Un viaje de vacaciones - 6

Fin de la historia

UN VIAJE DE VACACIONES- 6

Aquella prerrogativa que me había concedido Lembani, hacia que mi culo y mi coño estuviesen casi en carne viva, pero lo daba por bien pagado con tal de estar más tiempo con mis hijas.

Todas las noches, tras hacerle la correspondiente mamada, me forzaba tres veces por vagina y una por recto, yo sinceramente disfrutaba como una verdadera ninfómana, me había convertido en una puta de los pies a la cabeza, pero no podía mostrarle a Lembani que disfrutaba con ello, para él las mujeres no debíamos disfrutar del sexo, si lo llega a saber, era capaz de cortarme el clítoris, con el riesgo que eso suponía, se dan muchos casos de muerte por hemorragia o por infecciones, al cabo de 8 meses del parto, volví a quedarme embarazada, nuevamente con todo lo que aquello conllevaba, además de cuidar a mis hijas que estaban a punto de cumplir el año, mis pechos aun tenían lecha, ya que mis hijas seguían mamando, era la mejor alimentación que les podía dar, ya les tocaría cambiar de comida, cuando mi tripa fuese un bombo de feria, pues no podrá cargar con ellas, como mis tareas domesticas, no las estaba cumpliendo correctamente, por causa de mis hijas y de mi nuevo embarazo, Lembani ordeno que me las retirasen y pasasen al adiestramiento de las demás niñas, seguiría viéndolas pero no con la asiduidad que quería, solamente algún rato durante el día. Mi vientre crecía cada mes, el de las otras chicas también ya que Lembani había dejado embarazadas nuevamente a casi todas las mujeres, y el amante de las hermanas-esposas de Lembani también estaban nuevamente embarazadas, no había pasado un año y todas las mujeres del poblado estábamos nuevamente preñadas, aquello parecía un desfile de tripas, unas de cuatro meses, otras de cinco yo de 6 y las otras entre 2 y 3 meses.

Yo era la que estaba más avanzada, y cuando me llego la hora, nuevamente me llevaron al paritorio, ya no era primeriza, era toda una veterana, y comencé con el ceremonial, cuando llego el primero, fue muy rápido, estaban cortando el cordón y apareció la cabeza de otro, nuevamente tenia gemelos, y otra vez niñas, desde luego no era normal, dos embarazos y los dos de gemelas, ¿Tendría razón Lembani al decir que el beber su esperma me facilitaría dar más hijos?, creencias, yo creo que como durante muchos años mis óvulos no recibían ninguna visita de pretendientes, aprovecharon y salían de dos en dos. Cuando Lembani se entero que nuevamente había tenido gemelas, se alegro, acudió a verme y me dijo.

-          Ya te dije que tú me darías muchos hijos, yo voy a ser el padre de toda África, me darás mucho dinero.

Nuevamente a reposar de aquel parto, las tareas domesticas tenía que hacerlas cargando con las nuevas hijas como lo había hecho anteriormente. A los pocos meses, Lembani volvió a violarme, estaba destinada a ser la fábrica de los niños de África.

Un día aparecieron en el poblado unos mercaderes, venía a comprar mujeres y las niñas de más de 10 años para venderlas a otras tribus. Lembani enseguida empezó a presumir de que tenía una buena mujer que cada vez que paria le daba dos hijas, estaba muy orgulloso de su pertenecía. En eso el jefe de los mercaderes, se fijo en mi y hablo con Lembani en voz baja, por los gestos que hacían parece ser que no estaba de acuerdo, Lembani señalaba con los dedos 4, no sé en realidad a lo que se refería, el otro hombre señalaba con las manos abiertas tres veces, Lembani señalaba 10 veces con las manos abiertas, en eso se estrecharon las manos, habían llegado a un acuerdo, uno de los ayudantes del mercader, se acerco a mí y me puso un collar en el cuello, me estaba diciendo que me había vendido yo le grite a Lembani.

-          Amo y mis hijas

-          Tus hijas también están vendidas, me pagaron muy bien por tú y tus cuatro hijas, te irás con tu nuevo amo mañana.

Aquello me daba un respiro, no me separaban de mis cuatro hijas, las tendría un poco más de tiempo.

Por la mañana siguiente la caravana partió, yo con mis dos pequeñas a la espalda y las otras dos de mi mano y a veces en las caderas, con aquel collar en el cuello enganchado a una carreta, de vez en cuando me dejaban sentar a las mayores en la carreta y a mí cuando les tenía que dar el pecho a las pequeñas. Tras tres días de caminata, llegamos a un poblado, era muy extraño, en el había muchos hombres armados, todas las mujeres vestían como las musulmanas, solamente se les veía la cara, todas eran muy jóvenes, permanecían sentadas en medio  del poblado mientras un hombre decía una palabras que ellas repetían una y otra vez. Enseguida me di cuenta, estaba aprendiendo el Corán, al parecer era un grupo rebelde, guerrilleros, y las mujeres así vestidas las habían secuestrado para sus fines, si sus familias querían rescatarlas, tendrían que pagar un rescate muy elevado, si no pagaban, las utilizarían como objetos sexuales para los combatientes, serian violadas incluso las enseñarían a inmolarse en actos terroristas.

