Un verano calentito II... [Confesiones de Susi]

Y el verano continúa...

Cuando llego el fin de semana seguía haciendo buen tiempo, así que el sábado me levanté relativamente pronto y después de darme una ducha rápida fui a despertar a Marcos: - venga vaguete, prepara unos bocadillos que nos vamos a la playa – le besé y añadí: - y rapidito que ahora pronto por la mañana se tiene que estar de maravilla -. Como a él le encanta también la playa no protestó, y en seguida estaba partiendo pan en la cocina y preparando las cosas. Una vez en el coche y ya saliendo de la ciudad, al ver que yo no tomaba la salida de siempre, me preguntó, como si no lo supiese ya: - ¿es que no vamos a la playa de siempre? – a lo que yo contesté: - no cariño, vamos a la que te comenté el otro día, si te parece bien, que yo quiero tomar el sol desnuda otra vez, ¿o te parece mal?- y Marcos, yo creo que poniéndose ya un poco nervioso: - ah, vale, venga vamos, sí, ¡puede estar bien! – Cuando llegamos no había prácticamente nadie, era muy pronto todavía, no se movía el aire y el sol caía muy suave, había esa luz de la mañana tan agradable que estar allí era una autentica gozada. La marea estaba bajísima, y en el mar a lo lejos apenas rompían olas, era de esos días en que esta tranquilísimo y todo esta perfecto. Plantamos las cosas y Marcos se echó. Yo coloqué la comida a la sombra y de pie delante de él me saqué el vestido por la cabeza, me desabroché el sujetador del bikini, me lo quité, y mirándolo sonriente me bajé las bragas, levanté una pierna para quitármelas y las tiré en su toalla. Entonces le dije - ¿te apetece bañarte conmigo?- a lo que él un poco sorprendido respondió mientras mantenía la vista fija en mi coño como si no lo hubiese visto nunca: - pero ¿vas a ir así? - -sí, ¿por qué no?, ¿o qué pensabas, que lo que te conté el otro día era mentira? – y a él, dándole la risa: - ¿y yo que se supone que hago? - - pues lo que quieras mi vida. No, en serio, como veas, si te apetece quitarte el bañador te lo quitas, y si no, pues no, no tiene más allá, eso ya es decisión propia. Lo que sí que no quisiera es que todo esto fuera incómodo para ti, así que de verdad, como tú veas. Y si ves que te incomoda que me desnude yo me lo dices también y no pasa nada– lo cual era mentira, porque si llega a decir que le molestaba que yo estuviera desnuda me hubiera cabreado un huevo (por mucho que él sea mi novio, mi cuerpo es mío), aunque de todos modos yo sabía que a Marcos era imposible que eso le hubiera molestado; es más, yo sabía que estaba empezando a ponerse cachondo. Así que se levantó, y mientras se quitaba el bañador mirando hacia los lados dijo: - de eso nada, si tú vas en pelotas pues yo también, ¡al carajo! – Le cogí de la mano y echamos a andar hacia la orilla. Por el camino reímos y bromeamos sobre lo absurdo que es en el fondo desnudarte del todo y alejarte de las toallas, de tu ropa, y encontrarte absolutamente en pelotas en mitad de la arena, en mitad de la nada. Y ya en el mar, la sensación, muy fresca, de libertad del cuerpo denudo en el agua. El decía que le hacia mucha gracia la sensación como de ingravidez en su colita, que medio flotaba dentro del agua, y se movía agradablemente al antojo de las suaves corrientes. Y también la brisa fría en sus genitales y trasero mojado cuando se ponía de pie donde cubría poco. Tenia los huevos encogidos por el frío y la polla, como mas fina que en condiciones normales, brillaba mojada, mas morena, como ya dije, que el resto del cuerpo. Por donde nos cubría un poco más del ombligo me acerque a el y nos abrazamos: pegue mi cuerpo al suyo y mis pezones endurecidos por el frío se clavaron en su pecho; mientras nos morreábamos metí una mano debajo del agua y le agarre la polla, que empecé a notar crecer de inmediato. Él me sobaba el culo y me lo agarraba, y a veces se despegaba de mi boca y miraba alrededor pudoroso. Pero la persona más cercana estaba muy lejos, estaría a unos doscientos metros, caminando por la orilla, y desde donde estaba no podría ver nada, o por lo menos nada más que la figura borrosa de una pareja dándose un beso, algo que no podría escandalizar a nadie digo yo. Me separe de él y me reí al verlo todo cortado, con la polla tiesa justo al nivel del agua. Yo me eché a flotar boca abajo en el agua, nadando al estilo perrito (bueno, en este caso perrita, jeje) y dejándome llevar por la corriente llegue “casualmente” a la altura de su pene erecto que según las oscilaciones del agua salía a la superficie. El estaba de espaldas a la orilla y yo desde donde estaba veía que la persona mas cercana seguía estando muy lejos, puede que incluso caminara de espaldas a nosotros alejándose cada vez más, no podía ni diferenciarlo, así que decidí torturar un poco a Marcos y me deje flotar de forma que su glande hinchado me empezó a rozar las mejillas, la nariz, la boca… él decía: - cariño, por favor… - y yo conteste: - ¿por favor qué?, ¿Qué pare o que te la chupe un poco?- y sin darle tiempo a contestar absorbí su glande entre mis labios y succione su polla hasta la mitad en mi boca. Después de emitir un quejido de susto y de placer, acertó a decir sonriendo: - ¡Susana, que nos van a llevar detenidos por escándalo público! – yo liberé mi presa y dije: - qué pasa, ¿no te gusta, no te da morbo?, ¿no te apetece que te haga una mamada aquí mismo, ahora mismo? – pero como vi que empezaba a diferenciar una pareja que se acercaba (relativamente), me separé y me quedé con la duda. Él se tiró a flotar conmigo y dijo entre risas: - ¡a ver cómo salgo yo de aquí ahora! -. Yo me moría de risa, y para fastidiarlo le ponía caritas de nenita con ganas de polla, me agarraba las tetas o levantaba mi culo en pompa por encima del agua exageradamente para que me viese la raja con todo detalle y no pudiese evitar seguir poniéndose malo. Ni que decir tiene que no me costaba mucho, quiero decir que yo también empezaba a estar más que caliente, y lo de nenita con ganas de polla no tenia que forzarlo mucho, me salía mas bien solo, no sé si me explico… Al final dejé de torturarlo, me alejé no demasiado y él se puso a nadar un rato, seguro que intentando pensar en algo que lo distrajera un poco.

