Un viaje con sorpresa

Fuí con una pareja de amigos a hacer un viaje, a hacer turismo, pero apenas si salimos de la habitación.

Esta historia comienza como muchas otras, sin esperarlo, pues nunca me podía imaginar que lo que me sucedió en aquella semana, iba a ser tan emocionante. Los nombres, incluso el mío, están cambiados, mas por protegerlos a ellos que a mi.

Mi nombre podría ser Eduardo, y el verano pasado, cuando tenía 25 años, decidí hacer un viaje a Madrid, ya que me encanta esa ciudad, y tengo varios amigos allí. Esta vez el viaje fue diferente, lo hice con mi coche, ya que me acompañó una pareja amiga. Para describirnos a todos, diré que mido 1.74, soy moreno y con muchas canas, lo que me hace parecer mayor. A mis amigos los llamaré Carlos y Nuria, Carlos tiene mi edad, también es moreno, y es algo más bajo que yo, Nuria, su novia, tenía entonces 18, es casi igual de alta que Carlos y es rubia.

Carlos y yo nos conocemos desde hace un montón de años, y he conocido a todas sus novias, Nuria no ha sido de las más guapas, pero si de las más lanzadas, y era la que más me interesó de todas, ya que, cuando hablaba, solía dirigir la conversación hacia el sexo, lo que hacía que me calentara y tuviese que ir a desfogarme con mi novia, o haciéndome una paja.

El caso fue que Ana, mi novia, no pudo venir al viaje. A pesar de ser agosto, ella tenía que trabajar esa semana, y las reservas no se podían anular. Finalmente, preparamos el viaje y nos fuimos a Madrid.

Durante el viaje, mientras estábamos en una gasolinera llenando el tanque de mi coche, y mientras Carlos estaba en el servicio, Nuria comenzó a quitarse el jersey que llevaba, para quedarse en camiseta. Cuando se lo sacaba por la cabeza, la camiseta se subió junto con el jersey, y le pude ver un pecho por completo, ya que ella tiene unas tetas no muy grandes y pocas veces usa sujetador, cuando tiró la prenda al asiento del coche y se puso bien la camiseta, me miró, y sonriendo me dijo que si me había gustado lo que había visto, a lo que yo respondí que si no tuviera novio, o si no estuviera con nosotros, me habría abalanzado a chuparle el suave pezoncito que quedó al descubierto, ella se rió, y la cosa no pasó de ahí, cuando llenamos el tanque, aparcamos cerca, estiramos las piernas y los tres pasamos por el bar, y Nuria y yo por el servicio.

Durante el resto del viaje no se comentó nada de lo que había pasado en la gasolinera, por lo que decidí que no debía obsesionarme, ya me masturbaría cuando llegase a la habitación del hotel y me desfogaría completamente cuando llegase a casa y pudiese echarle un buen polvo a mi novia.

Llegamos al hotel casi de noche, subimos a las habitaciones y nos duchamos, yo tuve que masturbarme, pero cuando terminé, seguía con la polla completamente tiesa, la visión de esa maravillosa teta no se me iba de la cabeza, así que terminé la ducha con agua fría, y parecía que funcionaba, pero me equivocaba, otra vez.

Cuando llegué al vestíbulo, me esperaban Carlos y Nuria, y al verla a ella, se me volvió a poner la polla dura. Nuria iba vestida de una manera provocativa, pues en pleno agosto, aunque ya era de noche, hacía algo de calor, y todos nos vestimos con ropa ligera, pero Nuria destacaba más que nadie, llevaba una minifalda que apenas se movía un poco, podían verse sus bragas, y una camiseta ajustada, que marcaban sus pechos firmes y duros. Tapé mi erección como pude, y salimos a las discotecas, con el aire de la noche, la erección se bajó.

Nos metimos en una que nos llamó la atención, había mucha gente esperando, pero gracias a la frescura de Nuria, nos dejaron entrar a los tres, sin hacer colas. Dentro de la discoteca apenas podíamos movernos, y decidimos ir hacia la barra. Nuria se puso entre Carlos y yo, y comenzó a restregarme su dulce culito mi, lo que me puso aún más caliente, si cabe, y con una erección que tuvo que notar, seguro. Cuando pedimos las bebidas, buscamos una mesa por todo el local, y encontramos una, algo apartada de la pista de baile, pero nos sirvió.

