Un viaje a Mallorca (15: Violencia en la suite)

En este duro capítulo, Marcos y yo nos peleamos y él me penetra (casi) a la fuerza.

UN VIAJE A MALLORCA.

Violencia en la suite.

No me haces caso y al estirar tus brazos para intentar abrazarme, te araño y te hago una raja bastante larga. No me dás ninguna pena...

"Quién avisa no es traidor". Y el único traidor que hay aquí eres tú.

Te miro echando fuego por los ojos y te grito: " No vuelvas a tocarme!".

De tu brazo derecho comienza a brotar un río de sangre; sangras como un cerdo.

No me dás ninguna pena...

El ascensor sigue subiendo, pero falta poco para llegar y yo que estoy de espaldas al espejo hago la acción de acercarme a la puerta para que, enseguida que arribe al 6º piso pueda salir.

Mi idea es llegar yo primero a la suite y no dejarte entrar; no quiero verte más y ni mucho menos acostarme contigo...por mí, duerme debajo de un puente.

No me dás ninguna pena...

Pero tú te acercas a mí y a pesar de que yo me muevo, me coges por el tronco y me aprietas fuerte (al hacerlo me ensucias el bustier de sangre). Me dices con la voz desesperada:

Pili, mi amor qué te pasa?. Por qué me has arañado?. Dame un kleenex, por favor!.

El ascensor por fin llega y para hacer que me sueltes te doy un pisotón con el tacón de mi chancla; me sueltas y dás un alarido. Al abrirse las puertas salgo y echo a correr por el pasillo ante tu mirada de sorpresa; cuando estoy cerca de la habitación me rio y te grito: "Vete a la mierda!".

Abro la mochila, busco la llave y cogiéndola la meto en la cerradura; la puerta se abre y me cuelo dentro... Cuando estoy a punto de cerrar la puerta, tú llegas y dando un empujón, entras. La cierras tras de tí.

Mi gozo en un pozo!.

Con un leve cabreo y levantando un poco la voz me dices:

Qué coño te pasa conmigo?. Me insultas, me arañas, me pisas...

Mientras te escucho decir eso siento tanto asco por tí que, sin poder evitarlo te doy una bofetada. Paf!!. Dices:

...Y me pegas!.

Ya vale de tanta tontería.

Y con fuerza me coges de los brazos, me los atenazas detrás de la espalda y acto seguido me besas salvajemente.

Yo lucho por soltarme; cierro mi boca para que no introduzcas tu lengua, pero tú sigues besándome y en ese momento tengo un flah; pongo en práctica un consejo que leí en un libro de testimonios sobre mujeres violadas: en el las propias víctimas de tal cruel acto decían que "disfrutaras el momento" porque a pesar de todo (a menos que se pueda escapar) van a penetrarte, pero eso sí que nunca, jamás de los jamases le dijeras al tipo o tipos en cuestión ningún halago, ni que tampoco denotes tu goze. Miente...

También ponía en letras mayúsculas un consejo especial para el caso que me sucede a mí ahora mismo:

SI TE VIOLA UN SÓLO HOMBRE, AL IR A BESARTE, ABRE TU BOCA Y DEJA QUE INTRODUZCA SU LENGUA Y CUANDO EL TIPO SE RELAJE Y VEA QUE TE DEJAS BESAR DE "BUENA" MANERA, MUÉRDELE LA LENGUA!. Y al soltarte intenta huir...

Hago eso mismo, relajo mi cuerpo, gimo como una perra en celo, me pego mucho a tí –al notar tu enorme excitación siento como se me moja el coño y tengo un orgasmo de campeanato- y abro mi boca para recibir a tu lengua. Al notar mi "buena disposición", te separas unos milímetros de mí y me dices:

Pili, te amo!.

Hijo de puta, no mal uses la palabra AMOR. Es demasiado bonita para tí!.

Enseguida que me besas así, te muerdo con todas mis ganas –no sé como no te arranqué un pedazo-, pero aunque hubiera sido así no me importa en absoluto porque:

No me dás ninguna pena...

Al sentir ese fortísimo dolor (mucho menor que el mío) sueltas mis manos y te tapas tu maldita boca, la cual chorrea sangre igual que si fuera un oleoducto sacando petróleo.

Yo aprovecho la confusión y me lanzo hacía la puerta, pero tú te dás cuenta de mi estrategía y agarrándome con violencia del brazo me volteas y con una sonrisa diábolica me dices:

A dónde crees qué vas...puta?.

Esta mañana me promestiste tu culo y me lo vas a dar por las buenas...o por las malas!. Elije...

Te digo que sólo obtendrás de mí lo que quieres por encima de mi cadáver; al oír tu respuesta me estremezco de...miedo. Me dices después de cruzarme la cara:

No me pongas a prueba, cariño!.

Abro mi boca y lo único que te digo son las palabras más duras y malsonantes que hay en mi extenso vocabulario.