El baño estaba siendo delicioso, pero al final nos entró el frío y con las cosas ya “calmadas” salimos del agua y regresamos despacio hacia las toallas. El día no acababa más que de empezar y ya prometía ser una dulce tortura de deseo que no se sabía como iba a acabar, seguro que bien… Ya en la toalla, se notaba que el día avanzaba, el sol pegaba ya un poco más fuerte y decidimos fumar un cigarro antes de ponernos crema protectora. Comentamos lo agradable que era todo, el día tan esplendido, la fantástica sensación de desnudez en el agua (jueguecitos aparte) y me confesó que la situación le producía una cierta vergüenza que rozaba el morbo: - Oye Susana, no sé a ti, pero a mí me esta poniendo esto de estar aquí desnudos a la vista de cualquiera, por mí, y también por ti; es que estas tan buena, tan apetecible ahí echada totalmente desnuda – le miré - qué exagerado que eres, pero bueno, supongo que es un halago, así que gracias mi vida - - no, en serio, yo si no te conociera de nada y pasara por aquí no podría evitar mirarte con ganas de guerra, es que estas como un queso mi vida… - Según me dijo esto me dio por pensar en lo de las fantasías reflejadas del otro día, y es que según parecía decir (o yo entender), en cierta manera Marcos estaba fantaseando a través de la mirada de otro tío, uno que no conoceríamos de nada, como si fantasease con poder ser por un momento un desconocido que pasa y me mira, y me desea hacer de todo. Y me estaba diciendo que en vez de parecerle mal, le daba morbo. Pensé si Marcos no seria de esos a los que les gusta mirar mientras otro se tira a su mujer, y ejercen de espectadores onanistas ante el espectáculo de contemplar a su mujercita gimiendo a cuatro patas mirándole a los ojos mientras un tercero la agarra por las caderas y le mete su polla forastera sin contemplaciones… No sé, en la realidad no se si le gustaría, la verdad, aunque nunca se sabe. De lo que me di cuenta es de que su supuesta fantasía ahora se había reflejado en mí, y ahora era yo quien estaba pensando sobre ello. Pensaba sobre ello intentando comprender que lleva a la gente a tener ese tipo de relaciones (me refiero a la del marido mirando como otro se folla a su mujer), me gusta analizar las cosas, intentar ponerme en la piel del otro para imaginar que sentiría yo, intentar entenderlo en un ejercicio de empatía , por curiosidad, o por lo que sea. Porque el caso es que esas situaciones se dan en la vida real; no es que sean el pan de todos los días, ni es que sea algo que sea muy común, pero ocurren. Pensé que debía ser una fantasía más típicamente masculina. Que debía de ser la fantasía de ver como un desconocido, con el que no existen lazos emocionales “amorosos”, saca a la luz las reacciones más animales y puramente sexuales de tu pareja. Y digo que debe ser una fantasía típicamente masculina por dos razones: primera, porque el estereotipo dice que a las mujeres les es mas difícil separar el sexo de las emociones, del amor (menuda tontería, como si no nos gustase follar por follar!!!!), y de ahí que les excite ver como ocurre esto, ver a su pareja practicando el sexo por el sexo ,como pensando “como me gusta ver como te conviertes en una verdadera guarra cariño”; lo cual me llevo a pensar que sentiría la mujer follada por el “invitado”. Supongo que el morbo de ser como “prestada” a otro, (a parte de la emoción de la novedad, de tirarte a otro hombre), supuse que sería como el morbo de la sumisión, el morbo de sentirse sucia , una putita que su marido deja que disfrute otro para que compruebe lo guarra que puede llegar a ser. Lo que me llevó a pensar que, así visto, parecía un acto un tanto (por no decir exageradamente) machista. Aunque por otro lado, también pensé que en un acto entre adultos, consentido, si todos disfrutan, no se puede hablar de machismo, o feminismo, eso tiene que quedar para fuera de la cama, porque si no, lo que antes era pecado, ahora sería políticamente incorrecto; y follar es meter una polla en un coño, no tiene vuelta de hoja. Y follar es un ejercicio de “dominación”, digámoslo así, y muy entrecomillado. Me refiero a que a veces eres tu quien folla, quien manda, y a veces tú eres el follado. Y tan placentero y morboso puede ser lo uno como lo otro. Y segundo y definitivo, no conozco ni creo que haya muchas chicas que fantaseen con masturbarse mientras OTRA se tira a su novio. Lo digo un poco en broma pero… Lo del rollo voyeur es mucho mas del tipo de fantasía masculina en general, o eso creo yo, aunque quizás también este ahora yo incurriendo en un tópico. Como veis, el caso es que me estaba dispersando mentalmente, hasta que zanje la diatriba en mi cabeza diciéndome (de bromita…) que si le iba a poner cahondo ver como me tiraba a otro, pues que quien era yo para negarle una fantasía a mi chico, eso si, siempre que eligiera yo al afortunado…

En fin, como decía, una vez en las toallas, nos echamos todavía mojados y yo dije: - un cigarrito y luego me echas crema de la tuya, ¿vale? – me refería a que me echase crema de la que el tenia en su mochila, que tenia más protección que la que tenía yo en mi bolso de playa, pero no me di cuenta del chiste hasta que después de sonreírme pícaramente Marcos contestó: - te podría echar toda la crema que quisieras cariño, pero no sé si será el lugar adecuado… - ya sabía por dónde iba así que le dije riñéndole en broma: - ¡no de esa que estás pensando, guarro, de la otra! ¡Que siempre estás pensando en lo mismo, por qué será! – añadí mientras le sacaba la lengua haciéndole burla. Una vez acabado el cigarro, me levanté a por la leche solar (¡juro que lo ponía en el bote!) que como dije estaba en una mochila pequeña, y como me había propuesto secretamente provocar a Marcos, incluso cuando él pensara que no lo hacía a posta, me agaché a rebuscar el bote de pie sin apenas doblar las rodillas, quiero decir, doblando el cuerpo de forma que mi culo quedara totalmente levantado. Estaba a los pies de su toalla, y cuando giré mi cabeza para preguntarle si se había acordado de meterla (jaja) comprobé lo que ya sabía: que me estaba mirando el culo en pompa cuya silueta redonda se recortaba en el cielo azul desde su punto de vista, y seguí buscando el bote que ya había encontrado hasta que me cansé. Primero le eché a él por los hombros, la espalda, le pedí que se echara boca abajo y le extendí la crema por todo su cuerpo, piernas y culito pequeño incluido. Por los sonidos que emitía parecía que le estaba gustando mucho, y cuando le pedí que se diera la vuelta y miró alrededor ya intuí que el masaje le estaba provocando algún efecto “secundario” que otro… Se giró y su polla reboto perezosa y grande, no dura, ni mucho menos erecta, pero sí crecida hasta ese punto en que es como una salchicha gorda y remolona a punto de empezar a desafiar a la ley de la gravedad. Yo seguí como si nada (bueno, es que realmente no pasaba nada, ¿que iba a hacer, ponerme a gritar: ¡oh dios mió, la polla de mi novio esta creciendo sin control!?) y continué extendiéndole la crema por el pecho, brazos, piernas, y llegado un punto le dije: - tendré que echarte también por aquí, ¿no crees? – y pase mi mano pegajosa por entre sus piernas, removiéndole los testículos, subiéndola hasta aplastar su polla contra su cuerpo para restregarla contra mi mano a fin de esparcirle la crema… Él estaba tumbado boca arriba, con los ojos cerrados, como prefiriendo no mirar, y solo dijo: - Susannnnnnna… - y yo – pues ahora te toca a ti, ¡que no me quiero quemar la espalda! – y me tumbe boca abajo y aparte el pelo a un lado para no pringarlo y dejar mi nuca al descubierto.

