Un viaje de vacaciones -4
Una chica Americana, de vacaciones en el Africa Negra
UN VIAJE DE VACACIONES – 4
Cuando entre en la cocina, para hacer mis tareas, Leke al verme de aquella guisa, me pregunto.
- Blanquita, era el nombre que me había puesto Lembani, mi esposo te dejo preñada esta noche?
- No lo se ama, tendré que esperar a que sangre, me faltan muchos días, puedo hacerle una pregunta, ama.
- Dime.
- El Amo, no las dejo preñadas a sus esposas?
- Lembani, además de ser nuestro esposo es nuestro hermano, no puede dejarnos preñadas, nuestras leyes lo prohíben, está buscando un esclavo fuerte para que nos deje preñadas a las cuatro, el día que quedemos preñadas, nuestros hijos o hijas deberán ser vendidas para trasmitir la semilla de la familia, tu le darás muchos hijos, tienes buenas caderas y pronto quedaras preñada, además tus pechos son grandes y tendrán mucha leche con la que amamantar a sus hijos, serás una buena reproductora.
Comprendí que me tenía como una fábrica de hijos, tan pronto pariese me volvería a dejar preñada como a las otras mujeres que tenia, una ya estaba preñada y otra ya le habían dado dos hijos, con las otras seguiría el mismo trance que estaba viviendo yo.
Tras servirle el desayuno a Lembani y sus esposas y cuando ya había vuelto a mis quehaceres, me volvió a llamar. Acudí rápidamente a su llamada y me dijo.
- Mama como una ternera.
Eso significaba que le hiciese una felación, me puse de rodillas ante él y comencé a mamarle aquella polla asquerosa, sabía que después de hacerle la mamada, me violaría nuevamente, por lo que decidí acariciar mi clítoris, con el fin de lubricar un poco mi vagina y que la penetración no fuese dolorosa. Cuando el comprobó que ya estaba en disposición de penetrarme me dijo.
- Siéntate sobre mí.
Tenía todo su pene en una completa erección apuntando hacia el techo del cuarto, estaba sentado en una banqueta, me acerque, abrí mis piernas y me senté a horcajadas sobre sus piernas, cogí su pene y lo puse a la puerta de mi vagina, en eso, el cogiéndome por los hombros empujo mi cuerpo sobre su pene, entrando en mi vagina de un solo golpe hasta tocar mi útero, aquella penetración, me dolió, pero no con la intensidad de la primera, ya no tenía himen y estaba un poco lubricada, me agarro por la cintura y me obligo a moverme arriba y abajo, constantemente, mis tetas se movían al compas de mis movimientos, cosa que le agrado cogió una y se la acerco a su boca con la intención de mamar de mis pezones, mientras que con la otra mano, comenzó a masajear mi esfínter, me estaba dando la señal de que me iba a sodomizar, me dijo.
- Salta sobre mi miembro, quiero ver como tus tetas se mueven me gusta ese movimiento.
Yo obedecía ciegamente, sabia a lo que me exponía si no obedecía, así estuve saltando sobre su pene casi 20 minutos, mi vagina ya estaba llena de mis jugos que facilitaban la penetración, estaba a punto de correrme cuando el dio un grito y se descargo dentro de mí, nuevamente mi vagina apretaba aquel falo y lo exprimía, sacándole todos sus jugos, me levanto como si fuese una pluma, me puso de rodillas ofreciendo mi culo y sin decir nada, separo mis nalgas y de un solo golpe metió aquel asqueroso falo en mi culo, desvirgándolo, el grito que di, asusto a sus hermanas-esposas que acudieron rápidamente haber que pasaba, encontrándonos en la postura que representaba a una pareja de perros copulando, pero no era copula me estaba dando por el culo, cada vez más fuerte, su pene se abría paso en mi intestino como si fuese una serpiente entrando en la madriguera de unos conejos, salía y entraba, salía y entraba así un montón de veces hasta que nuevamente se descargo dentro de mi intestino, al sacarlo, note como por mi pierna resbalaba parte del semen que salía de mi vagina y de mi culo mezclado con la sangre procedente de haberme roto mi culo, me dio unos azotes en mis nalgas y me dijo.
- Te dejo descansar hasta esta noche, que volveremos a intentar dejarte preñada. Pero antes límpiamelo con tu boca.
