Un verano inolvidable
Nuestras vacaciones de verano con unos amigos acabaron siendo un cúmulo de nuevas experiencias.
Hola, me llamo Juan, estoy casado y mi mujer se llama Elena. La historia que os voy a contar ocurrió el verano pasado.
Eran mediados de Julio y estábamos con nuestros amigos Víctor y Ana; habíamos estado de cena y tomando unos chupitos cuando decidimos volver a su casa y seguir tomando copas allí. Al llegar eran casi las 2 de la mañana, nos las servimos en el salón y pusimos la tele. Entre risas seleccionamos el canal de cine porno y las chicas empezaron a hablar del tamaño de los penes de los actores y de ese aguante, que no hay quien se lo crea, que vaya dolor de coño que se las quedará, en fin ya sabéis.
A Víctor no le gustan mucho esas pelis, y entre eso y que esa noche no aguantaba mucho alcohol, se quedó dormido en media hora. Elena estaba en el límite de su aguante y yo sabia que no duraría mucho más, así que plantee el retirarnos pero Ana insistió en quedarnos un rato más. Efectivamente, Elena aguanto dos copas más y cayo tan profundamente dormida que Ana la mordió en la oreja y la pellizcó y ni se movió.
Ana estaba muy animada y estar solo con ella siempre me produce una excitación muy grande, es una chica de unos 60 kilos de peso, 1,65 de altura y un pecho impresionante, nada menos que una 105 de sujetador, y nunca la he negado que me encantaría echarla un polvo. Teníamos previsto ir en Agosto a una casita alquilada en la costa de Almería, pero Víctor aún dudaba si ir o no, y eso que ya habíamos pagado el adelanto.
Su razón para dudar era que mi mujer y yo somos nudistas y como sabéis en Almería es muy habitual encontrar gente desnuda en las playas. A él no le hacia ninguna gracia que Ana se quedase desnuda, primero por el tamaño de sus pechos, cosa no entendíamos, y segundo por nosotros, ya que aunque nos conocemos desde hace 10 o 12 años, decía que le cortaba mucho y Elena y yo temíamos por el viaje. Ana empezó a decirme que casi lo tenía convencido para ir. Me contó que hablándolo con el, Víctor le confeso que una vez le vio las tetas a Elena sin querer, al pasar porla puerta de nuestra habitación mientras ella se cambiaba, que tenia erecciones pensando en ello, y no quería que eso pasase en la playa, y Ana le dijo que como se sentiría si a mi se me pusiese tiesa al vérselas a ella a lo que Víctor contesto: "le diría que igual me pone su mujer".
Cuando oí eso mi polla se puso como un mástil y la dije a Ana que no quería ser menos que su marido y que como el se las había visto a Elena, quería ver las suyas. Ella sonrió y muy despacio se quito la camiseta y se desabrocho el sujetador, cuando vi esos melones a 30 centímetros de mí, hice intención de cogerselos, pero se me adelantó ella. Con un rápido movimiento me empujo contra la pared y se arrodillo delante de mí, me abrió la bragueta y sacó mi polla que estaba a reventar y empezó comérmela con unas ganas que os juro que no pude evitar correrme en pocos segundos. No dejó ni gota, se lo tragó todo, y envidié como nunca a Víctor pensando en cómo se lo debía de pasar en la cama con ella.
Como ahora quería más, la pedí que nos quitásemos toda la ropa y cuando estábamos en pelota picada, apareció Víctor. Yo no sabia que decir ni que hacer, y el no dijo nada, se acercó a Ana, la besó en la boca y la dijo: "coge toda la ropa y llevala al dormitorio, que nosotros vamos a despertar a Elena y ahora vamos". Pensé que ese era el final de nuestra amistad y posiblemente de mi matrimonio, pero cual fue mi sorpresa cuando al entrar en el salón vi que Elena ya estaba despierta y sonriendo, "no has aguantado nada cariño, te has corrido enseguida. Espero que ahora aguantes más, no me falles" me dijo.
Cuando llegamos los cuatro al dormitorio, Ana desnudó a su marido, Elena me tiró encima de la cama y cuando Víctor estuvo desnudo comenzó a hacerle una mamada espectacular, parecía una posesa. Cogi a Ana y empecé a besarla como siempre había deseado hacerlo, nos magreabamos como locos mientras mi mujer y su marido ya estaban también en la cama. Los 69 eran fabulosos, Víctor y yo boca arriba en la cama, colocados de tal forma que mientras que Elena le comía la polla, yo le chupaba el coño, y Ana me comía a mí recibiendo los lametones de su marido. Decidimos comenzar a follar cada uno con su mujer, pero al poco rato las chicas protestaron y dijeron que eso ya lo conocían, que querían un intercambio completo, y así fue como conseguí joderme a Ana y cumplir una de mis mayores fantasías.
Después de que nos corrimos Víctor y yo, ellas confesaron un par de orgasmos cada una, cosa que no estaba nada mal, y decidimos descansar. Hablamos de lo sucedido, comentamos que ahora ya no había razones para no viajar en Agosto, etc., pero Ana dijo que si esto se repetía en vacaciones, lo íbamos a pasar en grande.
Lo del verano, lo contaré el siguiente relato.