Marcos se sentó a mi lado a la altura de mi cabeza y yo con la cabeza a ras de suelo, cuando entreabría los ojos le veía a contraluz, con el sol en su espalda, como una “aparición”, con su apetitosa polla morena, brillante y ligeramente hinchada a escasos centímetros de mi cara. Pensé si no estaría también él jugando a provocarme disimuladamente como yo hacía, o si era casualidad y era yo que empezaba a estar más salida de la cuenta. Empezó por esparcirme crema por los hombros generosamente, ya que sabía que es la parte del cuerpo que más me suelo quemar con el sol, siguió por toda mi espalda, cuando llego al final de ésta saltó a mis muslos; sus manos me agarraban firmes la carne y resbalaban agradablemente, llegando a mis pies, punto en el que inicio el camino de vuelta. Cuando estaba otra vez por los muslos, se detuvo un instante y me dijo: - te voy a echar un poco mas por esta zona, que no quiero que se te queme este culito precioso que no está acostumbrado a tomar el sol, y que si no luego te va a molestar cuando te lo muerda… - y dicho esto noté caer un chorretón de crema templada por encima de mis nalgas, de lado a lado, la noté resbalar hacia los lados y también hacia dentro, “canalizándose” por entre la raja de mi culo, inundando mi agujerito “prohibido” y siguiendo su camino hacia la entrepierna. Yo le dije de broma: - ¿esta crema es la del bote o de la tuya? – y él, de broma también – si fuera de la mía estaría más caliente, ¿no crees? – y empezó a amasarme las nalgas, primero una, y luego otra, esparcía la crema, me las agarraba y acariciaba, las levantaba y abría hacia un lado notando la brisa soplar fresca en mis recovecos, yo gemía en voz baja siguiendo la broma y de paso para provocarle, él se estaba poniendo morado, con una chica desnuda a la que estaba metiendo mano a su antojo con la vieja excusa de la crema solar; se fue animando y empezó a pasar el canto de su mano por entre mis nalgas, me acariciaba y presionaba a lo largo de toda la raja de mi culo, notando seguro la zona mas blandita de mi tierno ano, yo empezaba a ponerme mala de verdad a la vez de que daba un poco de vergüenza…Ya de por sí esa es una zona que a mí personalmente me sigue dando “cosa” que me acaricien (aunque supuestamente no eran caricias, sino el roce de una mano servicial esparciendo crema por alguien de total confianza), pero si a eso se le sumaba que esas caricias se me estaban dando en un espacio público (aunque no hubiese nadie lo suficientemente cerca como para distinguir nada, mi cerebro seguía recibiendo de mis sentidos las señales de los rayos de sol, la brisa en todo mi cuerpo, que estaba desnuda al aire libre en un espacio no “privado” en resumen) el resultado era que me estaba haciendo empezar a sentir muy excitada, pero no solo eso, también, no se como decirlo, como muy entregada, no se, era lo mas “recóndito” de mi intimidad sacado a la luz del día, el azar de que cualquiera pudiera llegar a ver mi entrega gustosa a esas caricias tan intimas lo que me estaba descontrolando la mente…

Se entretuvo un buen rato, él disfrutando de sus magreos “con excusa” en esa zona tabú que se que le pone a cien, y yo dejándome llevar por las sensaciones, de rendición, entrega, de morbo, notando agradablemente sus dedos y el canto de toda su mano deslizarse cariñosa, pringosa y resbaladiza por toda la raja de mi culito con mi blando ano en mitad del recorrido, hasta que finalmente paró; por un lado mi cuerpo deseaba que continuase pero mi cabeza razonó que si no iba a ser posible desahogar allí mismo el deseo que me estaba provocando, era mejor que se detuviese porque empezaba a ser torturador. Vimos llegar un par de hombres desde lejos que finalmente se pusieron no demasiado lejos de nosotros, se desnudaron y se pusieron a lo suyo (tomar el sol) y aunque yo creo que ni siquiera nos miraron nos pareció buena idea (sin necesidad de hablarlo) que por adelante me echara yo misma la crema. Así que sentada de espaldas a los nuevos “habitantes” cogí el bote y mirando a Marcos a los ojos tan seria que se sabía que era de cachondeo lo incliné y dejé caer un chorro por mis tetas. A Marcos le hizo gracia la tontería: sonrió, pero seguro que también le puso un poco más cachondo la metáfora, de eso estoy segura. Me esparcí la “leche solar” con lujuria siguiendo la tontería, hasta que mis tetas quedaron pringosas y brillantes, oliendo ya también, como el resto de nuestros cuerpos, a ese olor como de coco dulce de la crema, el olor del verano.

La mañana seguía su curso y el calor era cada vez mas intenso, no hacía aire y a la playa llegaban con cada vez más asiduidad personas de toda condición, que paseaban, plantaban sus toallas aquí y allá, algunos más equipados, con sombrillas, con perro, parejas, gente sola… Pensé que siendo como era sábado y con el buen día que prometía seguir haciendo, por muy grande que fuera la playa iba a ser inevitable que se nos pusiera la gente relativamente cerca, lo suficiente como para que el que quisiera pudiera mirar y verme (vernos) desnuda hasta el detalle, lo suficiente como para que me diera un poco de vergüenza igual a morbo… Porque aunque me hubiera hecho la experimentada delante de Marcos, no dejaba de ser la segunda vez que hacía nudismo, y cuando me paraba a pensarlo (o mejor dicho a sentirlo) me entraba como un cosquilleo de reparo y morbillo…

Pasado un rato de sopor, empezando a sudar a mares decidimos que la mejor idea era ir a darnos otro baño. Ya había gente en el agua, y me hizo gracia pillar a un par de chavales mirar mis tetas botar cuando saltaba para intentar esquivar estúpidamente la acometida de las olas muy frías en mi cuerpo. Una vez superada la barrera del cambio brusco de temperatura se estaba de maravilla, y estuvimos jugando un buen rato, con las olas, entre nosotros, buceando, en fin, todo lo que se suele hacer cuando te bañas en la playa. Finalmente nos despedimos del agua y echamos a andar de nuevo hacia las toallas. Por el camino, Marcos me cogió de la mano, me sonrió y dijo: - que maravilla de día, espero que no acabe nunca -. Según caminábamos estábamos adelantando a un chico que avanzaba con una mochila al hombro y sandalias en la mano. Según lo rebasamos, no sé por qué me dio por girarme y mirar. El chico me miró y de repente nos reconocimos. De golpe una amplia sonrisa y una exclamación: - ¡Coño, pero mira qué dos! – Era Dany, amigo de Marcos de toda la vida, y ya también mío, a fuerza de pasar mucho tiempo juntos y también porque siempre me cayó muy bien (cosa que no puedo decir de todos los amigos de Marcos sinceramente), un tipo súper divertido, sincero y buena gente; ese tipo de persona a la que coges mucho cariño, porque es generoso y humilde. Además siempre me cayó muy bien porque ya desde el principio entablamos una amistad al margen de todo; quiero decir, que otros siempre me trataron como “la novia de Marcos”, como midiendo sus palabras, como tratándome como creen que se debe tratar a una tía. Con Dany todo lo contrario, siempre me trato como a uno mas, si era el momento de decir burradas pues se decían, siempre haciendo que me sintiera a gusto. Y a todo eso añadir que se nota que el sentimiento es mutuo, que yo noto que el me aprecia y me tiene cariño, lo que refuerza mi simpatía por el.

De todos modos, una vez pasado el segundo de alegría por verle (a lo tonto hacia bastante que no coincidíamos), el segundo que tarde en caer en la cuenta en que estaba completamente desnuda delante de él, me dio una tremenda vergüenza (yo creo que me empecé a poner colorada, lo que hacia que me diera todavía mas vergüenza) y me quede un poco cortada. . Y es que una cosa es bañarte desnudo con un grupo de gente que no conoces de nada, y otra encontrarte cara a cara con alguien que conoces. Marcos se giro al escucharnos y lo saludo efusivamente: - ¡Hombre golfo! ¡Qué haces por aquí tío! – Nos acercamos y quedamos formando un coro. Yo note que a Dany, pese a sus esfuerzos, también le costaba comportarse de modo natural, supongo que le daba también un poco de corte por nosotros. Aunque yo creo que ya me había visto alguna vez en topless, aunque nos hubiera dejado una habitación de su casa en no pocas ocasiones para que Marcos y yo nos pegáramos un revolcón etílico e incluso en alguna ocasión hubiera interrumpido en la habitación en pleno proceso haciendo el payaso, aunque mil cosas más, el hecho de estar completamente sobrios (como es de suponer), bajo la radiante luz del mediodía, en pelota picada, como que nos daba cosilla a todos. Quizás precisamente por eso Dany abordó el tema de frente, para disimular y normalizar la situación extraña. - ¡Que, ya estáis en plan salidos total, que venís a poneros cachondos a la playa!, ¡vaya dos, todo el día calientes como perrinos! – A lo que nos reímos (y yo pensé: que manera de acertar el carbón). Le preguntamos qué hacia por allí el solo, y nos contó que muchos de la pandilla se habían largado de fin de semana, pero que él no tenia muchas ganas y que por cambiar un poco y desparecer de los lugares de siempre había ido a parar a aquella playa. Y fíjate tú que va y se encuentra con nosotros. Sin pararme a pensar en ello, le dije, dando por hecho que se quedaría con nosotros: - venga, vente a dejar las cosas que estamos ahí. – y fuimos hasta las toallas. Aunque me diera una vergüenza terrible, tampoco hubiera habido otra opción. ¿Qué íbamos a hacer? ¿Ponernos nosotros en un sitio y él, sólo, a cien metros? Hubiera sido absurdo. Extendió su toalla al lado de la mía (quedando yo en medio) y dijo: - bueno, yo me pongo aquí al lado de la Susi, que ya estoy cansado de verle la pirula al Marcus.- y se plantó en su toalla. Supongo que no hay que decir que entre Marcos y Dany siempre han mantenido una relación estupenda, y que todas estas bromas de Dany nunca le han molestado lo más mínimo.

