Un viaje demasiado placentero (III)

Una pillada inesperada acaba realmente bien.

Joder, qué calor hacía. El barco zarpa de Luxor hacia su siguiente destino. Me levanto de la hamaca y las vistas son extraordinarias. No imaginaba la belleza del Nilo, radiante. Todo verde a su alrededor, y detrás, el desierto. Resulta bastante difícil describir ese esplendor de la naturaleza. Unos colores únicos.

-Edu, Dani, miren qué puta pasada.

Eran las 5 de la tarde, y empezaba ya el atardecer. Los tres amigos estábamos pasmados admirando las vistas. Eduardo pasa el brazo por encima de mi hombro y me abraza mientras me atrae hacia él. Estábamos los 3 mojados de la piscina y en bañador tipo slip. Veo cómo pega su bulto a mi culo, no sé si lo hará queriendo o sin malicia, pero hace que me fije en mi amigo. De mi altura, moreno, con barba bien arreglada, y un cuerpazo de gimnasio que ya quisiera tener yo. No estaba nada mal, pero es que mi amigo estaba realmente bueno.

-Dieguito-me llamaba así desde niños- esto supera casi hasta los atardeceres en Lanzarote del Mirador del Río.

-Son diferentes, pero no te puedo negar que esto es mágico.

-Dani, ahora necesito tu ayuda.

-No, cabrones – grité.

Eduardo me agarró de los hombros y Dani de los pies y me tiraron a la piscina. No paraban de reír. A Eduardo, con mi forcejeo por evitarlo, se le había bajado medio bañador por delante y se veía cómo su pubis estaba todo peludo. Eso me ponía muy cerdo.

-Baja un poco más, a ver si veo tu rabo minúsculo Edu.

Dani se fijó entonces y seguía riendo conmigo.

-Cuando les meta el rabo por el culo, van a decir que es pequeño también – soltó Eduardo.

No había nadie en la piscina. Hacía mucho calor para el resto de personas del barco. Abdul nos dijo que solían subir sobre las 17h30. Pero nosotros estábamos acostumbrados al calor y fuimos a Egipto a disfrutar al máximo. Y vaya si había empezado bien. Le había chupado el rabazo a Abdul y me lo había follado.

Teníamos un cocktail en el bar a las 6, habíamos quedado allí con Abdul, así que decidimos ir a la habitación a cambiarnos. Llego a la habitación y me tumbo en la cama. Con el aire acondicionado daban ganas de quedarse allí y no salir. Pero habíamos quedado en el bar. Me levanto con la misma y me visto. Me pongo una camisa corta blanca de lino y unos vaqueros cortos ajustados. Me miro al espejo y me siento sexy. Voy a buscar la cera para peinarme y me doy cuenta de que la he dejado en casa.

-Joder, qué gilipollas puedo ser a veces – dije en voz alta. Edu tiene seguro, esta mañana estaba peinado.

Salgo de mi habitación y voy a la de Edu. Toco la puerta y nadie abre.

-Edu, ¿estás?

Pero no responde. Intento abrir la puerta y me doy cuenta de que estaba abierta, no había pasado la llave.

-Capullo, se me olvidó la cera, voy a coger la tuya – dije mientras entraba por el pasillo y llego a la cama.

Mi cara fue de asombro al ver a mi amigo acostado en bolas con el móvil en una mano y los auriculares puestos, y el rabo en la otra haciéndose tremendo pajote. Menudo rabo tenía. Nos habíamos duchado juntos en el gimnasio y ya nos habíamos visto el rabo, pero nunca en erección. Joder, ese rabo duro era hasta más grande que el de Abdul. Un pollón venoso y gordo, con el glande rosado, y algo que me daba aún más morbo, todo peludo.

Edu me ve e intenta taparse con un cojín.

-Lo... siento – intento decir casi tartamudeando por el asombro.

-Diego, ¿cómo has entrado? - se había enrojecido al encontrarlo pajeándose.

-Estaba abierto, necesitaba cogerte la cera para peinarme.

Nos quedamos unos segundos los dos callados sin saber qué hacer o qué decir. Lo que sí quedó claro es que mi rabo había crecido bajo mi pantalón. Y se notaba cómo se había puesto de duro ya que era muy ajustado.

-Parece que te ha gustado lo que has visto, Dieguito.

-Me… me voy al bar, te espero allí.

-Espera, no pasa nada. Ven, toma la cera.

Se levanta con el rabo aún duro como una piedra y olvida su pudor y deja de taparse. Coge la cera y me la alcanza.

Mi vista no podía apartarse de tremendo rabo. Estaba hipnotizado.

-Toma, cógela -decía mientras movía sus caderas y hacía mover su rabo con ellas.

Estaba obnubilado con tremendo rabo y mi boca empezaba a hacerse agua.

Eduardo me guiña un ojo, cojo la cera y se me cae al suelo. Sin ser muy consciente aún de lo que está pasando, me agacho frente a su rabazo a recogerla, y ahí está su falo, justo delante de mí. No pude evitarlo, él estaba cachondo y ese rabo merecía mi atención. Saqué la lengua y la pasé por su glande. Edu gimió y me agarró la cabeza. Sin nada más que decir lo metí en mi boca y empecé a chupársela. Edu llevaba ya un rato pajeándose y estaba ya soltando mucho preseminal. Joder qué rico sabía. Estaba ya literalmente follándose mi boca, y yo agarrado a sus dos nalgas. Mi polla también pedía ser liberada. Edu gemía y bufaba como un toro.