Aquel pene estaba lleno de mis heces y de su esperma, me dio realmente repugnancia el tener que metérmelo en la boca y limpiárselo, su sabor es de suponer.
Una de sus hermanas-esposas, me facilito una túnica y me mando ir a la cocina a seguir con mis tareas. A mi mente vinieron recuerdos de mi juventud, cuando las chicas de la Universidad me decían si tomaba algún anticonceptivo, como yo no tenía ningún éxito con los chicos no tomaba nada, incluso ni siquiera sabía cuáles eran los días fértiles y cuales los infértiles, no sabía cómo calcularlos, únicamente sabia que cada 28-30 días tenia la regla, después de almorzar, sus hermanas me dieron permiso para ir a descansar ya que la siguiente noche apenas dormiría, su hermano tenía en mente dejarme embarazada cuanto antes y me tendría en esa tesitura hasta conseguirlo.
Con el resto de las mujeres, las llamaba por las tardes y las violaba, a diario, hasta dejarlas nuevamente preñadas, me dijeron que todas las que estaban allí ya habían parido 2 veces, la que estaba embarazada, era su segundo embarazo. En eso Fatou, me llamo, tenía que hacerme un peinado especial, me mando sentarme en una banqueta y comenzó a peinarme, cuando termino, tenía la cabeza llena de diminutas coletas de dos-tres centímetros y cada una con una cinta de distintos colores, menos el rojo, de esa manera destacaría mas el color rojizo de mi pelo, me recordó a las fotografías que había visto en la biblioteca de niñas con ese mismo peinado.
Al anochecer, nuevamente Lembani me vino a buscar, cuando me encontró en el galpón, me agarro de la muñeca y me llevo a su cuarto, al entrar, me dijo que me desnudase, tras sacarme la túnica me dio las oportunas órdenes, que fuese la becerra a mamar de su polla. Me arrodille y como una perra sumisa me dirigí hacia él, sin tocar con mis manos, comencé a acariciar su pene con mi lengua hasta conseguir metérmelo en mi boca, comenzando a succionar, aquel falo, que crecía dentro de mi boca, ya estaba lo suficientemente duro me mando tumbarme en la cama con las piernas bien abiertas, no podía oponerme, sabía lo que me esperaba, se arrodillo entre mis piernas, me agarro por las caderas y las apoyo sobre sus piernas, en esa postura mi vagina quedaba a la altura de su pene, lo agarro y coloco a la puerta de mi sexo y como siempre sin miramientos de un solo golpe me lo introdujo hasta sus huevos, comenzando con un mete y saca durante 20 minutos hasta que dando el grito de rigor se descargo en mis entrañas, mi vagina nuevamente apretaba su miembro para escurrir cualquier gota que pudiese quedar dentro de su pene, durante aquellos 20 minutos, yo me había acariciado mi clítoris lo que me hacía llegar un clímax tan intenso que cada vez que se descargaba al mismo tiempo yo también llegaba al orgasmo, viendo en aquellos momentos el máximo placer que pudiese sentir una mujer, tras unos minutos para recuperar la respiración, volvíamos a empezar cambiando de postura, el perrito, el abajo y yo arriba etc. recorríamos todas las posturas imaginables y las no imaginables, estaba obcecado en dejarme embarazada.
Durante 15 días las sesiones se repetían, mañana, tarde y noche, yo ya tenía mi sexo al rojo vivo, mi caminar no era normal, caminaba con las piernas abiertas, ya no solo por el dolor que sentía en mi sexo sino también por el dolor que sentía en mi culo por las veces que me sodomizaba mínimo 2 veces al día.
Un día al levantarme, note que las piernas las tenia mojadas, lo achaque a que el esperma que me había metido por la noche había salido de mi vagina, no, me había venido la regla, se lo comunique a una de sus hermanas-esposa para que me facilitase lo necesario con el fin de cubrir mi sexo esos días, me dio unos paños blancos rellenos de hebras de algodón y me puso un taparrabos como si fuese un tanga, y se lo comunico a Lembani, para que no me utilizase durante los días de menstruación. Durante esos días, se descargaba en las otras mujeres, algunas ya estaban preñadas de días, pues las menstruaciones que tenían que llegar no llegaron y mostraban los clásicos síntomas de embarazo, vómitos, sensibilidad en los pecho y demás. Como no podía follarnos a su gusto, decidió marchar en busca de un engendrador para sus hermanas-esposas, tan solo tardo un día, regreso con un negro, que mediría casi 2 metros, fornido, musculoso, se lo presento a sus esposas y les dijo.
