Un viaje a Mallorca (12 - B: Infidelidades)

Hoy es el apartado B: Infidelidades.

UN VIAJE A MALLORCA.

Celos e infidelidades.

La mano que evita que el ascensor se cierre es grande y bronceada. Es la mano izquierda: debajo de una fina y elegante camisa de seda de manga larga en tonos rojos, sobresale un reloj Rolex de caballero.

Al instante las puertas se entreabren y aparece la imponente figura de Pelayo, el director del hotel.

Cuando mis ojos se cruzan con los suyos, siento mi corazón latir muy fuerte y empiezo a temblar como una quinceañera en su primera cita; el peluche (que tú llevabas, pero me lo diste) se cae de mis manos y él sin dejar de mirarme se agacha, lo recoge y al dármelo me sonríe y dice:

Es muy bonito, pero no tanto como tú!.

Dá un paso al frente, se mete dentro y las puertas se cierran; yo estoy muy nerviosa y retrocedo unos cuantos pasos hasta quedarme con la espalda pegada al espejo. Al notar el frío tacto del cristal contra la desnuda piel de mi parte posterior doy un salto y se me escapa un taco: mierda!. Él acerca su dedo índice a mis labios y cubriéndolos me dice en un susurro:

Shhh!. Eso no se dice!. Las chiquillas tan guapas no hablan mal...

Se pega mucho a mi cuerpo y asiéndome de la cintura me arrincona en la pared.

Coge el peluche y lo deja en una esquina de la puerta.

Como dije antes Pelayo es un hombre muy alto y a pesar de que llevo tacones sólo le llego al pecho; estoy casi indefensa: en medio de cuatro paredes, en brazos de un desconocido, pero un hombre muy atractivo que me atrae muchísimo y que me ha seducido desde el momento en que me miró con sus preciosos ojos marrones.

Mientras me acaricia la espalda, hunde su nariz entre mi pelo y aspira el olor a rosas del champú con el que Carmen me lo lavó; acercando su boca a mi orejita me lame con su húmeda y caliente lengua.

Yo tengo los ojos cerrados, pero noto como se me eriza la piel y aunque mi mente dice: "Aléjate de él, no le seas infiel a Marcos", mi corazón grita: "Déjate querer y disfruta". Al final, este primer asalto lo gana mi mente.

Rápidamente me separo de él y le digo que me deje; me acerco al panel de botones y oprimo el sexto.

El elevador empieza a subir.

Él me mira con cara de incredulidad y me pregunta:

Qué te pasa, acaso no te gusta lo que te estoy haciendo?.

Le respondo ingenuamente (üno de mis mayores defectos) que sí, que me gusta mucho, pero no es correcto; que yo soy una mujer –estoy a punto de decir casada, pero no quiero mentirle- "comprometida", que estoy apurada; que tú me esperas abajo a las ocho (miro mi reloj y veo que faltan 10 minutos)...cincuenta excusas –todas ciertas- para intentar calmarme y no demostrarle lo mucho que me atrae, aunque sé que él sabe que me gusta.

Vuelve a cogerme, pero ahora me abraza más fuerte y mirándome fijamente me dice:

Dime que no me deseas y prometo que te dejaré.

Levanto mis ojos y mirando su atractivo rostro, le susurro que no puedo decir eso y añado mi coletilla preferida: "yo casi nunca miento". Al oírla, me sonríe y acto seguido me besa, pero no como antes –un breve roze- sino que me dá un intenso, profundo y apasionado beso.

Introduce su lengua en mi boca igual que si me penetrara.

El elevador está a punto de llegar a su destino y él separándose de mí, aprieta el botón de stop. Al quedarse parado vuelve a unir sus dulces labios a los míos y sus grandes manos recorren mi espalda. Me acaricia con suavidad mientras me dice en voz baja:

Te deseo, quiero poseerte. Desde que te conocí no hago más que soñar con estar contigo y hacerte mía.

Yo empiezo a temblar y suspirar de emoción, pero le digo que no puedo serte infiel porque sería traicionar el profundo amor que me tienes. Entonces me dice:

De acuerdo, pero quiero algo tuyo para recordarte.

Durante un segundo pienso que puedo darle y al momento lo sé: me alejo de él y subiéndome la falda –sin dejar de mirar su cara- me bajo el tanga, lo deslizo por mis piernas y se lo doy.

Pelayo se acerca a mi cuerpo y acariciándome el cabello me dice con voz muy tierna:

Gracias. Huele a tí: a caramelo. Eres una mujer muy dulce!.

Le sonrío tímidamente y acercándome a él, acaricio su mejilla y beso suavemente sus labios.

