Un viaje a Mallorca (2)

Seguimos con nuestro apasionante viaje a Mallorca. Hoy es el 2º capítulo.

UN VIAJE A MALLORCA.

En el autocar.

Salimos fuera, a la entrada principal... es preciosa.

El aeropuesto de Son San Joan está complemente restaurado; hace varios años hicieron reformas y ahora, además de ser más grande es muy moderno y actual.

La primera visión que ofrece es un paisaje típicamente mediterráneo: una hilera de palmeras entrecalada con setos de flores silvestres, varios grupos de chumberas, un pequeño molino de viento y una gran fuente de piedras calizas repleta de peces de colores.

Me dices:

Colócate ahí delante para que te haga unas fotos.

Yo me sitúo, primero en frente de una gran chumbera (larga y gruesa) y hago la acción de chuparla...

La segunda, es entre las flores; me tumbo junto a ellas boca arriba y abro un poco las piernas.

La tercera, me pongo al lado del molinito y me levanto el vestido hasta la mitad de los muslos, cómo si fuera la fuerza del viento quien hace ese gesto.

Y la cuarta y última, de momento es en la fuente; me coloco de espaldas a ella y con mucha picardía imito a Marilyn Monroe, igual que en la película "Los caballeros las prefieren rubias": me agacho un poquito de caderas para abajo y te lanzo un besito mientras te sonrío provocativamente.

Tu te has "calentado" bastante (y salta a la vista) con mis posturas, pero yo te indico que no, moviendo el dedo indice de izquierda a derecha.

Me miras con carita triste, como la de un niño que para Reyes le han prometido una bicicleta y van y le traen carbón, y yo que no te quito el ojo de encima te digo:

Tranquilo, mi cielo sé lo que quieres y te lo daré dentro de un ratito.

Vienes hacía mí, me coges de la mano, recogemos el equipaje (que habíamos dejado debajo de una palmera) y vamos andando al parking en busca del autocar.

Son casi las once y media de la mañana.

Lo vemos enseguida porque es el más grande; es uno de esos de dos pisos y de color negro con una franja roja en diagonal. Tal y como dijo la guía lleva un cartel con el número 07 en el cristal.

Al lado del bus está el conductor: es un hombre de unos cincuenta años, regordete, con bigote, pelo castaño algo canoso y de mirada serena. Infunde confianza y tranquilidad.

Le saludamos y él, con un fuerte acento mallorquín nos dice:

Bon día. Mi nombre es Miguel y seré su chófer durante su estancia en la isla. Bienvenidos.

Le agradecemos el saludo y tu le ofreces la mano que él estrecha con amabilidad y yo me acerco y le doy un beso en la mejilla. Miguel, me sonríe y dice:

Gracias señorita. Qué están de luna de miel?. Parecen ustedes muy jóvenes...

Le decimos que nos tuteé y le explicamos exactamente lo mismo que a los abuelitos en el avión y él, mirándote y guiñándote un ojo con cómplicidad, te dice:

Claro que sí. Una buena amiga es mucho más que un tesoro; ya me gustaría a mí tener una amiga tan guapa camo la tuya.

Me miras y me dás un suave beso en los labios.

Le explico al conductor que este viaje lo gané en un concurso y que cómo a ambos nos gusta mucho viajar te invité a que vinieras conmigo, porque así es más divertido. Miguel, me escucha con atención y al oír estas últimas palabras, me dice:

Y también mucho más excitante, verdad señorita?.

Mi cara se pone roja como la grana y noto como me late con fuerza el corazón. Me siento morir de verguenza y te aprieto la mano con más ímpetu, en un gesto de petición de ayuda.

Tu, sales en mi "defensa" y le dices que somos amigos con derecho a roze...

Miguel responde:

Si a mí me parece muy bien; haceís una pareja perfecta y estaís en la edad de disfrutar y pasarlo bien.

Nos miramos un poco alucinados por la respuesta, pero agradecemos su buena disposición, y nos quedamos aún más sorprendidos al oír sus siguientes palabras:

Mirad, aún faltan 20 minutos para que venga el grupo del IMSERSO, y si quereis, subir al autocar y relajaos un poco. Tomad las llaves para cerrar la puerta y así nadie os molestará.

