Un viaje a Mallorca (18)

En el 18º capítulo –son dos secciones- Marcos y yo hablamos y (aparentemente) nos reconciliamos. En la 1ª parte, Marcos me dá un regalo, yo a él “otro” y los dos nos damos mucho placer.

UN VIAJE A MALLORCA.

Haciendo las paces. I.

Me dirigo al armario y guardo el bikini en la troley; tú que no me quitas los ojos de encima reparas en el y me preguntas:

Ya sé que estuviste bañándote en la piscina...El chico que está en recepción me lo acaba de decir. Fuiste tu sola?.

Mi corazón se sobresalta al oírte hablar, sé que debo decirte que me enrrollé con el director, quiero ser totalmente sincera y honesta contigo, pero aún no estoy preparada...necesito un poco más de tiempo.

Me acerco a la cama y sentándome en la esquina te digo que sí mientras te acaricio la pierna diestra.

Me alargas la caja mientras me dices:

El recepcionista parece un buen tío. Cuando antes he llegado con todos los paquetes enseguida me ofreció su ayuda y me dio una llave de repuesto porque me dijo que tú debías estar arriba y...

Te corto y me intereso por los paquetes a los te refieres.

Abro la caja y veo su contenido: un ramo de once rosas rojas y una blanca; en el lenguaje de las flores significa

SIENTO LO QUE PASÓ, TE QUIERO

...Me pongo muy seria –aunque interiormente estoy feliz por este detalle- y sólo te digo "Gracias". Y vuelvo a preguntarte por los paquetes. Me dices con un triste tono de voz:

Que mala eres!, ni un besito ni nada me dás. Después del trabajo que me costó elegirlo...

Me río y te llamo exagerado. Te "defiendes" diciendo:

Vale, soy algo exagerado, pero lo pasé algo mal porque tuve que pedirle información a Mildred y ya sabes que yo para eso soy muy independiente, prefiero perderme a pedir ayuda. En fin...y eso lo hice por tí, mi dulce amorcito!.

Al oírte llamarme con el apodo por el me llamaste el primer día que hicimos el amor (virtualmente hablando) me tumbo sobre tí y soriéndote y con voz sensual te vuelvo a decir: "Muchas gracias".

Y te beso dulcemente en la boca, pero enseguida me separo de tí y te pido perdón por haberte golpeado. Con una sonrisa –eres tan guapo como un angelito- me dices:

Me lo merecía...yo también te hice daño a tí y no sabes cuanto me pesa. Toda la mañana estuve pensando en eso; tú estabas conmigo en todos los lugares donde fui: al centro médico, a la farmacia, a la floristería, a la pastelería, a...

Vuelvo a interrumpirte y te pregunto que fuiste a hacer al horno?. Me respondes:

Recogí los encargos que hiciste ayer: las 5 ensaimadas (todas apiladas en forma de torre y atadas con un cordel azul y rojo), una bolsa con las 3 sobrasadas y tu amiga, la dependienta Mila también me dio una coca de verduras así de grande –señalas el cuadro que tiene un tamaño bastante considerable- y una palmera de chocolate para mí. Por cierto me encargó darte recuerdos suyos...

Dejé los paquetes abajo en recepción; Ramón me ayudó y por eso digo que parece majo...

Te digo que en efecto es un hombre muy agradable y a continuación te cuento mi "cita" con él y también te hablo de Javier, el chico de Navarra –por supuesto me reservo los detalles morbosos-; sin embargo no te explico nada (obviamente) de lo que ocurrió en el despacho.

Me levanto de encima tuya y me acerco a la silla; cogo la toalla, la desdoblo y te la enseño. Me miras de ariba a abajo y me dices:

Es muy bonita, pero nada es comparable a tu belleza.

Te extrañé tanto...tus besos, tus ojos, tu pelo...todo tu cuerpo!.

En la farmacia me dieron un tónico para la inflamación de la lengua, lo tomé y ya estoy bien, pero yo creo que si bebo tu dulce néctar me curaré del todo porque como dice la canción de Carlos Baute, "Tú eres mi medicina".

Te amo!.

Dejo la toalla sobre la silla, me acerco un poco y muy lentamente me desato el cinturón del albornoz; me doy la vuelta y me lo quito. Mi espalda y mi culito quedan frente a tí.

El albornoz se queda en el suelo y en esa posición me saco también la toalla de la cabeza y al voltearme cubro muy sensualmente con ella mis pechos y el coñito.

Hago –o por lo menos lo intento- un striptease sin música. Me pides:

No me hagas sufrir más. Te deseo muchísimo...te necesito!.

