Un trozo de carne negra
Una fantasía de hacerlo con un negrazo, para afirmar el mito, que ellos follan como verdaderos caballos y que sinceramente cuesta: saliva y paciencia.
UN TROZO DE CARNE NEGRA ........sexo interracial.
Amigos de Todorelatos.com es con gusto que cuento otra de mis vivencias, ahora esta sale de lo que tradicionalmente he narrado, este encuentro solo refleja lo que hacen las hormonas asociadas a una fantasía de coger con un negrazo.
Yo cursaba primer año de Bachillerato en la secundaria, tal vez 15 años, ya me había iniciado sexualmente alrededor de los 12 años con compañeritos de primer año de liceo, pero ahora estaba bastante activo sexualmente, ya que en mi pueblo se había corrido la voz de mis preferencias, y como dice el refrán ...."ligás mas que puto nuevo.."; tenía candidatos de sobra, de todos los grupos, pero siempre elegía con casi cuidado minucioso, los buscaba más yo que, ellos a mí, realmente era bastante perverso, no me gustaban los que se me regalaban, me gustaban las cosas complicadas, o sea los que no me insinuaban eran los que más me atraían y así pasaba mi vida.
Siempre fui muy estudioso, trataba de hacer siempre las tareas, de estudiar para la clase siguiente y me gustaba hacerlo de noche, era la hora que en mi casa se estaba más tranquilo, ya que mi casa era enorme y era como las tradicionales casas de cascos de estancia, enorme con el patio y la aljibe en el medio, para llegar a los dormitorios de mis padres y al de mi hermano y el mío debíamos atravesar todo el patio, el resto de la casa quedaba en el frente, ahí estaba: la cancel, el comedor y la cocina, yo aprovechaba que mis padres se acostaban temprano y luego me dedicaba a realizar "mis tareas", de verdad estudiaba, escuchaba música y lo hacía en el comedor, esta habitación tenía ventanas grandes y yo siempre las tenía abiertas y de esa manera veía los transeúntes, que ya a esa horas de la noche, luego de 23 o 23:30 ya tenían intenciones raras.
Mi casa estaba a unas pocas cuadras del centro de la ciudad, por lo que siempre era muy transitada, un día después de finalizar las tareas de estudio, me voy para la vereda y en el banco que teníamos me siento a fumar un cigarrillo ( a escondidas de mis padres que no me lo permitían) y veo que por la calle se acerca una silueta, que por la sombra de los árboles no se apreciaba bien de quién se trataba, ya que en los pueblos pequeños nos conocemos todos.
La proximidad de la visita, se hacía cada vez más inminente, era un muchacho de color, un moreno, que yo conocía, ya que pasaba siempre por mi casa, ya que su casa quedaba a la pasada, cuando veo que era Roque, tomo coraje, ya que en ese momento de mi vida era un encarador nato, -cuestión que ahora ni se me ocurre- y cuando se enfrenta a mí , le digo:
-Roque ¿cómo andás?, ¿qué andás haciendo a estas horas en la calle?-
Se detiene frente a mí como sorprendido y me contesta:
-Vengo de la casa de unos parientes, donde estaba haciendo una changa-
Roque es un morenazo, de 1,80 m, con su cabello super enrulado, tirando a motas, su piel es super oscura, con una boca enorme que dejan ver sus dientes bien blancos que hacen contraste con el color de su tez, más bien flaco, lo que se dice bien espigado.
-Sentáte vení, te invito con un cigarrillo- le dije acercándole la caja de cigarros.
-Bueno, te acepto, porque ando bien pelado y hace horas que no fumaba- me dijo
-¿cuántos años tenés?- le cuestioné
-19 años, voy para los 20 en noviembre- me dijo colocándose el cigarro en la boca.
Le alcanzo el encendedor y él lo enciende.
-¿qué estás haciendo a estas horas en la calle?- me preguntó
-Nada, recién terminé de hacer las tareas para el liceo y me disponía a fumar unos cigarros antes de acostarme, ya que mis padres están acostados desde hace rato- le dije con un actitud muy segura.
Roque me mira, le pega una bocanada al cigarrillo, expulsa el humo y sonriéndose, me dice:
-Tus padres, ¿saben que fumas?-
-Claro que no, aprovecho estas horas para hacerlo, además ya son como las 2 de la mañana y deben estar como por el cuarto sueño- le dije.