Poco después Nuria quiso sacar a bailar a Carlos, pero éste no era muy dado al baile, y yo, aunque no soy un gran bailarín, al menos me muevo en la pista, y yo si me apunté, y ella me tomó de la mano para llevarme a la pista, y la seguía, y no quitaba ojo de su culo, y debido al sudor, sus piernas brillaban de una manera muy especial. Comenzamos a bailar, pero había tanta gente que teníamos que estar pegados, y en cada salto, en cada movimiento, notaba el roce de sus pechos, hasta que ya no pude más, y la rodeé con mis brazos, y puse las manos en su culo, apretándola contra mi, para que notara mi erección. Ella me miró, con cara de viciosa, y me dijo, pegando su boca a mi oreja:

Aquí no, puede vernos, vamos al servicio.

Y separándome de ella, me cogió nuevamente de la mano, y me llevó a la puerta de los servicios. Sin corte alguno, entró en el de hombres, y me llevó a un reservado, de los cinco que había, me metió dentro de un empujón, cerró la puerta como pudo, y comenzó a besarme desesperadamente. Yo no me quedé atrás, y metí mis manos debajo de su falda, comencé a tocar su dulce culo, que estaba libre, ya que llevaba bragas tipo tanga, que sólo tenían una pequeña tirita en mitad del canalillo. Sin esperar más, la volteé, y la puse de cara a la pared del baño, y ella apoyó sus manos contra ella, haciendo que su culito quedara en una posición muy provocativa, yo me saqué mi polla, de 23 centímetros y bastante gruesa, y de un solo empujón se la clavé en el coño, ella gimió de sorpresa, y algo de dolor, yo sabía, aunque no la había visto nunca, que la polla de mi amigo carlos era algo más pequeña que la mía, así que me aseguré de que la notara bien, y comencé a bombearla, para que el roce nos excitara más, y continué con ello, en un momento, cuando iba a correrme, me incliné hacia ella, y le pregunté si podía correrme dentro, a lo que ella contestó que si, que tomaba la píldora, así que di un par de empujones más, y me corrí dentro de ella, aunque no en mucha cantidad, debido a la paja que me había hecho nada más llegar al hotel.

Una vez que acabamos, y poniéndonos bien la ropa, salimos del baño, y nos fuimos a la pista, y tras estar bailando un rato más, nos volvimos a la mesa, donde nos esperaba Carlos, que no se había enterado de nada. Él creía que sudábamos por haber estado bailando, lo que nos vino bien, no sospechaba nada.

Más tarda, ya de vuelta al hotel, Nuria y yo nos retrasamos, dejando que Carlos entrara en su habitación, y yo le pregunté a Nuria en voz baja si se volvería a repetir, y ella sólo contestó con un "ya veremos", y, poniéndose delante de mi, puso su mano en mi polla y la apretó.

Esa noche dormí como un bebé, y me despertaron los golpes en la puerta de mi habitación, así que me levanté a abrir, vestido, tan sólo, con unas bermudas.

Mi sorpresa fue mayúscula, cuando vi en la puerta a Nuria, vestida con un albornoz, y me pidió permiso para entrar. La verdad es que cada vez que la veía, me ponía caliente, no pe podía creer que una chica de tan sólo 18 años pudiera ser tan caliente, pero eso me excitaba aún más, así que la dejé pasar.

Verás, Eduardo – comenzó a decir, mientras se sentaba en la cama, dejando ver uno de sus muslos, y la tira de su tanga – lo de anoche estuvo bien, pero no estoy segura de si debería de repetirlo – y me miró con unos ojos de indecisión

Si crees que no, es que no deberíamos – le dije, dejando a un lado mi calentura, y usando la poca sangre que me quedaba en el cerebro – ocurrió porque los dos quisimos, y ya está, no hay que decir más.

No, si no me refiero a que no podamos hacerlo, sino a que se lo ocultemos a Carlos

Eso me dejó sin palabras, ¿pretendía que le dijese a mi amigo que me gustaba su novia y que, en un momento dado, quería acostarme con ella?¿se había vuelto loca, quizás?, como no comprendía lo que me estaba contando, se lo pregunté, a las claras, y la contestación fue más inesperada todavía.