Así que nos sentamos los tres en la toallas de cara al mar, yo en medio, Marcos a mi izquierda y Dany a mi derecha. Veo que Dany no se quita el bañador, y para pincharle (no hará falta que diga “de broma” de aquí en adelante) le digo haciéndome la autoritaria: - ¡Ah no, guapo! ¡Aquí si te pones con nosotros tienes que despelotarte como los demás! ¡Nada de favoritismos! ¡Ale ale, ese bañador fuera, que yo lo vea! – y Dany, que yo creo que no se lo esperaba dice como para ganar tiempo: - no puedo Susi, que hace mucho que no estoy al lado de una chica desnuda y a lo mejor me pongo burraco, y luego vas a comparar y te va a dar un disgusto… Yo le replico – bueno bueno, menos lobos… ¡venga, bañador fuera! ¿No eres tú el que va de hippioso desfasado? No se yo… - Marcos añade: - a mí no me mires, ya sabes quién manda aquí, tú mismo me lo echas en cara siempre… – Dany, mientras sonríe y refunfuña al mismo tiempo (por eso siempre le pincho, me hace una mogollón de gracia cuando se “cabrea”), se echa hacia atrás, apoya la espalda en la toalla para poder levantar la cadera y se quita el bañador. Entonces le digo: - no hombre, que era broma, ahora en serio, oye haz lo que quieras, vamos, no faltaba más. – Y él contesta de forma que se me escapa la risa - ¡Coño. Sí, ahora, encima con recochineo! ¡Que sepas que esto es acoso! No, en serio, no pasa nada, puede estar bien, hay que probarlo todo-. Y así nos quedamos los tres, sentados y charlando, mientras va llegando el mediodía, lo que trae más gente y hace que el sol pegue con más fuerza. Un largo y entretenido rato después, nos empieza a entrar el hambre, pero decidimos darnos un baño rápido antes para poder comer un poco frescos. La marea ya ha subido un poco, todavía la orilla está lejos pero no ya tanto. Nos ponemos de pie, y yo creo que Dany observa cual va a ser el “protocolo”, si nos vamos a poner el bañador o vamos a ir así tal cual. Bueno, observa el “protocolo” y lo que no es el “protocolo”, ya que un par de veces veo que sus ojos enfocan mi pubis y cuando miro hacia atrás estando de rodillas para guardar el tabaco en la mochila, le pillo mirándome mi desnudo culo. A mí no me molesta, (vergüenza sí me da, pero bueno) no me parece mal, porque entiendo su curiosidad. A mí también, cuando estaban de pie hacía un instante hablando Marcos y él se me escapó la vista hacia sus “cositas”, de verdad que no como algo premeditado, más bien en un acto reflejo. Creo que ya lo he explicado más veces, y no quiero ser pesada, pero tampoco quiero que se interprete como si fuera una loba que se relame mirando la polla del mejor amigo de su novio, estando éste presente, para más “INRI”. Dany es bastante guapo, con cara de pillo que le da un aire juvenil. Más menudo de cuerpo que Marcos, de piel oscura (de hecho no parecía que tuviese ni la marca del bañador), pelo moreno muy liso que lleva en coleta muchas veces, y como pude comprobar en esta ocasión, una pollita simpática sin piel alrededor del glande que le quedaba constantemente al descubierto. En otras circunstancias de la vida, quiero decir, que si yo no hubiera conocido a Marcos, o en un universo paralelo me refiero, no me hubiera importado pasármelo por la piedra, haber abierto mis piernas para él encima de una mesa y dejar que me la metiera al final de una noche de juerga de esas. Más sincera no puedo ser…

En fin, que como decía, fuimos a bañarnos, y tras un breve chapuzón comimos nuestros bocadillos con ansia; no sé qué tiene la playa, que a mí por lo menos me despierta un apetito voraz. Después, como suele pasar después de comer, el típico aletargamiento de la digestión nos dejó a los tres echados, en silencio por primera vez. Yo estaba boca abajo, en medio de ellos dos, que estaban boca arriba. Marcos estaba con un brazo tapándose la cara, para evitar que el exceso de claridad le molestase en los ojos. Giré la cabeza hacia el otro lado, y vi a Dany, echado pero recostado en sus codos. Miraba el horizonte, la orilla, la gente pasar (seguro que fijándose en las chicas desnudas o semidesnudas que paseaban), y de vez en cuando posaba su mirada unos segundos en el culito blando, suave y respingón de su amiga y novia de su mejor amigo. Me hizo gracia pensar lo indefensos que están los tíos con los estímulos visuales. El sexo les entra por los ojos. Son como los perros de Paulov, solo que con tetas y culos. Si le dices a un tío: “te doy diez millones de dólares si no apartas la mirada de este dibujo en la pared”, y aparece una chica unos metros a un lado que se baja las bragas no creo que haya ni uno que sea incapaz de perder la apuesta. Puede que sea lo que vulgarmente se dice “pensar con la polla”. Además de que para ellos, los estímulos visuales van como por partes. Me explico: para mí, un tío está bueno o no en su conjunto. Puede tener una polla enorme, o unos abdominales perfectos. Pero si ese tío con unos abdominales perfectos luego el resto no me gusta nada, yo no me excito mirando esos abdominales aisladamente. Porque no existen independientemente de ese tío. Sin embargo, un tío se excita mirando unas tetas que le resulten atractivas, aunque no llegue a ver nada más del cuerpo de su dueña, ni siquiera la cara. O incluso, viendo la cara de la dueña de las supuestas tetas, y observando que no le gusta nada, él no podrá evitar seguir mirando esas tetas, porque le gusta mirarlas. Es capaz de abstraer esas tetas de su contexto y excitarse solo con ellas. O con un buen culo. Es uno de los factores por lo que se dice que los hombres muchas veces ven a las mujeres como objetos. Yo diría más bien, como un conjunto de objetos. Por eso, Dany cuando miraba mi culo, a pesar de que era “mi culo”, es decir, el culo de la novia de su amigo, no me estaba mirando a mi, sino a un culo “en abstracto”, o en “concreto” mejor dicho. El estímulo de tener unas nalgas apetecibles (supongo) en su campo visual (y que es algo que pase todos los días) era más fuerte que su razón diciéndole que no debería hacerlo. Sé que él jamás intentaría nada conmigo estando yo con su mejor amigo; pero otra cosa muy diferente (y yo entiendo que inocente) era mirarme el trasero, ya que con lo que se deleitaba no era con fantasear conmigo, sino con la visión en tres dimensiones de “un culo” real. O más que deleitarse, era lo que decía antes, un impulso que no era capaz de contener, como si das una palmada al lado de la oreja de alguien que no se lo espera y pega un salto. De todos modos, como decía, a mi no me parecía mal, la mente ya dije en más ocasiones va por libre; yo misma confesé antes que quizás en un universo paralelo me lo hubiera follado con patatas, así que el mundo interior de cada uno es de cada uno. Y además, si a mi no me parecía mal, y a Marcos seguramente que tampoco (de verdad que yo que le conozco se que no le parecería mal: a lo mejor se da cuenta que él haría lo mismo), pues nada, que lo disfrutara.

