Un verano calentito III... [Confesiones de Susi]

Nuevas experiencias para Susi

Al día siguiente amaneció lloviendo y nos quedamos todo el día en casa. Fue un día de relajación total, recuerdo la sensación de cercanía y complicidad entre nosotros, esa sensación que te queda después de haber echado un polvo estratosférico con tu pareja, que parece que une todavía más a quien ya estaba unido de antes. Dormitamos toda la tarde mirando películas aburridas de domingo y el fin de semana se terminó para nuestra desgracia. Bueno, era peor para Marcos que tenía que ir a trabajar al día siguiente, yo seguía de vacaciones y podía seguir descansando o lo que me diera la gana.

Al día siguiente, cuando desperté él ya se había marchado. Me duché y después de desayunar comprobé que hacía de nuevo un día estupendo, así que dispuesta a aprovechar al máximo esos días libres que tenía, llamé a Lucinda y le propuse ir a tomar el sol un rato. Le pareció una idea estupenda y después de pasar a buscarla con el coche, ya estábamos aparcando en la playa. No hizo falta decidir a cuál íbamos a ir, las dos dimos por hecho que íbamos a la misma playa del otro día. Esta vez ella y yo solas, llegamos y yo ya me moría de ganas de quitármelo todo y sentir una vez más el aire y el sol en todo mi cuerpo. Como era lunes por la mañana, había muy poca gente, y quizás animada por esta circunstancia, además de que el último día ya lo había hecho a última hora también, Lucinda se desnudó completamente a la vez que yo nada mas llegar. Nos tiramos tan ricamente a tomar el sol, y no recuerdo muy bien cómo, la conversación fue derivando hacia asuntos un tanto “calientes”. Ella me decía que estos últimos días estaba echando mucho de menos a Nacho (el chico que ya dije que llevaba dos meses trabajando en Francia y con el cual ella está enrollada), que lo echaba mucho de menos en general (aunque lo suyo no fuera algo estable del todo), pero que por momentos últimamente le echaba de menos especialmente “entre sus piernas” (así me dijo). Hacía tres semanas que no venía a casa, esa vez ni siquiera lo habían hecho y Lucinda, según decía, empezaba a estar necesitada de un buen meneo que calmase sus furores, tan naturales en una chica de nuestra edad. Me dijo: - Joder tía, es que todavía el otro día, después de la playa, yo llegué a casa como una moto, no se a ti, pero a mi me dio como un morbillo o un no se qué eso de estar aquí desnudas, como ahora, que cuando entré en mi apartamento hubiera dado lo que fuera porque hubiese estado Nacho allí y echarle un polvazo de los que hacen época (vamos, que se masturbó como una posesa confirmando mi teoría). Luego pensé en que si no estaría haciendo el gilipollas, a fin de cuentas nunca nos hemos comprometido a nada, y vete tu a saber lo que hará el por allí, rodeado de francesas, con la fama que tienen, y tan bueno como está el cabrón. Me dieron ganas de salir y ligarme al primero que tuviese a tiro, y llevármelo al apartamento para destrozarlo en la cama. No sabes la envidia que me diste, con lo majo que es Marcos, seguro que fuiste para casa y te dio lo tuyo…que suerte zorrón…¿a que sí?- Yo reí y ella añadió, dándome un codazo, para que quedase claro que iba totalmente en broma y no me molestase: - ¡Qué cabrones, yo ahí enchufada al telefonillo de la ducha y vosotros poniéndoos morados! ¡Tía, podíais haberos apiadado de mí y hacerme un huequecito entre los dos! ¡Si yo, tal como iba de cachonda me hubiera conformado con cualquier cosa! ¡Cómo si me hubieses tocado tú!- Las dos reímos a carcajadas, y ella continuó – Oye, ya se que nunca hablamos de esto así en “profundidad”, pero venga, hagamos como si tuviésemos diecisiete años, como cuando nos contábamos todo con “pelos y señales”, y hagamos un juego: yo te cuento lo que hubiera hecho con Nacho cuando llegué de la playa, y tu me cuentas lo que hiciste con Marcos, o lo que hubieras hecho, yo nunca sabré lo que es verdad y lo que no, ¿vale? – Yo me río a carcajadas y le digo: - ¡Pero tía, tu estás fatal! – ella insiste riendo: - ¡ya lo se!, pero venga, ¡que más da, de risas! – A mi, como amiga que es, no me importa, incluso, por ejemplo, la experiencia del día anterior, tengo el impulso de contárselo a alguien, como cuando te pasa algo inesperado muy bueno y sientes la necesidad de contárselo a algún amigo, y aunque no se me ocurriría a nadie mejor que ella, aún así…. Incluso sentía curiosidad en saber si ella lo había hecho alguna vez, no se, saber que pensaba. Pero seguía dándome un poco de vergüenza, incluso aunque fuese ella quien me estuviese tirando de la lengua. Entonces ella dice: - Está bien, empezaré yo, y si luego te da la gana de contar lo que sea, pues lo cuentas, y si no, pues no, ¿de acuerdo? ¡Venga tía, que estoy desesperada, déjame por lo menos imaginármelo! – yo le sonrío y le digo: - vaaaaaale, venga, y yo luego te cuento lo que me pasó a mi. - Ella bromea: - ¡Eso, eso!. Bueno, pues allá voy: yo, después de que me dejaras en casa, abro a puerta y para mi sorpresa, me encuentro a Nacho que ha venido sin previo aviso el fin de semana. Me lo encuentro deshaciendo la maleta, y según me ve viene a mi encuentro, me abraza y nos besamos. Intenta contarme cómo es que ha venido sin avisar, pero yo le pongo un dedo en la boca, indicándole que se calle, que primero me va a follar como dios manda y que luego ya hablaremos.

Entonces le saco la camiseta, y le desabrocho el pantalón. Él me saca las tetas por encima del sujetador del bikini y me las empieza a chupar. Me mete las dos manos dentro del pantalón de chándal y las bragas y me lo baja todo junto. De pié, abrazados, me sigue besando y me manosea el culo desnudo que me sobresale por encima de la goma del pantalón y las bragas. Me coge en brazos y me lleva a la cama, donde termina de desnudarme del todo. Me tira en la cama con las piernas abiertas, colgando las piernas fuera de la cama, y comienza a agacharse delante de mí. Yo me estoy mojando de saber que en unos segundos, por fin, me va a estar comiendo el coñito de la manera tan morbosa en que lo hace. Por fin su boca entra en contacto con mi sexo y me lame a conciencia, yo gimo y me derrito, se entretiene largo rato y yo llego al cielo. Me corro sin poder evitarlo, sin querer, pero pienso que eso no va a quedar así. Se pone de píe, y yo me incorporo en la cama; me quedo sentada justo delante de su gran polla y empiezo a chupársela. MMMMmmmm, que ganas tenía, que rica y que dura, noto que mi coño se moja de gusto y noto que Nacho se vuelve loco en mi boca, entonces paro y me coloco a cuatro patas delante suya, él sigue de pié al borde de la cama, me acerca con sus manos en mi cadera y me la clava de golpe en mi raja, chillamos y me empieza a follar como una fiera desbocada, súper fuerte, súper rápido y profundo, no se cómo hace pero mantiene ese ritmo infernal que me enloquece sin que se corra antes que yo como otras veces. Entonces yo casi me desmayo de placer y me corro otra vez como una guarra, esto le contagia y empujando su polla todavía más fuerte que antes, se corre dentro de mí a la vez. Caemos rendidos y nos besamos… Bueno, más o menos, eso es lo que hubiera pasado.- Me mira y añade, entre sonriente y avergonzada: - Debo estar loca, pensarás que se me va la cabeza o que soy una ninfómana…- la miro y me da no se qué verla así, avergonzada. A fin de cuentas es mi mejor amiga, y creo que no tendría que darle corte, para eso estamos las mejores amigas, para contarnos todo lo que necesitemos hablar. Además de que su historia me ha puesto un poco “nerviosa” a mi también. Así que me lo aplico a mi misma y le contesto: - No, no pienso que estés loca. – Lo pienso por un momento y le digo: - pues yo…para que veas…ayer…esto…¿has probado alguna vez el sexo anal? – Siento como me ruborizo y ella me mira sorprendida, sus ojos sonríen: - ¡Anda! ¡Joder, si que lo pasasteis bien, sí! Bueno, en serio, ¿qué si probé alguna vez el sexo anal?... esto... pues si…con un chico con el que andaba liada antes que Nacho, ¿por? – le digo: - bueno,¿ y que tal, que te pareció? – ella está un poco cortada, las dos realmente, pero es agradable tener la confianza suficiente con alguien como para compartir tus experiencias más íntimas. Contesta: - bueno… pues, si te digo la verdad, al principio me asustaba un poco… no se, por momentos me hacía sentir un poco… no se…como sucia… pero luego no fue tan doloroso como pensaba y no voy a negar que disfruté en cierta manera, aunque siempre pienso que con la persona adecuada podría ser mucho mejor… no se… con Nacho nunca lo hice…él nunca la ha insinuado, y tengo miedo de que no le guste, o piense que soy una golfa, yo que sé…pero el caso es que cierta curiosidad si que tengo por probarlo con él…si surgiera… - me mira seria y me pregunta: - Y tu con Marcos, ¿Qué tal? ¿Bien, no? – me pregunta como preocupada, como si por un momento pensara que le pudiera contar algún tipo de experiencia desagradable. – Yo le contesto sonriendo: - si...la verdad es que muy bien…bueno, mejor que muy bien…fue la ostia tía, yo nunca me había sentido así…lo habíamos probado alguna que otra vez, muy pocas, y no había sido ni mucho menos lo mismo…un poco como tu dices, yo me sentía un poco rara, a parte de que ahora creo que en su momento no conseguí relajarme lo suficiente como para disfrutarlo, ya me entiendes… además él también en su día me confesó que se sintió un poco raro, como que se sentía culpable de que para que él disfrutara me estuviera provocando dolor a mi, aunque yo le decía que no me dolía…pero ayer a mi, no se porque, bueno, si, porque últimamente estoy salidísima, para que veas que no eres tan rara, pues eso, que ayer me apeteció probarlo otra vez y ya desde el principio fue todo como la seda tía, la verdad es que me hizo volar… y ahora debes ser tú quien piensa que soy yo la ninfómana…- Ella me sonríe y dice: - Qué va tía, me alegro un montón por ti, y me alegro de que tengamos la confianza suficiente como para hablarlo…joder qué suerte, es que además tú tienes a Marcos en la palma de la mano, que es un cielo…¡y por lo que veo le va la marcha también! ¿Pues sabes qué? Yo algún día, si se dan las circunstancias adecuadas lo voy a intentar con Nacho, y ya te contaré. Espero que no le parezca mal…- yo asumo el papel de consejera y digo: - mira Lucinda, eso ya es decisión personal tuya, pero en cuanto a Nacho no creo que le parezca mal, a todos los tíos les gusta, seguro que casi se corre en los pantalones en cuanto se lo propongas, pero ya te digo, yo ni te animo ni te dejo de animar, eso es cosa tuya lógicamente… - ella, con la mirada abstraída dice: - Uffff, que me pongo mala solo de pensarlo, creo que como me lo siga imaginado voy a mojar la toalla… - nos reímos y tras comentar brevemente el calor que hace, la conversación parece que queda zanjada, por lo menos de momento. Yo entonces me recosté hacia atrás y ella se tumbó boca abajo, las dos nos quedamos en silencio, simplemente tomando el sol, pero con muchas cosas en la cabeza para pensar. Imaginaba lo que se le estaría pasando por la cabeza a mi recalentada amiga, seguro que pensaba en Nacho…

