Un viaje a Mallorca (11 - 1)

En el capítulo 11 (1ª parte), paso una tarde muy intensa...

UN VIAJE A MALLORCA.

Nuevas sensaciones con mi amiga Carmen. 1ª parte.

Al salir de la pastelería, giramos a mano izquierda y al llegar a la esquina final de mi antigüa calle, me invade la nostalgia y empiezo a sollozar en silencio; mis ojos se inundan de lágrimas y tú dándome un fuerte abrazo y acariciando mi espalda me dices :

No llores mi cielo, sé que estás muy emocionada... –y mirándome a los ojos y después de besarme con mucho amor- continúas diciéndome:

Te quiero tanto!, eres una mujer maravillosa y doy gracias al cielo por haberte conocido.

Dejo de llorar y te digo que yo también te quiero a tí.

Estamos al lado de la floristería IKEBANA; están casi a punto de cerrar y me preguntas:

A Carmen le gustan las flores y las plantas?.

Te respondo que sí, bueno la verdad es que le gusta todo lo que está relacionado con la decoración: cuadros, figuras de cristal, cortinas, muebles, espejos...A igual que yo es muy detallista y cuidadosa, por eso siempre nos hemos llevado tan bien.

Tiras de mi mano y entramos a la tienda. Me interrogas:

Qué le compro?. Un ramo de rosas?. Aconséjame...

-Cómo comenté en anteriores capítulos las flores y plantas tienen un significado-.

Me sonrío, te guiño un ojo y te digo que si quieres declararle tu amor a una mujer lo mejor es un ramo de doce (una por cada mes del año) rosas amarillas, pero supongo que a Carmen no le irás a tirar los tejos...Te ríes y dices:

No, yo sólo te quiero a tí; pero deseo regalarle algo que demuestre agradecimiento, alegría, simpatía y amistad. Hay alguna flor que reuna estas caracteristicas?.

Te contesto que la flor adecuada y además la preferida de Carmen es el geranio rojo y te sugiero comprarle una maceta con estas flores.

Así pues nos dirigimos al mostrador; allí está la dependienta: es una chica jovencita, muy guapa, rubia natural de media melena y ojos verdes claro muy parecidos a los tuyos. Nos saluda en castellano, pero por su tono de voz y el acento creo que es alemana. Le dices:

Hola, qué tal?. Perdón por venir a estas horas, pero quería comprar un detalle...

La chica nos sonríe y te responde:

No se preocupe, no pasa nada. Desean algo en particular? o precisan ayuda explicativa?.

Respondes con una amplia sonrisa:

Bueno, la verdad es que no, mi novia –me señalas- es una guía con patas...la chica y yo también nos reimos a carcajadas. Y continúas diciéndo:

Me ha dicho que los geranios rojos son perfectas para demostrar amistad y como ella es una enciclopédia andante –nos reimos de nuevo- pues debo hacerle caso.

La dependienta sale de detrás del mostrador y camina hacía una soleada esquina; es muy alta, delgada y está un poco roja (supongo que del sol), pero su piel es muy blanca y tiene el rostro salpicado de pecas. Viste una falda vaquera por la rodilla, una camiseta de manga corta blanca con el dibujo de un cactus y la palabra IKEBANA en letras negras y calza zuecos de madera sin tacón.

Coge un tiesto de barro con un bonito geranio rojo sangre, viene de nuevo y te pregunta:

Le gusta éste?. – Me miras y te digo que por mí, sí-. le respondes:

Podría envolverlo en papel de regalo y ponerle un lazo o un adorno?.

Ella mueve la cabeza en gesto afirmativo, dispone una hoja de papel semi plástica, y en un periquete convierte una simple maceta en un precioso regalo.

Tú mientras tanto coges una tarjeta de visita y con el bolígrafo escribes una nota. No me dejas ver lo que pone, pero no importa ya me enteraré...

Veo mi reloj: las dos en punto. Le dices:

Por favor, pegue esta tarjeta por un lado. Gracias. Cuánto es?.

Yo hago el ademán de sacar la cartera, pero tú me dices:

No nena lo pago yo, a sido idea mía...Además tú ya llevas la tarta.

La chica te dá el ticket: 10’95.