Guapa, dame tu número de teléfono móvil y te llamo para avisaros cuando vengamos para acá.

Se lo doy inmediatamente, él abre el maletero e introduce nuestro equipaje y yo prestamente cogo la mochila en donde llevo todas mis cositas (el móvil, un pintalabios, un lápiz de ojos, un espejito, un frasco de perfume, 2 paquetes de kleneex, un peine, una tableta de chicles de menta, mi cartera con dinero y documentos, un bolígrafo, mi agenda personal y una foto de mi sobrinita) y volvemos a darle las gracias.

Te entrega la llaves del autocar. Se dá la vuelta y se despide con un "hasta luego, tortolitos".

Lo vemos alejarse y me comentas que Miguel es un tío genial, guay, y de ley.

Como siempre, estoy de acuerdo contigo.

Sin perder más tiempo, subimos al bus; como un buen caballero que eres me cedes el paso y me dejas subir primero a mi, colocándote detras mio y pegándote mucho a mi espalda me agarras por la cintura y comienzas a sobarme el culo; te pregunto si vamos al piso superior y me respondes que sí. Hay una escalera de caracol en medio del pasillo. Vamos arriba, y caminamos por el pasillo hacía los asientos del fondo; yo me detengo un momento y apoyo una pierna sobre una butaca y miro por la ventana y te digo que desde aquí (en el segundo piso) se ven unas vistas magníficas. Tu me respondes:

Sí, en efecto, pero yo me quedo con las de tu cuerpo. Dame lo que me debes...Lo deseo ya.

Tus deseos son ordenes para mí y lo sabes, así que me doy la vuelta y me pego mucho a tí. Tu me abrazas y me besas apasionadamente e introduces con rápidez tu lengua en mi boca. Pongo mis manos en tu pecho y con suavidad te empujo hacia atrás, te quedas de pie frente a mí; y mirándote con toda mi lujuría y ardor, te digo:

Te voy a hacer disfrutar mucho. Serán los otros diez minutos más intensos de tu vida.

Entonces te desabocho el pantalón y te lo bajo hasta las pantorrillas y hago lo mismo con el slip (es blanco y ajustado –como a mí me gustan-) y en ese momento me quedo sin habla. Estás super excitado: tu polla está enorme. Me encanta. Y mi boca y mi coñito, tienen muchas ganas de probarla otra vez.

Me coloco de rodillas enfrente de tí y la cogo con mis manos; primero beso dulce y suavemente el glande, para después y poco a poco ir introduciendola toda y mientras lo hago mi traviesa lengua no para de moverse y chupar todo el tronco como si de un helado de vainilla se tratara.

Entonces la saco de la boca y continúo lamiéndo, pero ahora me dedico por entero a tus huevos. De uno en uno, me los "como" y me imagino que son dos bolitas de chocolate negro. Deliciosas!

Lo hago 1, 2, 3...10 veces.

Y a cada vez te arranco un quejido ronco de placer.

Tu acaricias mi pelo y entre ruidos y suspiros me dices que no pare.

Pero yo, por esta vez no te obedezco y te digo:

Psss!. Calla y siéntate ahí.

Tu rápidamente lo haces. Te sientas en el asiento que hay detrás de tí.

Estás un poco "asustado", porque normalmente yo soy más modosita, no tengo tanta iniciativa y aunque te doy lo que me pides, también te gusta que te sorprendan.

Y eso mismo voy a hacer ahora...

Me pongo de pie y muy lentamente y sin dejar de mirarte, me subo el vestido hasta la cintura. Cuando me ves te quedas de piedra: No llevo puesta la braga! (te acuerdas de la papelera que había en el w.c del avión, pues ahí la dejé tirada) y pones los ojos en blanco y me fijo en que tu enorme polla se endurece un poco más y en ese momento me "ordenas" con un gesto que te monte; por supuesto y con todo el gusto del mundo lo hago.

