Un viaje demasiado placentero (II)

Primer día de viaje de nuestros amigos. Tanto calor, da ganas de follar.

Esa noche apenas pude dormir. Aún no me podía creer lo que había pasado: le había chupado el rabazo a Abdul, se había corrido en mi boca y quería que me lo follara. Estuve toda la noche cachondo pensando en cuándo y cómo me lo iba a follar, y esta oportunidad tenía que aprovecharla. Sonó el teléfono a las 4h30. Abdul había avisado a la recepción para que nos despertaran a esa hora. Me desperté con tremenda erección. Siempre duermo desnudo y ya casi de modo automático agarré mi rabo duro y empecé a masturbarme. Me mordía el labio y pensaba en cómo le comía el culo a Abdul y gemía. Tenía muchas ganas de sexo. Mientra me hacía tremendo pajote escucho que tocan la puerta.

-Sí, ¿quién es?

-Abre la puerta capullo, grita Daniel desde el pasillo.

Me pongo unos calzoncillos, me levanto y abro.

-¿Qué pasa Dani, ya estás listo?

Dani me ve y no puede evitar mirarme el paquete. Tenía la polla muy dura y solo llevaba unos slips que me marcaban perfectamente el rabo.

-Dieguito, ya veo que te levantas con ganas de guerra -dice guiñándome un ojo. Yo sin café no puedo vivir, ya sabes. Voy a ir a la cafetería del bar, Eduardo está ya allí. Te esperamos.

-Espera Dani, me visto y voy con ustedes.

-Tranqui, termínate el pajote mañanero jajaj

-Ya luego me lo haces tú con la boca – dije guiñándole un ojo.

Ambos reímos. Me vestí, me preparé y salimos hacia el bar a tomar el café. Llegamos a la recepción a la hora acordada con Abdul, a las 5am. Y allí estaba él, radiante, con un vaquero corto y una camiseta ajustada que marcaba lo fibrado que estaba. Qué bueno estaba el cabrón. Sonríe y nos dice:

-Buenos días habibis, ¿han dormido bien?

No teníamos ni idea de lo que era habibi, y nos miramos los tres extrañados.

-Habibi es un apelativo cariñoso- reía al ver nuestras caras.

Sonreímos y dice Eduardo:

-Pues poco hemos dormido, pero vayamos a conocer las maravillas de Luxor.

-Esa es la actitud – respondió Abdul.

Salimos del barco con nuestras bolsitas con el desayuno que tomaríamos en el bus durante el trayecto hacia el primer templo que visitaríamos: Karnak. Al salir notamos un aire caliente y un calor muy atípico para ser las 5am.

-Pero, ¿cuántos grados hay si son las 5 de la mañana? - gritó Eduardo

-39, dijo Abdul. Tranquilos, en un par de horas habrá 48, así que vamos a darnos prisa para estar lo antes posible de nuevo en el crucero.

Nos subimos al bus, y desayunamos durante el trayecto hacia Karnak. También nos habían dado una botella de litro y medio de agua a cada uno, que guardamos en las cantimploras que habíamos llevado para que se conservara fresca el agua. Tras media hora de camino, llegamos a Karnak.

Pasamos un control en la entrada casi ridículo, estábamos pasmados y dije:

-Me hacen más control para entrar en el banco en España que estos aquí.

Todos rieron. Entramos finalmente y nos quedamos boquiabiertos. Un paseo lleno de esfinges conducían a la entrada al templo.

-¡Qué puta pasada, joder! - gritó Daniel.

-Ya ves – decimos al unísono Eduardo y yo.

Abdul nos iba haciendo la visita guiada por todo el lugar explicando con lujo de detalles absolutamente todo. Era muy buen guía, no parábamos de preguntar para saber aún más.

En un momento en el que Eduardo le estaba haciendo una foto a Daniel, Abdul se me acerca y restriega su culo en mi polla que se pone dura como una piedra al momento. No me había corrido esa mañana y esto me había puesto muy cerdo. Me guiña un ojo y me dice:

-Sigo queriendo que me revientes el culo y me llenes de lefa caliente.

-Créeme, voy a follarte ese culazo que tienes.

Sonríe y dice:

-Chicos, póngase aquí, que les hago una foto a los tres juntos.

Después de Karnak, visitamos también los templos de Luxor, el de Hatshepsut y el Valle de los Reyes. Cada vez que podía, Abdul se acercaba demasiado a mí. Me agarraba el paquete cuando podía, y veía cómo su rabo también se endurecía bajo su pantalón.

