Un verano inolvidable III

La fiesta en la piscina comenzó como una reconciliación entre Nestor y Paco y terminó liándolo todo.

Después de mi última conversación con Carlos, los días fueron pasando sin pena ni gloria.

La relación entre Pili y Paco se fue afianzando, ella casi cada noche, se iba a la piscina a acompañar a su “novio” y volvían juntos con las primeras luces del día.

Nestor seguía jugueteando conmigo. Yo no dejaba que se alejara demasiado, porque me hacía el juego, ya que no quedaba nadie cerca de quién tirar para pasar los días que quedaban hasta que Carlos volviera. De vez en cuando se cabreaba, le daba un caramelito y se le pasaba el cabreo.

Según pasaban los días, mi deseo iba en aumento, las mañanas, con Pili y Paco recién llegados a casa eran insoportables, oírles gemir en su cuarto me desesperaba y el sexo telefónico con Carlos no me satisfacía en absoluto. Al principio decidí fantasear con el, dejarme llevar conversación telefónica tras conversación telefónica, masturbarme en ocasiones, pero después de unos días, esto perdió la gracia y le seguía el juego sólo para que el hiciera lo suyo al otro lado del hilo telefónico.

Mi excitación debió notarla Nestor, pues poco a poco cada vez más insistentemente sacaba temas de conversación calientes, comentaba los encuentros de Pili y Paco cada mañana, hablábamos de la ausencia de Carlos, de mis experiencias sexuales, las suyas (que en el fondo creo que eran casi todas inventadas), de las infidelidades, le excitaba sobremanera oírme relatar mi encuentro con el estudiante de magisterio y no cesaba de preguntarme si realmente todo quedó en un pajote o llegamos más lejos, si sería capaz de engañar a Carlos… estaba claro que de una manera soslayada intentaba hacerme ver su disposición a satisfacer mis deseos sin pedir nada a cambio.

Cuando las conversaciones subían de tono hacía lo posible por detenerlas, no quería llevarle a pensar que iba a llegar a algo conmigo, tampoco quería hacerle daño, pero creo que a los dos nos excitaba y divertía la situación.

Cada vez Nestor se quedaba más noches en casa e iba menos a la piscina. Me decía que Pili y Paco se encargaban de ella de sobra y que ahí sólo lo pasaba mal, el verlos magrearse e incluso tener sexo delante de ellos le estaba volviendo loco y prefería no ir a pasar ese mal rato. ¿Sexo delante de ti? Cuando Nestor me lo contó salté como un resorte, quería saber que habían hecho, hasta dónde había llegado el descaro de esa mosquita muerta que no teniendo suficiente por las mañanas, también iba de fiesta por las noches.

Nestor me contó que el último día que estuvieron juntos en la piscina, creo que yo estuve esa tarde y al cerrar, a eso de las 10, me fui a casa. El caso es que Pili se quedó y Nestor y paco llegaron al rato. Esa noche por lo que fuera no aguantaron el calentón, y según me contó Nestor empezaron en el agua, jugueteando, haciendo ballenas, se quitaron los trajes de baño y comenzaron a magrearse en el agua mientras Nestor estaba fuera en las tumbonas. Nestor me contaba cómo Paco tomaba a Pili de la cintura y la arrojaba clavada en su polla contra el agua mientras gritaba, sin cortarse ni un pelo, ante la atónita mirada de Nestor que no sabía que hacer. Me dijo que Pili a penas tardó unos minutos en correrse, gritaba como una loca (eso ya lo sabía, tenía que sufrirla cada mañana) y Paco salió del agua, todo empalmado, (le pedí que me describiera como la tenía, pero me miró con cara de pocos amigos y me siguió contando), se sentó en el bordillo y le hizo una seña a Pili para que se acercase a el. Pili nadó hasta el bordillo y comenzó a hacerle una mamada a Paco. Estaban en la parte menos profunda, así que Pili a pesar de su corta estatura hacía  pié y Nestor, desde las tumbonas podía ver de perfil cómo su amiga Pili le comía la polla a Paco. En ese punto intenté quitarle hierro al asunto y le pregunté a Nestor en tono sugerente – Y tú ¿Qué hacías? –

-       Pues qué voy a hacer, nada, mirar…

-       ¿Sólo mirabas? Yo me hubiera excitado mucho…

-       Mira no me jodas, que estoy…

-       Perdona, sólo quería darle un puntito de humor al tema.