Con una risa que me hiela la sangre en las venas exclamas:

Cállate zorra!. Y ahora vete hacía la cama...

Una vez más me hago la valiente (debo tener espíritu kamicaze) y te grito: "No me dá la gana!".

Sin soltarme del brazo y ríendo como un loco me dices:

Vaya con mi putita, es un hueso duro de roer...pero eso me encanta!. Qué escondido lo tenías...

Sabes, cuando te conocí en el chat me gustó mucho tu forma de ser, así tan dulce, tan tierna, pero el día que me revelaste tu "pasión oculta" –ESCRIBIR RELATOS ERÓTICOS-, me dije a mi mismo: "Esta chica es un diamante en bruto". El día que te la folles será inolvidable.

Yo te escucho y a pesar de que me sigo excitando, actúo y exclamo: "Fóllate a tu madre!".

Te ries como un poseso y me dices:

No, a ella no que es una bendita, pero a tí te voy a encular a base de bien!.

Te acuerdas lo que te dije en el autocar el viernes por la mañana? (me dijiste entre otras cosas que me follarías hasta que no pudiera gritar más, hasta que mis pulmones se quedaran vacios), pues eso es lo que te voy a hacer ahora mismo...lo quieras o no.

Sacas la mochila de mi espalda y la lanzas hacía el fondo...

Me pones de cara a la puerta y te pegas a mí como una lapa a una roca. Mmmmmm!. En ese momento me encanta ser dominada; me pones a mil...

Sin embargo tengo muy presente el consejo y a parte de no decirte ningún halago, no paro de forcejear e insultarte, pero en el fondo de mi corazón te quiero, te amo y deseo ser tuya.

Me besas el cuello con pasión y frotas mis tetas por encima del bustier; los pezones me duelen de tan duros que están. Yo gimo suavemente y al sentir como un escalofrío recorre todo mi cuerpo, me susurras al oído:

Te quiero. Deja que te ame como tú te mereces!.

Estoy a un tris de decirte que sí, pero en mi mente aparece como un rayo el rostro de Carolina, jadeando y gimiendo e incluso me parece escuchar su voz que con una espantosa risa me dice:

Marcos ahora es mío!.

Volteo mi cara, te escupo y te digo que no te quiero. Aunque lucho por no hacerlo, siento como mis mejillas se mojan de lágrimas.

Por qué me has hecho tanto daño?.

Durante un minuto parece que te enterneces y abrazándome por la cintura me preguntas, acercando tu boca a mi sien:

Mi vida, por qué lloras?.

Me pongo en plan duro –pero en realidad estoy temblando por tí- y te confieso que lo sé "todo" (lo digo como la vez anterior). Aprovecho tu desconcierto, y al ver que me sueltas escapo hacía dentro de la habitación.

Muy mala idea!.

Me persigues y en dos zancadas me coges; me miras con semblante dudoso y me preguntas:

De qué demonios hablas?. Explícate...

Una vez más te mando a la mierda y levanto mi mano para pegarte otra bofetada, pero ves venir esa acción y me agarras con fuerza de la muñeca. Me gritas:

Quédate quieta o te haré daño!.

Con un hilo de voz te digo que eso ya es imposible.

Y añadiéndo: "Hazme lo que quieras" rompo a llorar en un fuerte llanto...

Durante una fracción de segundo te quedas parado, me miras de arriba a abajo y me susurras:

Pili, yo te quiero!.

Sin dejar de llorar te llamo necio, hipócrita, mentiroso...y aunque no lo siento de veras, reniego de todo lo que te dije anoche. Tú ya estás bastante enfadado (creías que yo era muy sumisa, verdad?) y dándome un empujón, me tiras encima de la cama - caigo sobre el peluche-. Me dices:

Muy bien putita, tú lo has querido!. Voy a destrozarte ese culo que me vuelve loco!.

Venga, desnúdate...

Mientras te quitas la camiseta, te desabotonas y te bajas la cremallera del pantalón, te envío por enésiva vez a ese lugar tan "feo" y te grito que NO!.

Te bajas el vaquero y...Madre mía!...De dónde has sacado eso?. Tu polla está más grande, más gorda, más larga y más dura que nunca.

Pongo cara de no sé...como si viera un O.V.N.I; me mojo los labios con nerviosismo y siento como mi culito y mi coñito palpitan, arden y se preparan para recibir a ese Coloso. Te deseo –aunque no te lo digo- más que nunca.

Tú, caminas hacía mí con paso vacilante (tienes la prenda en las rodillas) cogiéndome de las manos me levantas, me giras de espaldas a tí y de un tirón me bajas mi pantaloncito.

Cuando ves que no llevo ropa interior dás un aullido y exclamas:

Qué puta eres y además toda mía!.

Me rio y te digo que no te lo creas tanto. Me coges con fuerza del pelo, me deshaces la cola y me lo sueltas.