Me subo a horcajadas encima de tí y te "guío" hacía mi agujero. Empezamos a cabalgar...

No podemos hablar, sólo podemos gemir y jadear de placer. Sudamos...

Nos miramos fijamente y de nuevo y entrecortadamente me dices que soy maravillosa y que te gusta mucho follarme. Yo te acaricio el rostro y sin poder evitarlo beso tu boca con toda la pasión de una mujer loca de pasión. Entonces aprieto con fuerza mis caderas a tu cuerpo para sentirte muy dentro de mí y en ese instante los dos, al mismo tiempo, gritamos de placer. Me dices:

Pili, me voy a correr...

Te digo que esperes un segundo y rápidamente me levanto y vuelvo a meterme la polla en la boca y te digo: Hazlo ahora ...

Entonces me inundas con tu preciado líquido: denso, caliente y amargo como la buena cerveza.

Me emborracho totalmente de tí.

Como tengo mucha hambre (recuerdas que en el avión no comimos nada?), me trago todo tu semen; que para tu información te diré que está formado en un 75% de proteinas y aminoácidos, es decir, un gran reconsyituyente. Cuanto termino de chuparte el pene recubierto también de mis flujos, me dices:

Ahora voy a comer yo...que también tengo hambre!.

Me coges por la cintura y me tumbas en el suelo enmoquetado y separándome las piernas de par en par, metes tu cabeza en medio e introduces tu lengua en mi rajita...

Yo me retuerzo de gusto... es fantástico, increible y genial.

Me lames hasta dejarme limpia y seca; mucho mejor que si me hubiera pasado un aspirador.

Nos quedamos tumbados en el suelo un ratito; yo con las piernas abiertas y el vestido subido (o sea, con el chocho al aire) y tu encima de mi, con los pantalones y el slip medio bajados y con el pito también suelto y ya flojo y "dormido".

De pronto oímos el Bip, Bip, Bip! de mi teléfono , tú que estás más cerca lo coges y escuchas:

Soy Miguel. Preparaos que en 5 minutos más o memos estamos por ahí. Sería mejor que estuvieráis esperando fuera del autocar. Lo comprendeis, no?. Hasta ahora. Y cuelga.

Te dejas caer de nuevo sobre mí, pero recuerdas el aviso y rápidamente y de un salto te pones de pie. Me dices que me levante y que me arregle un poco para ir fuera a esperar al grupo, pero yo (que como decía la actriz Mae West: "

Cuando soy buena, soy buena, pero cuando soy mala; soy mejor

") te sigo provocando y cómo si fuera una putita en celo, te digo:

Ven aquí potro mío y móntame otra vez. Y abro un poco más las piernas y arqueo la espalda.

Tú me miras y me dices que me follarías hasta que no pudiera gritar más, hasta que mis pulmones se quedaran vacios, aunque ahora es imposible, pero guiñándome un ojo al mismo tiempo que con expresión muy seria, me dices:

Esta noche en la habitación del hotel te voy a "matar". Te voy a hacer el amor como nunca nadie te lo ha hecho; me vas suplicar que no pare de penetrarte, me vas a chupar la polla y te vas a tragar todo hasta que no puedas más y yo también voy a lamer tu coño hasta dejarlo tan seco cómo el desierto de Gobi.

Te juro que jamás vas a olvidar esta noche, pero ahora por lo que más quieras,levántate y acicálate algo.

Yo, la verdad es que estoy tan impactada por lo que he oído que ni puedo ni tampoco quiero decirte nada. Pero mi mente tiembla de deseo y mi corazón late muy fuerte por tí.

Me levanto inmediatamente y en menos que canta un gallo, me estiro la ropa, y sacando de la mochila el peine, el espejo, el lápiz labial y el perfume; me emperifollo como si fuera a ir a esperar a mi tía Pepa que viene de visita.

También cogo un par de chicles y dándote uno, te comento:

Estoy bien así?, cielito mío...

Tú me respondes:

No seas mala. Y me dás un azote en el culito.