Verás, lo que quiero decirte es que, no se si lo sabes, pero Carlos es bisexual, y el me deja que me acueste con otros chicos, que son bisexuales, también, y así disfrutamos los tres. Además, se que tu le gustas, bastante, y si tu aceptaras tener un encuentro bisexual, podríamos estar los tres tranquilos, yo no tendría esta sensación de haberle fallado, y tu podrías volver a meterme esa polla que me volvió loca en la disco.

Se levantó, se cerró el albornoz, y se fue hacia la puerta. La abrió y se volvió, me llamó, pues yo estaba de espalda, y me dijo que ellos se iban a dar una vuelta juntos, solos, y que me lo pensara, que luego, a eso de las seis de la tarde, me preguntaría si sí o si no, y que si elegía aceptar la oferta, no me arrepentiría.

Lo que me propuso me dejó turbado, estuve pensando en ello durante la comida, que hice solo, para poder pensar. ¿un encuentro bisexual?, más de una vez me lo había planteado, pero nunca había pensado que mi amigo Carlos fuera bi, nunca había pensado en él. La verdad es que el suave coñito de Nuria, suave, jugoso y apretadito, se salía de la escala de lo real, y entraba en la de los dioses, pero, ¿tenía yo que poner mi culo?, suponía que si, nadie daría a su novia si no consiguiera algo a cambio, así que lo pensé bien, me decidí a hacerlo, y si no me gustaba... bueno, al menos podría aprovechar el poder entrar otra vez en esa cueva. Sería un si.

Por la tarde, sobre las seis, yo estaba en mi habitación, estaba guardando algunas cosas que había comprado para mi familia, cuando pegaron a la puerta de mi habitación, y supuse que era Nuria, y no me equivoqué. Cuando abrí la puerta, por poco me quedo muerto, cada vez vestía con menos ropa, ahora sólo llevaba una minifalda, tan pequeña, que solo con andar, ya se le veían las bragas, y el top era, simplemente, un trozo de tela con un nudo en la espalda, donde se le notaban los pezones, completamente erectos. Si tuviera alguna duda de si hacer lo que me propuso, o no, desde luego, que la visión de ella así me quitaría todas las dudas, y así se lo comuniqué.

Nuria me besó en la boca, y me dijo que recogiera la habitación, que lo tuviera todo preparado, porque después de cenar vendría el espectáculo, que ella convencería a Carlos para que aceptara hacer un trío, y que nos lo íbamos a pasar realmente bien.

Sobre las ocho, Nuria y Carlos estaban pegando a la puerta de mi habitación, y salimos los tres a cenar, Nuria, como siempre, iba muy provocativa, y yo estaba otra vez muy caliente, pero procuré no pensar en nada de sexo, si todo iba bien, "nos lo íbamos a pasar realmente bien". Cuando llegamos a una terraza, donde podíamos tomarnos unas tapas, nos acomodamos en una mesa, y comenzamos a charlar, pero no tocábamos el tema del trío, así que no sabía que decir, hasta el momento en que Nuria se levantó para ir al servicio.

Nuria me ha dicho que ha hablado contigo.

Si, ha hablado de muchas cosas.

¿Y estas de acuerdo? – Carlos, tras decir esto, puso una cara de bastante miedo, lo que me hizo pensar que no estaba muy seguro de lo que me había contado Nuria.

¿Siempre has sido bisexual? – fue lo primero que se me ocurrió

Bueno, la verdad es que algunas veces, con catorce o quince años, creía que era gay, pero luego me di cuenta que también me atraían las mujeres, así que se puede decir que soy bisexual desde siempre.

Una vez que el hielo estaba roto, ahora me tocaba a mi exponer las condiciones del asunto, porque aunque era un simple invitado, yo iba a poner una parte de mi que nadie había visitado.

Tengo que decirte la verdad, Carlos, no se como puedo reaccionar habiendo otro hombre desnudo junto a mi, y aunque tengo muchas ganas de probarlo, no te puedo asegurar que no me sienta violento por la situación.

Bueno, si no quieres...

No, no es eso, es sólo que, ¿es verdad que te gusto?

Pues si

¿Y desde cuando?

Pues desde que te vi la primera vez. Estuve a punto de proponerte una relación, pero me enteré de que no te iban los hombres, y quise tenerte como amigo.

