Un vecino muy atento

Marta hace ejercicio en el jardín y Miguel descubre que su nuevo vecino lo agradece de sobre manera

Después de unas fechas desde mi último relato allá voy con el cuarto después de varias semanas de cuarentena y con algunas novedades muy destacables.

La protagonista de mis historias sigue siendo Marta, mi mujer. Una madurita de 44 años muy bien llevados, os recuerdo rápidamente que es una mujer alta para su edad, más de 1,70, de piel clara, media melena castaña con mechas más claras, unos sensuales ojos marrones que acentúan su mirada pícara y una sensual boca que sabe utilizar muy bien. Una espalda muy sexy que remata con un culo duro y redondo, y por delante unos pechos duros medianos, muy firmes con unos pezones rosados muy sensibles. Su vagina rodeada por un poco de pelo muy cortito y bien cuidado.

Vivir en un pueblo, en una casa amplia, con jardín delante y detrás, una piscina da mucha libertad. Cerca solo tenemos vecinos a un lado de la finca, a nuestra derecha una casa luego las casas más próximas hacia la izquierda o el frente están a no menos de ochenta metros. Nuestros únicos vecinos pues, son una pareja joven de menos de treinta años que no tienen hijos. Pero en el mes de enero el abuelo de la chica se ha venido a vivir con ellos después de haberse quedado viudo. Un señor de poco más de setenta años, elegante con porte, y que en su vida laboral era marino mercante, capitán de barcos de gran calado, petroleros por lo general. Es un hombre con dinero, bastante dinero, y que tiene en su nieta su mayor tesoro, de hecho es él quien les compró la casa. No es un tipo muy hablador, cordial en el saludo pero muy parco en palabras, todo lo contrario a su nieta, que ha salido a su madre, una mujer que cuando visita a su hija se hace notar, o mejor dicho oír.

Las fincas están separadas por una malla de alambre y por el lado suyo hay unos setos tupidos que hacen que no sea necesario un muro y dan la intimidad necesaria de forma natural.

Hace unos días, tuvimos por el norte muy buen tiempo con temperaturas muy agradables dignas de una primavera fabulosa. Estaba limpiando la piscina, ya que los críos pidieron que se la preparara para ya y Marta mientras tanto cuidaba un poco las plantas, llevaba puestas unas mallas por debajo de la rodilla que le hacen un culo espectacular y un top/sujetador deportivo que le sentaba de vicio.

Entré a casa para buscar una herramienta y me pareció ver al abuelo en la ventana y que cuando miré se retiraba detrás de la cortina. Hice algo de tiempo y me fui a la primera planta, a la habitación desde donde suelo trabajar, y pude ver como Antonio, que así se llama, volvía a aparecer en escena y era obvio cual era el objeto de sus miradas, y no era otro que Marta y su culo en pompa que le ofrecía unas espléndidas vistas.

Miraba nervioso hacia nuestra puerta de atrás, supongo que atento a que yo saliera para retirarse de nuevo. Pero lo dejé disfrutar de las hermosas vistas unos minutos, las nalgas de Marta se marcaban firmes y si se daba la vuelta es posible que notara la raja de su coño, las mallas de color gris claro dejaban bastante claro dónde mirar e imaginar lo que tapaban. El vientre al aire, igual  que parte de su espalda y sus hombros y el inicio de unos pechos apretados harían disfrutar a cualquiera.

Al salir miré con disimulo y la cortina volvió a moverse. No tenía intención de privar al hombre de su particular vista así que seguí a lo mío y no hice mucho más caso, aunque me gustaba saber que era un señor más marchoso de lo que imaginaba y daba a entender su aparente estado de ánimo.

Al día siguiente estuve bastante liado con el trabajo y no puede dedicarme hasta tarde a mis labores en el jardín. Pero a eso de las cinco escuché algo de música en el jardín y era Marta haciendo ejercicio, le gusta mucho hacer aerobic, zumba, latinos y todas estas cosas que ahora hacen en el gimnasio animadas por un o una monitora que anima sin parar a todo grito.

Marta lucia mallas muy cortas y un top blanco, daba gusto ver como se movía y como subían y bajaban sus tetas al compás de la música, me estaba poniendo caliente pero comprobé que había más público, nuestro espía estaba de nuevo en la ventana disfrutando del cuerpo de mi mujer.

Yo podía verlo pero él a mí no, nuestra casa es muy luminosa, muy abierta provista de cristaleras pero que permiten ver hacia fuera pero no hacia dentro, por la noche sí que se ve hacia dentro si tienes las luces encendidas, se ve más oscuro pero se ve, la falta de luz fuera si permite ver hacia dentro.

Antonio tenía los ojos como platos y no perdía detalle, la situación me estaba poniendo muy caliente, así que dejé lo que estaba haciendo y salí al jardín.

  • Hola tía buena, me estás poniendo a mil viéndote desde arriba.

  • Eres un guarrete, en lugar de trabajar te dedicas a pensar en cochinadas.

  • Eres tú que vas provocando por ahí con esa ropita y esos movimientos.

  • Lo mismo que hago en el gimnasio, así que eres tú que estás salido, y te calientas muy rápido.

  • Sigue meneándote que me gusta mirarte.