Iba avanzando el día, y cada vez más calor. No nos imaginábamos que fuera tan duro. A las 13h30 terminamos la visita, y volvimos al crucero ya que zarparía hasta su siguiente destino. Una vez en el barco, nos tiramos en los sillones de la entrada, estábamos agotados.

-Al fin hace fresco, joder – dice Daniel.

Abdul se reía y dice:

-Venga, ahora vamos a comer al buffet.

No comimos tampoco mucho, la comida era demasiada especiada para nuestro gusto, y el calor nos quitaba el hambre. Terminamos de comer, y decidimos darnos una ducha primero, ya que estábamos completamente sudados, y después iríamos a la piscina a echar allí la tarde.

Cada uno fue a su habitación. Ya en la mía, empiezo a desnudarme y me miro en el espejo. Estoy en slips y la verdad es que me veo muy guapo. Nunca me depilo, pero tampoco es que fuera un chico de mucho vello. Y se me empezaban a marcar los abdominales del gimnasio. Me empiezo a tocar el rabo por encima del slip y empieza a ponérseme duro. En eso tocan la puerta.

-Joder, quién es ahora.

-Soy yo, dijo Abdul desde el pasillo.

Abro la puerta, y me dice que nos vemos a las 6 de la tarde para un cocktail en el bar. Veo que se fija en el bulto de mi entrepierna y lo agarro del brazo y lo entro en mi habitación. Cierro la puerta y nos besamos. Menudo morreo nos estábamos dando.

-Qué ganas tenía de esto, le digo.

En menos de un minuto estábamos los dos completamente desnudos morreándonos y con nuestras pollas realmente duras. Lo empujo y lo tiro en la cama y me tumbo sobre Abdul mientras nos seguimos besando. Nuestras pollas se rozan y Abdul las agarras juntas y empieza a masturbarlas con una mano. Empiezo a gemir y le digo:

-Hoy vas a chupar tú.

Me levanto y le pongo el rabo a la altura de su cara mientras él sigue acostado. Sin dudarlo, se mete el rabo en la boca y empieza a chupar con mucha maestría.

-Joder, cómo la chupas. Sí, traga rabo.

Me estaba ya follando su boca y tenía que callar mis gemidos, no quería que nos escucharan.

Saco la polla de la boca de Abdul, y se pone a cuatro patas en la cama.

-Quiero que me folles y que me preñes.

Solo con escucharlo, acerco mi boca a su culo y meto mi lengua. Empiezo a follarle el culo con mi lengua. Ahora el que tiene que callar los gemidos es Abdul.

-Sigue, sigue, qué rico – decía mientras me agarraba la cabeza para que metiera más adentro mi lengua.

Seguía comiéndome el culazo de Abdul, hasta que me pide:

-Fóllame ya, no aguanto más. Quiero que tu pollón me rompa el culo.

Me levanto y así a cuatro patas le empiezo a meter la polla en el culo. Joder, estaba muy lubricado y le entró muy rápido. Empecé a follarlo muy despacio para que su agujero se acostumbrara a mi polla, pero pronto empecé a aumentar el ritmo. Cada vez me lo follaba más y más duro y Abdul no paraba de gemir.

-Sí, sí, sí, fóllame duro, más, dame más. Lléname de lefa calentita.

Estaba supercachondo, todo sudado y sabía que no duraría mucho más.

-Sí, joder, ¿quieres mi leche? Toma, toda en tu culo.

Unas embestidas más, y estaba llenándole el culo.

-Ah, ah, ah, sí, joder, toma, toda en tu culo.

Abdul empezó a masturbarse y siento cómo aprieta mi polla con su culo y explota llenando todas las sábanas de lefa.

Saco el rabo de su culo, y empieza a salir mi lefa de su culo abierto.

-Joder, menudo culo tragón tienes, cabrón.

-Menudo rabazo para dar placer tienes tú, habibi.

Nos duchamos juntos, estábamos completamente sudados. Nos vestimos y nos despedimos hasta la tarde. Voy a la piscina, allí ya estaban Eduardo y Daniel.

-Capullo, la próxima vez que folles, no hagas tanto ruido, que aquí ya sabes lo que hay -dice Daniel.

-¿Tanto se escuchaba?

-Joder, si hasta casi se me puso dura jajaj

-Te follaste a Abdul, ¿verdad?

-Puede ser.

-Pedazo cabrón- dice Eduardo. Reímos todos.

Nos tumbamos en la hamaca, y tomamos el sol tranquilos hasta la hora del cockatail.

Continuará.