Un verano inolvidable (2)

Continuación del relato en el que cuento lo que ocurrió el verano pasado en Almería.

Por fin arrancábamos el coche de camino a Almería. Teníamos por delante 10 días de vacaciones que pensábamos disfrutar a tope.

Cuando llegamos a la casita eran ya las tres de la tarde, así que fuimos a un chiringuito de la playa a por unos bocatas, después un bañito y volvimos a organizar las ropas y demás trastos. Sobre las nueve ya teníamos decidido donde ir a cenar así que emprendimos la marcha.

Durante la cena la conversación fue muy amena y de vez en cuando la salpicábamos con comentarios sobre el intercambio que hicimos, que por cierto no se había vuelto a repetir, y estábamos de acuerdo en que en esos días debíamos experimentar mas cosas. Tomando las primeras copas las chicas nos contaron que buscando en Internet habían descubierto el juego Schinpps y que lo habían comprado. Víctor y yo sabíamos de qué hablaban así que decidimos ir a estrenarlo.

Comenzamos con el que se llama "Contacto con tacto" creo, y todo fue muy bien. Como según avanza el juego te vas quedando sin ropa, llegó un momento en que solo víctor tenía puestos los calzoncillos y nada más. A Elena le tocó la prueba "caricia en el sexo" con Ana, que le facilitó el trabajo abriéndose completamente de piernas. Aderezaron la prueba con un beso súper sensual y húmedo que provocó que víctor se terminase de desnudar y se abalanzase sobre el sexo de su esposa mientras que Elena seguía frotándolo. Yo no quería ser menos así que metí mi cara entre las nalgas de Elena. La escena era fantástica, cambiamos y le pedí a Ana su culo, que me cedió gustosa pero pidiéndome que tuviese cuidado. Encularla fue divino y víctor que estaba como una moto intentó meterla en el coño, pero como estaba incomodo le pidió a Elena que se sentase encima de su polla. Ana gritaba entre dolor y placer, yo disfrutaba de ese agujero y viendo como las tetas de mi mujer subían y bajaban a toda velocidad delante de la cara de mi amigo, ellos sudaban y nos miraban, en fin todo muy excitante. Ana paró después de correrse y quiso que se la metiese por delante, pero duró poco ya que entre las escenas que veía, y los melones de esa mujer que me traen loco, tras 10 o 12 empujones me corrí gritando encima de sus tetas, llenándolas de semen y creando una imagen en mi mente que tardaré en olvidar. Mientras besaba dulcemente a esa maquina de sexo, mi mujer mamaba la polla de víctor que quiso correrse así.

Después de darnos una ducha nos fuimos a dormir y Elena y yo hicimos el amor con una intensidad que no teníamos hacia tiempo. Mientras oíamos a nuestros amigos follar en la otra habitación, hablamos de lo sucedido y coincidimos en lo bien que lo pasábamos y en que los celos eran algo que ni siquiera habíamos pensado. Habíamos pasado a un estado con Ana y Víctor que superaba la amistad.

Al día siguiente salimos de excursión en busca de esas calas retiradas y nudistas, con la esperanza de encontrar alguna que no estuviese muy concurrida, y después de casi dos horas llegamos a través de unos caminos a una playita preciosa desde la que no se veía resto alguno de casas ni civilización. Bajamos y nos instalamos. Inmediatamente nos desnudamos y nos fuimos al agua.

Llevaríamos un par de horas en la calita completamente solos hasta que apareció un grupo de chicos y chicas muy jóvenes, no debían tener más de 16 o 17 años. Eran 8, y desde el principio vimos perfectamente definidas las parejas. Estábamos jugando con las paletas al tenis de playa, y nos les prestamos más atención hasta que al cabo de media hora víctor me dijo que los mirase.

Obviamente estaban todos desnudos y aunque estarían como a unos 60 metros, pudimos observar a las chicas, sobre todo a una pelirroja preciosa. Nuestras chicas se percataron de que mirábamos demasiado a la pelirroja y nos llamaron la atención, así que decidimos sentarnos y charlar.

Una de las parejas estaba muy melosa, se apartaron un poco del grupo, comenzaron a besarse y acariciarse, y ante nuestro asombro comenzaron a hacer el amor con una tranquilidad pasmosa. No demostraban ni impaciencia ni pudor, estaban abstraídos el uno en el otro sin importarles el entorno. La escena cambió radicalmente cuando nuevas parejas se formaron y sin moverse prácticamente del sitio comenzaron a practicar todo tipo de actos: felaciones, sesenta y nueves, sexo anal, y demás. Nosotros flipabamos, no podíamos creer lo que veíamos y ellos tan tranquilos, cambiaban de pareja, una chica tenía una polla en el culo y otra en su boca, la pelirroja estaba tumbada boca arriba mientras un muchacho enorme se la follaba y otra chica se sentaba en su boca, era increíble, os lo juro.

Víctor no pudo contenerse y le pidió a Ana que se la mamase y ella accedió pero solo si nosotros dos hacíamos lo mismo. Estaban las dos chupando cuando observe que el grupo nos había visto, pero en vez de seguir como si tal cosa, pararon de pronto, se vistieron y se fueron. Estábamos desconcertados, pero muy calientes así que decidimos seguir en el agua. Las chicas nos abrazaron la cintura con las piernas mientras las follabamos, víctor se descolgó a su mujer e intento encular a la mía.

No era fácil, pero con la ayuda de Ana lo consiguió. Nos costó adaptarnos a los movimientos, pero Elena estaba disfrutando como nunca, y se corrió dos veces casi seguidas. Víctor preguntó si podía correrse dentro de su culo a lo que mi mujer accedió gustosa, así que esperé a que mi amigo terminase para correrme yo a solas con Elena. Ana protestó, pero tuvo que esperar a llegar a casa, ya que anochecía y decidimos marcharnos.

Las vacaciones empezaban de maravilla, pero lo que ocurrió al día siguiente, cambiaría la historia de una forma brutal.