Un verano inolvidable II

La primera noche que Pili pasó con Paco, yo tuve una agradable conversación con Carlos.

Había pasado casi una semana de la partida de Carlos. La verdad es que a pesar de tener que estudiar, el calor y las “fiestas” hacían que en lo que menos pensara fuera en los estudios.

Al principio de la semana todo transcurrió dentro de lo normal, sin pena ni gloria, lunes, martes, miércoles en una ciudad en la que lo único que se podía hacer era pasar calor e ir a la piscina.

Lo bueno es que habíamos “conseguido” unos bonos de la piscina en la que Paco y Nestor trabajaban y al menos la piscina nos salía por la patilla.

Nos llevábamos los libros a la piscina a las 12 y hasta las 3 no íbamos a comer, luego siesta y de nuevo a la piscina hasta las 8 y a casa a cenar.

El miércoles Pili decidió esperar a Paco a la salida de la piscina y Nestor y yo nos fuimos a casa. Por el camino nos encontramos con Paco, y las risitas a cerca de la cita y las indirectas, no nos las pudimos callar. Algo ruborizado, pero sonriente, Paco se fue hacia la piscina a comenzar su jornada de guardia y mantenimiento.

Cuando llegamos a casa le dije a Nestor que se duchara el primero, que yo aprovecharía para hablar con Carlos, y así me metí en la habitación.

Vestía aún el bikini y estaba incómoda pues estaba empapado y me rozaba bajo los pechos y la braguita. Me senté en el borde de la cama y mientras me quitaba la ropa marqué el número de Carlos.

“- DIIIIIME.

-       HOLA CHARLIE –Respondí.

-       HOLA PAU. ¿QUÉ TAL EL DÍA?

-       BUENO, AHÍ ANDAMOS. ACABO DE VOLVER DE LA PISCINA.

-       ¡QUE VIDA TE DAS!

-       YA VES… COTILLEO…

-       ¿COTILLEO?

-       SI, NO TE IMAGINAS…

-       DIME

-       PACO Y PILI ESTÁN LIADOS. ESTA NOCHE HAN QUEDADO EN LA PISCINA, SE QUEDA PILI CON PACO, DICE QUE A “ESTUDIAR”

-       SI LA VA A ESTUDIAR, A FONDO!

-       SI LLEVA TODA LA SEMANA DETRÁS DE EL. SÓLO LA FALTABA COLARSE EN SU CAMA.

-       Y TU, ¿QUÉ HACES?

-       NADA, LLAMARTE, EN CASA, EN LA HABITACIÓN, CAMBIÁNDOME.

-       ¿ESTAS SÓLA?

-       NO, NESTOR ESTA EN LA DUCHA

-       POR CIERTO, ¿TE HA DICHO ALGO DEL OTRO DÍA?

-       SI, QUE DISFRUTÓ MUCHO VIÉNDONOS EN LA COCINA. QUE LE HUBIERA GUSTADO ENTRAR A ECHARTE UNA MANO… QUE VÁ, ¿QUIERES QUE LE PREGUNTE?

-       ESTARÍA DIVERTIDO…

-       SI QUIERES ENTRO EN LA DUCHA Y LE PREGUNTO.

-       SEGURO QUE TE GUSTARÍA ENTRAR A EHCARLE UN OJO O UNA MANO. TIENE QUE TENER UNA BUENA HERRAMIENTA, ES GRANDÓN, MARCA PAQUETE EN LOS BAQUEROS, SEGURO QUE ESTÁ MEJOR DOTADO QUE YO…

-       NO ME TIENTES…

-       ¿CÓMO CREES QUE LA TIENE?

-       GRANDE… MORCILLONA… MORENITA… CON EL CAPULLO BIEN MARCADO…. CON LOS HUEVECILLOS BIEN PEGADOS, PRIETOS… JUGOSA…

-       ¿ESO TE GUSTARÍA?

-       …

-       ¿CREES QUE FANTASEARÁ CONTIGO, QUE QUERRÁ TENERTE?

-       SIGUE MASTURBÁNDOSE CADA NOCHE EN ALGUIEN TENDRÁ QUE PENSAR

-       EN TI, ¿TE GUSTARÍA?