Al día siguiente partimos de aquel lugar, afortunadamente, no les interese, pues se tenían que quedar con las niñas, y estas eran muy pequeñas, no podrían sacar partido de ellas hasta dentro de unos años, cuando estuviesen en edad de procrear.

Nos adentramos en la selva y seguimos caminando durante 5 días, llegamos a una pequeña ciudad, donde al parecer había un mercado de esclavos, las piernas me temblaban, me separarían de mis hijas? Poco a poco los interesados, se acercaban a mí, me manoseaban me tocaban los pechos, el culo, me hacían abrir la boca para verme los dientes, a las niñas mayores, les tocaban los brazos y las piernas, comprobaban el ganado en venta, a mi me anunciaban para la sección de cría, era buena paridora, en don embarazos 4 hijas, pero gracias a dios me rechazaban, no querían las niñas, no les sacarían partido y tendrían que alimentarlas. Al terminar el mercado, me metieron con mis hijas en una caseta y allí permanecí dos días, a la espera de que alguien estuviese interesado en el lote completo, el tráfico de esclavos estaba prohibido, por eso permanecí encerrada con las niñas varios días en la caseta, al parecer había una patrulla de la policía haciendo la ronda, frente a la caseta había una pequeña fuente, yo tenía que limpiar a mis hijas pequeñas y darles agua a las mayores, a mi vigilante le pedí permiso para ir a la fuente a buscar agua para lavarlas, y afortunadamente me lo dio, cuando estaba en la fuente, cargando sobre mis espaldas a las dos pequeñas y las dos mayores agarradas a mi túnica, note que una mano se posaba sobre mi hombro, me asuste, la calabaza con la que estaba recogiendo agua se me cayo, al darme la vuelta vi que era un soldado, en la manga tenia cosido la bandera francesa, y su cabeza estaba cubierta por una boina color azul. Era un paracaidista francés al servicio de las Naciones Unidas, al verlo me senté en el suelo y me puse a llorar. De inmediato aquel soldado llamo a otros dos, me levantaron y me llevaron con ellos, mis hijas asustadas no se separaban de mí.

Me llevaron a su cuartel, y me presentaron a su comandante, yo no hacía más que llorar y darle las gracias, le conté mi historia, el comandante llamo al médico que se hizo cargo de mis hijas con ayuda del personal sanitario, las reconocieron, les dieron algo de ropa y de comer, a mi el comandante me dijo.

-          Sra. Tiene Ud. mucha suerte, gracias a su pelo rojizo, que llamo la atención del cabo, está ahora en buenas manos, no se preocupe, la trasladaremos en un helicóptero con sus hijas a la capital, allí será llevada a un hospital donde la atenderán y se notificara a su embajada de su existencia quien se hará cargo de todo.

Yo no tenía palabras para agradecer las atenciones que recibía, no paraba de llorar, eso apareció un sacerdote, me abrace a él, me puse de rodillas y le pedí confesión, el me dijo:

-          No necesitas confesarte, tu supervivencia es debido a la fe que tienes en Dios, por eso el nunca te abandono, tus sufrimientos considéralos como la penitencia de aquellos pecados que crees tener, pero si quieres yo te doy la absolución y ego te absolvo……

Aquellas palabras llenaron mi corazón, me reconfortaron de tal modo que me quede dormida en aquella cama que el comandante me había ofrecido.

Al día siguiente, me trasladaron en helicóptero junto a mis hijas a la capital, al llegar de inmediato me llevaron a un hospital donde nos atendieron a las 5, las dos mayores estaba asustadas, no sabían lo que pasaba, las pequeñas, con apenas 3 meses no se enteraban de nada, me hicieron análisis de sangre, me revisaron ginecológicamente me pusieron un tratamiento para recuperar las fuerzas y faltas de vitaminas, me visito el embajador y su esposa, que se encargaron de facilitarme la ropa necesaria para mí y mis hijas, al mismo tiempo que me decía que se había dado conocimiento a Washington, y que me estaban preparando un pasaporte familiar en el que figuraban yo y mis cuatro hijas, que cuando estuviese completamente repuesta saldría para USA, donde me estaría esperando la primera dama.

Hoy vivo en un pequeño pueblo donde nadie me conoce, me han dado una nueva identidad tengo un buen trabajo, para la gente mis hijas son de un oficial que cayó en Afganistán, tiene las dos mayores 10 años y las pequeñas 8. Todos los domingos acudo a la iglesia con mis hijas a darle gracias a Dios.