Me aproximo al botón de stop y lo desactivo. El ascensor sube un piso más y al llegar las puertas se abren; al momento en que voy a salir, me coge de la mano y me pregunta:

Vendrás esta noche a la fiesta?. Me gustaría verte y bailar contigo a pesar de lo que diga tu marido...

Le respondo que por supuesto que iré y que me encantará bailar con él y también le confieso que tú (Marcos) no eres mi esposo que somos –me sonrojo al decirlo- novíos. Se ríe y exclama:

Sí, eso me dijo un camarero amigo tuyo!. Supongo que sabes de quién hablo o no?.

Pongo las manos en jarras y con cara seria –de broma- le digo que cuando vea a Joanet (Juanito) le voy a zurrar por tener la lengua tan larga. Pelayo se ríe a carcajadas y dice:

Él me dijo lo mismo cuándo esta mañana le pedí información sobre tí, y también me pregunta: parlas mallorquí?.

Le respondo que un poquet y le cuento en un minuto "la historia de mi vida". Al ir a recoger el muñeco, me abraza de nuevo y me dice:

Eres muy bonita y me gustas mucho.

Y vuelve a besarme dulcemente en el instante en que el reloj suena anunciando las ocho en punto.

Abro los ojos y separándome de su boca –mmm- le digo que debo irme. Salgo de dentro y al darme la vuelta e ir por el pasillo; antes de que las puertas del ascensor se cierren exclama:

Tengo tu ropa interior y nunca te olvidaré...Te veré en la discoteca.

Doy un hondo suspiro y hecho a correr hacia la habitación.

Enseguida que entro dejo el diablito y la mochila encima de la cama y lanzándome sobre el teléfono, llamo a recepción; Ana descuelga y tenemos esta conversación:

Hotel Riu Playa Park, dígame?.

Ana, hola soy Pili, de la suite 609...

Sí, hola Pilar ya te conocí por la voz, en qué te puedo ayudar?.

Llegó ya el grupo del IMSERSO?.

No, aún no, pero no creo que tarden mucho más. Por qué?

Es que tenemos una cita con un matrimonio de abuelitos. Está por ahí Marcos?.

Ah, ya sé quién: los Gutiérrez; son majísimos. Dame un momento...

De fondo suena la melodía de "Imagine" de John Lennon y mientras espero me quito la falda, con lo cuál me quedo desnuda de cintura para abajo.

Pilar?.

Dime, Anita guapa.

Gracias por el piropo, jajaja!. Marcos me preguntó dónde estás?.

Estoy todavía en la habitación cambiándome de ropa, es que tuve problemas en quitarme las sandalias.

Ya ví antes que las cintas son complicadas, pero son muy elegantes...

Me lo entretienes un ratito?.

Por supuesto, tú no te preocupes...yo te lo cuido. Está sentado en un sofá leyendo el "MARCA".

Vale, hasta ahora. Chao.

Pilar, le dí tu recado a Juan y lo noté nervioso, pasa algo malo?.

No, bonita, todo está muy bien.

Perfecto entonces.

Gracias.

De nada.

Y así terminamos la charla.

Cuelgo el aparato y mientras voy hacia el armario me desato el top y me lo saco también. Tengo los pezones erectos y duros y mientras pienso en lo que me ha dicho el director e incluso recuerdo las apasionadas tardes que pasé junto a Enrique en aquella cabaña, no puedo –ni quiero- evitar tocarme los pechos.

Me siento en la cama y empiezo a desatar las cintas, tampoco tardo mucho rato, pero como he usado ese "trabajo" como impedimento, me lo tomo con calma...

Al descalzarme guardo la ropa en la troley y saco las tres prendas que me voy a poner ahora: un bustier de algodón blanco de tirantes (corto que me deja el ombligo al aire), un pantalón pirata elástico en color lila y la chanclas blancas de ayer. No me pongo ropa interior...

Me visto con rápidez y cogiéndo la mochila saco el lápiz labial y el perfume; me pinto los labios y me aplico unas gotas de "ABRIL" en la nuca, en el canalillo, en las muñecas y en los tobillos.

Me encanta esta fragancia: es dulce, suave, romántica y muy mimosa. Me identifico totalmente con ella.

Miro el reloj y veo que casi son las ocho y cuarto, voy al baño y en un minuto me peino el pelo en una cola de caballo; y me pongo el coletero negro que llevaba puesto el viernes por la mañana cuando llevaba la trenza.

Ya estoy lista y al abrir la puerta y salir al pasillo veo a Paul y Katy –la pareja Inglesa- que vienen muy contentos y abrazados.

Se paran a hablar conmigo.

Continuará...