Siempre había fantaseado con un polvo con un negro y mi cabeza me decía que esa era la oportunidad, de probar.
Entonces con la cabeza puesta en esa idea, le pregunto:
-¿Tenés novia?-
-Sí, pero la voy a dejar pronto, ya que no quiere saber nada conmigo en los asuntos de la cama- me dijo moviendo la cabeza de un lado a otro.
Ese comentario me dio pie para otra pregunta que se la hice sin dudar:
-¿Qué pasa, no quiere nada de sexo?-
-Claro, porque cuando estamos carnereando, se me para y me la ve por debajo de los pantalones y sabe que es bastante grande y tiene miedo que la parta en dos- dijo sonriéndose y simultáneamente se sobaba el paquete, que no se disimulaba, ya que estaba vestido con un jogging gris y se le marcaba en toda su extensión, acto que no perdí de vista un segundo y le pregunté:
-Che la tenés tan grande que no se anima- le dije
-Mirála- y se la toma por encima del equipo y veo que estaba erecta o sino era un tracabato de la puta madre.
-Pah...., ché la tenés parada- le dije sin sacar los ojos del paquete.
-No, esta a medias, lo que pasa que con estos comentarios que me hacés me estás poniendo cachondo- me dijo, sin quitarse la mano de su verga.
-¿Cuánto mide? le pregunté con gestos bastantes libidinosos.
-Yo que sé, nunca me la he medido, ¿querés tocarla? me dijo con una mirada desafiante.
-Bueno, pero te juego a que te la aguanto sin problemas- le dije con una seguridad pasmosa.
Sin decir nada, mirando a un lado y otro de la calle, se la desenfunda y cuando yo veo el enorme pedazo de pija, le coloco la mano izquierda y se la empiezo a apretar.
-Suave, che que no es de fierro- me decía riéndose y con mueca de dolor a la vez.
A esa altura de lo acontecimientos yo estaba descontrolado, apretaba frenéticamente el enorme mástil, que era más negro que él, con un prepucio que se recogía por detrás de la cabeza que sobresalía desafiante y con un color rosa oscuro, yo no calculaba nada en ese momento de locura, pero se que cerca de 25 o 27 cm era el largo, y el diámetro no lo podía imaginar, ya que con mi mano, apenas podía rodearlo.
A partir de ese momento doy fe del famoso preconcepto de que los negros la tienen grande como un caballo, ese negro la tenía así, del tamaño de un caballo.
-¿Vamos a probarla?- me dijo con actitud desafiante
Dudé un poco, ya que el tamaño era descomunal, tanto de largo como de gruesa, pero cuando la de abajo se calienta, la de arriba no piensa, le dije:
- Vení pasá-
Se la guarda debajo de los jogging, que no disimulaba su tremendo tamaño, me sigue y entramos hasta el comedor y yo cierro la puerta de la calle, como así también las puertas del comedor, que daban para la cocina y la que daba para el patio, de esa manera me aseguraba de quedar aislado.
-Che, tus padres,¿no vienen para acá?- cuestionó con madurez.
-ya están bien dormidos, además nunca vienen para aquí, así que podemos estar tranquilos- le dije
En el comedor hay una estufa a leña enorme y al lado un enorme sofá que se halla decorado con un montón de almohadones que prepara mi vieja, para darle más comodidad a los usuarios, Roque se dirige hacia él se sienta y se baja el jogging, descubriendo totalmente su pija, que estaba apuntando para el techo, se la toma con las dos manos y me dice:
-Mirá lo que tengo para vos,¿te gusta?-
Yo me acerco y me siento a su lado y no me puedo aguantar mas, me agacho y me meto ese cacharro en mi boca, solo siento un sabor medio mezcla, de orina y algo de afrecho (esmegma), pero la calentura era tan grande, que no escatimé en continuar, me la fui metiendo, bajando la lengua, para que de esa manera pudiese entrar más, pero era imposible, las dimensiones de mi cavidad bucal, no me permitía recibirla en su totalidad, en un momento, él me pega una embestida con su pelvis y hace que la cabeza de su pija haga contacto con mi úvula (campanilla) y me produce la sensación de vómito, saco de inmediato mi boca de la presa:
-Tas loco, Roque, ¿me querés hacer vomitar?- le dije casi enojado.