Bueno, Carlos, la verdad es que en más de una ocasión me había planteado el hacerlo con otro tío, pero nunca lo había llevado a la práctica.

¿Nunca lo has hecho con un hombre?

No, sería mi primera vez

Y alguna vez te has metido algo por el ...? – no pudo terminar la frase.

No más de un dedo, alguna que otra vez que me masturbaba, y cuando me iba a correr... bueno, daba mucho placer.

Bueno, puedes intentarlo si quieres, no te voy a obligar, pero te puedo asegurar que si decides acerlo...

"Nos lo vamos a pasar realmente bien." – terminé yo la frase por él.

Nuria llegó, se sentó, y la conversación entre Carlos y yo quedó zanjada, seguimos hablando de temas normales, y aunque no tenía erección, la lucha por que no se mostrara era constante.

Llegamos al hotel, no habíamos comido ni bebido mucho, para no sentirnos muy llenos, y, cuando íbamos a meternos en nuestras habitaciones, nos quedamos mirando, y yo me dirigí hacia ellos, sonriendo, y diciendo que era sólo la costumbre, que aceptaba, y Nuria me dio un sonoro beso en la boca, y me agarró el paquete, que inmediatamente se puso duro, y me arrastró hacia la habitación, mientras Carlos cerraba la puerta.

Apenas hubo más palabras, yo dejé mi llave en la misma mesilla que la dejaron ellos, sin dejar Nuria de besarme, y nos dirigimos hacia la cama. Nuria me tumbó en ella, y dejó de besarme, pero me miró, y yo alternaba la mirada entre Carlos y ella. Tengo que decir que Carlos también era bastante atractivo, pero seguían sin gustarme los hombres, así que decidí cerrar los ojos, y concentrarme en el placer. Entonces noté unas manos que me pasaban por el pecho, que me acariciaban, y que me excitaban mucho. A pesar de que cada poco pensaba en que había otra polla de por medio que no era la mía, mi erección no se bajaba, lo cual era buena señal, así que me dejé llevar de nuevo, lo que dio el pistoletazo de salida al verdadero placer, que llegaría en su momento.

Cuando las manos que tanto me excitaban llegaron al cierre de mi pantalón, creía que me iba a morir, del placer que sentía, abrí los ojos, y vi que Nuria estaba desbrochando mi pantalón, y que lo sacaba, junto a mis calzoncillos, que tiró al otro lado de la habitación. Luego Nuria cogió un trozo de tela, y me vendó los ojos, lo que me excitó sobremanera, y me dejé hacer. Noté unas manos que me sacaban la camiseta, y ya me encontraba completamente desnudo. Sentí un poco de vergüenza, era el único que estaba desnudo en la habitación, pero ambos se estaban dedicando a mi, y eso estaba bien. En un momento dado, noté como unas manos tocaban mi polla, y la masajeaban, de arriba abajo, y entonces noté unos labios, y una boca, que succionaba, y que me chupaba hasta tragársela entera, y la volvía a sacar, era un placer indescriptible. Luego noté otra boca, diferente, entonces sentí un leve escalofrío, no sabía de quien era la boca, pero lo hacía igual de bien que la anterior, y me dejé hacer, sentía placer, mucho placer. Notaba las dos bocas a la vez, mientras una me chupaba los huevos, la otra me lamía la punta, y luego se intercambiaban, me sentía en la gloria, ¿cuánto llevaban comiéndose mi polla? ¿cinco minutos? ¿diez?, era algo increíble, entonces, todas las barreras, todos los tabúes que había habido en mi vida desaparecieron, esto era el placer por el placer, nada de hombre ni mujeres, sólo placer. Noté de nuevo una boca que se comía mi polla, toda entera, hasta la mismísima garganta, y yo estaba a punto de correrme, y así lo dije, cuando escuché la voz de Nuria, que me dijo que no lo haría antes que ella.

Bueno, si ella era la que estaba hablando, era Carlos el que me comía la polla, de eso no había duda, así que me dije, a la mierda con todo, y me quité la venda de los ojos, la tiré donde pude, y les hablé, por primera vez desde que entré en esa habitación.

No necesito para nada la venda, así que veamos que hay

Ya era hora de que entraras en el juego, ¿por qué no haces algo por mi? – me dijo Nuria

Ponte encima mío, que te voy a comer el coño hasta que nos cansemos los dos, y tú, Carlos, no quiero correrme tan pronto, así que déjame un poco y que la puta de tu novia te la coma un poco a ti.