Yo me iba medio durmiendo con estas divagaciones en mi cabecita, y sinceramente, sintiendo un poco de morbo de estar desnuda entre dos tíos desnudos. Uno de ellos mi novio al que adoro y me pone a mil, y otro un buen amigo, que ya confesé que en otra vida no me importaría darle un buen meneo. Y que por la forma de mirarme, creo que a él tampoco le hubiera importado en esa otra posible realidad tener un “encuentro” conmigo. Como no se estar callada sin que se me vaya la cabeza, empecé a pensar cómo sería “realmente” hacer un trío, qué tipo de relaciones tiene la gente que los hace; no solo ya la relación de la pareja (si la hubiese previamente), sino también la relación con el tercero. Pensé que me gustaría leer alguna encuesta fiable acerca de eso. ¿Suele ser el tercero un desconocido? ¿O suele ser un amigo de confianza? ¿Ninguna de las dos cosas? Pensé que el formato ideal para hacer un trío (bajo mi punto de vista) es el de dos chicos y una chica. Primero, porque con dos chicas y un chico, el chaval va a tener que ser verdaderamente un fuera de serie para satisfacer a las dos. Pongámonos además en un caso de la vida real, en la que no todas somos bisexuales como en las películas. Además, los hombres están programados para llegar antes al orgasmo, no quiero pensar con dos chicas haciéndole de todo a la vez. Otro punto en contra es que un chico, una vez que eyacula, ya se acabó (por lo menos hasta pasado cierto rato). Sumado a que las posturas que se me ocurren no me parecen muy cómodas (insisto, sin contar con que ellas se lo monten también entre ellas). Sin embargo, con dos chicos y una chica, creo que entre los dos si que pueden igualarse al potencial de la chica, que las cosas se equilibran un poco. Y en las posturas que me imagino parece que los cuerpos “encajan” un poco más, no se si me explico. No se, como digo, son sólo impresiones subjetivas, teorías absurdas de éstas que se me ocurren.

Para cuando me quise dar cuenta me noté despertar de un medio sueño sudoroso. Miré a mi lado y ellos no estaban, pensé que habrían ido a dar un paseo por la orilla. Había llegado mucha más gente, en ese momento había mucha más de la que había llegado a haber el día que estuve con Lucinda y compañía. Y la marea había subido otro poco. Miré a lo largo de la orilla y me pareció distinguirlos a lo lejos, decidí ir a buscarlos para despejar un poco, ya que en la toalla hacía mucho calor y yo estaba atontada, también por estar recién despierta. Me puse en pié y note que me daba otra vez un poco de corte, tenía gente en sus toallas alrededor realmente cerca y yo estaba por primera vez sola, desnuda y sola. La brisa de la orilla me sentó fenomenal y cuando me cruzaba con alguien por la orilla me dio por pensar en si mi sueño sudoroso no habría sido además un poco “húmedo”; me dio por pensar en si mis feromonas, concentradas principalmente en mis axilas y sexo, se estarían desperdigando por el aire, enviando mensajes en clave al subconsciente de los hombres (o mujeres si fuera el caso) que me cruzaba. Mensajes diciendo, en clave pero a voces “soy una chica saludable, fértil, estoy sana, estoy excitada, receptiva, en celo, ven a copular conmigo”. Lo cierto es que sudorosa estaba, y “en celo” también, así que probablemente no anduviera desencaminada.

Por fin los alcancé y aprovechamos para bañarnos otra vez, el agua estaba mejor que nunca y nos divertimos un buen rato. Después paseamos otro poco y finalmente regresamos a nuestro “campamento base”. Debía ser a media tarde cuando Dany nos dijo que se tenía que ir, que tenía que ir a recoger en coche a su padre a no se dónde. Mientras se vestía, me empezaba a dar pena que se fuera. Dijo: - Bueno muchachos y muchachas, yo me tengo que ir, pero esto hay que repetirlo, ¡que se está de puta madre! Ah, y si por lo que sea no nos vemos antes, que sepáis que el viernes que viene hay fiesta en el Bar de Toni. ¡Tenéis que venir, no me jodáis! – Nos pusimos de pié y yo le di dos besos de despedida. No solemos hacerlo, el rollo de los dos besos es un fenómeno extraño, nunca sabes del todo cuando vienen a cuento y cuando no, y aunque Dany y yo no nos solíamos saludar así (parece como muy “oficial” para la confianza que ya tenemos), en ese momento me salió así, como gesto de cariño hacia alguien con quien he compartido mi intimidad. Lo vimos alejarse por la arena y nos quedamos solos. Me levanté y arrimé mi toalla a la de Marcos hasta que se juntaron. Me eché a su lado, y el me pasó un brazo por detrás de la cabeza para hacer de almohada humana. Le di un beso y me quedé un rato así, tan a gusto, tan feliz. Tenía su axila justo al lado de mi cara, y me recreé con su perfume personal, del que estoy totalmente pillada, me encanta como huele Marcos. Me despierta sensaciones como de quinceañera enamorada, y también despierta mi apetito sexual como ninguna otra cosa, hace que automáticamente mis conductos se humedezcan para recibirle dentro de mí. Esa mezcla de desodorante y sudor, o aunque haya desaparecido el efecto del desodorante, nunca me parece que huela desagradable, todo lo contrario. Sus feromonas me lanzan mensajes que mi cerebro recibe e interpreta como que es el adecuado, instintivamente, a parte de lo bien que congeniemos intelectualmente, a parte del cariño que nos tengamos, mi instinto animal me dice que sí, que me lo folle. Así que creo que no puedo pedir más.

La tarde sigue avanzando, se nota en que el sol ya no es el que era unas horas atrás, y se agradece. Así tumbados le digo a Marcos: - me da pena marcharnos, pero también tengo ganas de llegar a casa… - por el tono en que se lo digo, yo creo que ya se imagina por donde voy, pero aún así me tira de la lengua: - ¿llegar a casa?, ¿para qué? – Y yo con tono más sugerente – no se… para que me hagas… cositas …. – y él: - ¿cositas? ¿Cositas como qué? ¿Como la cena? – Y yo – no, la cena no, digo cositas de caricias…besitos por aquí y por allá… ya sabes… - Marcos sonríe y dice haciéndose el tonto - ¡Ahhh, vale, ya se por donde vas! ¡Y para ya, que si me sigues hablando en ese tono se me va a poner tiesa, de hecho ya estás haciendo que crezca, y ahora sí que no es plan! – levanto mi cabeza y miro; efectivamente, la tiene más grande, obviamente en reposo pero algo crecida. Lo que daría por poder congelar el tiempo, dejar a la gente como en “pause” en un video, sin que se enterasen de nada, y meterme esa lujuriosa polla en la boca para notarla crecer y endurecerse en contacto con mi lengua ensalivada, allí mismo, al aire libre, con los colores cálidos del sol del final de la tarde en nuestros cuerpos, mmmmmm. Después de un rato charlando de otras cosas, recogemos, nos vestimos y no sin cierta pena regresamos a casa. Serían las ocho de la tarde o así, y nos sentamos en el luminoso salón a fumar un cigarro relajadito, con la puerta y las ventanas de la terraza abiertas (el salón comunica con una terraza cerrada). El dorado sol del final de la tarde entra en la habitación, así como el calido aire de la calle. También los ruidos del exterior (el piso es un primero y da para una plaza con alguna terraza de bar de barrio) se cuelan dentro de casa, dando la sensación de estar “medio” en la calle. No hemos encendido ni la tele, y en cuanto terminamos el cigarrito comentamos lo estupendo que ha sido el día y empieza a besarme. Estoy segura que él también está como una moto, lo mismo que yo el primer día que me desnudé en la playa, lo mismo que yo ese mismo día en ese mismo instante. Al principio besitos cortos, inocentes, que poco a poco se transforman en besos largos, lentos, tiernos y sensuales, con nuestras lenguas acariciándose mojadas dentro de nuestras bocas selladas. Le quito la camiseta y su erección es indisimulable bajo su bañador abultado. Él me desabrocha la camisa de flores y me quita el sujetador del bikini. Mis tetas quedan libres, parcialmente tapadas por la camisa abierta. Continuamos besándonos como antes, desde el principio, él empieza a meterme mano dentro de la camisa, me agarra delicadamente un pecho, lo acaricia suavemente, con el pulgar me roza el pezón en círculos. Me llegan las feromonas de su cuerpo sudado después de un día de calor, yo noto que me derrito de gusto…. Me quito la falda, me quedo con la parte de abajo del bikini, pienso “poco a poco…”. Meto la mano dentro del bañador de Marcos y le acaricio los testículos, luego le bajo un poco el bañador y dejo que su polla erguida sea liberada.