-       Ya, pero parece mentira… Estos dos se están pegando el verano y yo ni puedo ir a currar sin ver numeritos así.

Después de un rato, sin saber qué decir, volví a la conversación,

-       Y ¿Cómo terminaron? ¿Se corrió en su boca? ¿Volvieron a la carga?... - me entró la risa y Nestor cabreado se levantó y se fue a su cuarto.

Al rato, fui a llamarle, a pedirle perdón. Estaba sentado en el escritorio, con el ordenador. Supongo que estaba viendo porno, porque al entrar apagó la pantalla y se giró bruscamente a pesar de haber llamado y avisado que entraba en el dormitorio.

Después de disculparme le propuse que esa noche iría con el a la piscina, la verdad es que hacía unos días que hacía un calor insoportable y me apetecía pasar una noche “loca” en el agua. Le dije que compraríamos una botella, algo de papeo y que lo pasaríamos bien los cuatro, a ver si podíamos hablar con Paco y Pili y hacerles ver que debían tener un poquito más de respeto hacia el resto. Llamamos a Paco para contarle el plan y quedamos en ir por la piscina a eso de media noche, así tendrían los “Pepes”, como cariñosamente les llamábamos tiempo para ellos antes de nuestra llegada.

Según lo acordado, llegamos a las doce y poco. Nestor y yo llamamos al móvil de Paco para que saliera a abrirnos. Al entrar en el recinto de la piscina, se oía música y chapoteos. Paco se había tomado lo de la fiesta al pié de la letra. Estaba oscuro, así que sólo se distinguían figuras en el agua, la parte más alejada de los vestuarios era como la boca del lobo, mientras cerca de ellos, con la luz del porchecillo casi se podía ver bien. En el agua se podían contar al menos tres o cuatro cabezas y al juzgar por el agua que traía Paco encima debía de acabar de salir del agua.

-       Como me dijisteis que esta noche hacíamos una fiesta se han quedado las nenas a pasar la noche. – Las nenas era un grupo de cinco o seis niñas que debían estar entre los 17 y los 19 años, ya que todas terminaban el instituto ese verano. Las típicas pijillas de bien. – Es una pena que Pili se haya ido a su pueblo a pasar el fin de semana – Concluyó.

Vaya tela, queríamos hablar con Pili y Paco y en lugar de eso íbamos a tener una fiesta con unas crías que apenas conocía de nada. Mi decepción chocó de frente con la cara de fiesta de Nestor al que le faltó tiempo para quitarse zapatillas y camiseta y arrojarse al agua a bomba empujado por Paco.

En fin, misión cumplida, no como quería pero al fin y al cabo Nestor estaba contento y parecía que había retomado su amistad con Paco… ¡Lo que no hagan unas crías de 18 años…!

Yo, toda recatada de mí, decidí irme a la mesa y prepara los aperitivos, las bebidas… Añadí nuestras viandas a lo que las nenas habían traído y recogí un poco el patio mientras Nestor Paco y cuatro “nenas” disfrutaban en la piscina. Desde ahí podía verles chapotear, hacer luchas a caballito, hacerse ahogadillas… en fin pasarlo bien sin mí. Ahora era yo la desplazada y abandonada la que estaba sola, y a pesar de haber hecho todo esto por Nestor, me quedaba el reconcome de sentirme desplazada y triste. Tras unos minutos absorta en mis pensamientos, me sobresaltó el salpicar de todos estos que se abalanzaron en busca de sillas y toallas para secarse en el porchecillo del vestuario.

