Un viaje lleno de nuevas experiencias II.

Siguen las aventuras de estos cuatro amigos. Hoy sabremos que paso entre Gonzalo y Ángel.

Os acordáis en el relato anterior que Gonzalo y Ángel regresaron de la compra, y Ángel venía con cara de pocos amigos. Y que Alfonso y yo habíamos resuelto nuestra tensión sexual de hacía mucho tiempo mientras que ellos estaban en el súper.

Yo: Ángel cariño, te ocurre algo. Que mala cara traes. ¿Que ha pasado?

Ángel: Nada cariño cosas mías. Tranquilo.

En la hora de la comida todos reíamos, contando anécdotas, pero entre Gonzalo y Ángel había algo que no me cuadraba. Entre ellos se podía cortar la tensión. Después de comer y recoger todos juntos nos fuimos a la playa. Allí parece que las tensiones se habían quedado en casa. Ángel y Gonzalo sonreían mientras jugaban con Adolfo. Yo mientras me quede en la arena tumbado leyendo un poco.

Pero mi cabeza no le daba vueltas a Ángel. Que habría ocurrido con estos dos a la hora de la compra. Sin quererlo con el sol dándome de lleno a la cabeza me quede dormido y no se como comencé a soñar.

Ángel: Vaya caradura que tiene mi chico y el tuyo. A nosotros nos hacen venir a la comprar y venir cargados como burros.

Gonzalo: Tranquilo chaval que está nos la van a pagar. Se van a pasar toda esta semana cocinando ellos dos para nosotros.

Ángel miró a Gonzalo y no pudo evitar echarse a reír. Iba por delante de Gonzalo y no se como pero se le fueron los ojos al culo de este. Joder menudo culazo tiene Ángel, que bien se lo tienen que montar estos dos, pensaba. Lo que no pudo imaginar es que Gonzalo había pensado en alto y Ángel lo había oído.

Llegaron al edificio y se montaron en el ascensor. Un ascensor pequeño en el cual cabían muy justo los dos y además iban cargados con la compra. De cerca se podía oír las hormonas de Gonzalo subir y bajar por todo su cuerpo, no podía borrar la imagen del culo de Ángel. Tenía que hacer algo y no sabía como; así que aprovechando la situación del ascensor se acercó para pulsar el botón y le rozó el trasero. Ángel en esta situación se estaba poniendo algo nervioso. Se giró para decírselo pero no le dio tiempo; Gonzalo se abalanzó sobre él y le metió la lengua hasta la campanilla.

No sabía como reaccionar, lo aparto de un empujón, lo que provocó que el ascensor se quedase parado. Ángel empezó a chillarle a Gonzalo.

Gonzalo: Ángel tío lo siento, no se que me ha pasado. Pufff tú tienes a Felipe y yo a Adolfo. Pero joder al ver el pedazo de culo que tienes pues mi mente se ha puesto a funcionar sola. Y lo del morreo, perdóname, si quieres me pongo de rodillas.

Angel: mira Gonzalo no se de que va esto, mientras que caminaba te escuché y lo tomé a guasa. Pero esto del beso. (Pero Ángel se sentía atraído hacia Gonzalo sin que él se hubiera dado cuenta). Pero ahora vas a saber lo que es una buena boca.

Gonzalo se quedó de piedra al ver cómo Ángel le bajaba el pantalón con el bóxer de una vez, era él quien se agachaba y no para pedir perdón sino para mamarle la polla.

Gonzalo comenzó a jadear cada vez más fuerte, puso sus manos en la cabeza de Ángel y le comenzó a follar la boca de una forma bestial, cada vez que le sacaba la polla salía reluciente y llena de babas.

Le embestía cada vez más fuerte hasta que cogió y le apretó la cabeza contra su pubis y de una estacada de corrió dentro de su boca, soltó como cinco o seis trallazos que fueron directos al estómago de Ángel.

Ángel sin tocarse y sin haberse desnudado se había corrido por la calentura de la situación.

Adolfo: Felipe, Felipe... tío que te has quedado dormido. Y viendo cómo estás has tenido un sueño de los buenos. Ya me lo contarás.

Sin quererlo tuve que salir corriendo hacia el agua antes de que me vieran Gonzalo y Ángel la monumental erección. Cuando iba hacia la orilla me crucé con Ángel y con Gonzalo con una sonrisa en sus cara y al darme la vuelta para ver si se habían percatado de algo, los vi murmurar y reírse a carcajadas. Se han dado cuenta lo sé.