Un viaje juntos (3: el año que viene...)

un viaje de mas de dos dias de esta de esta peculiar pareja.

Iván se quedó solo por una semana. Era demasiado tiempo aquel para estarlo, y pensó que, aunque solo habían pasado dos meses desde que estuvo con su amiga del alma por última vez y que volvería a romper el pacto, en llamarla y preguntarle si quería irse con él toda una semana a una casa rural en el campo. La idea de estar con ella tanto tiempo le gustaba, estar en la naturaleza, dar largos paseos, hacer el amor con ella en cualquier lugar y cuando le placiera… era una visión muy placentera, bastante cercana a la realidad.

Se puso en contacto con ella con un e mail y obtuvo respuesta en seguida. Ella se lo tenía que pensar. Aquello dejó a Iván un poco descolocado, había dado por seguero que ella diría que si, pero seis días eran demasiados para pasar juntos y los sentimientos podrían hacer de las suyas, aun así, la emoción la albergó al saber que Iván había pensado en ella para pasar unas vacaciones y no debía negarse ser feliz aunque solo fuera por una vez.

Recibió por la noche un mail para que lo llamara y así lo hizo.

Hacía tiempo que no le escuchaba, se emocionó al hacerlo y como era de esperar, no pudo resistirse a sus encantos y aceptó, eso si, ella llegaría un día después.

Era casi primavera ya, aun hacía frío, pero el tiempo era estable. En la sierra donde estaba la casita, por las noches hacia mucho frío, pero las mañanas eran espléndidas y radiantes.

Al taxista no le costó trabajo encontrar el lugar y cuando ella bajaba de allí, Iván la esperaba en la puerta.

"Cada día está más guapa", pensó para si, cada día…"no se que voy hacer con ella…"Sonrió y se acercó a recogerle la maleta no sin abrazarla y besarla primero. Estaban solos y con más de 5 días por delante

El olor de ella le embriagó en ese momento, nublándole el entendimiento, trayéndole imágenes de encuentros pasados, de situaciones de pasión con ella y su lado salvaje afloró.

Al entrar en la casa, la estampó contra una de las paredes besándola con mucha pasión. Ella se soltó de él pidiéndole calma, que le dejara ponerse cómoda, pero él o la escuchaba y la abrazaba fuerte hacia él, besándola por todas parte. De esa manera, le sacó el jersey dejándolo caer en el suelo, pero entonces, volvió en si y pensó que no podía tratarla así, que era ella y que merecía todo su esfuerzo por hacerla sentir bien en cada momento.

Se separó y la miró, le dijo lo guapa que estaba, que cada vez que la veía, más bonita estaba, ella sonrió tímidamente, siempre le resultaba embarazoso que le dijera esas cosas, su timbre de voz, su manera de decir… Entonces ella, le miró diferente y se acercó a él y le pidió que le enseñara el dormitorio.

La cogió de la mano y la llevó ahí. Era muy bonito, tenía una cama muy grande que parecía cómoda y una gran butaca cerca de la terraza. Le llevó a la butaca y le sentó allí. Frente a él, se bajó sus pantalones despacio, y la camiseta que llevaba debajo. Solo en braguitas y sujetador más unos calcetines de colorines muy graciosos, se quedó frente a él, cruzando sus brazos por la espalda y así, librarse de su sujetador dejando sus pechos desnudos que en respuesta del frío que sentía, sintió sus pezones endurecerse de manera inmediata. Se acercó a él que se incorporó y besó su cintura, su ombligo, bajó sus braguitas despacio, deleitándose al hacerlo, dejando desnudo su más querido tesoro. Ellas se sentó encima de él, dejándole besar sus pechos generosos, pero él ávido de deseo, la tumbó en el suelo, sobre una alfombra y la poseyó allí en ese mismo momento. El sentirla gemir le hacía crecer su deseo, con su boca recorría su cuello, su boca, sus pechos, con su polla, la penetraba una y otra vez sin freno, sin pausa, cambiando solamente el ritmo, haciéndola estremecerse bajo él, dejando que sus manos acariciaran su espalda, le agarrara de su culo para empujarle hacia dentro. Era una mujer fabulosa, se preguntaba que coño hacía sola. Le hacia sentir el hombre mas deseado del mundo, el mas especial y la iba a tener para él durante varios días, aun no podía creerlo, era toda para él y la iba a disfrutar cada segundo de esas vacaciones. Se vació dentro de ella como de costumbre, era una sensación maravillosa que no todos los días podía disfrutar, sentir su calor, su suavidad y poder sin miedo a nada, descargarse dentro de ella, seguir follandola mientras acababa, seguir dentro, era un momento grandioso.

Después de aquello, se fueron a dar una vuelta por los alrededores, esperando a que las otras parejas llegaran, pues estarían de excursión como una pareja normal más, ajeno a su secreto.