A mi toda aquella conversación me había dejado un poco extraña, para bien, pero extraña, lo cierto es que me había excitado un poco al escuchar su fantasía, y al desvelar mis más íntimas actividades también, como si compartiera un poco con ella un poco mi placer… Además, yo parecía haber entrado en una fase de continua excitación que me duraba ya días, y mis encuentros sexuales con Marcos parecía que en vez de calmarme o saciarme, lo que hacían era retroalimentar esa sensación de cosquilleo y morbo que me acompañaba casi a todas horas. Es cierto que en alguna ocasión me había ocurrido algo parecido: hay veces en que el sexo puede no llamarme la atención durante días, o que por lo que sea Marcos y yo no lo hacemos en muchos días seguidos y eso no quiere decir que cada día que pasa esté más cachonda; y también lo contrario, como ahora, que cuanto más sexo tengo más me apetece tener, como en un bucle de erotismo y morbo que se va haciendo cada vez más grande. Pero yo no se que me estaba pasando ese inicio de verano, que ese bucle estaba llegando a límites que hasta entonces desconocía. Era como si estuviera llevando a cabo un replanteamiento de mi sexualidad, pensando sobre cosas que ya no solía pensar, haciendo y disfrutando de cosas nuevas o no nuevas pero vistas de otra manera, como si tuviera que volver a probarlo todo aunque solo fuera en mi fantasía para poder decir: vale, esto me gusta, esto no, esto me encanta, esto nunca lo había visto así… Lo digo para explicarme por ejemplo los pensamientos que me invadieron en aquel momento tumbada en la playa al lado de Lucinda. Porque empecé a rememorar la conversación de hacía unos instantes y recordé cuando ella dijo de broma que le hubiera gustado que la llamásemos para unirse a nosotros en el polvo de después de la playa, que le hubiera servido que incluso “yo” la tocase para desahogarla.

Y me sorprendí a mi misma dando vueltas a este asunto, porque aunque mi cabeza lo rechazara (no por nada, si no como un asunto que ya estaba zanjado en mi interior) mi cuerpo o mis impulsos respondían con sensaciones confusas…

Pero ahí me encontraba yo, desnuda, tumbada al lado de Lucinda, desnuda también y recordando su broma de que le hubiese servido que yo misma la hubiese tocado para

desahogar su tensión sexual. No era el hecho de que lo hubiese dicho (aunque bueno, precisamente ella…las cosas se dicen de broma hasta cierto punto…), no, no era tanto eso, ya que es verdad que creo que lo dijo como tontería para dar una nota de humor, era más el hecho de que al recordar sus palabras extrañamente parecía que mi chochito se removiera y humedeciera tímidamente dentro de mi, dejándome extrañamente excitada y confusa como el primer día… Lo pensaba, y sí, sinceramente, y tal y como estaba, no podía negar que me daba cierto morbo imaginar a Lucinda tocándome. Siendo ya adultos, con las cosas claras, sabiendo que no me van las tías (por lo menos más que los tíos), con la experiencia y la sabiduría, y confianza en una misma que te dan los años, me pregunté, ya libre de miedos o culpas, si me gustaría, aunque fuese solo imaginármelo, que me acostara con Lucinda. Con todo lo que estaba pasando por mi cabeza esos días, con todo el replanteamiento de mi sexualidad, con la aceptación total de mi cuerpo como algo natural y bueno, fuese lo que fuese, cómo saber si realmente no me iba a gustar… Aunque me gustara tampoco tenía intención de dar ningún paso en la vida real, era sólo curiosidad, saber hasta dónde llegaba el replanteamiento de mi sexualidad en esos días. Incluso puede que me hiciera gracia la idea en ese momento, y una vez recuperada la clama de mi lívido ya no me diera más otra vez. Así que dejé mi mente libre e hice mi propio experimento en mi imaginación, para ver que sentía… Imagine una situación “real” dentro de lo posible. “Real” por lo menos en cuanto a contexto se refiere. No se, como que voy a dormir a su casa un día que Marcos tiene que irse de viaje por lo que sea. Venimos de la playa, y nos turnamos para darnos una ducha. Primero me ducho yo, y tras ponerme unas bragas, un pantaloncito de tela y una camiseta blanca sin nada debajo, me siento a fumar un cigarro y a ver la tele en el salón, esperando a que se duche ella para después cenar juntas. Cuando acabo el cigarro, voy a la habitación a buscar una crema que tengo en la mochila, entonces me encuentro con ella que sale del baño desnuda, chorreando, parece que no se ha molestado apenas en secarse, con todo su pelo negro echado hacia atrás, su piel muy morena brillante y tersa, sus tetitas blandas y respingonas con gotas de agua resbalando en sus volúmenes, su coñito con esa fina línea de vello oscuro y oliendo toda ella tan bien que da gusto, verla, y olerla. Por un momento nos resulta como extraño, es curioso lo que hace un contexto: venimos de estar toda la tarde desnudas en la playa, y ahora parece que nos da como apuro aquí en esta habitación. Yo le digo lo buena que está en plan de cachondeo, y ella en plan broma y devolviendo el cumplido me dice que no más que yo. Delante mía se pone una camiseta de tirantes azul y unas bragas, que es lo único que se deja puesto, ya que hace todavía mucho calor, y debe ser con lo que anda generalmente por casa cuando está sola, así que sencillamente sigue sus costumbres. Cenamos una pizza en el salón viendo la tele, dejamos todo encima de la mesa sin recoger, en plan vagas total, y nos sentamos cómodamente a ver un programa absurdo veraniego en el sofá de dos plazas, que se hunde por el centro y hace que nuestros brazos y piernas estén en continuo contacto. Noto el calor de las zonas de contacto de nuestros cuerpos y su olor súper agradable a recién duchada me empieza a hacer sentir algo extraño dentro de mi. Lucinda se remueve en su sitio, dice que no encuentra una postura cómoda, y me dice si no me importa que se ponga como cuando está con Nacho en ese mismo sofá, esto es, ella acurrucada de lado con su cabeza en mi regazo. Yo le respondo que por supuesto que no me importa.

Ella se gira, se acomoda, flexiona las piernas y se echa de lado, con su cabeza en mi regazo mirando hacia la tele. Emite un suspiro como de gusto, acomoda su cabeza, que con su pelo todavía húmedo me roza las tetas. Yo, no se muy bien porque, o porque no se donde poner los brazos, poso una mano en su pelo y se lo empiezo a acariciar, como quien tiene un gatito en su regazo y lo acaricia suavemente. Ella suspira otra vez, y yo la miro sin que ella me vea a mi. Miro su dulce carita ensimismada en la tele poniendo simpáticos gestos según los acontecimientos se desarrollan en la pantalla, miro su hombro en una postura que me parece sexy, levantado a escasos centímetros de mi cara, miro la silueta de sus piernas, morenas, seguro que muy suaves, preciosas, la curva de su culito sobresaliendo en esas braguitas blancas que contrastan con el tono de su piel, e imagino por un momento lo que sentiría Nacho (o cualquier tío) ante tal situación, ante la visión de esa preciosa chica ronroneando, recién duchadita, oliendo como un ángel, preciosa morenita en bragas y camisetita de tirantes tiernamente acurrucada en su regazo, apoyando su carita en su entrepierna… Ella de vez en cuando reacomoda su cabecita, y me oprime el bajo vientre y el inicio de mi pubis, cada vez que lo hace provoca un extraño sentimiento de ansiedad en mi interior…

Pasado un rato se gira sobre si misma y su cara ya no mira hacia la tele, ahora mira hacia arriba, mira hacia mi, está echada boca arriba, con las piernas flexionadas y su cabeza en mi regazo, me mira, mira mi boca fijamente, yo le acaricio el pelo, y en un impulso irracional pero inevitable yo agacho un poco mi cabeza y ella la levanta, y nos besamos en la boca muy despacio…es un beso cariñoso, sensual, muy húmedo, hemos dado un paso hacia algo que no tiene sentido, pero que irremediablemente nos atrapa, es la dulzura de nuestro cariño convertida en sensualidad, nuestro afecto emocional expresado ahora a través de nuestros cuerpos, la emoción de una experiencia nueva, que no se sabe a dónde va a llegar, ni siquiera sabemos muy bien lo que estamos haciendo, pero no hace falta hablar, por lo menos con palabras; ahora van a ser nuestros cuerpos, quienes como en un paréntesis de tiempo y de normas, van a hablar por nosotras, sin medo a nada, sin vergüenza de nada, porque es como si realmente nada de aquello estuviera ocurriendo. Nos besamos como bebiéndonos la una a la otra, y Lucinda toma mi mano y la coloca entre sus piernas flexionadas, yo empiezo a acariciar sus braguitas, las noto calientes, noto como en medio de la extrañeza de estar tocando a otra persona de mi mismo sexo yo me excito, es morboso, trasgresor y dulce, manoseo sus bragas haciendo cada vez más presión y Lucinda suspira lujuriosamente mientras me besa, yo noto el abandono de mi racionalidad y de todo lo que era tomado como cierto en mi interior a favor de mis sensaciones, de mis ansias de experimentar, de probarlo todo, incluso el sexo desde el otro ángulo, quiero saber lo que siente Marcos (o cualquier tío) cuando me lo hace, saber cómo es, cómo es el tacto, el olor, el sabor de una chica, mi propio sabor en cierta manera… Lucinda me levanta la camiseta hasta que la mitad de mis pechos asoman, que en la posición que ella está caen sobre su cara; me besa un pezón, juguetea con él, sabe como hacerlo a la perfección, se lo mete en la boca y mama de mi mirándome a los ojos, mi cuerpo responde poco a poco a los placenteros estímulos que recibe, y como mi cerebro filtra esa información sabiendo que esos estímulos provienen de otra chica se produce como un cortocircuito, que no hace más que intensificar la emoción y el morbo de lo que sucede. Yo meto la mano dentro de sus bragas, me siento por un lado como una viciosa, explorando recovecos que no son para mi, y por otro lado siento curiosidad y cariño, ella mama de mi pecho y yo acaricio tiernamente su sexo, que noto caliente y pringoso, la acaricio como me gusta acariciarme a mi misma, ella gime con mi pecho dentro de su boca, los minutos pasan en ese agradabilísimo intercambio de caricias y chupeteos, yo noto como me humedezco y aunque estoy en un estado como de ensoñación y calma absoluta, mi corazón palpita con fuerza como si fuera la primera vez, y es que lo pienso y si, va ser la primera vez, mi primera vez haciendo el amor con otra chica…Esto no va a ser un temeroso experimento adolescente, por mi parte, y noto que por la suya también, la disposición es total, mi deseo y mi curiosidad supera con creces cualquier pensamiento racional o puente con la realidad, estoy dispuesta a todo con ella, mi preciosa amiga, mi dulce personita mimosa y caliente como yo, tan como yo que somos iguales, con nuestros genitales idénticos y ansiosos de unirse placenteramente…