Y así fue, mientras yo le comía el coño a Nuria, ella le comía la polla a su novio, el cual no dejaba de hacerme una lenta paja, y cuando notaba que me iba a correr, paraba, haciéndome subir a unos niveles de placer que eran increíbles, hasta que, en un momento dado, Nuria, sacándose la polla de su novio de la boca, dijo que se iba a correr, lo que hizo que yo aumentara el ritmo, y ella también, y entonces, haciendo una especie de triángulo, Carlos consiguió meter mi polla en su boca, y comenzó da mamarme de una manera increíble, lo que hizo que nos corriéramos los tres a la vez, Nuria soltó tal cantidad de líquidos que yo creí que me iba a ahogar, Carlos se corrió en la boca de Nuria, y yo en la de Carlos, pero con una abundancia que no reconocí como mía, pues nunca me había corrido con tanta cantidad de semen. Carlos retuvo bastante cantidad de semen en la boca aunque la mayor parte se le escapó, y resbalaba por mi polla, hasta caer en la cama. Con la boca llena de semen, Carlos besó a Nuria, que también tenía semen de éste en la boca, y cuando le hubo pasado el suyo, Nuria se puso encima mío, y me besó, pasándome gran cantidad de semen, que tuve que tragar para no ahogarme.

El sabor era indescriptible, tenía en mi boca el regusto de la corrida de Nuria, y luego aquel beso que, lejos de indignarme, me calentó aún más si cabe, y que sabía entre dulce y amargo, entre suave y ácido, entre una cosa y otra. Caímos los tres rendidos en la cama, Nuria en medio de los dos, y, aunque me había corrido hacía poco, mi erección no había desaparecido por completo, lo que hizo que me pusiera otra vez en marcha, y, aprovechando que Nuria estaba tumbada en la cama boca arriba, yo, desde el borde, le metí mi polla en la boca, que comenzó a chupar, mientras le acariciaba los pechos que tanta excitación me habían provocado, por encima de la camiseta que aún llevaba puesta.

Carlos también se levantó de la cama, pero se puso detrás de mi, y comenzó a acariciar mi pecho, y mis brazos, y luego pasó mis brazos por la espalda, hasta que llegó a mi culo, que comenzó a acariciar suavemente. Como para acariciar los pechos de Nuria tenía que agacharme un poco, mi culo estaba bastanteo ofrecido, lo que aprovechó Carlos, poniéndose de rodillas, y separando mis cachetes, comenzó a lamerme el ano. Eso me puso a mil, notaba unas sensaciones increíbles, aunque en más de una ocasión me había acariciado el ano mientras me masturbaba, no era lo mismo sentir una lengua, ni aunque fuera la de un hombre, en esos momentos me encontraba más allá del placer, y comencé a gemir de placer, aunque apenas me oía yo mismo.

Nuria también se esmeraba en la mamada, y se que se corrió en un par de ocasiones, porque, agachándome más, para ofrecer más mi culo, porque Carlos metía y sacaba dedos de mi culo mientras me lo lamía, conseguí llegar con mi mano a su coño, y comencé a acariciarle el clítoris. Estaba yo tan atareado masturbando a Nuria, que no me di cuenta de que Carlos había dejado de lamer mi ano, y que me estaba poniendo alguna crema. De pronto noté una presión en mi ano, que se había acostumbrado, como luego me contó Carlos cuando se lo pregunté, a tres dedos, pero lo que estaba intentando entrar no eran dedos esta vez, sino la polla de Carlos, que estaba caliente y palpitante, y que comencé a notar como entraba, sin apenas dolor, por mi culo, hasta mi interior. Cuando hubo entrado el capullo, que parecía tener el diámetro de un balón de fútbol (debido a que no estaba acostumbrado), Carlos se paró, a lo que yo me giré, y mirándole a la cara, y con cara de enfado, le dije.

Como se te ocurra el pararte ahí, cuando la saques te la corto.

Ahí Carlos comprendió que no había barrera alguna, y que, mientras que lo hiciera con cierto cuidado, no habría barrera alguna.

