Un viaje a Mallorca (13)

En el capítulo número 13 descubro cuatro cosas y media...

UN VIAJE A MALLORCA.

Descubrimientos.

Los saludo muy animosa y Katy me dice:

Hello Pili!. How are you?. And your husband?

Le contesto que estoy muy bien, gracias.

Mientras hablo con ella procuro no mirar a Paul, lo cual es complicado porque éste también es un chico muy guapo: algo más alto que Pelayo, pelo rubio oscuro por los hombros, ojos azul–verdoso y de complexión atlética. Katy también es muy bonita: pelo rubio platino largo y liso, un poco más alta que yo –unos 10 centímetros, es decir sobre 1’70-, ojos color verde esmeralda y con un estílizado cuerpo de piel muy blanca.

También le digo que tú –te llamo Mark- estás en el hall esperándome...

Paul interviene en la conversación y no puedo evitar diriguir mis ojos hacía él: Joer, como está el tío de bueno!. Se parece a su compatriota David Beckamp. Ufff!.

Mientras vamos hacía los ascensores me pregunta:

Shall you go to the disco at night?.

Le respondo que sí y buscando en la mochila la tarjeta dorada que me dio Pelayo se la muestro. Él saca de su bolsillo otra igual, me la enseña, guiña un ojo y sonríe.

Como un elevador está abierto nos metemos y apretando el botón inferior comenzamos a bajar.

Katy está guapísima; tiene las mejillas sonrosadas y el único maquillaje que lleva es un lígero brillo labial en tono tierra. Así se lo digo y ella un poco tímida, pero muy feliz exclama en English, of course:

Será porque estoy embarazada!.

Me abrazo a ella y la felicito efusivamente. Me alegro mucho por ellos, y le pregunto de cuánto está. Me dice:

Only two months...

Le quedan siete meses; el bebé nacerá en enero. Un capricornio chiquitín...

Los vuelvo a felicitar:

Congratulations!.

El ascensor llega al hall, veo el reloj: pasan 2 minutos de las ocho y veinte...

Salimos fuera y Katy me comenta que van a dar un paseo por la playa, pero que a las nueve vendrán para cenar.

Le digo que ok y me despido con un bye!.

Entro a la zona de descanso y enseguida te veo; tu rubio cabello sobresale entre tres cabezas bastante despobladas: la de Miguel –el chófer- y la de los abuelos Pepe y Tomás.

La abuela María está sentada en un sofá hablando con otra señora...

Me acerco a vosotros y os saludo con un Buenas Tardes!. Tú vienes hacia mí y acercándote a mi oído me susurras:

Ya era hora!. Si llego a saber que ibas a tardar tanto, hubiera subido contigo y podríamos haber jugado un rato...

Te extrañé mucho, pero a merecido la pena: estás estupenda!.

Te pido disculpas por haberte hecho esperar y tragando saliva –vuelvo a mentir como una bellaca- digo que me entretuve un buen rato porque las cintas de las sandalias se liaron...

Los señores me saludan y Miguel vuelve a silbarme mientras me dice:

Pili, estás guapísima. Te mira a tí y te comenta: Marcos, eres un hombre muy afortunado.

Tú le sonríes, mueves la cabeza en gesto afirmativo y me abrazas por la cintura.

María y la otra señora se acercan a nosotros; al verme me dá dos besos en la mejilla y me pregunta:

Querida, dónde estabas?. Qué tal habeís pasado el día?. Vamos al bar a tomar algo?. Qué hora es?...

QUE MUJER TAN CURIOSA!. Su marido le replica:

No seas tan pesada, mujer...no agobies a la niña.

Todos nos reimos con el comentario y yo le digo que no se preocupe y dirigiéndome a la abuelita le explico que subí a la habitación a cambiarme de ropa y ponerme algo más cómodo para ir después a la fiesta en la discoteca.

En ese momento tu reloj suena anunciando las 20:30.

