Un viaje en bus con un final inesperado
Como tres hombres consiguen que mi viaje en bus sea diferente...
Aquel día, cogí el autobús que me llevaba de regreso a mi pueblo después de un largo día de trabajo en la ciudad.
Se estaba celebrando un congreso en un hotel durante ese fin de semana y me habían contratado como azafata. No era un trabajo muy complicado pero después de estar prácticamente ocho horas de pie casi no me quedaban ni fuerzas.
Cuando llegué a la parada me di cuenta de que estaba llena de gente, lo cual era normal teniendo en cuenta que era el último autobús que iba a los pueblos de esa zona y que además, ese fin de semana eran las fiestas del pueblo de al lado del mío.
Después de estar un buen rato esperando y aguantando empujones para conseguir entrar los primeros por fin llegó el bus. Era un autobús pequeño, lo justo para la poca gente que le cogía habitualmente, pero aquel día iba a ir más lleno de lo habitual. El bus tenía más o menos una docena de asientos en la mitad delantera y en la parte de atrás había hueco pero había que ir de pie.
Intenté entrar lo más rápido posible para coger asiento teniendo en cuenta que me dolían horrores las piernas y que mi viaje duraba casi tres cuartos de hora, pero no tuve suerte. Cuando conseguí entrar todos los asientos estaban ya ocupados así que me tocó irme de pie a la parte de atrás, soñando con que se vaciase pronto y poder coger un asiento.
Cuando llevábamos más o menos 10 minutos de viaje noté que tenía a una persona muy pegada a mi espalda, al principio no le di importancia teniendo en cuenta cómo iba de lleno el bus, pero cuando noté una caricia en el culo no pude evitar dar un respingo. Gire la cabeza para ver quien tenía detrás y vi a un chico, más o menos de mi edad, que me giño un ojo, me sonrió y me pidió perdón echando la culpa a la mala calidad de la carretera y a los baches. Le sonreí y volví a mirar hacia delante. Al rato volví a notar otra caricia en una de mis nalgas, esta vez más larga que la anterior. Cuando iba a girarme para decirle algo me cogió de la cintura, impidiendo que me moviera y me dijo al oído:
- esta vez no voy a echarle la culpa a los baches, solo quería volver a tocar ese precioso culo.
Mientras me sujetaba por la cintura con una mano, con la otra seguía acariciando mi culito, cada vez con más presión. De repente noté otra mano que subía poco a poco por mi muslo. No puede ser, pensé, ahora había dos personas sobándome.
Normalmente me quitaba el uniforme de azafata al salir de trabajar pero como aquel día iba con prisa por coger el bus me fui con el puesto. Mi uniforme consistía en una camisa ajustada, blanca y de botones, y en una falda negra por encima de la rodilla y con una pequeña abertura en uno de los muslos. Una falda negra que me encantaba pero que en ese momento y en esa situación se me antojaba muy corta….
Cuando noté esa tercera mano reaccioné e intente cambiarme de sitio pero, entre la bolsa de deporte, donde llevaba mi ropa, y la cantidad de gente que había me fue casi imposible. Parecía que había conseguido avanzar un poco y separarme de aquellas manos que me sobaban, pero entonces volví a notar unas manos en mi cintura y, de repente, un chico apareció delante de mí. Les dije que me dejaran en paz o gritaría y entonces noté algo en mi tripa. El chico que estaba delante de mí, se acercó a mi cara y me dijo al oído:
- como se te ocurra gritar te hago un agujerito….
Miré hacia abajo y vi horrorizada como apoyaba sobre mí una navaja. En ese momento supe que no tenía escapatoria y que estaba a su merced, a merced de aquellos dos cabrones que iban a divertirse un rato a mi costa.
El chico que estaba detrás de mi acariciaba mis muslos con sus manos, subiendo poco a poco, hasta que encontró el límite de mi falda, pero lógicamente no paró ahí…. Siguió subiendo más y más, entonces me dijo:
- mmmmm creo que esto me estorba bastante….
Agarró mi falda y la subió hasta dejarla recogida en mi cintura, ahora me manoseaba el culo a placer….
Mientras, el chico que tenía delante, me besaba y, con la mano que le quedaba libre había desabotonado mi blusa y tocaba mis tetas por encima del sujetador.
No me podía creer que nadie de todas las personas que estaban en el bus se estuviera dando cuenta de lo que me estaban haciendo esos dos.