Lucinda toma la iniciativa, se levanta, me coge de la mano y sin decirnos nada me lleva al dormitorio. Tira al suelo todo lo que hay encima de la cama y se empieza a denudar, yo hago lo mismo y me lo quito todo, nos tumbamos de costado mirando la una a la otra y volvemos a besarnos. Me rodea con un brazo y me acerca hacia ella, nuestros cuerpos se juntan, la suavidad de su piel es deliciosa, noto sus tetitas rozar las mías, su vientre caliente, sus piernas sedosas entremezclarse con las mías, el placer me resulta de una extrema sutileza en comparación a la entrega a un hombre, ni mejor ni peor, simplemente otra cosa… noto su mano deslizarse por mi vientre, se dirige a mi sexo y me va a dar algo, flexiono un pierna y la abro para que me toque, su mano alcanza su objetivo y expertamente me toquetea, con la punta de un dedo me acaricia el clítoris haciendo que me excite muchísimo, física y mentalmente. Yo agacho mi cabeza y comienzo a besar sus tetitas como flanes, sus pezones grandes acabados en punta están de lo más apetitoso, los lamo y chupo, me resulta curioso notar esa carne blandita y delicada en mi boca, pienso que no me extraña que a los tíos les encante comérnoslas, parecen dos chupetes diseñados para eso, para chupar y comer casi literalmente. Lucinda se remueve y se arrodilla a mi lado, me da besos en el cuello, pecho, ombligo, las dos sabemos a dónde se dirige, camina de rodillas encima de la cama, se coloca a mis pies, se inclina y me besa el interior de mis rodillas, mis muslos, cada vez más cerca, ahora se inclina y besa mi vello púbico, y finalmente me da un beso en los labios, otro, yo me estremezco, me empieza a lamer casi sin rozarme, con la punta de la lengua hace círculos en mi botoncito, yo miro hacia ella y veo su perfecto culito levantado a los pies de la cama, detrás de su cabeza hundida entre mis piernas, pienso que tiene un culito precioso, noto su cabello todavía húmedo haciéndome cosquillas en mis muslos, enloquezco con la idea de que definitivamente otra chica me está comiendo el coño…y me gusta…lo hace tan suave…me da tanto morbo…es una locura pero me está matando… nuestro encuentro es todo caricias, cariño, sensualidad, suavidad y ternura sexual, tan solo dos dulces nenitas dándose mimos, todo terso y resbaladizo, todo blandito y caliente, sin ninguna arista dura, rudeza, sin ninguna prisa, sin ningún hombre sudoroso y peludo marcando ningún tiempo, sin ninguna polla dura buscando perforar violentamente ninguno de nuestros agujeros, que aunque generalmente es lo que nos vuelve locas, en ese momento la magia es todo lo contrario, el morbo es el pringoso juego entre chicas… Yo estoy a punto de correrme y Lucinda se detiene, ahora se tumba a los pies de la cama y se coloca de forma que nuestras piernas abiertas encajan unas con otras, de forma que nuestros coñitos se juntan y se rozan uno contra otro en la postura creo que llamada la “tijera”. Es puro morbo, el rozamiento se intensifica cuando nos apretamos la una contra la otra, es como un morreo entre los labios de nuestros coños, fémina contra fémina, nuestros sexos blanditos y mojados se deslizan uno contra el otro, parece que más que liberar placer acumula ansiedad sexual; la imagen es viciosa y bonita, dos cuerpos de chica entrelazados retorciéndose de placer, dos coñitos besándose apasionadamente. La tensión se acumula y ahora soy yo quien tomo la iniciativa. Me siento y tiro de los brazos de Lucinda que se incorpora, y la voy dirigiendo de forma que queda de espaldas a mi. Yo me echo baca arriba y acerco su culito, vamos a hacer un 69, yo voy a estar debajo, quiero hacerlo, quiero que me vuelva a comer, pero sobretodo quiero probar a comer su rosada almejita, quiero tenerla en mi boca, saborear a otra chica y hacer que se estremezca gracias a mi, quiero descubrir… Yo estoy tumbada boca arriba y ella abre las piernas encima de mi vientre, paso a paso avanza de rodillas hacia atrás y veo su precioso trasero acercarse, con los labios de su chochito colgando en medio de sus nalgas, se acerca más y más, abre otro poco las piernas y se deja caer con su sexo sobre mi cara. Acerco mi boca y empiezo a lamer, noto su sabor salado, su sabor a chica, su olor dulzón a coñito como el mío, me da un morbo indescriptible estar haciendo esto, saco la lengua y se la paso por la rajita, me detengo en su clítoris y lo succiono con ansias, entre sus flujos y mi saliva me babo toda la cara, no me importa, es el néctar de la vida en su vertiente femenina, si no me da reparo tragar el semen de Marcos, ¿por qué iba a darme asco saborear el fluido de Lucinda?. Mientras disfruto de esa flor que se abre en mi boca, noto sus recíprocas lamidas en mi coño, es la feminidad que se devora a sí misma, como en un circulo vicioso de placer solo para chicas… Yo chupo y beso, saco la lengua y doy lamidas entre sus piernas, noto que me empiezo a correr, ella me come tan bien… nuestras respiraciones se intensifican, mi orgasmo empieza cuando en mi cabeza resuena la frase “estoy lamiendo un coño”, el morbo es total, tiemblo y me corro, mi dulce amiga se convulsiona e involuntariamente aprieta más su culito contra mi, se corre también, el orgasmo es diferente, como si yo fuese otra persona, a penas me puedo creer lo que está ocurriendo pero es así, según me corro mis ansias de devorar su sexo se intensifican, como si me lo estuviera comiendo a mi misma y cuanto mas me comiera más placer me diera, con nuestras bocas ocupadas gemimos desesperadamente y terminamos de corrernos en nuestro primer polvo “sólo para chicas”.

Cuando regreso a la realidad, me refiero, a la realidad de verdad, a la playa, me hubiera mentido a mi misma si hubiera dicho que no me había excitado, y no poco. Aparté mis sentimientos de extrañeza y culpa, y pensé que no era nada malo. Ni malo, ni tan raro, ni nada de lo que avergonzarse. Había sido una fantasía, que con mi imaginación desbordante y mi predisposición favorable había hecho que me excitara. Bueno, pues ya lo sabía. Pero ello no implicaba nada, no iba a hacer nada al respecto, era sólo que ahora sabía que era capaz de excitarme fantaseando incluso con personas de mi mismo sexo. Pensé que más que nada, a lo que me estaba haciendo “adicta” era a la sensación de emoción que le recorre el cuerpo a uno cuando se encuentra con situaciones nuevas, arriesgadas. También sabía que, dicho claramente, a mi me seguían gustando las pollas como a la que más. Incluso pensé que además de ser una fantasía homosexual, esa fantasía era acerca de cómo se sienten los hombres cuando tienen sexo. Intentaré explicarme. Hay hombres que le excita ponerse ropa femenina, especialmente ropa interior femenina. Pero no porque les gusten los hombres, si no porque les da morbo sentir lo que siente una mujer, como sentirlo desde dentro. Ese hombre que se pone las bragas de su mujer, lo que quiere es “convertirse por un rato” en su mujer, le atrae tanto que quiere conocerla desde dentro, y no tiene nada que ver con homosexualidad. O si, yo que se, pero quiero decir que en este terreno las cosas son muy difusas. Yo se de tíos que fantasean con tener sexo anal (pasivamente), porque así pueden saber lo que siente una mujer cuando lo hace, el morbo es el de sentir en su cuerpo lo mismo que sentiría una mujer. Hay tíos a los que les encanta que su mujer se ponga un arnés y les penetren con un consolador por el culo, y así saber lo que siente su pareja cuando es él quien penetra. Por un momento, les encanta la sensación de morbo de sentirse como guarritas folladas por el culo, no porque le guste los hombres, sino porque le pone tan cachondo la mujer que no le vale con follársela, llega un punto que se identifica con ella, quiere “ser” ella, por lo menos por un rato. Y creo que en cierta manera, repito, en cierta manera, esta fantasía me había excitado también de esa forma. No lo digo para esconderme ni justificarme de nada, reconozco que la fantasía fue una fantasía plenamente homosexual, pero que creo que de algún modo también entraban en juego esos factores que acabo de explicar. No se, era todo ya tan complicado que ya me daba igual.

Miré a Lucinda echada boca abajo con su lindo culito brillando al sol, y me pareció eso, un culo bonito, pero no me excité de mirárselo. Quiero decir, que podía llegar a fantasear con ella, incluso excitarme con la idea, pero verla desnuda, sacada de contexto no producía ningún efecto en mi. No lo había producido nunca hasta ahora, así que era lo más lógico y normal. Bueno, si soy sincera, si recordaba los punto álgidos de mi fantasía sí que experimentaba un ligero, no se como llamarlo, “cosquilleo” mientras veía su cuerpo desnudo al lado del mío. Pero creo era un poco por el hecho de estar yo desnuda en público, ya que creo que podría, si pensaba de cierta manera, excitarme estando yo sola.

Pensé que quizás todos tuviésemos esa capacidad, una vez liberada nuestra mente de ideas preconcebidas, tabúes, culpabilidades y demás parafernalia aprendida desde pequeños, esa capacidad decía, de excitarnos con personas de nuestro mismo sexo. O quizás no, habría que estudiarlo. En fin. Pasado un rato fuimos a bañarnos y justo después de hacerlo, una gran nube oscura nublo el sol amenazando con traer lluvias de nuevo. Así que chafadas, recogimos nuestras cosas y volvimos a nuestras respectivas casas a media mañana. Yo me metí en la ducha para darme un agua y quitarme la arena y salitre de la playa. Como no tenía nada que hacer, me dio por llenar la bañera y disfrutar de un largo baño mañanero mientras afuera llovía. El agua caliente iba subiendo por mi cuerpo según se iba llenando la bañera y me hacía cosquillas. Pensé que quizás en ese mismo instante Lucinda estuviera masturbándose en la bañera, tan necesitada de sexo como decía que estaba últimamente, pensé que no me extrañaría nada. La imagen en mi cabeza, después de todas mis imaginaciones, me pareció sugerente, y dirigí el chorro del agua, debajo de la superficie, entre mis piernas. Dejé que el agua empujara y cosquilleara mi coño, y no quería pensar en nada, pero mi mente se desviaba sin poder controlarla hacia la fantasía antes elucubrada acerca de mi amiga. Cuando me quise dar cuenta, estaba excitada, estaba masturbándome con la presión del agua en mi coño mientras recreaba en mi mente abstraída el momento en que hacíamos el 69 en mi fantasía. Por un momento aparté el chorro de agua de mí, y me sentí un poco rara. La fantasía estaba influyendo en la realidad, una paja en la ducha es ya un acto, no por la paja en si misma, si no por lo que estaba recreando en mi cabeza mientras lo hacía. Pensé que de todos modos, y sinceramente, que no siempre (ejem) pensaba en Marcos mientras me masturbaba, tampoco creía que él pensara siempre en mi cuando lo hacía (digo masturbarse: si piensa en otra mientras lo hacemos le corto las pelotas!), así que bueno, una vez más pensé que la mente es libre mientras no haga daño a nadie… acerqué de nuevo la presión del agua entre mis piernas, y decidí que esto podría ser otro tipo de experimento; ver cómo me sentía, cómo reaccionaba mi cuerpo mientras me masturbaba pensando en mi fantasía lésbica… y la verdad, la única verdad es que me estaba poniendo como una moto. Masturbarse a veces puede resultar un poco insulso (otras puede ser una maravilla), pero con aquellas ideas en mi cabeza, parecía como si dicho acto cobrase una nueva dimensión: era un acto morboso, me sentía viciosa, lasciva, transgrediendo aunque fuera solo en mi cabeza y en mi intimidad las normas de algo, mis propios límites… pensaba, mientras la presión del agua hacia su trabajo en el punto adecuado, en Lucinda masturbándose a su vez en su casa, desnuda como yo en la bañera, enfocando la presión del agua como yo a su coñito bajo el agua, experimentando lo mismo que yo al “unísono”. Yo dejaba que el chorro de agua me acariciase y a modo de prueba pensaba en ella, para ver como iba la cosa.