Comimos, bebimos, jugamos al kinito, a beso verdad o atrevimiento. Este último juego no puede faltar en ninguna fiesta y al final nunca pasa nada, nadie se atreve a nada, pero es obligatorio por algún motivo que me es difícil entender. El caso es que cada vez más borrachos y desinhibidos, terminamos hablando, cómo no, de sexo… Las nenas se conocían bien, iban al mismo instituto y no paraban de hablar de chicos que no conocíamos ninguno de los tres. Nosotros hablábamos de nuestras relaciones actuales y pasadas. Paco contó lo del día de Pili y el en la piscina, frente a Nestor, que acompañó a Paco en su relato como si este hubiera disfrutado tanto o más que los otros dos (y a mi me dijo que estaba cabreado).

De esta satisfice mi curiosidad, finalmente Paco no se corrió en la boca de Elena en el pretil de la piscina… tras mucho mamársela, salió del agua, tumbó a paco en una hamaca y se sentó a horcajadas sobre el, de espaldas, sin mirarle. Paco contó como ella se inclinaba hacia delante ofreciéndole una panorámica de su culo y el no pudo resistir meterle un dedo mientras se la follaba al ritmo que la propia Pili marcaba. Como Paco no pudo aguantar la excitación, se descontroló y… mientras lo contaba cambió de tono, a uno jocoso y divertido, como si estuviera contando un chiste y cogió a una de las nenas, la tumbó en la hamaca, boca arriba, la arrancó la toalla, la abrió las piernas y fingiendo que la estaba follando mientras la cogía por los tobillos manteniendo las piernas en alto prosiguió contando – y tuve que tumbarla en la hamaca, cogí la polla y se la metí hasta el fondo, empecé a moverme con fuerza, zumba, zumba, sin parar, la botaban las tetas y ella decía siii fóllame, no pares, hazme tuya, córrete cabrón, hasta que me corrí. Concluyó mientras Eva (creo que se llamaba) estaba riéndose a carcajadas abierta de piernas con Paco restregando su cebolleta y disfrutando de ella con la tontería del relato.

Prosiguió la conversación subida de tono, cuando Eva, que estaba pidiendo polla a gritos contó una “experiencia” en una piscina, y lo agradable que era nadar desnuda y disfrutar del agua y el tacto de la piel sumergida… Yo ya estaba, primero borracha y segundo hasta los cojones de oír jilipolleces de calientapollas de 18 añitos, así qué la dije - pues vamos al agua desnudas – sin pensarlo dos veces. Me despojé del bikini, la camiseta y las sandalias y me dirigí con paso firme, frente a la mirada atónita de las cuatro “nenas” y no sabría como describir la de los dos nenes derecha hacia el agua. Me tiré de cabeza, me dí la vuelta y haciendo la muerta, sobre el agua, dejé salir mis pezones al aire y abrí las piernas para mantenerme a flote. Recuerdo que fue excitante ver cómo el resto se miraba sin saber que hacer. Por un momento me sentí idiota ante la posibilidad de quedarme sola en el agua, pero Eva, en un arranque creo yo de orgullo, se desnudó y se arrojó al agua junto a mi.

Conversamos unos instantes. Nos preguntábamos si alguien más se atrevería y apostamos por que fuera Paco, después de su relato con Pili estábamos deseando ver esa polla pasearse frente a nosotras. Lo cierto es que en lugar de Paco, fueron Nestor y las otras “nenas” los que saltaron a continuación. Paco, nuestro “machote” permanecía en la silla mirándonos. Poco a poco la paciencia de los que ya estábamos en el agua fue mermando y empezaron a juguetear y dejar de prestar atención a Paco. Yo en cambio, seguía tumbada, haciendo la muerta, mirando fijamente a Paco con la esperanza de que se levantara de la silla y desnudo se acercara hasta nosotros. A penas un minuto después mis rezos fueron oídos y paco se levantó de la silla, se dio la vuelta, dándonos la espalda y se agachó cogiéndose el bañador por la cinturilla y dejándolo caer hacia sus pies. Al sacudirse el bañador del tobillo, de espaldas a mi me pareció ver lo que colgaba entre sus piernas. Por un instante dudé si se trataba de uno de sus brazos, mi cara debía ser un poema, si eso que colgaba era su polla, madre mía, no me extrañaba que Pili gritase así cada mañana. Cuando comenzó a girarse, vi su torso desnudo, musculoso o fibroso, tampoco era un tipo muy grande, pero estaba de moja pan y toma. Sentía calambritos por todo mi cuerpo, estaba expectante, quería que se girase completamente, verle de frente, era un espectáculo indescriptible; espectáculo que tan sólo pude disfrutar unas fracciones de segundo, porque al enfrentarse a nosotros, Nestor se me subió encima sumergiéndome hasta el fondo de la piscina. Intenté subir tan rápido como pude, me cogí a lo primero que pillé, las piernas, la polla de Nestor, creo que le enganché de todo lo que sobresalía de su cuerpo, pero al salir a la superficie Paco ya estaba dentro del agua.

