Un viaje a Nueva York

a pesar de ser amigos desde hacía bastante tiempo, nunca habíamos insinuado nada entre nosotros. Nuestra relación era la de dos viejos amigos y nada mas.

Un viaje a Nueva York

Hace algunos años viajé a Nueva York. Yo tenía entonces 22 años y me sorprendió ver tanta oferta de sexo en Times Square, o en la calle 14 del Village.

Yo era bastante inocente e iba de sorpresa en sorpresa.

Estar solo por esos lados me permitió investigar lugares, que si fuera en Buenos Aires no lo hubiera hecho jamás.

Uno de los lugares fueron los Peep-Shows que eran un equivalente a un sex-shop de acá pero con cabinas donde se podía ver películas de sexo por unas monedas.

Fue así como vi. muchas películas de sexo heterosexual. Pero también descubrí que había películas gay.

En una ocasión estaba mirando en una cabina (que son solo para una persona) y entró un flaquito y simplemente me sonrió. Yo sorprendido no supe qué hacer y se puso a mirar conmigo. Yo lo dejé y enseguida él me acarició mi culo.

Yo me sentí molesto, y retiré su mano. El como única reacción me tocó la pija, que obviamente estaba al palo. Eso me gustó y lo dejé que siga adelante.

Me la sacó. Me masturbó un poco y paso siguiente se agachó y me la chupó.

Yo mirando la película y el flaco con mi pija en la boca. Para mí era una experiencia alucinante. Estaba muy cerca de acabar y lo hice detenerse. Entonces él siguió con las sorpresas y me colocó un forro. Me chupó un poco más.

Yo ya estaba para ese entonces, entregado, me daba cuenta que el placer era muy fuerte y no podía poner resistencia a nada. Finalmente él se colocó delante mío se bajó el pantalón y me dejó culearlo. Por suerte me costó poco acabar porque estaba al borde del orgasmo.

Una vez que acabé, él me retiró el forro. Y como broche de oro se encargó de limpiarme la pija con la lengua.

Yo lo miraba sin poder decir nada. El se puso de pié. Me preguntó "te gustó?". Yo solo asentí con la cabeza. Sentía como había perdido la cordura y alguien podría llamarme la atención.  Me arreglé la ropa y salí. Cuando pasé por la caja, el hombre que estaba ahí me miraba. Yo debo haber estado rojo como un tomate y salí rapidísimo, como si alguien me siguiera.

Pasó un tiempo antes de que regrese por esos lugares. Yo había tenido algunos encuentros con algún chico de mi edad, pero no quería reconocer que esas cosas me daban placer. Y continué con encuentros con chicas.

Fue en una fiesta, a la que fui con amigo uruguayo, donde  comprobé que se puede hacer de todo lo que uno tiene ganas si el ambiente lo permite.

Después de haber comido bien, y tomado algunas cervezas, este amigo me hizo ver que en la fiesta había varias parejas gay besándose o tocándose y nadie los molestaba. Muchos de ellos bailaban muy apretados, se besaban con mucha pasión. Yo miraba atónito.

Seguramente él notó que yo estaba excitado. Él me atraía con locura, pero yo jamás le insinué nada. Me tomó de la mano y dijo "bailemos". Yo creo que por el alcohol no me resistí, y me dejé llevar.

Ignoraba  que mi amigo era bisexual, ya que siempre lo conocí saliendo con chicas.

Él era  muy atractivo, sexy  y de una simpatía extraordinaria. Con solo verlo  me recalentaba  pero repito nunca tocamos el tema gay.

Bailamos abrazados, él me rozaba el cuello con sus labios y creo que en una cuestión de minutos nos estábamos besando igual que otras parejas. Seguimos bailando y franeleándonos como si nadie hubiera a nuestro alrededor. Sus besos eran interminables y muy calientes. Después nos fuimos a sentar a un rincón muy oscuro y seguimos. La música era romántica.

Nos acariciamos todo el cuerpo. Ahí descubrí que su pija era de proporciones gigantes, como todo en él, ya que era muy alto y de cuerpo atlético, sus manos grandes de piel aspera, trabajaba como chofer de un camión de reparto urbano, y además de conducir debía cargar y descargar cosas de mucho peso, como cocinas, lavarropas, heladeras etc. Además asistía regularmente a un gimnasio y ahí mismo integraba un equipo de básquet-ball amateur.

Siguiendo con este relato, nos tendimos en un sillón muy mullido, en un box que nos separaba del resto del público solo por una cortina .nos liberamos de nuestra ropa y nos entregamos a un fogoso 69. Su pija era tan grande que yo solo metía el glande en mi boca, trataba de acompañar el juego de su pija en mi boca con un movimiento de mi mano como para acelerar su orgasmo, me detenía y  pasaba la lengua por sus huevos y también por el culo. Él me hacía  lo mismo, la diferencia estaba en que, por el tamaño de mi pija, él la tenía toda en su boca.Y como él estaba debajo yo acomodaba mi agujerito en su cara y él jugaba con la lengua como intentando metérmela.

Seguimos en ese juego, cambiamos de posición y estando yo debajo acabamos juntos en nuestras bocas. Yo no podía tragar tanta leche porque parecía que no terminaba nunca de salir. Algunos chorros fueron directos a mi garganta otros me daban en la cara.

Quedamos quietos un rato. Yo seguía con la pija en mi boca y sentía cómo se achicaba. Cuando estuvo totalmente flácida me la metió toda y la dejó quietita. Pasaron unos minutos y sentí otro chorro líquido que le salía. Me sorprendió pero me quedé como estaba. Estaba orinando. Enseguida empecé a tragar, nunca lo había hecho pero me recalentó eso. Sentir todo ese líquido caliente y de un sabor muy particular era indescriptible. No podía creer que estuviera sucediendo esto, con mi amigo.

Como para dar fin a toda esta locura nos dimos un beso. Nos arreglamos la ropa y nos fuimos al baño y despues a la barra a beber algo frío.

Cuando salimos prácticamente no hablamos. Y después de ese encuentro seguimos con nuestras novias, como pretendiendo que nada hubiera pasado. Yo no podía dejar de pensar en todo lo vivido y realmente tenía ganas de hablarlo con él. Pasó bastante tiempo y  cuatro meses después se presentó otra oportunidad que se las quiero contar con detalles en otro relato.

Si les gustó el relato me pueden escribir a

danielgrimau@yahoo.com.ar