Nos despedimos ya. Nos desea un buen día; me coges de la mano y salimos a la calle.

Entramos en la Calle Rafel Ramis Togores.

Me emociono mucho, no puedo evitarlo...empiezo a llorar como una posesa; tú me acaricias suavente el pelo, pero no me dices ninguna palabra.

De repente se acerca un niño, trae atado en una correa a un precioso perrito de raza Yorkshire Terrier. El chiquillo sonríe y me pregunta:

Hola, eres Pili?.

Le respondo que sí y le digo: "Quién eres tú?". Él me abraza por la cintura y me contesta.

Soy Álex Hernández Jiménez. Bueno, la verdad es que he cambiado mucho; mira ahora ya tengo más dientes, más pelo y también puedo caminar solo...Como dice mi "lela" –abuela- "ya eres un mocito". El 4 de noviembre cumpliré díez años...

Le doy un gran abrazo y un besito en su hermosa carita. Es como un angelito: rubio con el pelo ensortijado, unos ojazos azules brillantes como el cielo, tiene la piel color canela. Viste un pantalón corto de algodón color blanco y un polo también de manga corta y del mismo tejido en color azul con el dibujo del ratón Mickey Mousse.

Me quedo mirándolo un momento y le digo que está guapísimo, que la última vez que lo vi tenía dos añitos y que entonces ya era un bebé precioso y también le comento que su cumple es el mismo día que el mío. Me dice:

Sí, lo sé; mi mami siempre pone en la tarta mis velas y una con la inicial P para acordarnos de tí.

Mientras Álex me habla, suena una voz de mujer desde las alturas que exclama:

Subir ya p’ arriba, que se enfrían los canelones!!.

Levanto la vista hacía arriba y veo a Carmen, que apoyada en la barandilla del balcón agita su mano y me lanza besos. Le tiro un besote y le digo que ahora vamos.

Álex me ofrece su manita, la cúal por supuesto acepto. Tú le sonries y le dices:

Hola, soy Marcos. Pili me ha hablado mucho de tí y de tu madre...Quieres que lleve a tu perrito?.

El niño me mira a mí y me sonrie y de nuevo te mira a tí y con cara seria te pregunta:

Eres el novio de Pili?, pero su novio de verdad?.

Le contestas que sí. Álex te dá la correa y mirándome a la cara me dice con gesto serio:

Tú también eres muy guapa!. Me gustaría ser mayor para que fueras mi novia...

Me río, pero no por lo que ha dicho sino por la forma de hacerlo; es tan dulce...

Escorpio tenía que ser; cuando tenga unos cuantos años más va a tener a las chicas loquitas por él. Que peligro!.

Entramos a la entrada (valga la redundancia) y llamas el ascensor. Mientras viene le preguntas al chiquillo:

Como se llama?. Es un perrito muy bonito...

Él soltándome la mano, coge al animalito en sus bracitos y después de darle un besito en la cabeza, te dice con una risita:

Es una perrita y se llama "Camelia"...

Yo me rio sonoramente y te comento que seguro que a sido en "honor" a la malísima de turno de la telenovela "Gata Salvaje". Álex me dice:

  • Sí, es por eso. El día que mi papá la trajo empezó la novela y mami la "bautizó" así.

Le doy el huevo KINDER, y él me dice:

Gracias, me gusta mucho pero lo dejaré para la merienda...

El ascensor llega y el niño abre la puerta y exclama:

Las damas primero!.

Yo le sonrío y le doy las gracias por su amabilidad; te miro y te guiño un ojo. Tú dices:

Eres todo un caballero; luego conversaremos de "hombre a hombre". Te parece bien?.

Álex te mira muy contento y te dice que sí.

Se pone de puntillas y aprieta el botón del quinto piso.

Comenzamos a subir y mientras tanto le pregunto que tal le va el colegio, que le gustaría ser de mayor y también le pregunto por Gabriel –su padre?. Me contesta:

El cole me va muy bien, bueno desde ayer tengo vacaciones de verano y en septiembre iré a 5º de primaria; quiero ser veterinario, porque me gustan mucho los animales y mi papá está bien. Gracias por tu interés.

