Un verano con mi padrastro...

Debo confesar que quien me inspiró a escribir esto fue una chica usuaria de aqui, susana, me declaro fan tuya y te escribo esto que es la continuación (a mi entera imaginación y con mis perversiones) de un relato tuyo que lei... P.D. Espero lo disfrutes y no te moleste Si desean hacerme comentarios pueden hacerlo a esta dirección: dulce_psychodelia@hotmail.com Solo lo uso para correo ya que es el msn que utilizo cuando transmito por radio, espero sus comentarios.

"…esta no será la última vez que gocemos juntos, te aseguro que vendrán muchas más…" – Decía mi padrastro al rociarme completamente con su rico y caliente semen.

Ese día fue lo que para mí marcó una etapa de placeres completos, agradezco ese día el que mi madre nos dejara solos. Desafortunadamente eso no pasaba seguido, por azahares del destino mi madre estaba más pegada a él que de costumbre, así que me tenía que conformar con sesiones de mis dedos, había días en que prometía que no lo haría pero ya después de tener un rato dormida despertaba con los ruidos que los 2 hacían, eso me calentaba muchísimo, era inevitable imaginarme nuevamente lo que había ocurrido esa tarde, así que frotando suavemente mi clítoris me tiraba completamente a la imaginación y excitación, ¡Qué envidia! Esa maldita se la estaba tragando toda y yo solo podía imaginármelo… solo podía imaginar el peso de las cobijas sobre mi, como si fuera su cuerpo, la suave y tibia sábana que rozaba mi culito húmedo como si fuera su lengua

Solía escuchar como ella gritaba y soltaba gemidos incontenibles, desgarradores, pero él... el no la nombraba, simplemente gemía como si fuera algo que no le estuviese gustando tanto.

Yo era muy coqueta, seguía como antes mostrándome en poca ropa ante sus ojos, aunque solo eran paseos cortos trataba de que fuera lo más antojable posible.

Se llegaron las vacaciones de verano, Uff!! Qué calor! Debido a eso tenía aún más excusas para usar la menor cantidad de ropa que fuera posible, me quedaba sola en casa, simplemente salía fines con algunos amigos, pero cuando entre semana me dedicaba como toda buena hija ( o al menos eso fingía) a realizar tareas del hogar, un buen día se me ocurrió hacer la limpieza de un enorme librero que tenemos, tenía tiempo que no se limpiaba y ya necesitaba una arregladita, vi salir a mi mama y a mi padrastro irse al trabajo, asi que tenía nuevamente toda la casa para mí, me puse una minifalda negra la cual adoro, es ligera y sin ropa interior era mejor para que el aire calmara un poco el calor que sentía, me puse una playera de esas ya desgastadas, casi transparente por tanto uso, eso me hacía ver aún más sexy, remarcaba perfectamente la figura de mis senos y de vez en cuando la forma de mis pezones duros y firmes.

Así pues que tome una silla, para empezar a limpiar la parte de arriba, había un gran hueco en donde anteriormente teníamos un estereo, estaba algo profundo, entonces debía subirme en él para poder limpiarlo, tome la silla y el trapo, me puse a gatas y comencé a limpiar.

No había pasado ni 1 minuto de que me había subido ahí cuando mi padrastro regresó a la casa, al parecer algo se le había olvidado, entró a la sala a revisar en la mesilla de centro pero se llevó una gran sorpresa, estaba su niña preferida en una posición tan antojable, y mejor aún, sin estorbos, para llegar y cogersela inmediatamente, no hizo ruido, así que no pude escucharlo, se acercó a mi, observó mi vagina descubierta y roja, lo excitaba aún mas ver mis piernas también descubiertas, largas y blancas, abiertas de par en par, la falda airosa que hacía verme de ambas maneras, sensual e inocente, se la saboreaba de la manera más lujuriosa que pudo encontrar, como el librero estaba alto, mi vagina le quedaba perfectamente a la altura de su boca, se acercó y dio una lamida, yo me sobresalté, pero me había gustado, así que me quede en esa posición, sentí sus manos frías sobarme mis nalgas, y su lengua tibia saboreando mis jugos, estaba más que húmeda, sabía que era él, al fin después de tanto tiempo volvíamos a estar juntos.

Me abrí mas, para que su lengua entrara lo más profundo posible, succionaba mi clítoris, y paseaba sus manos por mis piernas, luego quería más me bajó lentamente, así de espaldas, para que pudiera sentir su virtuoso miembro durísimo como una roca, era imposible que siguiera dentro del pantalón, me volteó y me recargó en una parte del librero, miró la forma de mis senos, mis pezones duros, me acarició mi cara, jugó un rato con mi cabello y me besó.

Era mucho más de lo que yo pude imaginar alguna vez, me hinqué, y quedé de rodillas pero esta vez frente a él, le desabroché la ropa y le saqué su verga dura, estaba tan hinchada y tan lubricada que no resistí y le di una mamada riquísima, seguida de muchas chupadas, succiones que solo hacían que los gemidos salieran

Así mi niña, hazlo rico, golosa –me decía dulcemente con una voz entrecortada por el placer.

De vez en cuando volteaba la mirada a sus ojos para que supiera que lo hacía con gusto y para él, quería darle el mayor placer posible, no aguanté mas me levanté y lo desnudé completamente, pero lento para que su desesperación aumentara y me cogiera de una manera bestial. Logré mi cometido, en cuanto terminé de desnudarlo me abrazó fuertemente, me besaba tan desesperado, sabía que quería comerme, le alcanzaba su miembro y lo masturbaba para que no perdiera la erección tan gloriosa que había logrado.

El sudor había mojado mi playera, así que ahora no solo se veía la forma de mis senos, sino el color rosado, estaba muy vieja, me la arrancó rompiéndola en 2 y diciéndome:

-No uses ropas viejas mi amor, esto no deja apreciar bien tu precioso cuerpo, te voy a dar lo más rico que has probado en tu vida, te voy a lamer completita, mi chiquita, qué senos tan más antojables tienes mi amor! Ven con papi

Y como lo dijo, lamió cada parte de mi, me dio pequeñas mordidas en mis pezones, agitaba con su lengua y mientras con sus manos me pellizcaba mis nalguitas redondas y suaves como un durazno, después me volteó de nuevo hacia el librero, aprovechó la silla que tenía ahí y subió una de mis piernas, me dedeó un poco y luego introdujo su verga en mí, fuerte, tal como quería, el vaivén era bestialmente rico

-Estas bien mojada… te encanta verdad? – Al sentir escurrir más liquido lo excitaba aún más, quería que me diera todo de un solo golpe, mis senos brincaban por la fuerza de su ir y venir rítmico y cada vez más rápido y duro. No aguanté y me vine, el seguía penetrándome, mi placer orgásmico se había prolongado, me quitó la liga que sostenía mi cabello y soltó el aroma de mi shampoo, un aroma dulce, me tomó de mis caderas y me pegaba contra él, luego subió y apretó mis senos.

-Vente en mí, por favor! –Le rogaba que lo hiciera, la respiración de ambos se hizo más fuerte, mis gemidos no dejaban de emitirse, solo recuerdo que al finalizar, escuché un gran gemido de placer y sentí como sus jugos y los míos se mezclaban en un éxtasis impresionante, sacó su miembro pero seguía arrojando semen, un semen que se paseó desde mis nalgas y bajó hasta mis piernas, lo tomé con mis manos y me comí una parte de mi placer….

Continuará