Empecé a imaginar que entraba en ese mismo momento en el baño, que abría la mampara de la bañera y me descubría masturbándome. Imaginé que se metía en la bañera conmigo, y que Marcos llevaba de viaje ya casi un mes, así que nos excitábamos la una con la otra, con la idea de desahogar nuestras pulsiones sexuales entre nosotras, a modo de apaño mientras no estuvieran de vuelta nuestros chicos, un poco como cuando se dice que los marineros cuando pasan temporadas muy largas en alta mar acaban algunos manteniendo relaciones sexuales entre ellos a falta de mujeres, pues algo así. Imaginé que se arrodillaba delante de mi y me empezaba a lamer el coño… mmmmm, me estaba dando mucho gusto, y me estaba sintiendo morbosa, desconocía que mi sexualidad pudiera ser tan abierta y eso me excitaba, según la presión del agua iba haciendo mella en mis sensaciones, me iba excitando más y más, levanté la cadera por encima del nivel del agua, metí un dedito en mi coño y me lo acerqué a la boca. Olí esa fragancia de feminidad, mi propio sexo, el mismo sexo que Lucinda y lamí mi dedo pringoso imaginando que era el sabor del sexo de Lucinda, lo que hizo que me sintiera sucia y excitada… me giré y me puse a cuatro patas, cogí el gel de baño y dejé caer un buen chorretón en el final de mi espalda, lo dejé resbalar por entre mis nalgas, imaginé que era un chorretón de semen que Marcos acababa de eyacular encima mía, con una mano lo esparcí por mi coño y culo, introduje un dedo en mi ano y jugué conmigo despacio…me iba excitando más y más…mi cabeza era un hervidero de ideas lascivas, recordaba el coito anal del día anterior con Marcos, volvía a meterme un dedo en el coñito y volví a chuparlo, imaginé que mientras Marcos me la metía por el culo yo le comía el coño a Lucinda, como si yo estuviese dando placer a los dos sexos a la vez en dos formas inusuales para mi…y me corrí intensamente, creo que como pocas veces yo solita… He de decir que lo de hacerlo con los dos a la vez era una fantasía pura y dura, quiero decir que creo que no soportaría los celos que me entrarían de ella en la realidad si esto ocurriese, pero como fantasía me había puesto a ocho mil… Así que bueno, ese día aprendí que podía excitarme con la idea de hacerlo con alguien de mi mismo sexo incluso hasta el punto de masturbarme y correrme con ello en la cabeza. Bueno, para matizar, decir que no era con “cualquier persona de mi mismo sexo”, era tan solo con Lucinda. En fin, pensé, no se que me está pasando, pero mientras lo descubro me lo estoy pasando en grande, al carajo con todo, estoy feliz.

El resto del día ocurrió sin que nada relevante (en cuanto a lo que ahora nos ocupa) ocurriera, tampoco voy a contaros mi vida entera, porque seguramente, además de aburrida, sería dar demasiados datos y como comprenderéis, quisiera seguir en el anonimato. Así que bueno, ese día, y también el resto de la semana, transcurrieron entre lluvias, televisión, alguna ducha “reconfortante” que otra, y cosas que tenía que hacer. Entre unas cosas y otras, Marcos estaba bastante cargado de trabajo y no follamos ni una vez desde el glorioso domingo.

Por fin llegó el viernes, pero por la tarde tuvimos que hacer un par de asuntos y no paramos en casa, así que no tuve ocasión de asaltarle, porque ganas no me faltaban, de subirme encima de él, apartarme las bragas a un lado y montarlo, follármelo vestidos y todo en un polvo de aquí te pillo y aquí te mato de esos… pero como digo, no tuve ocasión y me quedé con las ganas, pensé que tarde o temprano llegaría el momento. Ya de noche, mientras cenábamos, a Marcos le llegó un mensaje de Dany que nos recordaba lo de la fiesta en el bar de Toni. Ya ni nos acordábamos a decir verdad, y me preguntó si me apetecía que fuéramos. En principio me daba un poco de pereza, pero también me apetecía, hacía bastante que no salíamos de cachondeo, y la noche estaba agradable, en plan principios de verano, propicia para salir un poco y divertirse uno por ahí hasta la hora que fuera. Tras decidir entre los dos que iríamos, Marcos se quedó contestando al mensaje y yo me fui a vestir. Quería ponerme algo sexy, algo llamativo para Marcos, algo que le provocara y que le recordara que cuando volviésemos a casa fuera la hora que fuera, aquí iba a estar su nenita pidiendo guerra antes de dormir…Elegí una braguitas blancas muy finas tipo tanga que se que le encantan, un sujetador blanco a juego que me levanta el busto más que otros que tengo, una camisa veraniega blanca de rayas azules que dependiendo del momento podía desabrochar más y dejar ver un escote provocativo, una falda corta azul oscuro de fina tela por encima de las rodillas, y unas sandalias tipo romanas. Me miré en el espejo y pensé si no sería demasiado, a fin de cuentas no me estaba “disfrazando” para echar un polvo en casa, me estaba vistiendo para salir de fiesta. Es que en conjunto, para cómo suelo vestir, sí que me parecía que iba un poco demasiado “loba”, pero no lo pensé más y decidí que iba a ir así, que tampoco es que fuera escandalizando al personal, simplemente iba un poco más sexy que de costumbre. Me recogí el pelo en un moño alto, me puse unos pendientes bonitos pero no demasiado serios, de esos que cuelgan un par de centímetros, una pulsera de cadena en un tobillo, unas gotitas de perfume detrás de mis orejas y ya estaba lista para la acción. Cuando Marcos entró en la habitación para vestirse él también, supe que había acertado, por lo menos en cuanto a provocarle a él se refiere. Me miró y puso uno ojos como platos: - ¡Joder cariño, pero cómo puedes estar tan rica!, ¿pero tú a quién te quieres ligar hoy?, porque a mi, lo que vas a hacer es que me de un infarto… - se acercó y ronroneando me abrazó y besó, enseguida noté sus dos manos tocándome el culo por encima de la falda, me agarraba el trasero con fuerza y me atraía hacia él, se que notaba en sus manos mi culo a través de la tela de la falda (entre la tela de la falda y mi piel no había nada), yo noté como su polla empujaba el pantalón de chándal que tenía puesto para andar por casa y hacía fuerza contra mi, yo le dije: - relaja el pajarito que hasta que no volvamos a casa no vas a hacer nada, no me quisiste follar hoy por la tarde, pues ahora te lo pierdes…- le saqué la lengua haciéndole burla y me separé de él. Mientras se vestía de espaldas a mí al otro lado de la cama, yo me desabroché dos botones más de la camisa y me incliné a posta encima de la cama para recoger mi ropa. Entonces le dije: - Marcoooos… - él se giró, miró mi escote emocionado y dijo: - lo que yo te diga, tu quieres que a mi me de algo y ya no sabes qué hacer…- mientras se ponía una camiseta avanzó hacia mi rodeando la cama y me abrazó otra vez, yo le metí la mano dentro del pantalón baquero, y mientras le agarraba la polla le dije provocativamente: - ¿quieres que lleguemos tarde?… y hagamos ahora algo…no se…¿quieres que me desabroche un poco más la blusa…me levante un poco la falda…(noto su polla palpitar en mi mano) me arrodille…y te la chupe así vestida?... – entonces a mi se me escapa la risa, porque lo decía para torturarlo, y él ya no necesita contestar. Sólo dice de broma: - serás mala…pero que golfa que eres…yo aquí desviviéndome por ti, y tú jugando con mis sentimientos… - Por fin lo dejó en paz y salimos de casa.

En el bar de Toni ya está Dany con algunos amigos más, todavía no hay demasiada gente y nos ponemos a tomar algo, el ambiente está distendido, Toni ha apartado las mesas y el billar y ha puesto luces como para que la gente se anime a bailar, de momento no hay nadie, pero seguro que dentro de un rato, como otras veces, la gente se anime. Me refiero a bailar en plan Tecno festivo, no imaginéis que va a ser del palo bailar agarrados a lo moñas. Bebemos y fumamos un cigarro tras otro, lo típico en estos casos, y el bar se va llenando. Ya estamos un poco “contentillos” y me alegra ver entrar por la puerta a Laura (novia de Toni, dueño del bar) con la que precisamente unos día atrás había estado en la maravillosa playa sin ley. Se nota que a ella también le hace ilusión verme, nos ponemos a charlar, me lleva a la barra de la mano y me invita a unas copas, insiste en que no le pague, que estoy invitada. Pienso que al final entre todos van a hacer que me agarre una buena. Charlando animadamente sobre diversas cosas, me dice que hay que repetir lo de ir juntas a la playa otro día, y yo le digo que claro, que nos lo pasamos muy bien el otro día todas. Le pregunto por Sandra (su hermana) y me dice que estará al llegar, que anda por ahí no sabe muy bien con quién. Pasado un rato me dice que tiene que ir dentro a ayudar a Toni, que me ve luego, que me invita a otra ronda. Así que vuelvo con Marcos, Que está con Dany y algún conocido más, la gente se empieza a mover y la cosa se anima por momentos. Me pongo a hablar con Dany, decimos chorradas y nos reímos, tenemos que hablarnos casi al oído por que la música está bastante alta, y en un momento dado descubro que cuando se inclina hacia mi para hablarme al oído su mirada se dirige a mi escote; desde donde mira (él es un poco más alto que yo, no mucho) puede ver entre mi blusa desabrochada en sus últimos botones mis tetas rebosando y puede que también mi sujetador. Me hace gracia y para pincharle le digo: - ¿me estás mirando las tetas? – él se ríe pero también se sonroja un poco, qué rico, me dice: - noooo… bueno, sí, ¿a dónde quieres que mire? ¡Es que salta a la vista!– y sigue en broma (en parte me imagino): - es que Susi, entiéndeme, llevo ya una temporadita sin mojar y ya no me controlo… y es que además tu hoy vas así tan… - yo le contesto pinchándolo más: - ¿así tan qué? ¿Tan provocativa? ¿Qué me estás llamando, calientapollas? – como sabe que estamos de broma me contesta,: - ¡Anda Susi, si los dos sabemos de sobra que lo eres, no te hagas ahora la ofendida! – yo me río (porque tengo confianza con él como para hacer estas bromas, si es otro probablemente le diera un bofetón con todas mis ganas) y continúo chinchándole: - ¿pero cómo es que me miras ahora el escote?, ¡si ya me viste completamente desnuda en la playa!, ¿o no te acuerdas? – pienso que el alcohol empieza a hacerme hablar más de la cuenta, pero la verdad es que me estoy divirtiendo. Él contesta: - Sí, de vez en cuando si que me acuerdo…sí – como insinuando medio en broma que se hubiera hecho alguna paja a mi salud, con la imagen de mi cuerpo desnudo en la mente (y su polla palpitante en la mano). Ahora noto que me sonrojo yo, y él también, pienso que me está bien empleado por hablar más de la cuenta, de todos modos no me ofende, me hace hasta gracia; yo le digo en broma, dando por hecho que los dos sabemos de lo que hablamos: - ¡no serás capaz! – y él haciéndose el loco me dice interpretando (o eso creo): - ¿de qué? – y me da con el codo y se pone a bailar entremezclándose entre la gente. No puedo negar que me sentí en cierta manera halagada, me sentí apetecible y eso me hacía sentir bien, siendo sinceros a todos nos gusta “gustar”, y yo tampoco estaba como para recriminarle nada, yo misma hacía escasos días me había hecho una paja a la salud de mi amiga Lucinda, así que no estaba para hablar. Hombre, lo normal es que nunca te llegues a enterar, pero eso también era en parte culpa mía por tirarle de la lengua. Como es algo que pasa como se suele decir “hasta en las mejores familias”, y yo me sentía en cierta manera halagada, no le doy más vueltas y me pongo a bailar entre la gente, hasta que doy con Marcos. Al darle un beso me doy cuenta de que me empezaba a poner más cachondita de la cuenta, la medio confesión de Dany me hacía sentir deseable, sexy, segura de mi misma, y besando a Marcos noté como me excitaba, cómo lo quería, lo feliz que me hacía (en todos los aspectos) y lo caliente que me ponía.