-       ME EXCITA PENSAR QUE ALGUIEN ME DESEA HASTA ESE PUNTO

-       ¿Y NO TEMES QUE TE ABORDE UN DÍA EN TU HABITACIÓN?

-       ¿TEMER? ¿POR QUÉ? YA QUE EL DISFRUTA A MI COSTA, QUE ME HAGA DISFRUTAR A MI TAMBIÉN ¿NO CRES?...”

A esas alturas estaba desnuda, con el bikini tirado en el suelo. Había restregado mi cuerpo contra una toalla seca mientras hablaba con Carlos. Instintivamente me había tumbado en la cama y mientras hablaba con el, compulsivamente había empezado a frotar mi clítoris con el dedo índice y corazón. Oír a Carlos hablar de la polla de Nestor me había calentado, incitarme a estar con el había despertado en mi una curiosidad excitante, quería vérsela, tocarla, quería saber cómo la tenía y contárselo a Carlos.

Le oía en la ducha, el agua estaría cayendo sobre su cuerpo ¿Se estaría haciendo un pajote pensando en mi?. Si yo lo estaba haciendo ¿porqué el no?.

Cada vez más excitada mis dedos humedecían toda mi conchita y mi dedo anular se había unido a la fiesta. Toda la palma de mi mano recorría mi conchita mientras sentía como sus jugos empapaban mi culito. –Nunca dejé que Carlos lo penetrara- pensé. - ¿Le dejaría a Nestor? – Me pregunté mientras la yema de mi dedo corazón jugueteaba en mi esfínter prohibido. Mi dedo pulgar acariciaba mi conchita y mi dedo corazón mi culito. De vez en cuando juntaba los dedos a fin de trasvasar fluidos hacia mi culito que cada vez estaba más blandito y receptivo.

Puestos a transgredir las normas, ¿sería capaz de comerme su polla y dejarle correrse entre mis labios? Eso tampoco se lo había permitido a Carlos hasta entonces, de hecho a penas he permitido una o dos veces hacer algo así a nadie y no con mucha voluntariedad que digamos. Recuerdo la última vez, con Carlos; ya lo conté en un foro:

“El sábado por la noche estaba tan cachonda que no pude resistirme. Tuve una conversación (un chat) de lo más sugerente. Durante la conversación, mi interlocutor comenzó una fantasía en la que se moría de ganas de correrse en mi boca. Me trató con suma delicadeza, uso las palabras justas y me puso a mil. No pude resistirme y comencé a tocarme, Tras una deliciosa fantasía yo estaba abierta de piernas, sobre el sofá, completamente desnuda y a punto de correrme. Palmeaba mi conchita mientras clavaba dentro de mi mis dedos anular y corazón. En la fantasía mi interlocutor salía de mi interior y me pedía que se la comiera, yo accedí, pidiéndole que me avisara, a lo que el se negó, me advirtió que no me avisaría, que se correría en mi boca, yo comencé a correrme cuando volvió a escribirme que se estaba corriendo, que ni se me ocurriera sacármela de la boca, que se la comiera con fuerza. Yo ya estaba fuera de mi, corriéndome como una loca, chillando y arqueando mi cuerpo, así que nada contesté hasta terminar.

Cuando conseguí rehacerme le escribí lo que me había ocurrido, a lo que me respondió algo así como que el se había corrido en mi boca, que aún notaba el calor de mi lengua sobre su capillo palpitante, que hiciera el favor de chupársela con suavidad, la quería limpita. Yo estaba tan cachonda que le respondí que sería un placer limpiar su delicioso semen entre mis labios. No conforme aún, me pidió que le enseñara mi boca, que no quería que dejase nada, que me lo comiera todo, "si quieres que vuelva a follarte tendrás que hacerlo", me dijo. Corté la conversación.