Marcos desliza su mano dentro de mis bragas y presiona con un solo dedo delicada e intermitentemente entre mis labios. Yo me llevo una mano a la boca, la humedezco con saliva y la llevo a su polla tiesa: tiro hacia atrás de su piel, y agarro el glande con toda mi mano ensalivada. Le acaricio muy despacio el glande y a él en ocasiones le tiembla una pierna involuntariamente. Le quito el bañador y le voy dando besos en la barbilla, cuello, pecho, ombligo, vientre, noto el sabor de la salitre en su piel, finalmente me arrodillo en la alfombra delante de él (que sigue sentado) me coloco entre sus piernas abiertas y rodeo la punta de su polla con mis labios. Ensalivo todo lo que puedo, veo el líquido resbalar transparente por su pene. Yo, con su glande prisionero entre mis labios llenos de saliva, empiezo a girar la cabeza hacia los lados, haciendo semicírculos, de forma que la carne de mis labios resbala rozando la piel supersensible de alrededor de todo su glande. Sus piernas tienen espasmos de cosquillas y de placer, gime, lo estoy matando, y yo me voy excitando más y más, le quiero y quiero chupársela, quiero que disfrute de mi mamada, quiero que por un rato el placer que le doy haga que para él se diluya el universo y que solo exista su polla dentro mi boca, mi boca envolviendo su polla… Comienzo a bajar y subir lentamente mi cabeza mientras sigo con los movimientos giratorios, la engullo casi entera y la noto tocar mi garganta, subo y bajo haciendo espirales, esta brillante y empapada, la saliva le resbala por los testículos, me encanta notarla así de dura y resbaladiza, me encanta su tacto, su sabor, él me acaricia un lado de la cara y una oreja mientras se la chupo, gime, yo le agarro los testículos y succiono, mamando de su cuerpo a través de ese apéndice delicioso que es su pene; él lleva la mano que me acariciaba la cara a mi culo, me manosea, me acaricia por encima de las bragas, se incorpora un poco hacia delante para meter la mano dentro de mis bragas desde mi espalda, lo que hace pegando su mano a mi piel y la deslizándola desde el final de mi espalda hacia el medio de mis nalgas, pasando por encima de mi ano y llegando a mi empapado coñito. Me introduce un dedo, la entrada de mi vagina no ofrece resistencia, hace ya rato que está preparada para recibirle; yo sigo chupándosela ahora entre los gemidos que me provoca el placer de esa mano dentro de mis bragas, de ese dedo dentro de mí. Retira su dedo, me baja las bragas hasta los muslos y me acaricia toda la zona, a mi me invade otra ola de excitación notarme de rodillas con las bragas a medio bajar, me dice muy en serio – qué culito tienes Susana, es que estás tan buena…- con la mano dentro de la raja de mi culo en pompa presionando mi agujerito me empuja hacia él, yo engullo su polla con devoción mientras sus caricias y presión en mi ano hacen que me sienta totalmente entregada, totalmente ofrecida, empiezo a fantasear con la idea de que quizá hoy le pida que me la meta un poco por ese otro sitio, sí, me doy cuenta que es uno de esos días en que a lo mejor me lo pide el cuerpo…

Pensando en esto, con la polla de él en mi boca, precisamente noto que con mucho cuidado aprieta poco a poco hasta que me introduce un dedo en el ano aprovechando el sudor y la lubricación de mi chochito que ya ha esparcido por toda la zona. Yo gimo y desespero, acelero la velocidad en que devoro su polla, estoy completamente desatada y el deseo de esa práctica sexual reservada a ocasiones muy especiales va creciendo en mi interior. A veces Marcos me estimula la zona de mi ano, menos veces me introduce algún dedo, y sólo cuando yo se lo pido, y la ocasión lo requiere (quizás lo hemos hecho tres o cuatro veces), me la mete por ese orificio. El sexo anal puede ser maravilloso con la persona adecuada en el momento idóneo. Es la entrega absoluta, la confianza total, además del morbazo del tabú y las sensaciones poco experimentadas que producen las millones de terminaciones nerviosas de esa “otra” zona… Así que disfruto del momento hasta que Marcos me pide que pare, que se si sigo se va a correr. Todavía arrodillada delante de él, pero ya más erguida, lo abrazo y le beso profundamente en la boca. Yo le sonrío pícaramente y le pido que se ponga en la postura que yo le diga. Él acepta sin condiciones y aparto la mesa y lo siento en la alfombra, con la cabeza apoyada en el asiento del sofá. Me quito definitivamente las bragas del bikini y me pongo de pié delante de él. Le cojo la barbilla y le echo la cabeza hacia atrás, de forma que mira al techo apoyada en el borde del sofá. Yo me subo al sofá y me arrodillo con las piernas abiertas quedando su cara en medio de éstas. Según abro más y más las piernas mi pubis desciende hasta que noto que su boca hace contacto con mi coño, me da un escalofrío que me avisa de que estoy peor de lo que pensaba. Tengo los brazos apoyados en el respaldo del sofá (como mirando por la ventana, pero con las cortinas echadas), de rodillas en el cojín que hace de asiento , las piernas ligeramente separadas y Marcos en medio de éstas, chupándome desde abajo todo mi coño, que en esta postura se abre y hace que su lengua recorra también el interior de mis labios. Si miro hacia abajo, veo su frente y sus ojos entrecerrados bajo el bigotito de vello oscuro de mi coño, su gesto concentrado en sorberme completamente, en lamer toda mi esencia y todos mis jugos, en comerse mi zona más intima y femenina casi literalmente…