De repente, noté que unos pies empujaban los míos para abrirme un poco las piernas y que las manos que antes sobaban mi culo ahora toqueteaban mi coñito por encima de la tela del tanga…
Entonces, por un momento y, sorprendiéndome a mí misma, desee que ese tanga no estuviera ahí y que esas manos tocaran directamente mi clítoris…. Pero esos pensamientos se interrumpieron cuando noté que el de detrás mío se había sacado la polla de los pantalones y que la movía, arriba y abajo por la rajita de mi culo. Eso hizo que consiguiera excitarme aún más….
No sé quién de los dos había conseguido bajarme el tanga y ahora el chico de delante tenía su mano en mi coñito, la otra en las tetas…. Había soltado la navaja, pero yo en ese momento pensaba en cualquier cosa menos en tratar de huir.
- Parece que después de todo esto te está gustando eh putita? Me dijo el chico que tenía delante- estás bien mojadita… ¿te gusta lo que hacemos verdad?
En ese momento noté la polla del otro en la entrada de mi coño, yo ya no podía más, deseaba tener ese enorme trozo de carne dentro de mí. Sin pensar, dije lo más bajito que pude:
-Follarme ya!
Casi sin dejarme terminar la frase, el chico que tenia detrás me inclino un poco hacia delante y metió de una vez su enorme y caliente polla dentro de mí. Se follaba mi coño con ganas, y yo lo recibía encantada…
El otro chico ahora me sobaba las tetas, las mordía… era increíble… no podría aguantar mucho más tiempo…
Esa enorme polla salía y entraba de mi coño, dándome un placer increíble mientras su amigo me comía las tetas y me las sobaba con las dos manos, las apretaba, las juntaba mmmmmm yo ya no podía más. Estaba a puntito de correrme cuando note una mano acariciando con una maestría increíble mi clítoris, gire la cabeza como pude y miré hacia un lado.
Un señor que había a nuestro lado había decidido unirse a la fiesta, pero miraba hacia delante, como si nada estuviera pasando.
Ya no pude más, la sensación de estar siendo sobada por tres hombres a la vez y el placer que tres manos, una lengua y una polla me estaban dando hicieron que tuviese un orgasmo, un orgasmo increíble que tuve que disimular como pude para no llamar la atención de nadie más. Aunque creo que en ese momento no me habría importado que todo el mundo estuviese mirando y, que incluso alguien más se hubiese animado a participar.
El chico que estaba delante de mí me dijo:
- Ahora nos toca a nosotros disfrutar…
Entonces se sacó la polla del pantalón, una polla que intuí aún más grande que la del amigo, la cual seguía entrando y saliendo de mi mojado coño y acercándome poco a poco a un nuevo orgasmo.
Instintivamente, lleve mi mano hacia su polla y comencé a masturbarle, quería devolverles el placer que ellos me habían dado… y que seguían dándome.
Estaba yo concentrada dando placer a uno de mis espontáneos amantes cuando noté que una mano agarraba la mía y me hacía agarrar algo, algo que tras unos segundos de desconcierto descubrí que era otra polla… más pequeña que las otras dos pero con las mismas ganas de recibir placer…
Ahora tenía una enorme polla follándose mi coño y otras dos en las manos, las notaba a punto de reventar, y no pensaba parar.
Volví a correrme, esta vez aún más espectacular que la anterior, tuve que hacer lo imposible para que nadie me oyera gemir y se dieran cuenta de lo que cuatro desconocidos estábamos haciendo.
Al que me estaba follando le debió de dar mucho placer que yo me corriera porque, apenas unos segundos después el hizo lo mismo. Noté sus jadeos de placer cerca de mi oído y su leche caliente llenando mi coño, que rebosaba líquidos de los dos, los cuales noté gotear por mis muslos cuando mi amante sacó su polla de dentro de mí.
Pero aún me quedaban los otros dos.
Aceleré el ritmo, quería devolverles el favor lo antes posible, quería que se corrieran en mis manos igual que yo había hecho en las suyas.
No tardaron en hacerlo, primero el señor, que llenó mi mano con su corrida… para terminar de agradecerles lo que me habían dado acerqué mi mano a mi boca y chupé cada centímetro, limpiando bien los restos de su leche…
Para mi sorpresa, el chico aparto mi mano de su polla y comenzó a masturbarse él, le miré con cara extrañada y me dijo:
-Yo quiero correrme encima de ti…
Se acercó más a mí y en unos segundos noté su leche caliente cayendo sobre mi pubis depilado, goteando por mi rajita y juntándose con la corrida de su amigo y las mías…
Se guardaron las pollas, me ayudaron a vestirme y continuamos el resto del viaje como si nada hubiera pasado.
Cuando llegaron a su parada, antes de bajarse uno de ellos se acercó y me dijo:
- Mañana en el mismo sitio a la misma hora… putita…
Por supuesto, al día siguiente, al salir del trabajo, volví a coger ese autobús...