Estaba excitada por lo que había visto y quería ver más. Era curiosidad, morbo, no sé, pero estaba fuera de mí, me había transformado, era como Pili de cacería… Así que fue en busca de presas, me junté con la mandada y en el revuelo del rebaño intenté cazar lo que pude. Nestor y Paco se estaban poniendo las botas, no paraban de toquetearnos a todas y yo descaradamente no hacía más que arrimarme a el y pasar mi cuerpo por el suyo, más concretamente por su entrepierna a fin de palpar lo que no había podido ver. Paco en cambio parecía más interesado en Eva, a la que hacía carantoñas, subía sobre sus hombros… reían y se toqueteaban cada vez más descaradamente. Mientras, Otra de las “nenas” empezó a juguetear con Nestor, era una chica que había hablado poco en la fiesta, ni siquiera recuerdo su nombre, pero cada vez que abría la boca subía el pan. Las otras dos estaban hablando en la parte menso profunda de la piscina y yo nuevamente me había quedado colgada. Después de provocar la fiesta y el strip-chapuzón me había quedado fuera de juego nuevamente.

Volví a mirar hacia atrás, a pocos metros Nestor se dejaba querer por la “guarrona” del grupo, Paco se aprovechaba de la linda Eva de forma descarada, se le veía sumergirse y salir a la superficie alrededor de ella, al igual que Eva alrededor de Paco, síntoma de que sus bocas no estaban jugando solas esa noche. Despacito, a brazadas fui alejándome de ellos, ya casi en el borde de la piscina, junto a la escalerilla me cogieron de la cintura y con voz suave Nestor me dijo

-       ¿Dónde vas?

-       Salía del agua, lo estáis pasando genial sin mi, no quiero molestar.

-       Anda, vuelve al agua, no seas tonta, tienes que estar a punto de explotar, como el resto.

Las palabras de Nestor martillearon mis oídos, ¿me estaba diciendo realmente que me iba a hacer un “favorcito”?

-       Y ¿qué vamos a hacer para solucionarlo?. ¿Tú cómo estás?

-       La zorra esta no para de tocarme la minga, me tiene morcillón desde hace un rato y ella está chorreando.

-       Fóllatela, eso parece que es lo que queréis los dos.

Mientras le dije esto, eche mano a su polla, estaba caliente, dura, no excesivamente grande, pero sí más que la de Carlos, le miraba a los ojos mientras recorría con mi mano cerrada su pene desde la base hasta la punta, una, dos y tres veces, creo que no debí hacerlo.

No tardó en reaccionar, su mano fue derecha a mi entrepierna y torpemente me separó lo s labios  y me acarició desde el ano hasta el clítoris, centrándose en la entradita a mi cueva, que debía estar chorreando.

-       ¿Quién está más caliente? Pregunté.

-       A juzgar por lo húmedo de tu entrepierna, no sabría decirte… ¿Igual si os puedo comparar?. Ya le he dicho si puedes venir, y me ha dicho que no hay problema en que me compartáis entre las dos.

-       ¿Cómo?

Estaba tan indignada que de un salto salí del agua, no sin antes darle un tirón a sus bolas. Compartirme a mí, con esa puta barata, ponerme a la misma altura el niñato ese que llevaba diez días intentando follarme por todos los medios, una tiene un momento de debilidad y la ponen a la altura de una puta de 18 años. ¡Hay que joderse! Me hubiera gustado poder tirarme un pedo según salía del agua y que se enterasen todos de lo jilipollas que es el niñato de los cojones.

Continúa...