Por la noche, durmieron muy pegaditos, ella, consiguió relajarse, iban a a pasar mas noches a su lado, no la iba a dejar sola. Pero al despertar, en su lugar, encontró una nota que decía:

"hola preciosa, me he despertado muy temprano, te espero en el comedor leyendo la prensa, vente pronto".

A ella no le gustó despertarse sin un beso, la verdad es que se enfadó. Se levantó, se duchó rápidamente, se colocó unos ajustadísimos legging y un chándal vestido rojo, muy bonito, unas deportivas del mismo color, y el pelo, agarrado en una coleta alta. Recogió su mochila, cogió el abrigo y salió rumbo al comedor. Todos levantaron la cabeza para mirarla, estaba preciosa. Iván, enfrascado en un periódico, no se dio cuenta hasta tenerla al lado.

  • Buenos días preciosa, ¿has dormido bien?-dijo contemplándola.

  • Si, bastante bien.- se sentó a su lado y le besó en la mejilla- El notó su enfado y le agradó mucho, verla a si.

  • No te enfades conmigo, te recompensaré…- dijo colocándole una mano en su rodilla.

Mientras ella se untaba una tostada, el tocaba sus piernas sobre la tela de sus legging que guapa estaba, le parecía, como era posible que au más, o tal vez era él, que la veía así… Le tenía loco, incrustada en su cabeza a fuego vivo.

Entre bocado y bocado, ella agarró su mano y la colocó entre sus piernas.

-¿Ves?-dijo con cara picarona- NO toques mucho porque no llevo bragas y no es plan de ir chorreando.- A él se le escapó una carcajada" que mujer" pensaba….increíble

Entraron al autobús donde iban a hacer una ruta por varios pueblos, se sentaron al fondo, ella sacó una pequeña manta de su mochila y cubrió sus piernas y las de él con ella. Se acurrucó mimosa y él pasó un brazo por encima de ella para atraerla hacia él. Que sensación más estupenda tenerla así pensó él, que sensación tan maravillosa, pensó ella, estar así con Ivan. Pero él la aguantaba bien poco, y su polla comenzó a despertar, él pensaba, dios Mio, no puede ser, si no estamos haciendo nada, está aquí, medio dormidita sobre mi, no hay nada erótico y mira como me estoy poniendo. Ella, fue a pasar su brazo por encima de su cintura, para abrazarle y acomodarse cuando se tropezó con su erección. Se incorporó de golpe y le preguntó con los ojos. El sonrió y se encogió de hombros, ella se sintió tan deseada que, mirando fugazmente hacia delante y ver que nadie se percataba de sus movidas, metió la mano por debajo de la manta entrando por debajo del chándal de Iván y acariciando su sexo. Como le gustaba hacerlo, además, le parecía muy bonita, muy jugosa, todo lo de elle parecía fantástico, él se dejó resbalar un poco en reasiento para acomodarse, reparándose para otro momento excitante.

Después de acariciarla durante unos minutos, y volviendo a echar una miradita, se agachó para besarla. Iván dejó escapar un suspiro, aquello le estaba poniendo a cien, una fantasía mas cumplidas, una mamada en el autobús rodeado a de gente. Ella la besaba, la lamia, se la pasaba por los labios, la hacia desaparecer en su boca… No podía más y la invitó a parar pues no era plan de corredse allí mismo. Ela se incorporó obediente, tenía las mejillas sonrosadas por el trabajo, le miró y se relamió los labios juguetones.

que mala eres- le dijo al oído- pero que sepas que cuando te pille te vas a enterar.

Eso espero- le espetó ella.

Eres la hostia, chica

Bajaron del autobús y acompañados por otras personas, hicieron su ruta, visitando lugares perdidos de la mano, como una pareja más.

Al llegar a la casa, lo hicieron en el baño, al salir de la ducha, frente al espejo gigante que había sobre el lavabo... La tenía allí, de espaldas, mirándola a través del espejo, cogiendola por el pelo para levantarle la cabeza y que le mirara a través de él. Era una imagen fantástica, ella ahí, delante y el por detrás follandola a discreción. La sujetaba por los pechos y la atraía hacia él, luego, le dio la vuelta y la sentó en el filo del lavabo para terminar por follarla así. Era suya hasta el final de las vacaciones y así se lo tenía que hacer sentir.

A la mañana siguiente, salieron de marcha ellos dos solos, Como Iván conocía la zona, quería enseñarle los paisajes que podrían verse desde la cima de la montaña.

Ella se atavió con un chándal rosa muy favorecedor, parecía una niña, él recogió todos los enseres para la marcha y ambos salieron mochila en mano.

Tardaron un buen rato en subir. El iba por delante, se volvía contastemente para ver si estaba bien, a veces, la tenía que dar la mano para ayudarla pero no se quejaba, tenía buen fondo. El día era extraordinario, pero el calor, anunciaba una posible tormenta nocturna.