A la mañana siguiente, el domingo, esperé a que Carlos se metiera en la ducha y me desnudé. Entre en el baño completamente desnuda y me metí con el en la ducha, me sonrió y sin mediar palabra me arrodillé frente a el, le tome la polla y me la metí en la boca. Comencé a hacerle una mamada, rápido, fuerte, sin contemplaciones. Me fui echando hacia atrás, bajo la ducha, el agua corría por mi cara, casi me ahogaba y seguía dedicado a lo mío. Carlos empezó a respirar bruscamente, levantó una pierna poniéndola sobre el borde de la bañera, síntoma inequívoco de que se acercaba el momento de su orgasmo. Como otras veces, noté como su polla se hinchaba y me dijo "me corro". Yo seguí comiéndosela a un ritmo cada vez mayor, a lo que volvió de decir "me corro", esta vez con mayor fuerza. "Me corro, me corro, Ahgggg" fue lo que dijo justo antes de notar su leche caliente sobre mi lengua, saqué instintibamente la polla de mi boca pero a diferencia de otras veces, seguí masturbándolo sobre mi lengua, el agua de la ducha se mezclaba con su semen sobre mi lengua y finalmente volví a meterme aquella polla en la boca para darle las últimas chupadas de tan linda mamada.

Cuando salí de la ducha no hacía más que pensar que tarde o temprano terminaría por liarme con un tío que no me avisaría y se correría en mi boca, y me daba cosa que Carlos no fuera el primero en voluntariamente recibir mis labios hasta el final.”

Esa sensación de transgredir las normas me llevó a meterme el dedo corazón en la boca, directamente, el dedo que estaba acariciando mi culito a mi boca, en una reproducción de la sensación de repugnancia que me inspiraba el sentir el semen sobre mi lengua o mis labios. Lo introduje entero en mi boca, babeándolo desde la punta hasta el nudillo. Parecía una cuchara llena de saliva cuando volvió a mi culito de nuevo.

Sin pensarlo demasiado, la excitación era tal que me perdí en busca de sensaciones y dejé que mi dedo corazón se deslizase en el interior de mi culito acompañado de un ahogado gemido que Carlos escuchó al otro lado del hílo telefónico.

-       ¿QUÉ PASA?

-       ME ESTOY MASTURBANDO MIENTRAS HABLAMOS. ME ESTAS PONIENDO MUY CACHONDA…

-       ¿ESTAS PENSANDO EN NESTOR, EN CÓMO SU POLLA TE HACE DISFRUTAR?

-       …

Aquello me molestó tanto, que introdujera a Nestor de nuevo en la fantasía en lugar de sentarse a disfrutar de mi, que decidí colgarle el teléfono y depositarlo a mi lado.

Volví a introducir el dedo corazón en mi culito y lo introducía y sacaba mientras aquello se iba acostumbrando a la sensación un tanto curiosa, casi obscena. Después de un tiempo así, mi dedo pulgar volvió a entrar en acción y por extensión, dentro de mí. Me estaba penetrando con dos de mis dedos. Apretaba los dedos entre sí, entre el culito y mi conchita, moviéndolos en círculos mientras gemía y dejaba volar mi imaginación.

Hacía algún tiempo que había dejado de oír la ducha, de un momento a otro la puerta sonaría y Nestor diría algo así como “Tu turno”. ¿Sería capaz de abrir la puerta?, ¿estaría bien cerrada?, estaba tan cachonda y excitada que comencé a tocarme con más fuerza. El dedo de mi culo distraía mis intenciones y volví al método tradicional, con la palma de la mano, frotándome con fuerza.

De mi boca comenzaron a surgir gemidos y todo tipo de ruidos alegóricos del orgasmo que se me venía encima. Lejos de amedrentarme por la presencia de Nestor, recordaba las noches que le oía masturbarse en su habitación, como en un gesto de aprobación por compensación a hechos consumados.

Finalmente no pude más y todo mi cuerpo explotó en un orgasmo que me negué a silenciar, gritando un Aghhh que sin duda ninguna Nestor disfrutó, aunque, también sin duda, menos que yo.

Tumbada en la cama, desnuda, me relajé unos minutos, me enrollé en una toalla y me dirigí a la ducha. Al pasar por delante de la habitación de Nestor, el sonido era inconfundible, respiraba a bufidos y el somier de su cama chillaba unas veces y golpeaba en la pared otras. Esta vez, inconfundiblemente era pensando en mí.

Continuará... nuevamente si así lo queréis.