Con rabia y celos me interrogas:

De qué hablas?. Me has puesto los cuernos?. Con quién?. Con Miguel?, con el camarero Gallego?, con Juan?, con el maitre?, con el chef?, con Dumbo (te refieres a Ángel), con aquél albañil?, con tu ex?. O con el director?. Dímelo, golfa...

Te respondo riéndo como una loca que no te lo pienso decir, pero que cualquiera de ellos es más hombre que tú...

Esa a sido la última gota que ha colmado tu paciencia (eso es lo que pretendo) y sacándome las chanclas y el pirata me tiras al suelo, dejándome vestida únicamente con el blanco bustier manchado de sangre.

Te tumbas encima mía, pero lo piensas mejor y me dices:

Así no...Primero recibirá tu culo!. Ponte como a mi me gusta...-voy a decir que no, pero tu me gritas- YA!.

Me pongo a cuatro patas y a pesar de mis intentos, mis piernas no me obedecen y se abren. Tú estás detrás mía y cogiéndo tu pija con la mano me la frotas por la rajita; te la mojas con mis abundantes jugos. Parezco un océano de tan húmeda que estoy y al sentir tu enorme instrumento, me convulsiono y para evitar comenzar a jadear exclamo una y otra vez: "Hijo de puta", "Hijo de puta", "Hijo de puta"!.

Bajas a mi ano y agarrándome de las caderas me la metes toda, hasta el fondo...De un sólo golpe.

Doy un grito aterrador (los vecinos tal vez me oyeron), te quedas quieto dentro de mí y al cabo de unos segundos empiezas a moverte; me instigas a moverme a tu ritmo y primero despacio la sacas y la metes para después irme dando más y más fuerte. Ya no puedo soportarlo más, necesito jadear, suspirar, gemir...Me estás matando de placer. Mmmmmmmm!. Qué delicia!.

Sales de mí y dándome la vuelta me quedo con la espalda pegada al suelo enmoquetado de la suite y con las piernas abiertas. Nos miramos fijamente y me dices:

No quería hacerte daño, por qué me has obligado?. Yo te quiero!.

Cuando te escucho de nuevo –por cuarta vez- decir que me quieres, la ira vuelve a cegarme y llamándote traidor y embustero te digo que sé de buena fuente que me has sido infiel...con Carolina.

Al oír esa confesión, penetras mi vagina muy lentamente (siento como introduces cada centímetro de tu gran falo en mi caliente, lubricada y profunda cueva), y al llegar al fondo de mis entrañas haces círculos en mi interior.

Mi garganta estalla en mil y un jadeos...

Me pides perdón en susurros:

Lo siento, perdóname, por favor. Te amo!.

Mis ojos se inundan de lágrimas.

Lágrimas de dolor y de mucha tristeza. Has roto mi corazón en cien trocitos...y no sé si podré perdonarte.

Me coges de las manos –yo tiemblo y suspiro- y levantándolas por encima de mi cabeza, me desnudas por completo. Lanzas el bustier hacía la silla...

En voz baja me dices:

Pili, mi vida no llores más; no soporto verte llorar!. Eres tan hermosa...Perdóname...yo no quería hacerte daño, pero ella...ella (te refieres a la guía) me obligó.

Como que te obligó?. Serás cabrón!.

Qué te crees que nací ayer?. Vete al infierno y no vuelvas más o mejor iros los dos y asaros vivos!.

Te digo que me dejes, que ni se te ocurra correrte dentro. Vas a decirme que me quieres, pero cuando vas por el TE QUI te doy un sopapo en la boca.

Durante un segundo me miras como esperando algo (que quieres ahora?, mi sangre?) y como no hayas ninguna respuesta me dejas y subiéndote el pantalón te vas al baño.

Por un momento permanezco tirada en el suelo, estoy hecha polvo de cintura para abajo; y casi no puedo moverme, pero con mi incréible fuerza interior –esa es mi mayor virtud- me incorporo muy lentamente. Voy a la cama y quitando el muñeco arraco la colcha y me envuelvo en ella. Dejo el diablito en el suelo.

También me quito la gargantilla y la dejo encima de la sábana. Al hacerlo no puedo evitar llorar...

Recogo el pantalón pirata, las chanclas, me acerco a la puerta del baño (está entornada y escucho caer agua de la ducha) y cogo la mochila en el suelo. Las coloco sobre la silla junto al sucio bustier.

Tengo la boca seca y por eso me acerco al escritorio; al no ver la botella de champán encima abro la nevera... ahí está, la cogo y me bebo todo el líquido que queda de un sólo trago. Dejo la botella vacía encima de la mesa.

Seguidamente me voy a un rincón y me dejo caer.

Enseguida que lo hago me quedo dormida.

El reloj de la Iglesia de la Porciúncula suena una sola vez: es la 1 de la madrugada.

Continuará...