Pararon a comer. Iván encontró un paraje llano, rodeado de árboles muy bonito para fotografiar. Colocó la manta y ella se sentó sobre ella.

Voy hacer unas fotos- le dijo él, tú descansa un poquito.

Si, lo haré, no te me pierdas.

Eso jamás, preciosa.

Mientras hacía fotos, la observaba con disimulo y la veía allí, recostada sobre un brazo, con las piernas cruzadas, que bonita estaba. Se giró y la fotografió, ella, no se dio cuenta, y él siguió haciéndola. Era una mujer preciosa y tan natural… Se acercó a ella y se sentó a su lado. Sacó unos bocadillos y la invitó a comer. Ella no tenia muchas ganas, pero él le insistió pues aun quedaba rato.

Mientras comían y bebían, algunos besos se escapaban, algunas manos también. La risa de ella se expandía por el bosque, era bonito tenerla allí.

Acabándose el bocadillo y sobado bien sus pechos, recogieron y prosiguieron la marcha, no quedaba mucho para llegar. Esta vez, ella, iba por delante, mostrándole su orondo trasero. El de vez en cuando se lo acariciaba, le encantaba hacerle cualquier cosa que se antojara, ella nunca le decía que no y eso, le hacía sentirse el hombre más afortunado del mundo, el más sexy el más deseado.

Ella se adelantó al ver una árbol tumbado y se le ocurrió esperarle allí tumbada. Cuando él llegó a su paso, con la mirada le preguntó si allí quería hacerlo, ella, le sonrió.

Se acercó a ella y dejó caer su mochila, sin decir nada, la cogió por el cuello y la besó frenéticamente arrancándole un suspiro.

Le sacó la camiseta que llevaba puesta y le desabrochó el sujetador. El aire fresco de la montaña hizo reaccionar sus pezones, ella, se estremeció, él, se agachó y los besó, luego, los lamió con intensidad, agarrados por sus manos, y besados con fuerza. Ella le quitó la chaqueta del chándal y la camiseta, si ella tenía frío, el también lo tendría, pero él no se inmutaba, pues su calor le traspasaba la ropa. Le bajó el pantalón y las bragas de un mismo golpe y escondió ahí su mano, con sus dedos, acarició su coño ávido de deseo mojado para él, por él

Se agachó y abrió sus piernas, quería comerla allí mismo, sentir su calor en su boca, sentirla estremecerse una vez más, a ella le encantaba la boca de Iván en su sexo, sabía hacérselo muy bien, de una manera muy suave y nada violenta que la hacía sentir muy cómoda. Sin divagaciones, él, liberó su verga a punto de explotar y se la clavó allí mismo. Ella le sintió dentro de golpe, como le ponía eso, suya, una vez más… Allí, en medio del bosque, apoyada en un árbol, sintiendo el aire fresco y limpio de la montaña, escuchando los trinos de los pájaros, jamás pensó que un polvo en medio de la naturaleza fuera tan placentero, aunque si lo pensaba bien, cualquier polvo con Iván lo era.

Ella sintió que el orgasmo le venía y comenzó a jadear rápidamente, Iván lo descubrió y decidió no esperar más corriéndose una vez más dentro de ella sin parar de bombearla. Fue un polvo magnifico.

En la bajada, bromeaban sobre el árbol que lo soportó todo.

Por la tarde salieron de compras con otras parejas, a ella no le apetecía mucho pues era su ultimo día con Iván pero la vida social, es la vida social y lo cierto es a que lo pasaron en grande.

Cenaron pronto y se fueron a la habitación. Habían pasado cuatro dais juntos, era su última noche, la tristeza se presentía en

Los ojos de ella, que, aunque sin perder la sonrisa, no podía disimular.

Se metieron en la cama desnudos, la habitación estaba alumbrada por una pequeña lamparita en la mesita de noche, y las brasas de la chimenea. Comenzó a llover, los relámpagos anunciaban la tormenta incipiente. El sonido de la lluvia golpeando los cristales era muy agradable. Ella, se había levantado desnuda a mirar, pero Iván la llamó y la invitó a entrar en la cama.

Me encanta la lluvia y más si es de noche y estoy en la cama contigo.

¿Si?-ella se sintió sorprendida.

A caso lo pones en duda. Eres la mujer más increíble que he conocido en la vida, no sabes la suerte que he tenido de encontrarte.- Iván la sorprendía con sus palabras, ella conocía sus sentimientos, pero él jamás se los hacía partícipe.

Tu sabes que yo siento lo mismo.