-Discúlpame, es que lo estabas haciendo tan bien, que me descontrolé- me dijo, demostrando estar verdaderamente acongojado por el error.
-Dale seguí chupandomela, que lo hacés muy bien- me dijo con una sonrisa cómplice.
Retomo mi tarea, le paso la lengua, por todo su abdomen, por los escasos pelitos que bajan de su ombligo, desde la base a la cabeza, kilómetros de lenguetazos, bajaba incluso a sus muslos, sólo se retorcía de placer y su fierro, ya había alcanzado sus dimensiones máximas, es irreproducible, veeeeeerga de caballo.
-La tenés como un caballo- le dije tomándome un respiro.
-Vistes, por eso es que no hay mujer que me la aguante- dijo como con voz de triunfo.
Seguí chupándosela, como quince minutos y el comenzó con sus manos a acompañar los movimientos de mi cabeza, y de repente me dice:
-¿Querés que te coja?-
-Pah.....me vas a matar, con esa verga, no hay quién te la aguante- le dije
-Pero te la pongo la puntita y así puedo acabarme, dale- dijo
A esa altura las cartas ya estaban jugadas, así que me bajo los pantalones, el se incorpora y al pararse, parecería que la verga tenía mayor tamaño.
-Ponete en cuatro aquí en el sillón- me dice señalando el respaldo del sofá.
Le hago caso, y empieza a mojarme con su saliva, mi culo, me mete el dedo y lo gira, se escupe la pija, se la moja en toda su extensión y siento que me dice:
-Separate las nalgas, abrite ese culito, divino-
Tomo mis nalgas con las dos manos, dejándole mi esfínter, preparado para recibir ese deseado intruso.
-¡Qué culito divino que tenés!, y va ser todito mío....-
Empezó a sobarme las nalgas y el agujerito de mi culo con su enorme pedazo, a esa altura no era conciente de lo que me podía pasar, si esa columna de carne era introducida totalmente, yo en el fondo lo deseaba a más no poder, pero siempre hay temor al dolor, pero el deseo se antepone al temor.
Comienza, devuelta apretando la cabeza de su garcha contra mi culo y no cedía en lo más mínimo, en ese momento de mi vida, conservaba la elasticidad esfinteriana y realmente me considero bastante estrecho.
Roque ve que la cosa es complicada y se agacha y comienza a pasarme la lengua por mi oyito, pahhh, ay dios mío, nunca me habían dado un beso negro, por favor, que placer, sentir lo áspero de la lengua tibia, pasando por el culo es un placer indescriptible, que se lo recomiendo a todo el mundo, esta impresionante, espectacular, de mas.
Me pasaba la lengua y me iba introduciendo un dedo, luego otro, más lengua, más saliva, más dedos y yo estaba en el paraíso; es impresionante el esfínter está rodeado de miles de terminaciones nerviosas que te hacen sentir a mil, Roque estaba descontrolado chupando con un loco frenesí, yo sentía una cosquillas por todo el cuerpo, pero noto que de repente, saca los dedos y siento la cabeza de su pija que buscaba entrar, me daba dolor, dolor, dolor, ay mi dios, era inaguantable.
-Roque no puedo, no entra, me duele- le dije saliendo
-Vamos a intentar más despacio, le voy a poner más saliva- dijo escupiéndose su mano
Toma los almohadones del sillón y los tira en el piso, yo estaba ardiente de deseo, me dice:
-tirate en el piso y ponete de costado- decía agarrándose la pija descomunal.
Me tiro sobre los almohadones, me quito totalmente los pantalones, sólo quedo con los escarpines blancos, se coloca detrás de mí y siento que me toma una de la piernas y me dice:
-Levantá un poco la pierna-
Haciéndole caso, levanto la pierna derecha, el me la sostiene con su mano y me escupe el culo, y siento que la cabeza de su pija entra totalmente, siento un dolor que me descontrola, la distensión esfinteriana, provoca un dolor reflejo que te corre por toda la espalda, el me toma de las caderas y yo intento desprenderme, se queda quietito y me dice a la oreja, quedate quieto unos minutos hasta que tu culo se adapte a mi pija, el dolor se disipa lentamente y comienza a recorrerme con la lengua, el cuello, eso hace que yo me concentre en otras sensaciones y de manera suave, se comienza a mover en círculos, de a poco mi culo cede al pasaje del monstruo, y empieza a profundizar la penetración, yo siento un placer inexplicable, en posición cucharita es la más recomendable para tragarse una inmensa pija, se los digo por experiencia propia.