Yo me estremezco de gusto, gimo, intento controlar la respiración y me voy derritiendo más y más en su boca, noto un intenso calor y cosquilleo en toda la zona, también un cosquilleo en la boca del estómago por la emoción de lo que está ocurriendo y de lo que es probable que ocurra dentro de poco rato si me sigue apeteciendo, casi sin darme cuenta comienzo a mover mi cadera alante y atrás, su lengua juguetona, cariñosa y viciosa entra en contacto con mi clítoris encendido cuando voy hacia atrás, recorre el interior de mis labios y llega a acariciarme con sus lamidas la sensible piel de mi amoroso ano… pienso que se lo voy a entregar, me excito más y más de pensarlo, me encanta que le de besos, que lo mime antes de follárselo, aunque él todavía no lo sepa, aunque seguro que lo desea… Este pensamiento hace que casi me corra, pero no quiero, no, todavía no, pero tampoco quiero que deje de comérmelo todo, así que pienso en cambiar de postura para ganar unos instantes y poder recuperar un poco. Me separo de su boca y miro hacia atrás. Ahí está él, sentado en el suelo, con las piernas estiradas, con su polla tiesa mirando al cielo, y en una décima de segundo decido bajar un escalón, tal y como estoy, hasta el suelo; lo que quiere decir que me coloco encima de Marcos, me pongo de cuclillas de frente a el, y mientras le miro a los ojos le agarro la polla y la dirijo a la entrada de mi coño. Empujo mi cadera hacia abajo y mi vagina se traga centímetro a centímetro la polla de Marcos, que los dos vemos desaparecer dentro de mí. Ambos exhalamos de placer, yo me inclino hacia adelante y ofrezco mis tetitas a Marcos, que mete su cabeza entre mi camisa desabrochada y empieza a besarlas, mientras yo subo y bajo mi cadera, muy despacio, metiéndome su polla hasta el fondo en un roce mojado, riquísimo y delicioso, una penetración profunda que yo controlo; él es mi amante, él es mi juguete, él es mi vida, él es la fuente de mi amor y de mi placer… Marcos no consigue resistirse y comienza a hacer fuerza, levantando su cadera del suelo, haciendo que nuestros esfuerzos se unan y se traduzcan en una penetración absoluta, ya no puede estar más dentro de mí, y sin embargo ambos deseamos que entre más todavía, es el ansia sexual llevado al límite, a la metáfora y al hecho de fundirse los dos en uno… Continuamos así un buen rato. Y podríamos haber continuado así hasta desmayarnos, pero no era ese todavía el final de este encuentro, yo todavía quería alargarlo un poco más, y probar a aventurarnos un poco más allá del límite de las cosas.

En un momento dado, yo paro y me levanto, haciendo que su pene salga de dentro de mí. Yo le digo, le ruego en tono lascivo: - por favor Marcos, cómeme un poco más… así… desde atrás…- y me coloco de rodillas en el sofá, inclinada hacia delante, con mi culo en pompa sobresaliendo fuera del asiento. Él que está en el suelo, se gira y acerca su cara poco a poco a mi culo, da besos a mis nalgas, a la cara interior de mis muslos, sigue besando tímidamente mi coño y por fin empieza a lamerlo de nuevo. Me pone muchísimo que me coma así, es como dárselo todo, como cuando te follan a cuatro patas pero en plan sexo oral, me vuelve loca, lo que pasa que me suele dar como vergüenza, y pocas veces se lo pido (aunque a veces lo hace él por su cuenta). Sigue comiéndome, frota su boca contra toda mi raja pringosa y recién follada, y por la naturalidad de la postura, vuelve tanteando poco a poco a besar mi ano, que queda más cómodo y accesible que antes por la postura. Yo estoy en un estado difícil de explicar, amorosa, viciosa, todo a la vez, y cada vez me apetece más abrirle el acceso a esa otra realidad, a ese otro tipo de sexo de fines no reproductivos, de ese otro orificio más estrecho y prohibido… Porque estoy desatada, porque le quiero, porque quiero dárselo todo, porque me apetece, porque me siento lasciva, viciosa, sumisa, mimosa, entregada, porque me excita sólo la idea…quizás desde que me lo acariciara en la playa por la mañana…

Así que coloco mi trasero de forma que cada vez le es más difícil acceder a mi vagina y más expuesto queda mi ano…cuando él se mueve yo también me muevo de forma que coinciden siempre sus lamidas con mi tierno y oscuro agujerito…parece que va pillando la indirecta…ya solo se centra en jugar con su lengua en mi puerta de atrás, me lame, me lo presiona con la lengua como si quisiera penetrarlo oralmente; chupa mi ano que está empapado y blando, cada vez más preparado para recibir su polla, con un dedo me estimula el clítoris mientras me sigue chupando, yo estoy que exploto, empujo más todavía mi trasero hacia atrás, noto su barbilla, su boca, su nariz, entre mi carne de las nalgas, ahora mueve su boca hacia la entrada de mi coño y me agarra una nalga con una mano, de forma que premeditadamente su dedo pulgar presiona el agujero, cada vez más, un poco más, noto como va cediendo, hasta que lo introduce con cuidado dentro de mi ano que a pesar de estar lubricado está muy estrecho y ofrece resistencia… a mi me encanta, emito un quejido de placer, lo deja dentro un poco y luego empieza a meterlo más y a sacarlo, primero no del todo y luego sí, completamente, para volver a meterlo, cada vez le cuesta menos, mis músculos se van relajando y mi esfínter dilatando y poco a poco acostumbrándose a recibir un cuerpo extraño dentro, aunque lo que lo va penetrar después lo supere considerablemente en tamaño… yo creo que puede que no le pille tan por sorpresa lo que le voy a pedir, le digo – uuuuuuhhhhfffff como me gusta cariño – con voz temblorosa, estoy chorreando de todos mis fluidos y su saliva, la luz es ya un poco más tenue, debemos llevar hora y pico con nuestras cosas y yo ya me noto totalmente dispuesta y preparada para lo que va a ocurrir, estoy tan caliente, pero también tan mimosa, tan desorbitadamente cachonda, cariñosa y guarrita que no habría otra cosa que me apeteciera más en ese instante que Marcos me la metiera por el culo…

Así que sin poder esperar más y a riesgo de que si lo demoro me puedo correr de pensarlo mientras me sigue comiendo y metiéndome su dedo, se lo pido, con voz suplicante: - cariñoooooo… ¿te apetece… metérmela…por el culo un poco…?- Marcos deja de comerme por un momento y contesta: -claro que me apetece… muchísimo mi vida…iré con cuidado, y si te hace daño lo dices, ¿vale?- yo miro hacia atrás y le sonrío: - no creo que me vaya a doler, pero si me hace daño te aviso… y ahora no te preocupes y métemela… por favor… - yo me giro en el sofá tal y como estoy, de rodillas con el culo levantado, ofreciendo definitivamente todo mi cuerpo, toda mi confianza, todo lo que soy a Marcos, que se coloca también de rodillas detrás mía y se agacha para darme un beso en el final de mi espalda, me encantan esos gestos de cariño en medio de la perversión, porque creo que el sexo más sucio también puede ser mimoso, incluso lo convierte en algo todavía más morboso… Noto como se acomoda y acopla detrás de mí, acerca su polla sujeta en su mano hasta que empiezo a notarla entre mis nalgas, la restriega por toda la zona, presiona mi clítoris, me separa los labios del coño, incluso se mete un poco, la sigue moviendo, pasa por encima del ano, de forma que va quedando pringosa y lubricada, a mi me va a dar algo, me sobreexcita notar esa polla dura tanteando, jugando, amagando, amenazando con perforar cualquiera de mis orificios en cualquier momento… Por fin se detiene delante de mi agujero trasero, y lo empieza a empujar muy poco a poco con la punta, yo intento relajarme para recibirla, y noto mi carne ceder milímetro a milímetro, va empujando y mi ano es forzado hacia dentro, hasta que poco a poco, gracias a la lubricación deja de ser empujado porque se dilata, se abre, vuelve a su posición y la punta empieza a resbalar dentro, mi ano cede hasta todo el grosor de su polla, no puedo explicar el morbo, la sensación de casi dolor y placer que me produce, una vez que ha engullido todo su perímetro ya pasa el momento más delicado y empieza a deslizarse dentro de mi, noto como avanza, me la mete muy poco a poco, aunque mi esfínter ya ha cedido, el interior de mi ano tiene que amoldarse poco a poco a su pene, la primera penetración, por lo menos para mí, tiene que ser muy lenta y cuidadosa, lo que la convierte en todavía mas torturadoramente placentera y turbadora… Noto como sigue avanzando, resbala y me llena, hace que se me contraigan los músculos de la pelvis, me palpita el clítoris y el corazón, y con un último suave empujón me la mete del todo, hasta el fondo de mi culo, gimo y le digo: -dame por el culito…dame por el culito cariño…- Marcos se empieza a mover, poco a poco, al principio todavía muy despacio, mi ano ofrece resistencia, no deja de ser un orificio muy estrecho y menos elástico que una vagina, pero poco a poco se va acomodando, y al rato las enculadas de Marcos ya van cogiendo ritmo, la retira un poco sin llegar a sacarla y vuelve a deslizarla hasta el fondo, noto su culebra de carne abriéndose paso en mi interior, la sensación de relativa incomodidad ha desaparecido por completo, ya solo recibo placer y gusto, es una agradable sensación como de calor que casi quema, me inclino totalmente hacia delante, mi cabeza se apoya en el cojín, veo en la pantalla apagada de la televisión nuestro reflejo como en un espejo oscuro, una silueta de dos cuerpos, uno en postura de entrega y el otro poseyéndolo, me excita la imagen, lo que daría por tener un espejo delante y ver la escena con detalle, ver como me folla, ver la cara que pone, ver su polla desaparecer entre la raja de mi culo…

