Un viaje al pasado - 5

Nilam asiste a un parto, queda embarazada

UN VIAJE AL PASADO – 5

Rápidamente, acudimos Sanka y yo a la choza de la parturienta, la sacamos de allí y nos internamos en el bosque, la ayudamos a sacarse las pocas ropas que tenía puestas y se puso en cuclillas, mientras Sanka, amontonaba una serie de hojas verdes ante ella y otro grupo a su lado, la pobre mujer tenía una cara de miedo pero al mismo tiempo de sufrimiento y resignación, se levantaba, caminaba un rato y volvía al lugar donde habíamos preparado las hojas, en esa guisa paso casi 8 horas, daba pequeños gritos de dolor y cuando no tenía dolores me veía y me sonreía, me decía que iba a ser fuerte porque yo le había tocado la barriga el día que me lo pidió, entre Sanka y yo le ayudábamos a caminar, que no era muy ortodoxo que digamos ya que abría las piernas a cada paso que daba, Sanka, le frotaba la barriga, de una calabaza le hacía beber, al mismo tiempo que frotaba unas hojas por su sexo.

Le pregunte porque hacia eso.

-          La bebida que le doy le ayuda no sentir dolores y a que su nido se abra con facilidad.

Le llamaba nido al tránsito uterino, es decir que le facilitaba la dilatación. Las hierbas que le frotaba eran para que los malos espíritus no se acercasen a devorar el espíritu del niño.

Los gritos de la mujer se acentuaban a cada momento y eran más frecuentes, tomo la posición de cuclillas, como cuando nos agachamos para mear y en eso salió un liquido verduzco, había roto aguas, puse mis manos bajo su sexo y por el tacto comprobé que estaba dilatando muy rápidamente, Sanka y yo nos pusimos detrás de ella agarrándola por las axilas para que no se cayese yo en mi interior le decía, “Empuja coño, que ya está aquí” ella gritaba y de repentes dio un grito y su hijo salió de su vagina como si estuviese cagando, cayendo en las hojas que Sanka había preparado.

La mujer, se sentó de costado llorando y pidiendo que le diesen a su hijo, Sanka, lo envolvió en unas hojas y lo limpio con otras, busco unos pelos de la ropa de la mujer y los ato al cordón umbilical por dos partes y sacando un cuchillo le dio un corte, separando a la madre de su hijo.

Después, cogiendo al niño, se lo puso en el regazo, ella lo abrazo con una ternura que nunca había visto, lo acerco a su pecho y la criatura se agarro a su teta con el deseo de vaciarla.

Mientras, la mujer había expulsado la placenta, Sanka la recogió y la corto en trozos dándosela a comer a la parturienta. Me dio un asco terrible, aquella masa viscosa, ensangrentada, que se la tuviese que comer la madre. Le pregunte porque.

-          Las fieras, saben que hay una nueva vida, y se acercaran atraídas por el olor, todas las madres deben comer la placenta rápido para engañarlas, además, es bueno para la madre, tendrá más leche y podrá trabajar antes, se pondrá más fuerte.

En realidad, era una cosa natural, las hembras de los mamíferos se comen las placentas tras el parto, y la placenta está llena de estrógenos que serán aprovechados por el cuerpo de la madre para su recuperación, el postparto no será tan traumático. De algo me habían servido los primeros años de mis estudios de veterinaria.

Ya en el poblado, acompañamos a la mujer a su choza, allí la estaba esperando su esposo que al verla la abrazo y levantó a su hijo en el aire mostrándolo a sus amigos y parientes. Acostamos a la mujer sobre el camastro y marchamos, al salir la mujer dijo.

-          Nilam, eres buena y sabia, tu serás la segunda madre de mi hijo.

Me acababa de nombrar su madrina o protectora, maestra o yo que sé, lo único que sé es que ese día fue un día muy especial. Había presenciado el milagro de la vida en su aspecto más natural como desde hacia miles de años, nosotras las mujeres, valientes y fuertes habíamos decidido ser los pilares de la civilización aunque muchas se habían quedado en el camino, pero no su semilla. Comprendí perfectamente que la mujer no estamos en este mundo solo para divertirnos con el sexo, es importante, pero nuestra función es poblar la tierra con seres que se amen y que no se maten por verdaderas tonterías, de que yo tengo la razón y tu no y por eso te mato.

A los 8 días, la mujer me visito en mi choza, quería invitarme a su choza para celebrar el nacimiento de su hijo, estaba radiante su rostro mostraba la felicidad de la maternidad y el agradecimiento de mi ayuda, le prometí que acudiría y le llevaría el cerdito para que lo criase tan bien como a su hijo. Se inclino para darme las gracias y se retiro.

Esa noche al acostarnos le dije a Zaafir.

-          Esposo, hoy no quiero que me fuerces, quiero que me hagas el amor, quiero que me dejes preñada, quiero que una semilla tuya crezca dentro de mi vientre y sea fuerte y sabio como su padre.