Así que me puse a bailar delante de él, con movimientos sugerentes, lo más sexy que sabía, mirándole con cara seria de “te voy a destrozar”, y mirada de “cuando termine contigo no vas a saber ni cómo te llamas”, hasta que nos da la risa a los dos, y nos abrazamos. Estamos sudados, algo más que achispados, y calientes; con el arranque que te da el alcohol lo cojo de la mano y me lo llevo a los servicios, compruebo que no hay nadie y lo meto conmigo en el baño de chicas. Nos encerramos y yo le meto la mano por dentro de la camiseta, noto su espalda sudada; bajo la tapa y me siento en la taza del báter, desabrocho su cinturón y el pantalón, y saco su polla un poco crecida pero todavía en reposo, escucho que me dice, en tono remolón, como sabiéndolo y deseándolo, “¿Qué vas a hacer Susana?” y yo sin contestar meto su polla en mi boca, succiono y chupo, noto como instantáneamente se va poniendo dura, se la estoy comiendo si delicadezas, en plan salvaje, en plan mujer que ha estado en la cárcel y es la primera polla que se lleva a la boca en diez años, Marcos me mira mientras se la chupo, mira mi escote, mi gesto, yo pongo (sin tener que esforzarme) cara de viciosa, de putita disfrutando del trabajo, me empiezo a mojar y entonces me detengo…me pongo de pié y le beso, le digo al oído: - sólo te he traído para calentarte un poco, para que estés tan cachondo como estoy yo, quiero que no dejes de pensar en mi toda la noche, que no te puedas concentrar cuando hables con la gente porque en la cabeza sólo tengas la imagen de tu nenita chupándotela golosamente, la imagen de tu nenita subiéndose la falda y ofreciéndote su culito para que hagas con ella lo que quieras…- mi provocación parece que ha despertado el lado más animal de Marcos, que me coge por los hombros, me da la vuelta enérgicamente poniéndome de espaldas a él y me aprisiona contra la pared sin yo poder hacer nada. En ocasiones (como esa) me pone muchísimo que haga eso, que me trate con fuerza y me “domine”, me someta con vigor y que yo no pueda hacer nada al respecto. No se si le pasa a más mujeres, yo creo que sí, pero a mí, en el momento oportuno, me gusta que en vez de tratarme cariñosamente, me den “caña”. Pero creo que nunca había visto a Marcos así de desaforado, parece que me va a follar a lo bruto allí mismo, y que actúe así hace que me moje todavía más… Me levanta la falda, se agacha, me muerde el culo, casi me hace daño pero me gusta, me mete una mano entre las piernas y me estruja el coño por encima de las bragas como un bestia, se pone de pié y me aprisiona con fuerza contra la pared con su polla durísima contra la carne de mis nalgas al descubierto, hasta que alguien entra en el servicio y nos quedamos quietos para no hacer ruido. Después de unos minutos, cuando la persona se marcha, nos sonreímos y nos recomponemos, sin decir nada decidimos dejar el calentón ahí, y salimos disimuladamente del baño. Yo salgo mucho peor de lo que entraba, seguro que él también, bueno, de eso se trataba. Me excita pensar que puedo calentar tanto a Marcos como para hacerle llegar a perder el control, me excita pensar que sí, que efectivamente, y aunque solo en la intimidad de Marcos y mía, soy una calientapollas, es verdad, me encanta excitarle para dejarle con la miel en los labios, de hecho es mi deporte favorito… De regreso entre la gente, el bar está llenísimo, la gente baila más que otras veces y el ambiente es totalmente festivo, hay muy buen rollo en el ambiente, con el colocón que llevo yo creo que la que mejor definición de la situación serían sólo tres palabras: ¡de puta madre!

Entre las siluetas de la gente moviéndose al ritmo de la música creo distinguir un rostro conocido, me acerco un poco y sí, efectivamente es Lucinda, me da una alegría enorme verla y nos abrazamos, ¡como si fuera tan sorprendente encontrarnos en los bares de siempre! Me comenta que ha venido con Sandra, la hermana de Laura, que ya estaba harta de estar en casa. Me doy cuenta que Lucinda quizás haya quedado un poco descolgada; me refiero a que Natalia, nuestra otra “mejor amiga” hace un par de meses que se ha ido a vivir a otra ciudad por el trabajo, Nacho está en Francia sin previsiones de que vuelva definitivamente, nada más que en breves fines de semana muy espaciados, y yo poco a poco me he ido desligando de lo que solía hacer antes, en un proceso de años (del que tampoco me culpo ni me arrepiento, sencillamente así es la vida), así que pienso que quizá Lucinda esté ahora un poco desubicada. Me prometo prestarle mas atención de ahora en adelante, es una tía cojonuda y siempre ha estado a mi lado en los momentos difíciles y es mi mejor amiga, y mientras pienso en eso, en otro lado de mi cerebro empapado en ron, recuerdo mis fantasías y tocamientos acerca de ella que tuve esta semana. La miro y (y a parte de mi punto de vista calenturiento) realmente está para comérsela: lleva un vestido veraniego estampado muy clarito de tirantes y vuelo hasta las rodillas, su piel morenita parece aún más morena al contraste, el pelo recogido en dos coletas le da un aspecto aniñado y travieso, sus ojos ligeramente maquillados destacan en su carita de niña buena, se mueve sensualmente al ritmo de la música, no baila pero se mueve, en unos sutiles contoneos que en conjunto con lo anterior, podrían hipnotizar a cualquiera (no se ya si yo incluida). De hecho “casualmente” a su lado hay in grupo de tíos que se ve que pierden el culo por ella.

Nosotras seguimos a lo nuestro, y vamos a la barra a pedir mientras charlamos. Mientras esperamos a que nos sirvan las bebidas me comenta: - Pues ya ves, que me aburría en casa, llamé a Nacho y no me coge el teléfono, estará por ahí haciendo dios sabe qué y con quién, así que me propuse salir y dejar de comerme la cabeza, pasármelo bien y que pase lo que tenga que pasar, ¿no crees? – yo le contesto: - claro que si, no te puedes amargar, me parece muy bien; ¡y podías haberme llamado, tía!. Pero en cuanto a lo de pasar lo que tenga que pasar, yo ahí ya no me meto, tú verás lo que quieres y lo que te merece la pena, yo no se cómo estás con Nacho, igual te comes la cabeza demasiado y él realmente no está haciendo nada… no se, en eso ya no puedo opinar…- ella me contesta haciéndose la dura: - si lo que pasa es precisamente eso, que no está haciendo nada, que parece que le importa todo una mierda, pero es que ahora es a mi a quién, de verdad, me empieza a dar ya todo igual…- como no quiero que la cosa decaiga, empiezo a bromear con ella para animarla: - pues bueno tía, ya sabes que hagas lo que hagas… ¡ponte bragas! – veo que se ríe y continuo: - no, ahora en serio, hagas lo que hagas, pues ya lo sabes, que cuentas conmigo para lo que sea, ¿vale? – ella contesta: - ya lo se Susi, gracias… - y para quitarle trascendencia al asunto es ahora ella quien bromea: - ¿y si me quiero levantar a un tío me ayudarás también? – yo sigo la broma: - pues claro, lo que sea – ella continúa la broma: - ¿y si te pido que me des un morreo delante de él para provocarle me lo darás? – yo casi me desmayo, se que lo decía de cachondeo, no era ni siquiera la primera vez que bromeábamos acerca de nuestras tonterías de adolescentes, pero la verdad es que me pilló con la guardia baja. Noté que me sonrojaba un poco, pensé que yo era estúpida, menos mal que estaba bastante colocada, lo que me hizo reaccionar, tanto que me pasé de largo: - mira, si conseguimos que Marcos se marche por ahí con sus amigotes, nos levantamos a un tío, nos lo llevamos a casa y nos lo follamos entre las dos, para que veas todo lo que estoy dispuesta a hacer para ayudarte, que te veo desentrenada…. – Lucinda se atraganta con la bebida por la risa que le entra, y yo pienso que ya estoy hablando de más, parece que no escarmiento. Lucinda, para intentar decir otra chorrada mayor que la mía y seguir las risas, dice algo que me deja sin aliento: - ¡Anda, que lo que tú quieres es acostarte conmigo y ya no sabes que excusa inventar! ¡Pues no te la juegues mucho que yo estoy muy necesitada y nunca se sabe! – creo que intenté reírme, pero no se hasta que punto me quedó natural, porque por dentro me quedé helada. Es de estas veces en que alguien dice una cosa absurda, o un exageración y resulta que contigo acierta, por pura casualidad y sin poder imaginárselo, pero acierta tan de lleno que te hace dudar, y te queda cara de tonto intentando estar a la altura, no se si os ha pasado alguna vez. Solo acerté a decir: - si, va a ser eso…- y por la forma que me miró yo ya dudé de todo; de si sospechaba algo (imposible, creo yo), de si no se había enterado de nada, de si era ella quien me tanteaba a mi o me estaba lanzando sutiles indirectas, me quedé un poco flipada en el momento. Con la feliz pérdida de memoria a corto plazo que provoca el alcohol, al poco rato me convencí de que habían sido solo imaginaciones mías: un par de bromas “casuales” y nada más. Regresamos a la improvisada pista de baile y la noche continuó entre humo, copas, música, cervezas, baile, amigos, conocidos, charlas, risas, sudor y todo lo que uno no ve pero se imagina. Poco a poco la gente se fue marchando, el bar quedaba más espacioso para los que aguantábamos, Lucinda se fue a casa sola al final (y eso que tíos babeando por ella no le faltaban), y muchos conocidos estaban cansados de la fiesta de la noche anterior de otro bar que en verano las monta los jueves, así que uno a uno se fueron marchando todos.