-Joder, Diego, si llego a saber que la chupas así ya te habría dado lefa desde hace mucho. Sí, sigue chupando que voy a darte leche caliente.

Esas palabras me pusieron aún más cerdo de lo que ya estaba e hicieron que siguiera tragando aún con más ahínco.

Con toda la situación, se nos había olvidado que la puerta seguía abierta y al mirar hacia ella, allí vemos a Abdul con ojos libidinosos mirando la escena y tocándose el paquete.

-La chupa genial, ya te lo digo yo, y por tu cara, parece que piensas lo mismo. Menos mal que he sido yo el que los ha pillado.

Abdul entró y cerró la puerta. Nos miramos los dos y sonreímos.

-Quiero que me follen el culito de nuevo, tengo ganas de más – dijo Abdul mientras se quitaba la ropa y se volvía a poner a cuatro patas en la cama. ¿Quién me folla primero?

-Edu, métesela, ya verás el culazo que tiene el cabrón.

No hubo que decírselo más veces, el culito de Abdul ya estaba abierto de la follada que le había dado antes. Yo me desnudé y me puse delante de Abdul, quería que me la chupara mientras Eduardo le taladraba el culo.

Edu empezó a meterla despacio y vio que entraba bien. Abdul pegó un gemido muy fuerte y se metió mi polla en la boca para callarlos. Aunque estuviera ya dilatado, el pollón de mi amigo era enorme.

-Joder, qué rico, apretadito, qué gusto, decía gimiendo Edu.

-Sí, fóllame duro. Dame más fuerte. Sí, fóllame duro.

Menuda putita era Abdul, me alegro mucho de tener un guía así. Yo mientras seguía follándome la boca de Abdul.

Abdul estaba siendo enculado por Edu mientras le taladraba yo la boca, y él se masturbaba muy fuerte. La habitación olía a sexo, a lujuria, estábamos los tres sudados.

-Quiero follármelo yo ahora -dije.

Me acosté en la cama, y Abdul se metió mi polla en el culo. Y ahora era a Edu al que se la chupaba con ansias.

-Joder, qué mamada me está haciendo Diego. Fóllatelo duro, sí, venga dale fuerte que es lo que quiere esta putita.

Estas palabras hicieron que Abdul se calentara más y empezó él mismo a cabalgarme, estaba fuera de sí.

-Me corro, me corro ahhh - gritó Abdul.

Empezó a correrse y empieza a saltar lefa por todos lados. Qué gusto daba cuando apretaba su culo mi polla. Estaba cachondísimo. Menuda lefada había soltado Abdul de nuevo.

Saco la polla de su culo, y Abdul se pone de rodillas en el suelo. Eduardo y yo nos miramos y nos empezamos a morrear mientras nos pajeábamos apuntando con nuestras pollas a Abdul.

-Sí, denme leche.

Abdul sacó la lengua y comiéndonos la boca Edu y yo nos corremos a la vez, y llenamos a Abdul de lefa. Menuda corrida.

Miramos a Abdul mientras se lame los labios, toda su cara está llena de lefa. Un morbazo total.

Edu y yo nos tumbamos en la cama reflexionando aún sobre lo que acaba de pasar. Abdul va al baño a limpiarse.

-Joder, Edu, esto ha estado que te cagas.

-Ya te digo, Diego. A partir de ahora las pajas me las vas a hacer tú con la boca.

Reímos los dos y sale Abdul del baño.

-Nunca esperé pasarlo tan bien en el trabajo jajaj. Nos vemos ahora en el cocktail.

Nos duchamos de nuevo Edu y yo, y nos arreglamos. En el bar ya estaba Daniel, esperando por nosotros.

-¿Las princesas ya están listas?, tardan más en arreglarse que mi novia.

Edu y yo nos miramos y soltamos una carcajada.

-A mí no me hace ni puta gracia, siempre lo mismo.

Allí estuvimos en el bar tomando unas bebidas típicas, que sinceramente tampoco me gustaban. Tenían anís, y no nos las acabamos. Por la noche pasamos por las Esclusas de Esna, y subimos a la piscina a verlas. Luego, fuimos a la cena, y la verdad es que nos pusimos las botas. Estábamos famélicos.

Durante la cena, Abdul nos dijo que al día siguiente la excursión tendría lugar a las 7 de la mañana, podríamos dormir un poco más. Nos alegramos, porque estábamos agotados de tanto ajetreo (unos más que otros, eso sí).

Nos despedimos y fuimos cada uno a nuestra habitación. Me estaba desnudando para meterme en la cama, y tocan la puerta.

-Abre Diego, soy yo.

Era Eduardo.

-¿Qué fue, Edu?

Entra, cierra la puerta y me pega un beso que acabó siendo un morreo. Me ha encantado lo de hoy, tenemos que repetirlo mañana, buenas noches.

-Buenas noches Edu, y lo morreo de nuevo.

-Hasta mañana.

Sale de la habitación y se va a su cuarto. Miro mi paquete y está de nuevo duro. Menudas vacaciones me esperan.

Me acosté desnudo en la cama, y no paraba de pensar en todo lo ocurrido en el día de hoy. ¿Por qué Edu vino a besarme esta noche? Me quedé dormido ensimismado en mis pensamientos.

Continuará.

Espero sus comentarios, muchas gracias.