Comienza la feroz cojida que he tenido en mi vida, los embates sólo me producían una sensación de que me iba a vaciar y sentía unas ganas de ir al baño, la única ventaja era que en ningún momento me la sacaba totalmente, solo mete y saca, mete y saca, mete y saca, era divino, placer, dolor, ganas de hacer las necesidades; todo besos en la nuca, eso fue interminable, yo ya había perdido la noción del tiempo, me bombeaba con mucha calidad, se detenía, me acariciaba, me levantaba la pierna y me la metía un poco más profunda, yo sentía un placer, que ahora que tengo un poco de estudio, se que esa pija me estaba golpeando la pared posterior de la glándula prostática, que al ser contactada produce una sensación casi orgásmica en nosotros los hombres, a esa altura de la madrugada, mi esfínter estaba totalmente acostumbrado al pijón de Roque, aunque en profundidad todavía no me lo había metido a fondo, se incorpora y me dice que me acueste boca abajo, yo lo hago sin dejar de ser penetrado y el se sube arriba, apoya sus manos a mis costados y con las piernas por fuera de mis caderas, empieza a follarme como loco, yo a esa altura son podía quejarme de placer, pero se veía que estaba quejándome muy fuerte, entonces agarro con los dientes uno de lo cojines y siento que la pija me desgarraba el recto, levanto las caderas y siento que la tenía totalmente metida, era como una sensación de mareo, de descontrol, de nauseas, es inexplicable, lo que puede hacer una buena garcha en tu culo.
En ese momento, siento que la comienza a retirar de mi culo, yo aprieto, ya que siento que me van a salir las heces, pero aprieto de tal manera, que eso no ocurre, estaba jadeante, sudoroso y se tira de espalda con la pija hacia arriba y yo le digo:
-Terminaste-
-No sólo quiero que tú subas arriba y así puedes manejar la situación- me dijo tomándose el cacharro, que brillaba, de saliva, líquido preseminal.
Sin dudar un instante, me coloco de espaldas a él y subo a horcajadas apoyándome en mis piernas y brazos, siento que me coloca el pijón nuevamente, que entra sin dificultad, pero con cierta fuerza de su parte, y comienzo con su pija hasta la mitad a moverme, creo que en eso momentos parecía una serpiente, giraba con la pija adentro y el comienza a acompañarme con la pelvis, yo me voy introduciendo más y más el pijón hasta que siento sus huevos y su abdomen apoyado en mis nalgas, el me daba unos golpecitos con su pelvis que me desparramaban encima de él, con sus manos me acariciaba los pezones, me pasaba la lengua por las orejas y aquellos era una locura.
Siento los movimientos se hacen con mayor frecuencia, el mete y saca, siento que el fin se acerca, en esos momentos, me toma mi pija, que estaba a full y me empieza a pajear, y me dice al oído:
-Vas a ver que bueno es terminar juntos-
Me penetra locamente y me pajea hasta que yo me desplomo sobre su cuerpo, echando leche como loco, esos movimientos del pene, se reflejan en el esfínter del culo y así siento que Roque me estaba llenando el culo de leche, fue simultáneo, yo terminé unos segundos antes que él, pero fue impresionante.
Nos quedamos quietos y solo se sentía el latir descocado de nuestros corazones, yo le dije:
-Roque sos una bestia-
-Mas bestia sos vos, que me aguantaste- me dijo moviéndose para sacar su verga, al salir sentí como corría leche por el costado de mi ojete, me incorporo y miro como su pija seguía como si nada.
Encendemos un cigarrillo, cada uno.
Solo dos o tres veces después de esa noche, que nos vimos, pero lo único que hay es carne, un trozo negro de carne que me cogió, como lo han hecho pocos, de amor y de romanticismo, ni.......hablar.
Chau....................,espero tus comentarios, mi mail está en el perfil.
ABRAZOS PARA TODOS LOS LECTORES Y CIBERAMIGOS.