-          Nilam, yo pondré esta noche mi semilla en tu vientre con cuidado.

Aquella noche, como todas tuvimos sesión de sexo, pero no fue el sexo brutal que me llenaba de satisfacción y ordinariez, fue un sexo delicado, un sexo con un fin, yo notaba durante todo el día que algo estaba pasando en mi interior, ¿Estaría ovulando?, ya había perdido la cuenta de mis menstruaciones, hacia más de dos años que no tomaba la píldora y cuando me la había recetado el ginecólogo, me indico que el día que quisiera quedarme embarazada, o me medicaba para producir óvulos, o dejaba que la naturaleza actuase por sí sola, eliminando cualquier anticonceptivo. Y ya hacía más de dos años que no tomaba nada. Algo está pasando dentro de mí, lo sabia pero no sabía que era.

Los días fueron pasando con mis obligaciones y mis lecciones de idioma, ya me entendían con todo el poblado, no necesita intérprete ni traductores. Sanka, me llevo esa tarde a la choza de una amiga, su marido había muerto, ella era joven, su marido murió a causa de una infección de una herida en una pierna, se había caído y se la fracturo, una fractura abierta, había pasado dos meses terribles, con fiebre la pierna se le había gangrenado y cuando se la quisieron cortar ya era tarde. Tenía dos hijos, un varón y una hembra además de una segunda esposa.

Por ley, al fallecer el jefe de familia, todos los bienes los recibía el hijo varón mayor que pasaba a ser el jefe de familia, y no solo los bienes materiales, todo aquello que fuese del jefe de familia. Es decir, las esposas del fallecido pasaban a ser propiedad del heredero, tomándolas como esposas y pudiendo yacer con ellas pero no dejar embarazadas a sus parientas directas. Es decir, podía acostarse con su madre y su hermana, pero no podía dejarlas preñadas, si podía acostarse con la segunda esposa de su difunto padre y con las hijas habidas de la unión de su padre con su segunda esposa, esta pasaría si él quería a la situación de primera esposa. Todas las esposa viudas deberían ponerse un aro en la nariz, perforando el tabique nasal, con ello demostraban que eran viudas y con hijos, si algún hombre estuviese interesado en las viudas, podrá comprarlas al heredero y si quisiese podría quitarles el aro de la nariz. Ya había visto a varias mujeres con los dichosos aros, pero nunca se me dio por preguntar, me suponía que sería un adorno como otro cualquiera, pendientes, tobilleras o pulseras, que así se encontraban más guapas, también en Europa antes estaban de moda los pirsin veías por la calle a chicas con los labios perforados, tres o cuatro pendientes, el ombligo perforado etc.

Cuando entramos en la choza, para acompañar a las viudas las dos mujeres se levantaron y se inclinaron ante mí, me consideraban la mujer más importante del poblado, las abrace y llore con ellas, al mismo tiempo que cantamos una canción de despedida a su marido, me fije en ellas, ya tenían el aro en la nariz, era del tamaño de una moneda de un dólar, el extremo le llegaba a la parte superior de los labios, le cubría la zona del bigote, si lo tuviesen, con el estarían el resto de su vida si no eran compradas por otro hombre y se los quitase, también podría ser retirados si el nuevo jefe de familia lo permitía.

Al cabo de mes y medio, al levantarme, no me encontraba bien, tras ordeñar las cabras y tomar un poco de leche, algo en mi estomago me obligaba a devolver todo lo que comía, notaba mis pezones más sensibles, y orinaba con más frecuencia, la regla no me había bajado y eso que yo me ponía en el tanga un buen montón de algodón que recogía del bosque a falta de compresas. Empecé a pensar y entonces me acorde. De aquellos síntomas. ESTABA EMBARAZADA.

Me falto tiempo para decírselo a Sanka, mi confidente, que me acompaño ante Zaafir, para darle la noticia, la noticia se corrió como la pólvora por el poblado, NILAM ESTA PREÑADA, ZAAFIR TENDRA OTRO HIJO CON NILAM.

Comenzaba una nueva etapa en mi vida, una vida de la que en otros tiempos había huido porque me deformaría el cuerpo, las tetas se me caerían, me aparecerían estrías y celulitis, en realidad, después de lo que había visto en aquel mundo de la edad de piedra, la resignación de las mujeres en complacer a sus hombres, el sacrificio que conllevaba ser mujer en un mundo hostil cuidar ellas mismas de sus hijos, de darles de comer y de mantenerlos felices. No me importaba nada de que las tetas se me cayesen apareciesen estrían en mi cuerpo y tuviese celulitis, todo eso bien venido fuese si con ello, mantenía la felicidad de un pueblo que había encontrado la forma de ser dignos ante las adversidades de la vida. En todo ese tiempo nunca había visto llorar a un niño que no fuese por una causa muy justificada, siempre estaban contentos y sonrientes, se conformaban con cualquier cosa, eran felices, y yo quería vivir en un mundo feliz aunque ese mundo fuese de la edad de piedra.

CONTINUARA.