Salimos afuera, unos segundos antes de que llegue el grupo; nos damos la mano y hacemos como si acabásemos de llegar de dar una vuelta. La guía nos saluda y Miguel, nos pregunta:

Qué tal os fue el paseo que os recomendé?. Seguro que muy bien, no?.

Le contestas que sí y le agradeces su sugerencia, y yo para "despistar" un poco a la guía que nos mira un poco intrigada y bastante desconfiada, le digo:

Antes hemos hablado con el Sr. Miguel y nos indicó ir a ver aquella zona (señalo las vistas que vimos desde la ventana del autocar) que está recién construida...

Ella me escucha y con una media sonrisa, me dice:

Bueno, la verdad es que no es tan reciente, creo que hace cinco o séis meses que terminaron de hacer la obra.

Miguel, interviene en la conversación y me "salva", diciendo:

Pues creo que sí, Carolina. Tienes razón, pero yo hace tres meses que no vengo por aquí y claro para mí es nuevo y por ese motivo dije que era reciente. La señorita habló bien...

Yo respiro con alivio, y ella se me queda mirando con una cara como diciendo "por ésta te has salvado, pero ya te pillaré in fraganti". Creo que me la tiene jurada...

Debe tenerme envidia por estar con un chico tan guapo como tú.

En ese momento llega el grupo de abuelitos y ella va a atenderlos.

Carolina es una mujer de unos treinta años, alta, delgada, cabello rubio (de bote) rizado y de ojos color azul grisáceo; la verdad es que es una chica muy guapa, pero según nos comenta luego Miguel tiene un caracter un poco difícil: es bastante arisca y "marimandona", aunque es una excelente profesional en su trabajo y los jefes la estiman mucho.

Son casi sesenta y cinco personas y entre ellos distingimos al matrimonio del avión; vienen cogidos de ganchete y enseguida que nos ven se acercan a saludarnos:

Hola. Qué tal están?. Cuando recogimos el equipaje no los vimos y pensemos que se habían perdido...nos alegramos mucho de volver a verlos.

Les doy las gracias por su interés y les dedico una dulce y tierna sonrisa de afecto. María me dice:

Es usted muy bonita, querida. Verdad que se parece a Evita, Pepe?.

Eva es nuestra nieta. Es así cómo usted: degada, no muy alta, pelo largo y liso castaño claro, ojos marrones - verdosos y lo más importante es muy simpática y muy buena nena. Trabaja en un centro infantíl y dentro de 2 meses se va a casar; en casa estamos todos muy felices.

En ese momento, Carolina se asoma a la puerta del bus y le dice a Miguel que ya nos podemos ir al hotel. El matrimonio se va para allá y nosotros, cogidos de la mano también hacemos el gesto de ir, pero Miguel, acercándose a tí y mirándote fijamente, te susurra::

  • El único "problema" que tiene es que le gustan mucho los hombres y, si son jóvenes y guapos mucho mejor...

Yo escucho con atención estos comentarios y aunque no estoy celosa (porque al fin y al cabo tú no me perteneces), sí que me pongo en guardia. Confío en tí casi plenamente, pero a pesar de todo voy a vigilar a esa arpía para evitar que se te arrime. Por lo menos, en estos tres días serás sólo y todo mío; y solamente te "compartiré" cuándo, dónde y con quién a mí me dé la gana.

Tu me acaricias con ternura la carita y dulcente me dices:

No te preocupes por esa; cariño, tan sólo me gustas tú. Y con una sonrisa de "chico malo" me sueltas la siguiente frase: Mi polla solamente está a gusto dentro de tu cuerpo.

Yo te miro con ojos como platos por la sorpresa de haber oído esa respuesta, pero devolviéndote la sonrisa y dándote un piquito en los labios, te digo muy sensualmente:

Y mi cuerpo sólo goza con ella ahí...sigue en pie lo de esta noche?.

Me coges por la cintura y me acercas mucho a tí, me miras fijamente y con un leve enfado en la voz (muy ronca, por el deseo) me dices que esta noche será inolvidable para los dos.

Continuará...