Miguel se despide de nosotros. Te pregunto qué a dónde va?, y me respondes:

Me dijo que va a llevar el autocar a un parking de lavado porque mañana como es domingo está cerrado y sobre las tres de la tarde está programada la excursión a las Cuevas del Drac.

Centro de nuevo mi atención en la abuela María. Ella sonríe y en voz baja me dice:

Estás muy guapa con ese pantaloncito tan ceñido; a tu novío se le han puesto los ojos como platos cuando te vio aparecer.

Le digo que me vestí así de provocativa para tí y –esto lo pienso- también me puse esta ropa para atraer a Pelayo.

Me presenta a la otra señora mientras me coge de ganchete y vamos hacia la escalera que conduce al piso donde está ubicado el comedor y el pequeño bar. Me dice:

Esta es Patrocinio. Su marido Tomás y ella son de Toledo, concretamente de Sonseca, o no, Patro?.

La señora, de unos setenta años, regordeta, un poco más bajita que yo, con el pelo permanentado de color negro (tenido), ojos marrones oscuros y de fracciones un poco duras, dice dirigiéndome a mí:

Sí, así es. Espero que no te importe que os acompañemos en esta cita.

Es que debo decirte algo que creo que es importante para tí...

Tú y los abuelos nos seguís.

Comenzamos a subir los peldaños y ella, que viene a mí lado se acerca a mi oído y me pregunta:

Ese chico tan guapo que te acompaña, es tu marido?. Perdona mi atrevimiento, pero estuve hablando con Mari –señala a mi "abuela postiza"- y ella me dijo que os quereis mucho...

Le respondo que eres un buen amigo y que ayer noche te me declaraste –le muestro la gargantilla que me regalaste- y que ahora somos novios oficiales.

Volteo la cabeza y te veo con tus preciosos ojos clavados en mi culito...Te llamo dando un pequeño silbido y al mirarme te sonrío, te lanzo un besito y te digo que te quiero.

Tú también me sonries (mmm!, eres guapísimo) y haces un gesto de darme un mordisco.

Ya hemos llegado al bar: es un local cómodo y sencillo. Hay seís mesas de madera oscura cercadas con bancos de color negro y la amplia barra tiene también cuatro taburetes de metal negro. La iluminación la forman dos hileras de lamparitas de forma paralela. Está todo muy limpio y ordenado.

Nos sentamos en un banco y juntamos dos mesas. El camarero se aproxima (se coloca a mí lado) y nos dice:

Buenas noches!. Me llamo Carlos; que desean tomar?.

Mientras los abuelos piden un martini blanco y tú una cerveza bien fría, yo me quedo mirando a este nuevo personaje: es un tiarrón como una torre!; alto –1’90 por lo menos-, moreno, de anchos y torneados hombros y brazos, cabello corto ondulado negro y con los ojos divinos de un intenso color azul. Me recuerdan a los de mi querido profesor de Literatura...Otro tío bueno!.

Me fijo que de su oreja derecha cuelga un arito de plata.

El camarero me mira a mí y me pregunta:

Non quere nada, señorita?.

Me sorprendo un poco al oír esas palabras: "Non quere" –es en Gallego- y le respondo que no me apetece nada porque dentro de poco cenaremos. Él dice:

Muy bien, enseguida traigo todo. Graciñas.

Y se va hacía la barra.

El abuelo Pepe rompe el hielo y nos pregunta:

Qué tal habeís pasado el día?. Anoche nos dijiste –me mira a mí- que teniaís otros planes...

Jo!. Menuda memoria...

Le cuento que fuimos a casa de Carmen; que comimos con ella y con su hijo Álex, que también vi la casa dónde viví durante 21 años y el colegio en el cuál estudié.

No le comento que me encontré a Enrique y ni mucho menos recuerdo el incidente con el albañil...