Cuando nos dieron las seis y pico de la mañana, el bar estaba a punto de cerrar y decidimos no ser más pesados, dejar a Toni y Laura recoger tranquilamente e irnos de retirada. Pero Dany todavía tenía ganas de más fiesta y nos dijo que si íbamos hasta su casa a tomar la última y escuchar un poco de música. Que, lo mismo que otras veces, nos podíamos quedar a dormir si luego nos aborrecía marcharnos. Como el apartamento de Dany está bien cerca de la zona de bares, al contrario que el nuestro, que teníamos que coger un taxi o autobús para regresar a casa cuando salíamos, no era la primera vez que nos quedábamos. Marcos me miró, como dejándome la decisión, para saber si me apetecía o estaba ya muy cansada. Por un momento lo dudé, pero la noche había estado tan bien que me daba pena que se terminase, así que aceptamos. Caminamos hasta su casa un poco más “mareados” de lo que creíamos y entramos en su apartamento. Nos sentamos en el salón, Dany elige la música, cómo siempre, y dice que va a por una botella de ron bastante buena que tenía reservada para un momento especial. Nos trae los vasos y se va a la cocina a por hielo. Yo estoy más que contentilla, después de una noche de esas en que te lo pasas realmente bien, estoy un poco más cachonda de lo normal después de todas las sensaciones acumuladas, me entran unas ganas locas del polvo etílico que llevábamos esperando toda la noche (y yo casi toda la semana). Así que aprovecho la ausencia de nuestro anfitrión y me abalanzo sobre Marcos. Medio sentados medio echados en el sofá, le empiezo a besar el cuello y mi mano se cuela dentro de su pantalón. Parece que todavía vamos a tener que esperar un poco más, así que vuelvo a torturarle para que la mecha siga encendida. Le empiezo a decir susurrando al oído que estoy muy salida, que le voy a hacer de todo. Yo llevo la falda corta que me había puesto a propósito, y cojo una mano a Marcos y se la llevo entre mis piernas. Él me empieza a manosear el coño por encima de las bragas y yo le digo “me estoy mojando mucho cariño, vas a tener que follarme bien para que pueda dormir tranquila hoy”. En esto entra Dany con el hielo, nos pilla de pleno y se ríe. Yo detengo el manoseo, Marcos aparta su mano, pero por lo demás nos quedamos tal y como estamos. Yo con la mano dentro del pantalón de Marcos, y con las piernas abiertas de forma que la falda no esconde mi tanguita blanco que a penas me tapa el coño, pienso que con las piernas abiertas tal y como estoy puede que a los lados de la tela del tanga asomen apretados mis rosados labios mayores y algunos íntimos pelillos. Me da mucho corte pero por alguna extraña razón no cambio de postura. Dany sirve las bebidas y dice en broma: “hoy estáis en mi casa y mando yo, así que si queréis follar, tenéis la habitación de siempre, la del fondo, porque si os ponéis aquí mismo yo no me pienso marchar, que aquí está la música y tengo un ciego que no me puedo meter en la cama, así que vosotros mismos”. Yo le digo “¿ah si? ¿Podemos hacerlo aquí? Pues genial, porque este sofá es súper cómodo” y continuo besando a Marcos en el cuello, le cojo otra vez la mano y la dirijo de nuevo entre mis piernas, que esta vez abro más todavía. Estoy de broma pero por un instante pienso que se me está yendo la cabeza. Paro por un momento y añado: “a mi me da igual, total, ya me has visto desnuda en la playa, ¿no?”, miro a nuestro anfitrión con complicidad, conscientes de la conversación de la fiesta y sonríe. Continuo haciéndole una paja a Marcos dentro del pantalón, y lo que empezó como un desafío de broma (yo hasta entonces me lo había tomado así, como una broma llevada un poco lejos pero nada más), se empieza a descontrolar en mi cabeza; empiezo a sentirme excitadísima viendo como Dany está sentado en una butaca delante nuestro a menos de un metro. Además, Marcos, que parece que se empieza a tomar al pié de la letra lo de follar allí mismo, de pronto me aparta las bragas a un lado dejando mi coño al descubierto y me empieza a masturbar “públicamente”. Eso me pilla por sorpresa y me da una tremenda vergüenza, estoy a punto de parar el espectáculo pero empiezo a notar que la vergüenza rápidamente se transforma en un intenso morbo. Eso ya deja de ser una broma y yo me pongo cada vez más caliente, levanto mi cadera y mi coño destapado queda más expuesto, Marcos me toca “al descubierto”, tan cerca de Dany que hasta donde está podría estar llegando perfectamente el olor dulzón de mi sexo, desabrocho el pantalón de Marcos y se la saco ya empinada del todo mientras le masturbo. Apoyo la cabeza en su pecho y bajo poco a poco, muero del morbo que me da ver como Dany me mira mientras todos sabemos lo que insinúo que voy a hacer a continuación, que voy a chupársela a Marcos. Dany da un trago a su bebida y dice de medio broma “oye tíos, estáis fatal, y me estáis poniendo fatal a mi, voy a tener que irme a la habitación a hacerme una paja…” Yo le respondo, sorprendiéndome a mi misma y sujetando la polla de Marcos delante de mi boca como si fuera un micrófono “por nosotros no te cortes, háztela aquí, que para algo estás en tu casa, ¿no?” Él contesta “vale, vale, tienes razón Susi”, y se deja deslizar un poco en su asiento y se mete una mano dentro del pantalón; añade “de puta madre, como viendo una porno pero en vivo”. Me da otro punto de enorme vergüenza el momento de meterme la polla de Marcos en la boca ante la mirada de Dany pero me supera la emoción de trasgresión y morbo y cuando yo empiezo a chupársela a Marcos veo la tela de su pantalón moverse al mismo ritmo que mi mamada. El tío se está tocando según los movimientos que yo hago con mi cabeza, sin duda el cabroncete imagina que se la estoy chupando a él, eso me hace sentir muy excitada…

Seguimos así un poco, yo comiendo golosa la polla a Marcos y Dany masturbándose sincronizadamente viendo la escena. En un momento dado Marcos agacha su cabeza para decirme al oído: “oye cariño, yo nunca te había visto así, y yo estoy que me desmayo, de gusto y de cansancio” hace un pausa, quizá por un momento piensa si decirlo o no y al final dice “…espero que no te parezca mal…pero…y si le pedimos refuerzos a Dany…”. Realmente se la ha jugado porque en ese momento podría haberme parecido fatal y haberlos mandado a tomar por el culo a los dos, hubiera sido lo más probable, pero sin embargo en ese momento me mojo más todavía, se que he pasado la barrera de lo racional y le contesto también al oído: “¿seguro?…no se, yo por mi… vale”. Estoy fuera de mí, solo con que me hubiera estado observando ya me había puesto como nunca, e ir un paso más allá en esta trasgresión de las normas hacía que me temblaran las piernas, literalmente, a la vez que me daba una terrible vergüenza pero otra vez mucho más morbo. La luz de la mañana empieza a entrar por la ventana, y suena una canción cojonuda de un grupo que no consigo acordarme. Supero la vergüenza que me da la situación y digo: “anda Dany, ya que estamos de invitados deja que yo te ayude con eso, ven, siéntate aquí a mi lado”. Se queda por un momento paralizado mirándonos, entonces Marcos dice, dando luz verde por su parte: “venga colega, ayúdame que esta mujer si no me va a destrozar”. Dany da otro trago a su bebida, le pido que me acerque la mía y así tiene disculpa para acercarse y se sienta a mi lado. Yo estoy en medio de ellos dos, con Marcos a mi izquierda. Vuelvo a besar a Marcos, esta vez en la boca mientras le masajeo la polla resbaladiza por mi saliva; mientras, y sin mirar, voy palpando con la otra mano la entrepierna de Dany, noto su polla dura a través del pantalón baquero. Como puedo, le desabrocho el cinturón y le bajo la cremallera. Por fin, muy nerviosa y excitada, meto la mano dentro y le agarro la polla, le empiezo a masturbar a él también. Hacía mucho que no tocaba a otro tío, noto su polla, ni más grande ni más pequeña, pero si diferente. Estoy masturbando a dos tíos a la vez, y esto hace que me sienta como muy “guarra”, desaforada, excitadísima. Como veo que nadie me toca a mi, y noto que parece que se me concede a mi el honor de dirigir nuestros acercamientos, cojo la mano de Dany y la llevo dentro de mi blusa hasta que la poso en un pecho. Él empieza a sobarme las tetas, me saca una por encima del sujetador y juguetea con mi pezón, lo que hace que me estremezca. Me está haciendo desesperar, esa mano de otro jugando con mi pezón, esos pellizcos se van haciendo inaguantables por el deseo y la inquietud que me generan, y por el morbo que sea otro tío quien lo hace, así que mientras sigo besando y masturbando a Marcos, le saco la mano de mi blusa y se la dirijo a mi entrepierna. Apoyo su mano en mi coño, bragas apartadas a un lado, y me la restriego contra mi, arriba y abajo, como mostrándole la forma en que me gusta que me toquen. Dany continúa amasando mi chochito pringoso y cálido sin mi ayuda, y yo vuelvo con la mano “instructora” a masajearle la polla.

Empiezo a gemir en el oído de Marcos por el placer que me están dando las caricias de otra persona. Poco a poco comienzo a dejar de pensar en quien me está tocando, o a quien se la estoy cascando. Empiezo a dejar de pensar en si esto será demasiado, si lo otro le parecerá mal a alguien, es decir, dejo de pensar en lo que voy a hacer a continuación, dejo de pensar racionalmente y comienzo simplemente a actuar según lo que el trance en el que nuestros cuerpos están sumidos nos dicta. Si yo era por unanimidad la que estaba dirigiendo el encuentro, ahora yo, la directora, no tenía ningún baremo. Me dejo caer hacia el lado de Dany y se la empiezo a cascar frotando su glande contra los labios de mi boca, acto seguido se la empiezo a chupar y vuelvo a hacer lo mismo. Me excita mucho el sabor de su polla, nueva para mi, ver su forma, sus venas, sentir su dureza… Los límites se empiezan a difuminar, las barreras a caer y comienzan a aparecer tres personas en busca de placer, redescubriendo su propia sexualidad. Me subo al sofá y me pongo a cuatro patas, de lado, para chupársela. De esta forma, mi culo queda en pompa a la altura de la cara de Marcos, que no pierde el tiempo y me arremanga la falda y me quita las bragas, lo que hace que me excite aun más, sentirme sin la protección de mis bragas entre mi coño y aquellas dos pollas desenfrenadas que tarde o temprano iban a buscar instintiva y desesperadamente mis agujeros…. Mientras yo me como la polla de Dany, Marcos desde atrás me empieza a lamer frenéticamente el coño. Noto como recorre mi raja con la lengua, me pone a cien mil que haga eso, que me coma así desde atrás, la última vez que lo hizo fue hace una semana y me trae lascivos recuerdos, me calienta como pocas cosas. Yo sigo chupando y ahora gimiendo, la mezcla de todo, de esa polla nueva en mi boca, del morbo de la situación, de Marcos lamiéndome desde atrás, la mezcla de todo, taco, sonidos de gemidos, de chupeteos, sabores nuevos, sensaciones, emociones, adrenalina, hacía que aquello estuviese siendo incluso mejor de lo que hubiera imaginado. De pronto paro, actúo como una autómata, yo no soy dueña de mis actos, le doy un beso en la boca a Dany y me giro, cambiando el orden. Me meto en la boca la polla de Marcos y le planto en la cara mi culito en pompa a Dany, con mi almeja hinchada deseosa de besos. Me excito más todavía cuando pienso por un segundo en la vergüenza que me produciría en condiciones normales (fuera de ese trance) hacer algo así. Estoy devorando la polla de Marcos, la trago todo lo profundo que puedo, y entregando mi intimidad por primera vez a Dany, que me besa, chupa y lame toda la zona. Incluso noto que empieza a recorrer con su lengua desde mi clítoris hasta la entrada de la vagina, y en un recorrido de estos noto que llega aún más arriba y lame también mi ano, yo gimo más fuerte por la sorpresa y él lo interpreta como un éxito, así que incluye este intimo punto en el recorrido habitual de su lengua. Marcos también está a mil, se nota que le excita verme así, se nota que le pone mucho ver como su nenita está totalmente descontrolada, se emociona y empieza a levantar la cadera rítmicamente y a follarse mi boca. Esto hace que me mueva hacia atrás y presione con mi coño la boca de Dany. Secretamente (no porque lo oculte, sino porque no lo digo ni me detengo) me corro por primera vez mientras uno me folla la boca y restriego mi culo y mi coño contra la boca del otro. Es un orgasmo tremendo, que por un momento hace que casi me desmaye, pero que no me basta, ni mucho menos. Si hemos llegado hasta aquí, la cosa no va a quedar así, yo sigo chupándosela a Marcos (mas bien Marcos follándose mi boca) y restregando mi chochito contra la boca de Dany, entonces Marcos respira muy fuerte y parece que se va a correr pero yo paro, no quiero todavía, les voy a hacer sufrir y quiero mantenerlos a los dos vigorosos para que me den placer durante mucho rato, que quién sabe cuando se van a volver a repetir las condiciones como para hacer algo parecido.