Marcos para y la saca, se frota otra vez contra mi, y de pronto me la mete por el coño, de una sola vez, qué fácil parece en comparación, me folla enérgicamente, suena el choque de nuestros cuerpos, ¡plas plas plas! nuestros quejidos van en aumento, Marcos coloca una mano en mi culo mientras me folla y me introduce sin problema otra vez el dedo pulgar en el ano, yo estoy delirando, noto toda la zona de mi entrepierna como un todo palpitante y cosquilleante, Marcos me folla y me folla; de pronto la saca de mi coño y la enfoca otra vez en el ano: esta vez se desliza dentro mucho más fácilmente, y de hecho me produce un inmenso placer notarla entrar así, directa hasta el fondo, forzando mi ano otra vez, pero menos ya que en esta ocasión ya está dilatado lo suficiente; Marcos, como si yo no tuviera suficiente, mete una mano por delante entre mis piernas y me agarra el coño: lo frota, me masajea el clítoris, yo me muero, me mete dos dedos, que tocan su propia polla, dentro también de mi cuerpo, a través de una fina película de carne, el trance es total con todos mis rincones ocupados, saca los dedos de mi coño y me los llevo a la boca, yo chupo y relamo mis flujos salados de sus dedos, me excita que Marcos esté tan excitado como para atreverse a pervertirme de esa manera, pienso que ojala pudiera clonar a Marcos y poner a su otro yo delante mía para chupársela a la vez… Miro hacia atrás y le veo sudando, con cara de esfuerzo y una mirada de excitación que no se podría fingir. Para follarme más cómodamente baja una pierna del sofá y la apoya en el suelo, la postura me parece de lo más porno, ahora controla más los movimientos y hace cada vez más fuerza, detrás mía, reclinado sobre mí, como un caballo encima de una yegua, me folla cada vez más fuerte, yo ya no se donde tiene los dedos y donde tiene la polla, las sensaciones se empiezan a entremezclar, que me haga lo que quiera pero por dios que no pare de follarme, que es precisamente lo que hace en ese preciso instante: retira su polla y sus dedos y vuelve a restregarse en una tortura que me desespera…vuelve a tantear, no se por donde me va a entrar y enloquezco… de pronto la mete en mi coño de un empujón, me corta la respiración, la saca automáticamente y me la mete de una vez por el culo, lo que me arranca un alarido de placer y morbo, tan fuerte que preocupa a Marcos, que me pregunta si me ha hecho daño. Le digo casi llorosa de desesperación: - no cariño…todo lo contrario…sigue por favor…sigue…dame…fóllame, no pares… - La locomotora se pone en marcha, arranca despacio, su polla entra hasta el fondo de mi ano y sale del todo, vuelve a entrar sin problema y la saca del todo, empieza a coger ritmo y ya no la saca fuera para volver a coger impulso, tengo cosquilleos por todas partes, parece como si mi cuerpo entero fuera un órgano sexual, soy toda genitales, soy toda ansias de polla en mi interior, Marcos continúa su aceleración en los empujones, yo empujo mi cadera hacia atrás a su ritmo y la penetración se hace salvaje, vuelven a sonar nuestros cuerpos ¡plas plas plas! me agarra otra vez el coño, se abre paso y frota enérgicamente mi abultado, electrificado clítoris con todos los dedos, en mi interior se empieza a desencadenar una tormenta, que se oye llegar, todavía lejos, pero avanzando… Marcos me folla como un animal, yo recibo su carne penetrante extasiada, me viene a la mente la imagen de un cazo de agua a punto de hervir, veo el agua empezando a hacer burbujitas y empezar a moverse, como cuanto está a punto de entrar en ebullición, a punto de empezar a sacudirse, agitarse, salpicar y desbordarse… Es como me siento yo…estoy a punto de empezar a correrme, pero la sensación se alarga y se alarga, mi coño, mi culo y toda la entrepierna de arden, parece que me van a hervir de verdad, su polla me atraviesa el ano durísima, sin compasión, empiezo a chillar, necesito correrme, necesito desesperadamente saciar este ansia casi enfermiza de sexo que me posee, el placer se vuelve insoportable por momentos, cada vez más, pero mi orgasmo no acaba de brotar y chillo cada vez más, emitiendo quejidos como sollozos, a todo se le suma el morbo de que se nos pueda escuchar desde la calle, me excita que gente desconocida pueda estar escuchando mis gemidos desesperados, me gustaría que incluso supieran por dónde me la están metiendo, noto las piernas y cadera de Marcos totalmente empapadas de sudor golpear mis nalgas, él también grita, sonidos guturales como de animal, me pone a mil escucharle, chilla más y más, él empieza a correrse, a descargar borbotones de semen caliente, denso, que noto inundar el interior de mi ano, gracias a dios esto es la gota que colma el vaso y una corriente de electricidad, una purificadora y absoluta descarga de energía nace en mi interior, tiemblo y me sacudo, me fallan las piernas, me empiezo a correr como nunca, su polla se incrusta en mi culo rebosante de semen, mi ano es un pastel de crema, Marcos no se detiene, se sigue corriendo, sigue llenándome de su rica leche, mi ano se contrae involuntariamente con el orgasmo y agarra su polla con fuerza, pero su pene lo atraviesa igual, haciendo más intenso el roce, el acoplamiento de nuestros cuerpos es total, grito “DIOS MÍO!!!!!!” y en un último esfuerzo Marcos acelera sus embestidas y yo enloquezco hasta el paroxismo, hasta que ya ha pasado el punto culmen y nuestros movimientos incontrolados tratan de sacar toda la energía que teníamos contenida, vaciar nuestro orgasmo el uno en el otro, no quedarnos con nada dentro, llegar a morir para contarlo… Poco a poco vamos moviéndonos más despacio, hasta quedar parados, todavía enganchados, sudorosos, felices, jadeantes, como después de haber conseguido una proeza; Marcos me dice: - te quiero…- yo le contesto: -yo más…- y nos echamos hacia delante, los dos tumbados boca abajo, yo abajo y Marcos encima mía, seguimos enganchados, mi ano aprieta la base del pene de Marcos como un anillo y no deja que se le pase la erección del todo, quizás hayamos conseguido de verdad fundirnos a través del sexo en un solo ser para siempre…ya es casi de noche, la casa está solo iluminada por la tenue luz de las farolas de la calle, completamente en silencio, sólo los sonidos que llegan de fuera, con las ventanas abiertas seguramente nos hayan escuchado desde abajo pero eso ya da igual, nos vamos quedando dormidos…