No me dice nada más sobre su progenitor e intuyo que Álex debe estar molesto con él; cómo no quiero meter el dedo en la llaga no le pregunto nada de ese tema al niño. Luego hablaré con Carmen...

Por fin llegamos al quinto piso y al detenerse el ascensor, la propia Carmen nos abre la puerta.

Cuándo nos vemos te doy la tarta; nos abrazamos y lloramos como Magdalenas. Tú y Álex os reís de nosotras y la pequeña "Camelia" empieza a ladrar...Como dice Serrat "cada loco con su tema".

Nos miramos después de bastantes años sin vernos.

Ella, a pesar de sus 42 años sigue tan "cañorera" como siempre; con un cuerpazo de infarto p’morirse. Viste unos vaqueros ajustados y lleva una blusa de seda en color ocre de manga tres cuartos sin sujetador –se le transparentan levemente sus pechos de talla 95-; por supuesto calza zapatos con un tacón de aguja de no sé cuantos centímetros de alto. Lleva el pelo suelto, pero ahora tiene unas suaves mechas color caoba y está perfectamente maquillada; los labios y uñas están conjuntados en un tono rojo pasión.

También lleva un conjunto de gargantilla, anillo y pendientes de oro blanco y brillantes y en su muñeca izquierda luce un fino y elegante reloj dorado. –Más tarde descubro que es un CARTIER-.

Me separo de ella unos palmos, me limpio las lágrimas y le digo textualmente y con voz muy ronca: "Joer, tía, pero que buena estás"!.

Me responde con una sonrisa:

Pues anda que tú...Cucha la niña. Estás p’ jalarte!.

Tú toses para llamar la atención. Y te presentas así:

Soy Marcos, el afortunado que se ha jalado a la niña!.

Te acercas a Carmen y le dás un par de besos en las mejillas y le entregas la maceta y la tarta mientras dices:

Espero que te guste.

Ella te dá un suave abrazo mientras te agradece los obsequios. Me mira por encima de tu hombro y me dice en silencio –moviéndo los labios-:

Ahhhh. Qué tío más bueno!.

Yo me río sin poder evitarlo y para despistar digo que tenga mucha hambre. Carmen nos hace entrar a su casa mientras me dice:

He cocinado tu plato favorido: canelones de atún...y mira tú por donde también es la comida preferida de Álex.

Marcos, espero que te gusten; sino dímelo y te preparo otra cosa.

Te frotas la barriguilla y sonriéndo de oreja a oreja respondes:

Qué va mujer!, si a mí también me encantan...además una "pajarita" me ho dicho que tú cocinas muy bien.

Entramos al piso.

Es bastante grande y está perfetamente limpio, ordenado y profusamente decorado.

La primera estancia es el recibidor, en frente de la puerta principal hay una pared forrada con espejos y un mueble – aparador con un candelabro en color negro con tres velas azul eléctrico –símbolo de prosperidad- de hierro forjado. También hay un teléfono modelo años 70 (de aquellos con agujeros) de color rojo y un pequeño cenicero de porcelana blanca y filo dorado.

A mano derecha está la cocina (entramos y nos sentamos en un banco de madera de castaño colocado en la esquina superior izquierda, también hay una mesa cuadrada a juego con el banco llena de aperitivos), es una estancia muy amplia, luminosa y consta de todo tipo de electrodomésticos: un fregadero con dos picas, frigorífico combi, placa vitrocerámica, horno tradicional, un moderno microondas y colgado de la pared –encima de nosotros- toda cubierta de azulejos en tonos rosados con cenefas blancas prende un gran cuadro con un precioso bodegón.

Picamos unas aceitunas rellenas de anchoa y patatas chips y bebemos un martini rosso y mientras tanto Carmen me pregunta por mi familia; le cuento casi lo mismo (y algunos detalles más) que a las demás personas de antes y también le enseño la foto de mi sobrina Naty. Cuando la nena nació le escribí una carta y le adjunté una foto de ella, pero claro ya han pasado tres años y Natalia está muy cambiada...

Carmen y yo seguimos hablando y no reparamos en que tú te levantas...por eso te diriges hacía Álex, el cúal está llenando de FRISKIES el cubil de "Camelia" y le dices con una sonrisa:

Tu madre y Pili son unas cotorras y no me hacen ningún caso...