Si, lo se, mi vida lo se…- Estaba especialmente cariñoso, eso, la puso a ella en alerta y la tristeza asomó por sus ojos. El lo notó y para nada quería que se sintiera mal.- Eres lo más bonito de mundo, sabes...soy un hombre muy afortunado por tenerte cuando quiero… Lo malo es que quiero siempre.- Aquello fue revelador para ella y le gustó, se sintió cómoda de nuevo. Él tenía su brazo extendido donde ella reposaba, estaba de lado, frente a el, Iván le acariciaba los pechos con la yemas de sus dedos mientras la contemplaba allí, frente a él. Le besó la frente, los ojos, los labios, se separaba y la miraba, sonreía y la volvía a besar.

¿Qué te pasa? estas muy raro-preguntó ella.

¿Por qué? no te gusta a caso.

Me encanta, pero…no se

Escucha la lluvia.

Si, la oigo- él pasó su mano por su mejilla acariciándola con mucha dulzura, pasando su dedo pulgar por sus labios entre abiertos. La besaba muy despacio, la miraba.

Eres preciosa, ¿lo sabías?

NO, no lo se.

Pues eres lo mas bonito que he visto en mi vida, y tenerte aquí, bajo mis manos es el regalo más preciado que me han hecho.

Iván…por favor…- El bajó su mano y la metió entre sus piernas, ella, las abrió y se acomodó sobre su brazo, con un solo dedo, comenzó a acariciarla muy despacito, muy suave. Ella dejó escapar un suspiro. El continuó sin dejar de mirarla.

Eres preciosa- no dejaba de repetir.- Eso a ella la hacía sentir muy especial y muy receptiva.

No me digas eso- dijo ella en un susurro.

No puedo mentirte.- le susurraba mientra dejaba resbalar sus dedos entre sus piernas.

No te demores más, cariño- le suplicó ella- Estoy que ardo, fóllame ya.

No, no voy hacerlo- Dijo él muy despacio- ella abrió los ojos incrédula, pensó que otra locura se le ocurriría.

¿Cómo que no vas a…?- El, sin dejar de mirarla y sin dejar de acariciarla, sintiendo como ella cerraba las piernas sobres sus manos, ávida de placer le dijo:

No voy a follarte mi vida, voy a quererte. Vamos a hacer el amor.

La mirada de ella hacia él le hizo encenderle aun más, y no dijo nada, solo sonrió. El se posó sobre ella, que abriendo las piernas, le invitó a entrar. Encima de ella, le acariciaba el pelo, la besaba, sentía su polla como se restregaba en su sexo sin tener prisas por entrar. Besaba su cuello con mucha delicadeza, sus pechos, aplastado por sus besos, entonces entró muy despacio haciéndola estremecer. Una vez dentro, se quedó allí, acostado sobre ella, sintiendo su calor, oliéndola, besándole el cuello muy espacito, ella a penas podía respirar, le tenia encima, pero le gustaba, le tenia abrazado sobre ella. Dándose cuenta Iván se incorporó sobre sus codos liberándola, y contemplándola.

Mírame- le pidió. Ella tenía los ojos cerrados.- Mírame por favor- Ella los abrió y él encontró lo que quería.

Sigue así…-susurró ella, sigue así

El la volvió a abrazar mientras entraba profundamente dentro de ella una y otra vez, muy despacio y muy profundamente. En algún momento le entraban ganas de follarla bestialmente, pero el placer de verla así, bajo a él, tan vulnerable, tan suya, tan bonita era superior a cualquier instinto, y aquella era su última noche por mucho tiempo.

¿Te gusta así, mi amor?

Si.- Esa afirmación fue más bien una exhalación. Ella se mordía los labios, retozaba, de vez en cuando le miraba traspasándole con la mirada, él lo sentía y se le helaba la sangre al sentirlo, necesitaba cada uno de esos detalles para sobrevivir sin ella una larga temporada.

Y a mi vida, y a mi

Durante un largo rato más, siguió sobre ella, sintiendo lo que nunca había sentido, una mezcla de sentimiento y placer inigualable, bebiéndose cada beso, comiéndose cada centímetro de su piel, sintiendo una mujer increíble y le sobrevino el orgasmo, a los dos, sin previo aviso, simplemente llegó. Cuando él terminó de derramar su última esencia, se quedó recostado sobre ella, sin salirse, hasta que la naturaleza se la hizo retroceder y salirse sola de ella. Entonces la besó profundamente y le dijo que era lo mas bonito que nadie podría imaginar.

Seguía lloviendo a mares, el agua golpeaba la ventana con fuerza, ellos en la cama, abrazados, comiéndose a besos.

A la mañana siguiente recogieron todas sus cosas y antes de despedirse, volvieron a hacer el amor.

Cada uno a su vida real, con sus historias, sus facturas y sus problemas. Con el pensamiento latente de una relación más allá de la realidad que le ponía a punto los motores de su vida.

¿Para cuando la próxima vez?

Inevitablemente, pronto, muy pronto.