Les indico que se levanten, yo me echo de costado y cojo de la mano a Dany que está de pié, hago que se acerque hasta que me pone la polla en la boca, quiero mas sexo oral, cada vez quiero más, darlo y recibirlo, así que empiezo a hacerle una nueva mamada a Dany en esta nueva posición, le agarro los testículos con una mano, se los manoseo, noto como se deslizan dentro del escroto según como mueva mis dedos y la presión que haga, me hace consciente que tengo a dos tíos, dos seres de género masculino a mi entera disposición, en la cara opuesta de la moneda de mis fantasías lésbicas, donde reinaba la ternura, la suavidad, la sensualidad y la humedad. Ahora es todo testosterona a mi alrededor, pelo, sudor de olor intenso, manos fuertes, caricias más toscas, durezas, músculo, ángulos punzantes, aristas en forma de penes como rocas, que entran en mi boca, que desean introducirse dentro de mi, que ansían a que mi carne se abra aunque sea lo mínimo para que con sus embestidas logren invadir mi cuerpo, entrar por cualquier recoveco en mi interior y descargar su espeso semen elaborado en sus definitivas gónadas masculinas que yo ahora tengo en mi mano…

Marcos se arrodilla delante del sofá a la altura de mis rodillas y hunde su cabeza entre mis piernas, me chupa el coño con devoción y noto cómo introduce dos dedos en mi vagina; ya empiezan a entrar, pienso, ya empiezan a invadir mi cuerpo, lo deseo, yo soy la lava que fundirá las rocas, una contra dos, una suave y húmeda chica contra dos hombres convertidos en puro instinto de reproducción, como dos misiles que tienen escrito en sus instintos el camino a seguir para hacer blanco en la diana. Saboreo el pene erecto de Dany, que es a su vez todos los penes del mundo, lo chupo extasiada sabiendo que dentro de poco estará abriéndose paso entre el túnel de mi coño, Marcos me come como si estuviera devorando una presa que todavía sigue viva mientras se la comen, me frota con la boca y el coño casi me escuece de placer, gimo con la boca ocupada y les contagio, se que les pone escuchar cómo consiguen hacerme delirar, los minutos se deslizan entre nuestra pequeña sociedad de placer, y justo cuando pienso que me voy a correr otra vez es Dany quién da el aviso: - ooooohhhhhh, Susi……….si sigues así me voy a correr…..ooohh, oooh, me voy AHH a correr… - yo no le dejo que lo haga, me detengo y con la mano todavía en sus testículos les digo a los dos: - ¿que os parece si seguimos en una cama? – me sorprendo a mi misma de la seguridad que demuestro, a fin de cuentas nunca había hecho nada ni parecido, y soy yo la que cada vez lleva las cosas un poco más lejos. También soy yo, como dije, la que encamina el encuentro. A fin de cuentas yo soy la “estrella” de la noche (ahora ya mañana). Ellos saben que pueden fantasear con hacer algo así toda su vida, pero tener la suerte de poder hacerlo realidad es para la mayoría algo muy poco probable, así que intentan cuidar a la persona con quien están haciendo realidad sus sueños: quizás por eso quien dicta lo que hacemos, cuando y cómo sea yo. Quieren que todo sea a mi gusto. No quieren que nada me desagrade. Eso me da seguridad y me gusta que sea así, a fin de cuentas son dos contra una, pero yo tengo el mando, y eso me hace recordar que el motivo de esta variante que hoy hemos introducido es el de darme a mí el máximo placer posible, aunque por momentos parezca que son ellos quien me están pervirtiendo, pero es porque yo les dejo, porque me gusta…

Así que les parece muy buena idea; damos un trago a las bebidas y nos las llevamos a la habitación de Dany que allí tiene otro aparato de música. Por la ventana, con la persiana a medio bajar entra la cantidad justa de luz, lo suficiente como para verlo todo perfectamente pero sin molestar después de toda una noche de oscuridad. Así que una vez allí, soy yo quien tiene que volver a romper el hielo, estando todos de pié, me acerco de frente a Marcos y cojo de la mano a Dany acercándolo por detrás mía. Me entienden a la perfección y quedo atrapada entre los dos, noto sus cuerpos delante y detrás mía, me excito mucho de saber que estoy acorralada entre dos chicos, Marcos me besa en la boca y Dany en mi nuca, despejada gracias a que increíblemente mi pelo ha aguantado recogido hasta el momento en el moño que me hice antes de salir de casa; pronto comienzo a notar sus manos recorrerme por el cuerpo, primero tímidamente, y poco a poco alcanzando las zonas más sensibles, mis pechos, mi culo, mi coño son manoseados para mi deleite sin poder saber de quién es cada mano, me están volviendo loca, soy como un delicado cachorro en las fauces de dos leones que se esfuerzan en ser lo más delicado posible, me siento excitadísima, meto mis manos en sus pantalones, que se han subido, aunque sin abrochar, para venir a la habitación, y les agarro los testículos a ambos, a mi me gusta y se que a ellos también, les pido que me quiten la falda, que ya tengo levantada, y sin poder saber quien lo hace, la desabrochan y cae al suelo; les pido que me desabrochen la blusa y noto las manos de Dany abrazarme desde atrás y liberar los botones que quedan enganchados, mis pechos, erguidos, apoyados en las copas del sujetador quedan expuestos en lo sucesivo, me da un morbo increíble que me vayan deshojando como una flor, retiro las manos de sus testículos y tiro de sus pantalones hacia abajo, sus penes en erección quedan en libertad y los masturbo contra mi, a Marcos contra mi vientre y a Dany contra la carne desnuda y blandita de mi culo…el tiempo parece detenerse, mi cerebro libera sustancias que hacen que flote, me gustaría, (si eso no significara que entonces habría que parar un rato a recuperar fuerzas), que se corriesen en ese mismo momento contra mi, notar su eyaculación explotar contra mi piel, por delante y por detrás, mojarme con su viscosa lechita y mientras pienso en esto y sus manos recorren mi cuerpo, y más concretamente la mano de alguien que nunca sabré quien fue me oprime intermitentemente entre los labios de mi coño, me corro por segunda vez, entre el olor de sus feromonas aliadas, sus pollas frotándose contra mi amenazando con descargar su semen, y mi sensación de estar encarcelada en una jaula humana de hombres que me manosean a su antojo, me corro, desespero, enloquezco, en un orgasmo como un rayo que me atraviesa, que no me libera, si no que me deja nerviosa, noto que mi cuerpo ha perdido el norte, todo lo que sabía sobre mi ya no es válido, quiero más…

Ellos notan que yo me he corrido, eso les excita y les hace felices y a mi me gusta que se sientan así. Para recuperar unos instantes y alejar esas manos de mi cuerpo un poco, además de en agradecimiento por las maravillosas sensaciones que han hecho aflorar en mi, les siento a los dos al borde de la cama y me arrodillo delante de ellos. Todavía tengo ganas de chupar una polla, de hecho más que nunca, quiero tener sus miembros erectos y masculinos en mi boca una vez más, quiero satisfacer a dos chicos oralmente, quiero dar placer y notar que se lo proporciono, en ese momento soy una “chupapollas”, esa palabra resuena en mi cabeza, no como algo peyorativo, si no como algo que por simple definición en ese preciso instante soy, me excita esa palabra en mi cabeza, me digo “Susana, eres una chupapollas, te encanta mamársela, una chupapollas, la mejor que van a encontrarse en su vida, y lo haces tan bien porque te encanta…”, me excito yo sola con esos pensamientos mientras me dirijo entre las piernas de Marcos. Junto mis labios y me la meto en la boca haciendo presión, e inicio el camino contrario como una ventosa, quiero hacerles una felación que no olviden en su vida, porque se que yo tampoco me voy a olvidar jamás de este día, se la chupo orgullosa de mis artes, con la otra mano le agarro la polla a Dany, le masturbo lentamente mientras llega su momento, miro hacia su cara y veo que está mirando al frente, hacia abajo; giro mi cabeza y me percato de que la puerta del armario que tengo a mis espaldas es toda ella un espejo que llega casi hasta el suelo, no me había dado cuenta, así que se que lo que mira ensimismado es mi culito levantado, con mi rajita brillante entre el hueco que forman los pliegues de mis nalgas, reflejada en el espejo, me da mucho morbo que me mire así, me da morbo que le guste, y exagero la postura, abro un poco las piernas y yo misma, metiendo la mano entre mis piernas, me acaricio, algo que creo que nunca había hecho antes, masturbarme mientras hacía una mamada… y si ahora lo hacía era por dar un espectáculo extra, por turbarles más todavía si se podía, así que me tocaba, abría mis labios enseñándoles lo “abierta” que estaba, me frotaba sugerentemente, me introducía un dedo…

Marcos, que también está viendo el espectáculo, se va excitando más y más, con una mano me empieza a tocar las tetas que tengo al borde de la cama, y con la otra me acaricia la cabeza, me empieza a dirigir la cabeza con la mano marcando el ritmo y la profundidad de la mamada, eso me hace sentir viciosa, morbosa, una chupapollas empedernida, me excita…

Cuando noto que Marcos empieza a estar a punto de caramelo, cambio de pareja y me pongo entre las piernas de Dany. Sin ayudarme de ninguna mano, engullo su pene hasta lo más dentro que puedo, muevo mi lengua y comienzo a subir y bajar, él gime fuertemente, parece que no va a aguantar mucho. Después de un poco retiro mi mano de mi coño y le masturbo rápidamente sacudiendo su polla contra mi boca, suenan como chasq1uidos de la saliva y el choque de su glande empapado contra mis labios, estoy segura que va tener que pedir clemencia de un momento a otro. No me equivoco, en pocos segundos me está suplicando que pare, que va a estallar. Yo me detengo, estoy deseando volver a la acción , que vuelvan a la carga conmigo… Entonces le digo a Dany: - me imagino que aquí en tu habitación tendrás algún condón, ¿no? – lo que creo que es una frase inteligente por mi parte, ya que es una forma sutil (dentro de lo que hay) de decirle que le dejo que me folle, y de paso le advierto de las condiciones. Él contesta – si, claro, no te preocupes – y sin tener que levantarse de donde está, abre un cajón de la mesita, saca uno y se lo pone. Como se queda sentado donde está, yo le digo, mientras le guiño un ojo para que se sienta cómodo: - ¿es que vas a quedarte ahí?, anda, ven aquí, ponte aquí conmigo – y doy con la palma de mi mano en el suelo dos veces detrás de mí, en el suelo, para que no quede lugar a dudas. Él se coloca detrás mía, arrodillado también, en el espacio que queda entre mi trasero y el armario-espejo. Yo continúo chupándosela a Marcos, relajadamente en cuanto a mi postura, con mis brazos apoyados en sus piernas, pero me empiezo a notar muy nerviosa de saber que alguien detrás de mí está a punto de penetrarme…