Podrías decirme dónde está el baño?.

El chavalín guarda el paquete de pienso en un armario y te responde:

Sí, yo te llevo y si quieres luego te enseño mi habitación...

Le dices que de acuerdo y al momento de iros tu reloj suena y anuncia las 14:30.

Al oir ese sonido nos fijamos en vosotros y Carmen os pregunta:

Se puede saber a dónde vais?.

Es que no teneís hambre?

Te giras y riéndo, le respondes?

Sí, muchísima, pero voy al baño y Álex quiere enseñarme su cuarto...

Carmen, levantándose del asiento se aproxima a su hijo y en voz baja le dice:

Tú leonera se la muestras después de comer, haz pis también y lávate las manos...con jabón!.

El niño me mira y con cara de enfado dice:

Sí mami, ahora mismo, pero recuerda lo que me prometiste...

Os vaís. Miro a Carmen con expresión interrogativa y ella acencándose a mi lado me dice:

Cuándo me llamaste por teléfono desde Galicia y me dijiste que ibas a venir a Mallorca de viaje, Álex ha estado intratable...ya sabes por lo que te conté que normalmente es un niño niño tranquilo-, pero cuando el viernes recibí tu sms preguntándome si hoy estaba en casa y te invité a comer, se ha puesto de un pesado...es que no hay por dónde cogerlo!.

Te acuerdas de la foto que me mandaste –en la estás tú sola- de la boda de tu hermano?. Bueno pues el crío la cogió y va con ella a todas partes...Creo –se rie- que se ha enamorado de tí. Y por eso, me hizo prometerle no avergonzarle delante de tí.

Yo le digo que es un niño muy amoroso, muy galante para su edad y bien educado. Carmen me dice muy irónica:

No creo que sea por obra y gracia del cabrón de su padre!.

Por supuesto se refiere a su ex marido, Gabriel.

Le pregunto que cómo está?. Ella enciende un cigarro (me ofrece un Fortuna light, pero lo rechazo) y sin ningún entusiasmo, me dice:

Muy bien, estupendamente...como siempre. Tú ya lo conoces!.

Le digo que en ocho años la gente cambia mucho; ella continúa diciéndo:

Qué va, cariño!. El eslogan de Gaby es "primero yo, luego yo y después yo" y así no se puede ir por la vida y más cúando hay hijos por en medio. Cada mes me pasa los 130 euros fijados por el juez para su manutención, pero para un niño el dinero es una mierda...lo imprescindible es el trato y la amistad entre padre e hijo, y Álex carece de esto.

A Carmen se le saltan las lágrimas y apagando el tabaco en un resto de bebida, se abraza a mi cuello y me dice entre suspiros:

  • Ayy!. Mi Pili, querida amiga te he echado mucho de menos...me he acordado mucho de tí!.

Yo también la abrazo mientras le digo que no llore, que ese idiota (me refiero a su ex) no merece sus lágrimas, que debe seguir siendo fuerte y valiente tanto por su hijo como por ella misma...

Se separa de mí y enjuagándose con un pañuelo de hilo me dice:

Estás muy guapa, mucho más que cuando te fuiste. Tú eres como los vinos: con los años mejoras, a ver déjame calcular –Carmen cuenta con los dedos- y sigue hacíendo cábalas. Ahora casi tienes 32 menos ocho son 24. Tenías 24 años...Hay qué tiempos aquellos!.

Tú y Álex venís del baño. Llevas tu brazo por encima del hombro del chico y comentaís anécdotas sobre el último partido de Real Madrid. Parece que habéis hecho buenas migas...

Miro mi reloj: son las tres menos cuarto.

Carmen se levanta y nos dice que nos dirigamos al comedor; le pregunto si necesita ayuda y me responde:

No cielo, en la mesa ya está todo preparado; caliento los canelones en el micro durante dos minutos, los saco y voy para allá.

Le digo que de acuerdo, que voy al baño un segundo y que luego iré para allá. Ella me dice muy misteriosa:

No vayas a mi baño privado...está cerrado con llave.

Me sorprendo de esta respuesta, pero aún me quedan muchas más por recibir.

Continuará...