Tú me escuchas con atención y cuando termino de hablar, dices con una sonrisa:

Carmen y Álex son fantásticos; quieren muchísimo a Pili y se nota que ella (hablas de mi amiga) es una mujer muy cuidadosa porque tiene un palacio por vivienda: limpio, ordenado, lleno de muebles y detalles de gran calidad, belleza y alto valor económico.

Les digo que todo es verdad, pero al oír tu último comentario me acuerdo lo que Carmen me contó sobre su relación con Don Lorenzo y esbozo una breve sonrisa.

María interviene y pregunta:

Y ahora querida dinos, como os conocisteís tú y Marquitos?.

Al oír la forma tan cariñosa que ha utilizado para llamarte, tú mismo respondes con una gran sonrisa:

Conocí a mi preciosa nena en un chat de Internet hace casi 5 meses y...

En ese momento Carlos -el camarero- trae las bebidas y dos platitos con aceitunas rellenas de anchoas.

...Yo estaba en Madrid trabajando y ella en Galicia...

Al oirte hablar, Carlos me pregunta:

Disculpe mi indiscreción, pero de veras es usted Gallega?.

Yo soy de Baiona, a un lado de la Ría de Vigo...

Con una gran sonrisa le respondo que sí, que vivo en Vigo cerca del hospital "Xeral Cíes". Él también me sonríe minimamente y con voz apresumbrada me dice:

Lo conozco, por desgracia, perfectamente...

Tú observas como hablo con él y al comprobar que entre nosotros hay mucho "feeling", te pones en guardia y mirando tu reloj dices:

**Que rápido pasa el tiempo: ya son las nueve menos cinco!.

Quieres una aceituna, mi amor?.**

Y cogiendo una oliva la introduces en mi boca.

El señor Tomás interviene y dice:

Entonces será mejor ir acercándose al comedor...

Nos trae la cuenta?

Carlos dice que sí y va a la barra; al momento viene con el ticket en un bol de barro y comenta:

  • Son 9 euros...

El abuelo Pepe saca una cartera de cuero marrón oscuro y le entrega un billete de díez y le dice:

Ese euro déjalo para tí...

Carlos le dá las gracias.

Nos levantamos del banco y vamos hacía la salida.

Los abuelos se acercan para hablar contigo y las señoras también cuchichean algo entre ellas; yo me quedo un minuto sola y el camarero aprovecha para acercarse a mí y en voz baja me dice:

Creo que a o teu novío no le ha hecho mucha gracia que hablaras conmigo...

Le pido discuulpas por tu comportamiento y él me pregunta:

Irás a la fiesta?. Me gustaría poder falar contigo.

Por el rabillo del ojo veo que vienes hacía nosotros y rápidamente le susurro que sí. Para "despistar" le comento que el mes pasado asistí a una boda y la recepción fue en el magnífico Parador de su localidad.

Tú te pegas a mí como una lapa y abrazándome por la cintura me llevas afuera. Te despides con un seco adiós.

Entramos al comedor y el maitre nos saluda, nos dá la mano y dice:

Hola Marcos y su preciosa novía Pili, verdad?.

Le sonrío, contesto que sí; y también le pregunto cuál es su nombre. Me responde:

Un nombre muy mallorquín: Sebastián, pero todos me llaman Sebas...

Le comento que es un nombre muy bonito y "películero". Me mira con cara de extrañeza y ríendo le digo que el cangrejito de la película de dibujos animados "La Sirenita" de Walt Disney también se llama así. Me dice:

No lo sabía, pero es una bonita casualidad, no crees?.

Por cierto, ireís a la fiesta en la discoteca?. Es que hoy hace un año que Pelayo es el director de este hotel y hemos organizado una reunión para celebrarlo...

Marcos, me dejarás bailar con tu chica?.

Tú le respondes:

Sí, iremos un rato...De acuerdo, pero sólo un baile...

Luego nos veremos. Tengo un hambre de lobo!.

Sebastián nos hace pasar a nuestra mesa, la número 15.

Continuará...