Dany va pegando su cuerpo al mío, yo separo más las piernas, el se coloca en medio y noto su polla dura empezar a restregarse por mi coño. Pienso “me van a follar, tengo el culo ofrecido para quien quiera venir a follarme y eso es justamente lo que van a hacer, un desconocido (entre comillas) te va a follar desde atrás mientras chupas la polla de tu novio”. Después de restregarse un poco, parece que a fuerza de tantear ha encontrado la vía por donde introducirse dentro de mí, noto la presión de su polla abrir mi coño y muy poco a poco penetrar mi carne. Gimo fuertemente con la boca llena, después de tantos lameteos ya era hora de notar una polla llenándome por dentro, noto su forma diferente, el tacto del preservativo lo hace todavía más diferente (yo tomo anticonceptivos y hace años que Marcos y yo la hacemos a pelo), lo que hace que no deje de tener presente que me está follando una persona nueva, que lo estoy haciendo con dos tíos a la vez, que hoy voy a tener sexo hasta empacharme… pienso en Dany, que quizá se haya imaginado esta escena o alguna parecida mientras se masturbaba, pienso que estoy haciendo real una fantasía, me excita ser una fantasía, y me excita aun más ser una fantasía hecha realidad, hoy es su día de suerte (y el mío), hoy por una especie de casualidad asombrosa o milagro yo le dejo que me folle, deseo que me folle, le entrego mi culo en pompa y recibo gustosa su pene plastificado, segura de lo que hago, segura de que quiero hacerlo, de que mis instintos animales me dirigen y es justamente eso lo que me piden, follar…chupar…follar…Dany va acelerando el ritmo, y yo no resisto la tentación de mirar por un momento atrás y ver la escena: veo la silueta de mi culo, su cuerpo embistiendo su cadera contra mi, sus abdominales sudorosos, tensos, su mirada clavada en el espectáculo de su polla introduciéndose en mi coño…me pone a mil…continúo con lo mío, continúo haciéndole la mamada a Marcos un poco más turbada de lo que estaba, y mientras se la como su sabor me inunda, adoro lamer ese chupachups de carne endurecida, sobretodo notando como otra polla al mismo tiempo me folla “desprevenidamente”, soy toda humedad y calor recibiendo punzadas de testosterona, por adelante y por atrás, deseando que cada vez lleguen más dentro de mi…

Sin embargo tengo que parar el momento: llevo ya un largo rato arrodillada en el suelo y las rodillas me empiezan a doler, así que les pido que simplemente nos traslademos a encima de la cama. Aprovecho la pausa para quitarme la blusa y el sujetador, ya solo llevo puesto mis sandalias de romana y mi cadenita en el tobillo, quiero sentirme como en la playa, totalmente desnuda, totalmente entregada.

Ellos me imitan y se lo quitan todo, me excita vernos así. Marcos se sienta encima de la almohada con la espalda apoyada en la cabecera de la cama, yo a cuatro patas con mi cabeza entre sus piernas., tal y como estaba, pero notando el alivio del colchón mullido bajo mis rodillas, y Dany detrás mía otra vez, a punto de volver a metérmela. Esta vez no me hace esperar y me la mete nada más colocarse pero con cuidado (realmente no haría falta tanto cuidado, pero supongo que tendría miedo de hacerme daño, y que me tratasen así yo lo agradecía), vuelve a poco a poco a hacerlo con brío y todo vuelve al ciclo de antes. Sólo pienso en chupar y ser follada, mamar y recibir, disfrutar y hacer disfrutar… Según estamos ahora, colocados a lo largo de la cama, el espejo muestra una imagen tan pornográfica que me parece increíble que sea yo quien se ve reflejada. Vistos de perfil, una chica, con la silueta de su cuerpo desnudo a cuatro patas, inclinada, sus tetas balanceándose como flanes gelatinosos al ritmo de las embestidas que recibe desde atrás, la curva de un culo levantado que tiembla, rebota contra el choque del cuerpo que la empuja al compás de dichas embestidas; el cuerpo del chico que la toma desde atrás, arrodillado pegado a ella dentro de sus piernas, que balancea su cadera impulsivamente contra la chica, sus manos en la cadera de ella, sus músculos tensos, brillante de sudor, gesto de concentración y de placer, su polla erecta entre ellos, apareciendo y escondiéndose, fundiéndose dentro del perfil del culo de la chica, otro chico sentado a la cabeza de ella, con las piernas abiertas y estiradas, su mano acariciando la cabeza de la chica, su cuerpo tenso de placer, su polla empinada y mojada en los labios de ella, el perfil de la cara de la chica con las cejas arqueadas a causa de extasiantes sensaciones subiendo y bajando, haciendo desaparecer entre sus labios esa polla desafiante, orgullosa, erecta, palpitante… Pienso que si miro la imagen mucho tiempo podría correrme en instantes, me excita verme a mi, ver el placer fluir de un cuerpo a otro, el morbo de ver tan al detalle como dos tíos disfrutan mi cuerpo, verme tan sexualmente tomada, cogida, agarrada, empujada, estrujada, follada, ver como la nenita del espejo se convierte en una muñequita sumisa, enganchada, atrapada entre dos hombres que disfrutan de ella, que la atraviesan desde dos frentes sin dejarla escapatoria…

Las embestidas de Dany son cada vez más enérgicas, parece que sus instintos desbordados hacen que deje a un lado todo su cuidado para conmigo, a mi me encanta que esto suceda, quiero que me de fuerte, que se desinhiba totalmente y me folle con todas sus ganas, que pierda el cuidado y me atraviese con toda su alma; sus empujones suenan en la habitación, la música ha parado, se ha debido terminar el disco pero nadie se ha dado cuenta, yo por lo menos hasta ahora no, que escucho los golpes de su carne contra la mía, me está dando fuerte, hace que, a pesar de mis esfuerzos por contrarrestar su fuerza, todo mi cuerpo se mueva y me empuje hacia delante, de forma que engullo más profundamente la polla de Marcos, de forma que es la inercia de mi cuerpo empujado por las embestidas de Dany lo que marca el ritmo y profundidad de la mamada, eso me pone a cien mil… me siento suya, de los dos, pasivamente penetrada en mi coño y en mi boca, como un juguete que no ofrece resistencia alguna, soy el objeto y el recipiente de sus impulsos de fornicación, en mis mojados orificios recibo sus pollas gustosamente, inevitablemente, orgullosamente, gloriosamente… Dany coloca una mano entre mis pierna abiertas y comienza a toquetearme el coño mientras me folla, mi clítoris está hinchadísimo, es un bultito de carne resbaladizo que Dany frota y presiona con sus dedos, el conjunto de todo empieza a ser demasiado para mí, miro hacia el espejo y gimo guturalmente con la polla de Marcos ahogándome el chillido, a mi cabeza vienen todas las imágenes, palabras, sensaciones y fantasías acumuladas en mi subconsciente durante estos últimos explosivos días, pienso en Lucinda, en si se excitaría al verme así, en el morbo que me daría si me viera así, pienso en Dany deseándome tanto como para reconocerme que se ha hecho alguna paja por mi, pienso en Marcos, en cómo me arrinconó enajenado de deseo en el baño del bar hacía unas horas como si fuese a “violarme” (remarco las comillas) sin compasión, pienso en la sensación de entrega y morbo que sentí cuando la semana pasada me corrí abrumadoramente mientras me follaba por el culo, pienso en mí desnuda entre desconocidos en la playa, pienso en mí tan excitada que necesito que dos hombres me follen para poder quedar saciada, y mientras pienso y siento, chupo, follo, me follan y enloquezco, noto un tremendo orgasmo que está a punto de desatarse dentro de mí, pero sin poder evitarlo Marcos se me adelanta y empieza a chillar, su polla se hincha, se tensa más todavía en un último esfuerzo y borbotones de semen, leche caliente y viscosa, empiezan a brotar de su polla, yo deliro con la sensación, con saber lo que le estoy provocando, la textura y sabor de su esencia definitiva inunda mi boca, le agarro la polla y le masturbo contra mis labios, lo que le resta por expulsar explota contra mi boca, la comisura de mis labios, mi cara, él enloquece, no suelo hacer que su semen me salpique la cara pero hoy quiero que lo vea, quiero que vea su leche en la cara de su nenita, que sepa que todo lo suyo me gusta, que me excita notar el fruto de su amor por mí salpicar mis mejillas, que me excita hacerle saber que jamás haría eso con alguien que no fuera él, y mientras Marcos eyacula sus últimas gotas contra mi mejilla yo me empiezo a correr, me fallan las piernas y noto un vez más el milagro, el fuego purificador dentro de mí, mi coño sufre espasmos y empujo mi cadera hacia atrás para clavarme aún más en esa polla que me llena, noto como me tiembla un labio de la boca como en un tic nervioso, froto impulsivamente la polla de Marcos contra mi cara, que resbala y esparce su semen, que sepa que otro tío me está follando y haciendo que me corra, pero que sepa que ese orgasmo en el fondo le pertenece a él, es por él, gracias a él y para él, Dany al notar mis convulsiones y mis movimientos haciendo por clavarme más todavía sucumbe a la reacción en cadena, grita y embiste desesperado, retira instintivamente su mano de mi clítoris para agarrarme mejor por la cadera y follarme más enérgicamente, al retirar su mano de mi clítoris mi orgasmo entra en una especie de fase de meseta, se prolonga en las alturas mucho tiempo, no puedo respirar, nunca me había durado tanto, va a tener que arrancarme la totalidad de mi orgasmo a base de penetraciones, haciendo el proceso más paulatino y desesperantemente placentero, yo continúo frotándome la polla extasiada de Marcos por la cara, que le palpita y hace que tiemble su cuerpo, ya ha terminado de eyacular y lo que le provoco es una insoportable sensación de placentero cosquilleo cercano a lo inaguantable que hace que su cuerpo convulsione, es la vida después del orgasmo, yo es que realmente no puedo parar, no puedo dejar de apretar, lamer, restregar esa polla corrida contra mi boca y cara salpicadas de semen, me agarro a ella como mi me agarrara por mi vida, mientras termino de correrme, mientras el trance no termine, que ya va remitiendo, se aleja poco a poco, va quedando atrás gracias a dios.

Dany no puede más y me penetra agarrotado de placer sin agilidad, está exhausto, yo también, poco a poco detengo la pringosa tortura a la que someto a Marcos, su cuerpo deja de convulsionar poco a poco según me voy deteniendo, creo que me he muerto, el tic nervioso de mi labio continúa durante unos instantes, Dany retira su polla muy poco a poco de mi interior, adiós amiga, me noto tan cansada que podría desmayarme. Marcos me coge la barbilla y con su dedo pulgar retira hacia los lados el semen que tengo alrededor de mi boca y mejilla, me limpia como puede tiernamente, me mima, me levanta la barbilla y se agacha para darme un beso en la boca, todavía pringosa, y me dice en voz baja, entre nosotros, que me quiere, yo le digo que también, que más que a nadie en el mundo. Dany regresa del cuarto de baño y dice desde la puerta, todavía desnudo: - bueno, entonces al final os quedáis a dormir, ¿no? – los tres reímos y mientras nos baja un poco más la persiana añade: - pues nada, quedaros ahí, no os preocupéis, yo me voy a dormir al cuarto de invitados, acabo de poner toallas limpias en el baño por si os queréis duchar, ahora o cuando sea, y si queréis algo me llamáis, ¿vale? – y se dispone a cerrar la puerta para dejarnos dormir tranquilos, pero antes de que se vaya le digo: - Dany… gracias.- lo digo por lo que acaba de decir, porque nos deja dormir en su cuarto para no tener que levantarnos, y también por todo… él contesta con una sonrisa sincera: - no, gracias a ti, bueno, a vosotros… - y se marcha cerrando la puerta. Nos echamos una sábana por encima, me acurruco en los brazos de Marcos, y creo que no pasan ni dos minutos antes de quedar felizmente dormida.