Ella siguió a lo suyo y supongo que nuestro vecino ya habría vuelto a su posición, pero yo desde allí no lo veía.

  • Enséñame las tetas anda, se buena.

  • ¿Dónde están los niños?

  • En su habitación jugando a la consola.

  • ¿Y si me ven?

  • ¿Quién te va a ver? Venga enséñame esas tetazas duras que tienes.

Marta levantó el top y juntó con los brazos sus dos preciosos pechos poniendo cara de niña mala, como sabe que me gusta.

Cuando me acerqué con otras intenciones más morbosas, me paró.

  • No, ahora no que quiero acabar con esto, si te portas bien luego te las dejo chupar un poquito.

  • Umm, como me pones putita.

  • Oye esa boca.

  • Si te encanta que te lo llame, no te hagas la buena ahora.

Subí rápido para mi oficina y allí estaba el vecino polla en mano mirando poseído para Marta, seguro que imaginándola tal y como la había visto hacía un momento con las tetas fuera. Movía su mano acompasada con los movimientos de  mi mujer, por lo que veía tenía buena herramienta y mantenía una buena erección.

Esa noche estaba muy cachondo y cuando Marta se acostó, empecé a tocarla y besar su cuerpo, me ponía cachondo pero pensando en que el vecino nos viera me ponía mucho más.

Ella se puso encima, su posición favorita, montada en mi verga, tocándole el clítoris y ella sobándose las tetas.

  • Caramba campeón, hoy la tienes más gorda

  • Es que me pones mucho

  • ¿Te gusta tu putita?

  • Si, me encanta que te comportes como la zorra que eres.

  • Umm si, te gusta que sea muy zorra

  • Me gusta que seas una calientapollas  y que se la pongas dura al vecino.

  • ¿A quién a Jose?

  • A Jose también, pero hoy te hablo del abuelo de Eva.

  • ¿Antonio?, pobrecito, a ese no lo veo muy animado yo

  • Pues hoy, lo daba todo mirando el polvazo que tienes.

  • Venga déjate de bobadas y bombea fuerte en mi coño que voy a correrme.

  • Toma verga zorra, siéntela bien arriba

La agarraba fuerte por las nalgas y la subía y bajaba, como cabalga la muy puta. Empecé a sentir como me mojaba los huevos y como empezaba a apretar mi polla hasta que se echó hacia atrás y empezó a gemir y a tirar de sus pezones, estallando en un orgasmo increíble y muy húmedo, como suelen ser siempre.

Se echó sobre mi pecho y nos comimos con lujuria la boca.

  • Ponte encima cabrón, quiero que me des duro y me llenes de leche.

La volteé en la cama, le abrí las piernas y se la metí de golpe hasta los huevos, tenía el coño enorme y empapado. Me encantaba oír el sonido a mojado en mis embestidas.

  • Miguel llámamelo.

  • ¿Lo que?

  • Dímelo, ya lo sabes.

  • No sé, ¿qué quieres que te diga?

  • Joder, dime que soy una puta.

  • Ah, eso, que eres una puta barata.

  • Que malo eres cabronazo, pero que polla tienes.

  • Ahora te valdría cualquiera, eres una puta y lo que quieres es una buena verga que te joda.

  • Umm si

  • Eres una calentorra que va levantando pollas por donde pasa.

  • Siii, soy muy puta.

  • Y el vecino tiene un pollón que le pones duro con tu ropita y tus movimientos.

  • Pobrecito el Sr. Antonio

  • Le voy a decir  que venga y vea como te follo

  • Umm

  • Y te sobe esas tetazas

  • Siii

  • Y te de pollazos en la cara

  • Dame que me corro, dame, no pares

  • Siii, aaaarrggg, siiii, que rico

  • Toma leche, que viene mucha

  • Dámela cerdo, dame siiii

  • Aaahhhh  siiiiii

Caí sobre ella y mordí sus pezones duros, mientras las últimas gotas acababan de llenar su coño que seguía agitándose y apretando mi polla.

  • Como follas cerdo, eres una fiera.

  • Con ese cuerpazo que tienes lo difícil es no ponerse como una fiera.

  • Y te vale todo, hasta el pobre vecino jajaja

  • No bromeaba.

  • Anda ya, no veo yo a Antonio de pajillero.

  • Pues niña te lo aseguro.

  • Bo, eres tonto.

  • ¿Cuánto apuestas guapa?

  • Lo que quieras es mentira.

  • ¿Lo que quiera?

  • A ver que bobada vas a decir.

  • Si se pajea, me dejas que te la meta por el culo.

  • Me duele lo sabes.

  • Lo haré con cariño, además si es mentira no pierdes nada.

  • Y si no es cierto, tú te paseas en pelotas por el jardín para que te vea a ti, que igual eres tú el que le gusta jajaja

  • Pero que simpática eres. Acepto.

  • Muy bien, mira que eres fantasma Miguel.

Le dije que mañana si hace buen tiempo lo vas a calentar mientras haces algún ejercicio en el jardín, y que yo le demostraría que el Sr. Antonio no era tan santo como ella creía. Lo cual es lo más normal del mundo, yo lo haría. ¿Tú no?

Continuará.....