- Ya tenéis al que os dejara preñadas, ya sabéis lo que tenéis que hacer, cada noche estará con una de vosotras y podrá yacer cuantas veces al día quiera, tenéis que quedar preñadas lo antes posible.
Aquella noche fue Bineka, la que se estreno, al día siguiente, su cara reflejaba lo bien que lo había pasado, ellas deseaban quedarse preñadas, era su obligación, no así la mía, yo había sido violada, durante todo el día siguiente, en cualquier momento era Bineka la que reclamaba la atención del engendrador, cuando se reunían las cuatro, comentaban las experiencias pasadas durante la noche, si habían sentido dolor, si llegaron al orgasmo etc. por lo que pude comprender, ellas se limitaban a abrirse de piernas y que el engendrador se descargase dentro de ellas, no tenían orgasmos, yo las consideraba como si fuesen un tubo de ensayo, donde el hombre descargaba sus espermatozoides, a la espera de que fuesen campeones olímpicos y llegasen con rapidez a la meta que era el ovulo a fecundar. En realidad eso era yo, ya que cada vez que me violaba yo no disfrutaba del coito, no podía sentir amor hacia aquella bestia que me estaba violando mi vagina era el recipiente que recogía su esperma, sentía los orgasmos pero no disfrutaba de ellos, como si fuese un coito consentido y querido. Fue cuando me entere que todas las mujeres que estaban retenidas, en su día les habían hecho la ablación del clítoris, hecho muy normal entre las tribus africanas, según dicen para que las mujeres en una parte no disfruten del sexo y otras por creencias ancestrales, por tal motivo todas aquellas mujeres lo único que tenían que hacer era abrirse de piernas y dejarse penetrar. Tan pronto regreso, pregunto si yo ya estaba en condiciones de quedar preñada, sus esposas le dijeron que no que aun sangraba y que tardaría entre tres y cuatro días, se dedico esos días a seguir violando a las otras mujeres que aun no habían quedado preñadas. A la semana siguiente de su regreso me volvió a llamar, había terminado mi regla y quería volver a intentar dejarme embarazada. Durante 20 días me reclamaba todas las noches, siempre con el mismo ceremonial, mamársela, y después ponerme en la posición que quisiese, misionero, perrito, cabalgándolo, sentada sobre él con las piernas sobre sus hombros, y así mañana tarde y noche.
Un día cuando me levante, no me encontraba muy bien la regla me debía haber venido hacia dos días, lo achaque a un retraso, pero ese retraso se prolongaba demasiado, por las mañanas tenia vómitos y mis pechos los tenía más sensibles, estaba embarazada. Se lo comunique a las esposas y ellas se lo trasmitieron a Lembani, se puso contento, tendría un hijo de una blanca. Mientras el fecundador que había traído, trabajaba todos los días con alguna de sus esposas, pero no tenia suerte, bueno yo llevaba en aquel lugar tres meses y quede embarazada a los tres meses de mi llegada, no era llegar y besar el santo. De todas las mujeres que tenia para el servicio de Lembani, que éramos 8, siete estábamos embarazadas, con diferentes meses de gestación una ya tenía 7 meses y las otras estaban de 4 y tres meses, la que menos estaba era yo que llevaba una falta, estaría de mes y medio, todas seguíamos haciendo nuestras labores asignadas, nuestros embarazos no nos excluían de trabajar, al contrario decía que así los hijos serian más fuertes, en realidad en los pueblos primitivos, la gestación de una mujer no la exime de seguir haciendo su trabajo y a veces tenían más, ya que si estaban libres, tendrían que hacer el trabajo que nosotras teníamos repartido entre 8, además de cargar con los hijos recién paridos a la espalda, no había guarderías para dejarlos. Yo que no había conocido varón por ser una mojigata y estrecha, me encontraba en el centro de África, secuestrada por un loco, vendida como esclava sexual, destinada a darle los hijos que quisiera, y ya estaba embarazada, aunque en esas condiciones no me hacía ninguna gracia de cómo había llegado a mi estado de preñez, sentía que dentro de mi estaba creciendo algo que seria mío, aunque me lo robasen cuando naciese, pero sentiría la sensación de dar una nueva vida a un mundo lleno de odio y corrupción.
CONTINUARA