habitantes.
A la mañana siguiente y con el primer sol salimos para Bani-Swaif, la travesía iba muy rápida, ya que en esa época el Nilo esta muy caudaloso, ese mismo día pasamos junto a la costa de Assuit y Sohag, pero Josmel esquivo sus puertos debido a viejas rencillas, esa misma noche por fin llegamos a Quema, era nuestra ultima parada antes de llegar al Valle de los Reyes, pero aún nos quedaban dos horas de andadura por el desierto para llegar a Tebas.
Nuestras ansias de ver acabado nuestro viaje era tal que Hurim propuso partir esa misma noche y así fue, nos despedimos de Josmel y agarrando nuestras mochilas partimos dirección a Tebas, el camino era lento debido al frió y viento pero nuestro paso era firme, no nos encontramos a nadie en el camino, pudimos vivir la sensación de soledad que relataban los sabios ancianos , de cuando, peregrinos tiempo atrás decidían descansar ,de su largo viaje ,en las posadas del Cairo ,pero esa sensación mas nos empujaba a no parar y seguir nuestra búsqueda
Estábamos subiendo una inmensa duna cuando levantamos la mirada y por fin vimos las luces de Tebas, daba aspecto de una ciudad pequeña, sus casas eran muy sencillas y del mismo color que la arena del desierto, Hurim levanto el brazo y señaló la orilla del rió Nilo, lo seguí con la mirada y ahí estaba El Valle de los Reyes ,aun a la distancia que estábamos nos pareció increíble que nuestros antepasados construyeran tales monumentos .Aceleramos nuestro paso y pronto nos encontramos en la pirámide de Ramses, supimos esto por la estatua que guardaba la puerta, era el mismo Ramses que nos miraba fijamente cuidando nuestros pasos, la sensación era tan fuerte que nos paralizo, nos miramos Hurim y yo y observando un mapa que su padre escondía pudimos ver que justamente en la entrada de la pirámide había dibujada una mujer con cabeza de hombre, eso nos extrañó porque según los pergaminos y sus interpretadores nos decían que ninguna mujer entra en el Valle de los Reyes.
La entrada era muy alta tanto que casi nos caemos de espaldas al intentar seguirla con la mirada, siempre vigilados bajo la mirada de Ramses ...Encendimos las linternas y nos adentramos por la inmensa puerta, nos encontrábamos en un largo y oscuro pasillo, en sus paredes habían jeroglíficos egipcios intentando decir algo ,esos dibujos eran perfectos, toque uno de ellos y pude notar que las pinturas estaban como labradas, seguimos el pasillo , llegamos a unas escaleras poco pronunciadas, las bajamos y nos llevo a una sala cuadrada pero muy alta , el aire estaba muy viciado pero eso no nos detuvo, el techo representaba unos dibujos sobre motivos religiosos pero lo extraño es que esos sacerdotes empuñaban cuchillos, recorrí la pared con la mirada y ahí estaba la mujer con cabeza de hombre que había en el mapa del padre de Hurim, me acerque y pude ver que los ojos de aquella figura dibujada eran infinitamente verdes parecía que tenían vida, acerque la mano hacia ellos y los toque con la yema de mis dedos, una sensación de escalofrió recorrió mi cuerpo cuando justamente delante de mi se abrió el suelo . Hurim y yo nos echamos hacia atrás asustados, nos miramos a los ojos y con gesto de valentía nos acercamos y saltamos dentro del agujero, caímos en una especie de tobogán y este nos dejo caer hasta una sala inmensa, el techo casi no se reflejaba pero pudimos adivinar ver estrellas de cinco puntas pintadas de amarillo sobre un fondo azul cielo intenso, que según los pergaminos obedecían al destino celeste del difunto,
La decoración de la cámara era de un color gris pálido y sus dibujos expresaban guardianes de las puertas del mas allá, un difunto presentando ofrendas a las misma mujer con cabeza de hombre, al final de la sala pude ver una puerta pequeña, entramos y tal fue nuestro asombro que vimos cinco sarcófagos, nuestra emoción nos volvió locos, de tal manera que empezamos a saltar dando gritos , pues pensábamos que por fin habíamos encontrado el tesoro de Sat-ra, nos sentamos en el suelo y de pronto escuchamos un ruido que procedía de la sala anterior, nos miramos Hurim y yo atónitos pero no nos movimos, de pronto vimos que la estancia cobro vida y el tono gris pálido se volvió en un rojo intenso, los guardianes de las paredes cobraron vida y se pusieron alrededor de la sala, teníamos paralizados músculos de pies y brazos, casi olvidábamos respirar de pronto bajo la mirada de los guardianes vimos como los sarcófagos empezaban a crujir adivinándose q algo se movía dentro de ellos de manera grotesca, dieron un fuerte golpe y las momias que estaban dentro quedaron liberadas, se pusieron de pie y pudimos ver sus raídas vendas, menos una que estaba envuelta en un viejo sudario de lino muy fino. Una de las momias se dirigió al centro de las sala se arrodillo en el suelo, y rebuscando en la arena extrajo un libro, era de color negro y estaba cerrado con un cierre de oro, lo abrió y empezó a leer en voz alta no entendíamos ese idioma pero cada vez que decía un nombre una de las momias empezaba a moverse bruscamente y así pudimos saber sus nombres, Nut, Ahnes, Amon, Sat-ra al oír ese nombre mis venas empezaron a hervir, era ella la reina Sat-ra , al pensar esto mire y vi que las momias ya no vestían las viejas vendas sino que estaban desnudas, sus cuerpos eran altos ,esbeltos, con la piel fina como si el paso de los tiempos no hubiera echo mella en esa piel tostada por el viejo sol de Egipto, solo un cinturón de oro tapaba sus perfectas cinturas, pude ver que eran tres mujeres y dos hombres, nos miraron y una de ellas empezó a hablar con una voz muy suave pero firme,- ¿quién ha despertado el templo de Amon, la cámara de oro de la princesa Ahmes, en el firmamento de la diosa de Nut, despertando a la gran esposa real Sat-ra.?