Al oírte tengo un orgasmo y noto como mi chocho se encharca de flujo. Estoy a 101...

Suelto la toalla y mi cuerpo queda desnudo ante tus ojos: mis pequeños, pero redondos pechos con mis pezones marrones ya erectos y duros, mi estrecha cintura, el vientre, mis anchas y curvadas caderas, mis muslos llenitos, las piernas flexibles y los pies, muy pequeños como los de una geisha.

Absolutamente toda para tí.

Te miro intensamente y al ir a decirte que yo también te necesito y que te quiero, tu reloj suena y anuncia las 12:30 horas.

Me acerco a los pies de la cama y deslizando mis manos sobre tus muslos voy subiendo muy despacio; con mis uñas –que peligro- te rasco en la parte interna y te provoco cosquillas.

Me río suavemente y te digo: "Que gallumbos más monos". Con voz entrecortada me dices:

Es un regalo de mi abuela Juliette, me los envió por mi pasado cumpleaños desde Lille (Francia).

Mientras hablas acerco mis dedos a tus caderas, te bajo el boxer y te lo quito; me froto las tetas con el y textualmente digo: "Otro fetiche para mi colección".

Tu pene aún no está al 100%, pero no me importa; yo sé como ponerlo tan duro como el Titanio...

Me subo encima de tí y dándome la vuelta me coloco en la famosa postura del 69.

Abro las piernas y mi depilado chochito queda dispuesto para tu boca en bandeja de plata; me lames lenta y profundamente de abajo a arriba. Mmmmmm!.

Yo mientras tanto beso la punta de tu glande...está tan caliente como yo...la lamo con todas mis ganas.

Tengo ganas de tí...

Introduces tu lengua en mi ano, o lo que es lo mismo me dás un beso negro que me hace estremecer de gusto.

Sigo chupándote la polla, me gusta tanto...sabe a tí.

Joder, que bueno estás!.

Con tus labios absorbes mi clítoris; doy un saltito y un jadeo descomunal por el orgasmo que me has provocado.

Cogo tu pene como si fuera una piruleta (me viene a la mente mi relato de la felación) y chupo con vicio....como la putita que soy. TU PUTITA!.

Te deseo tanto...

Levantas tu mano derecha y primero metes tu dedo índice y luego el corazón en mi lubricada vagina. Los mueves dentro de mí y lentamente los sacas y vuelves a penetrarme con ellos. Mmmmmm!.

Ardo por tí...

Introduzco tu erecto y duro falo entre mis labios y lo sorbo, cuál calyppo de lima-limón...adentro, afuera, una, otra y otra vez.

No me canso. Quiero más.

Muy suavemente acaricio tus testículos y paso mi traviesa y glotona lengua sobre ellos.

Me encantan!. Están riquísimos!.

Siento como retiras tus largos dedos de dentro de mí. Al segundo me dices en un gemido:

Eres muy...muy dulce!.

Voy a correrme, hazlo conmigo, por favor.

Acercas tu boca a mi coño y yo me quedo con tu polla metida en mi boquita.

Me inundas con tu caliente leche; te inundo con mi tibio néctar.

Nos llenamos por entero.

Suspiramos, jadeamos y gemimos comos locos. Ha sido incréible...

Me tumbo a tu lado, me abrazas por la cintura y después de besarme apasionadamente en los labios me dices mirándome fijamente:

Esto significa que has perdonado mi infidelidad?.

Te sonrío y te devuelvo el beso, pero no te digo ni sí ni no.

Dicen que "Quien calla, otorga" y puede que yo sea algo mentirosa, rencorosa y vengativa –ya sé que no soy una joya-, pero lo que NO soy es hipócrita; yo también he sido infiel contigo...y no me arrepiento.

Si no hubiera sido por el teléfono, hubiera llegado hasta el final con el director.

Te abrazo fuertemente por la cintura, cierro los ojos y me quedo dormida.

Me despierto sobresaltada con una pesadilla: tú me pillas mientras estoy besándome con el director en un economato cerca de la cocina.

Uf, que apuro!.

Me froto los ojos y como las otras veces tú no estás conmigo en la cama, pero tampoco estoy "sola": me hallo cubierta por doce frescas y perfumadas rosas. Que maravilla!.

Enciendo la luz y veo mi reloj: las 13:05 horas.

Te llamo, aunque sin muchas esperanzas de que respondas; eres un culo de mal asiento...

Para mi sorpresa oígo tu sexy voz de nuevo. Me dices:

Pili, mi amor ven al baño, corre...

Mmmm. Qué rico!.

Y te ries como un estudiante cuando saca un 10 en matemáticas. Creo que de felicidad...

Continuará...