Mientras yo le pedía a Carlos que continuara, Nuria se sacó mi polla de la boca, y se puso de rodillas al borde de la cama, ofreciéndome su coño, ofrecimiento que acepté encantado, y que no tardé en hacer uso. Con mucho cuidado, evitando que Carlos, que había comenzado con un suave mete-saca, se saliera de donde estaba, le metí toda mi polla a Nuria en el coño, notando nuevamente el calor que me atrajo en la disco, el calor y la presión por la que me había dejado encular por primera vez en mi vida, y entonces lo entendí, todo había sido una trampa, la teta que le había visto, la disco... Nuria me había engañado para que yo aceptara el acostarme con Carlos. No me podía sentir engañado, la verdad era que estaba disfrutando, pero me fastidió que no me lo hubieran dicho de una manera directa, así que me tomé la "venganza" de devolverle a Nuria el "favor". Aunque sabía que Nuria había follado alguna que otra vez por el culo, quería sorprenderla, así que lo que hize fue sacar mi polla de su coño, lo que hizo que ella volviera la cara, pero antes de que pudiese decir nada, se la metí, de un solo golpe, en su culo, que si bien ya lo había utilizado en veces anteriores, no estaba lubricado. Con cierto dolor por ambas partes, comenzé a moverme, más rápido que cuando la tenía metida en su coño, y ella no dejaba de gritar.

¡Maldito cabrón!¡mas despacio, que nunca me han metido nada tan gordo por el culo!

¡Pues vas a tener que acostumbrarte, por haberme engañado!

Dale fuerte a esa puta – dijo Carlos por mi espalda – que ha sido ella la que ha preparado todo esto.

¿Ha sido ella? ¡pues que sufra!

Y continué con mi bombeo, más rápido. En ese momento noté como Carlos iba aumentando su velocidad, lo que me hizo suponer que iba a terminar, y así lo hizo, llenándome el culo de leche, y se salió de mi con un ¡plop!, que me dejó una sensación como de querer cagar, y una ligera molestia, de la dilatación de mi ano, que se iba cerrando poco a poco.

Carlos se tumbó en la cama, boca abajo, y yo le dije que no había terminado con él, que quería metérsela por el culo, que se pusiera a cuatro patas, junto a su novia, que se la iba a meter. El me dijo que, al igual que a su novia, no le habían metido nada tan grande por el culo, y yo le dije que tendría más cuidado que con la puta de su novia, y lo hice con cuidado, le chupé un poco el ano, con bastante incomodidad, le metí un par de dedos, y del semen que salía de mi culo, cogí un poco y se lo froté por el ano, lubricándolo como le lo había lubricado él, y, sacándola del culo de Nuria, se lo coloqué en el ano, comencé a empujar, poco a poco, hasta que entró el capullo, y Carlos, girando su cabeza, me dijo que estaba muy caliente, que quería tener toda mi polla en el culo, y de un empujón, se la metí entera.

Estuve bastante rato alternando los culos, de Nuria a Carlos y viceversa, y cuando, después de veinte o veinticinco minutos, dije que me iba a correr, se giraron los dos, y estuvieron chupando mi polla, a dos bocas hasta que me corrí, llenándoles las caras de leche, que entre los dos limpiaron, dejándome la polla completamente limpia.

Estábamos completamente exhaustos, y desnudos los tres, nos tiramos en la cama, y nos quedamos dormidos.

Durante el resto de las vacaciones nos lo montamos juntos más veces, y en varias ocasiones lo hicimos por parejas, Nuria y yo o Carlos y yo, mientras el otro sólo se masturbaba viéndonos. Incluso una vez, a Carlos, llegué a hacerle una gran mamada, con la que, por primera vez, un hombre se corrió en mi boca.

Cuando volvimos de las vacaciones, yo creía que la cosa iba a acabar, pero Carlos y Nuria se alquilaron una casa, y yo les visitaba de vez en cuando, lo que provocó que mi novia hiciera muchas preguntas. Intenté que mi novia se metiera en el juego, proponiéndole un intercambio de parejas, para empezar, pero ella no quiso, y nos peleamos. A mi me daba igual, tenía con quien desahogarme, pero lo mejor estaba por llegar, cuando conocí a la que es, en la actualidad, mi novia.

Pero eso ya es otra historia.

Este relato es completamente verídico, para cualquier comentario, escribir a rollipop@terra.es