En ánimo de valentía conteste,- ¿quién lo pregunta ? Me miro a los ojos y me dijo, RAMSES Rey de Reyes , Dicho esto los guardianes nos apresaron y nos llevaron al centro de la cámara, y volvieron a su sitio, era como una ceremonia, Hurim me miro con una expresión que nunca había observado antes, miramos a las mujeres y empezaron a despojarse los cinturones de oro quedando completamente desnudas, seguido los dos hombres hicieron lo mismo, se acercaron y nos ordenaron imitarles quitándonos la ropa. cuando ya estábamos desnudos pude ver mas de cerca sus cuerpos ,eran increíblemente hermosos, los hombres tenían la piel dorada pero al tacto muy fina y curtida, piernas con poco vello y musculosas, unos glúteos redondos y prietos, sus altos y grandes hombros reflejaban lo fuerte que era todo su cuerpo , pero me extraño el tamaño del pene, pues era lo mas pequeño que podía imaginar, en cambio las mujeres tenían una piel nacarada sus hombros se dibujaban de tal forma que daban mas pronunciación a los pechos, redondos firmes pero a la vez grandes, el tamaño de su cintura cabía entre mis manos, dejando paso a su vientre y pubis, con un vello fino del color del oro, las piernas nacían de un culo bien curvado y firme, todo era perfecto pero inexplicable.
La reina Sat-ra empezó a rozar el pecho de Ramses descendiendo hacia el pene, acariciándolo con mucha suavidad, Nut y Ahmes se abalanzaron sobre Amon y mientras una chupaba su pene la otra subía encima y exponía su sexo para que pudiera lamerlo los gemidos se entrelazaban, los movimientos de ambas manos sobre los penes de los hombres hizo que pronto se pusieran erectos de tal forma que no cabían en la boca de ellas, se colocaron sobres sus penes y con frenesí los metieron en su ya húmedo sexo, mientras tanto y de ver las escenas , mi mirada cambio de terror a curiosidad y placer, mire a Hurim y los dos teníamos una erección tan intensa que nos dolían los testículos, nos acercamos y sin decir nada empezamos a tocar esos cuerpos que con el calor en la cámara y lo ardiente de la escena, no sudaban, yo rodee a la princesa Ahmes y mientras se la chupaba a Amon toque sus prietos glúteos y sin esfuerzo la penetre por detrás ,ella soltó un gemido de placer mientras mis envestidas hacían sonar mis testículos contra su piel caliente, mientras tanto Hurim estaba encima de Nut con el pene entre sus pechos, la escena me excito aún más y aceleré mis movimientos penetrando mas intensamente a Ahmes de pronto Ramses y Amon se levantaron y empezaron a besarse , lamerse y chuparse los penes la escena me sorprendió pero no pude mirar mucho tiempo porque Sat-ra agarro mi miembro con las dos manos y lo introdujo en su boca en de tal forma que pensé que se lo comía ,mire a Hurim y estaba en el suelo , y Nut y Ahmes encima mientras se penetraban ellas mismas con su pene y dedos, levante la cabeza y pude ver como Ramses estaba a cuatro patas y Amon le metía toda su larga excitación por el detrás, sus caras reflejaban todo el placer que estaban viviendo ,Nut se giro hacia mi y sin avisar se metió mi pene en su boca jugando con su húmeda y ardiente lengua, ni excitación fue tal que sentía como los testículos me hervían , le sujete la cabeza y empujé y empujé hasta que me corrí en su garganta ,ella chupaba con ansias, como nadie nunca me lo había hecho , mire a Hurim y estaba de pie mientras Ahmes y Sat-ra se comían y restregaban el semen que manaba de su duro pene, me gire para ver a los dos hombres y mi asombro fue al ver q estaban convertidos en dos estatuas de piedra ,me levante de un salto y pude ver a las mujeres igualmente petrificadas pero en diferente postura,
Hurim estaba en el suelo con gesto aterrorizado y mirando fijamente a las estatuas, miramos alrededor y los guardianes estaban grabados en las paredes, volvió la luz gris pálida a la sala , aterrorizados corrimos y tras abrirse un muro encontramos una gruta ,a medida q caminábamos y pisábamos el suelo notábamos que en el había mas agua , seguimos el pasillo y pudimos ver luz al final q adivinaba una salida, al intentar acelerar el paso resbalamos y caímos a un riachuelo subterráneo, nos dejamos llevar, por el afán de salir de allí, de repente el riachuelo se hizo mas grande terminando en una catarata donde caímos sobre el rió Nilo,,,
Al acercarnos a sus orillas quedamos exhaustos, por fin estábamos fuera de la pirámide, nos miramos y nuestras caras no asimilaban lo sucedido, allí estábamos desnudos pero con el olor aun de las mujeres en nuestro cuerpo, cogimos una piedra muy afilada y nos hicimos un corte de nuevo en las manos, uniéndolas hicimos el pacto de no revelar el gran tesoro de los tesoros...
Veinticuatro años después aun no hemos roto el juramento pero cada noche me acuerdo de aquel día en la cámara de oro cuando la reina Sat-ra, la diosa Nut, la princesa Ahmes, el sacerdote Amon y el rey de reyes Ramses nos desvelaron su gran tesoro