Un trío perfecto

A mi mujer le encantan los tríos, estar con dos tíos a la vez, y que sea yo uno de los participantes.

Llevo sólo unos meses visitando esta página. Es muy completa, muy variada, con relatos de todo tipo, está muy bien. Los que más leo son los de tríos o intercambios, por la experiencia vivida en los últimos meses. Y lo que más me ha llamado la atención es que en la mayoría de relatos, son los hombres los que intentan iniciar a la mujer en esta práctica. En mi caso no ocurrió así. A mi mujer le encantan los tríos, estar con dos tíos a la vez, y que sea yo uno de los participantes. Tardé tiempo en descubrirlo pero, al final, como todo sale a flote, lo hice, y eso nos ha llevado a vivir unas experiencias muy calientes que jamás pensé que podrían ocurrir.

Llevo con mi esposa once años ya de relación, los primeros cinco como novios y los últimos de matrimonio. Aún no tenemos hijos. Mi esposa, a la que llamaré Nani, siempre ha sido muy modosita, dulce, cariñosa, educada, con una carita preciosa, labios carnosos, muy sensuales, pelo rubio rizado, melena corta, pechos no muy grandes pero sí bien puestos y apetecibles y un culito bastante sexi. Es redondo, con los glúteos bien formados y algo separados en la parte inferior, lo que hace que en la cama, en la postura del perrito (la que más loco me vuelve), se la vea de lo más sexi, con su coño bien abierto, y marcándosele perfectamente el ano, de color oscuro y con pelo a su alrededor. Su cuerpo se asemeja mucho al de las chicas de rasgo orientales que aparecen en las películas porno. Es una maravilla de hembra y lo mejor es que me quiere con locura.

Yo he tenido el privilegio de haberla hecho mujer a la edad de… 25 años. ¡Una pasada en estos tiempos que corren! Y es por esto por lo que yo creo que ahora es un auténtico volcán en la cama, le faltó experimentar más en sus primeros años de juventud, disfrutar más del sexo, y ahora quiere resarcirse.

Tardó un mes, desde que empezamos a salir, en perder la virginidad. Fue una noche de pasión en el coche cuando, después de varios intentos conseguí desvirgarla. Apenas hubo ya dolor y el éxito obtenido la llevó a obtener su primer orgasmo después de no muchos minutos cabalgándome con ímpetu. Poco después me corrí abundantemente, llenando de esperma su vientre y todos los pelos de su coño. Al eyacular estando ella encima mía lo pusimos perdido todo. Pero es que habíamos follado sin preservativo y no queríamos sorpresas.

Nuestra vida sexual era muy rica. Ella en repetidas ocasiones me decía que le encantaba follar conmigo pero que nunca lo haría con otras personas. Yo la oía como si tal cosa pero al mismo tiempo me preguntaba que a qué venía hacer referencia a algo de lo que nunca habíamos hablado. Lo dejé pasar sin darle más importancia, transcurrían los meses, follábamos como locos, dos o tres veces cada noche, habitualmente en el coche aunque de vez en cuando nos alquilábamos alguna habitación.

Llevaríamos tres años de relación cuando un día, en plena faena, entre gemidos, empezó a demostrarme lo caliente y fantasiosa que era, confesándome inconscientemente sus deseos: "Uaaaahhhh! Amor mío me encantaría follar así, con energía, contigo y con otro tío. Mientras uno me folla el coño, le como la polla al otro. Uhmmmmmm! Mi vida, ¡cómo lo deseo!". Mi cara era de absoluta sorpresa y no quería expresar mi cabreo para no interrumpirle el magnífico orgasmo que acabaría obteniendo con esa fantasía. Pero después sí hablábamos del asunto. Fue entonces cuando empecé a comprender aquellos comentarios que me hacía respecto a estar con otras personas

¿Tú has sido consciente de lo que me has dicho?

No, ¿de qué me hablas?

¿Cómo que de qué te hablo? Me acabas de confesar que te gustaría follar con otro hombre.

Déjame en paz. Son sólo fantasías que comparto contigo. Si no te gusta, no lo volveré a hacer pero me parece mentira que dudes de mí con lo que te quiero.

No dudo de ti pero me ha sorprendido. Ya está, no pasa nada.

Y es que ella siempre había presumido de ser una mujer ‘de principios’, y me ponía el ejemplo de no haber hecho el amor con nadie, hasta que no consideró que había llegado la primera persona de la que se había enamorado de verdad, como era mi caso, y eso a pesar de que había tenido varios novios con los que había llegado a tener relaciones aunque una masturbación mutua como máximo.

Sin embargo, a la hora de follar, a mí no se me olvidaban aquellas palabras, esa forma de actuar como una guarra, esa manera de moverse mientras vivía su fantasía. Varios días más tarde, volvió a la carga:

"Amor mío, te quiero tanto… Sí, fóllame así, no pares… ¡Qué placer me das! ¿Sabes que me gustaría ahora?

¿Qué?

Que hubiese un macho aquí en la habitación, con nosotros, viéndonos follar, mirando cómo me comes el coño, me clavas tu polla y me haces sentir una hembra. Mientras, él se quita sus pantalones, se baja el slip y empieza a tocársela delante nuestra. Uhmmmmmm, qué pedazo de polla tiene, mi amor!...

Yo estaba alucinando pero al mismo tiempo aquello me empezó a dar mucho morbo. Fue entonces cuando comprendí lo que disfrutaba cada vez que lo hacíamos, cuando en plena faena cabalgándome, se dejaba llevar, cerraba los ojos y gozaba plenamente hasta correrse encima mía. Se estaba imaginando que había otro tío con nosotros, que disfrutaba de otra polla además de la mía.

El caso es que el chocho de mi mujer cada vez estaba más lubricado y la polla se me ponía tan dura que parecía que me iba a reventar en sus entrañas. Ella era un volcán, otra vez disfrutaba de su fantasía y yo no podía interrumpir aquello. Fue entonces cuando decidí dar un paso adelante:

  • ¿Síííííííí? Y quieres que se acerque a ti y te ponga la polla en la boca para poder gozar con dos rabos a la vez, ¿no?

-¡Ooooooh! ¡Síííííííí! ¡Me encantaría! ¿Me das permiso mi vida?

Mi propuesta de continuar el relato que ella misma había comenzado había sido muy celebrada por mi mujer, que empezó a follar con más ansia, mientras yo proseguía

  • Sí, rubita. Y tú empiezas a chupársela, el chico comienza a gemir. Unas veces le comes el capullo que lo tiene muy hinchado y rojo, y otras lo pajeas. Al mismo tiempo yo te follo con más fuerza por atrás, con la polla cada vez más tiesa. Tú le agarras la verga con la mano mientras el tío te toca las tetas… ¿Te gustaría que te diéramos la vuelta y fuera él el que te follara, golfa?

-Sííííí, por favor-, afirmaba ansiosa de que yo continuara con aquel relato y cachonda por que empezara a utilizar un lenguaje más soez.

-Pues tú te das media vuelta, me empiezas a comer el rabo a mí, empapado de tus secreciones vaginales mientras por atrás notas como el chico te come el coño, tú mueves las caderas, él coloca el capullo en tu chochito hasta que ¡zas! hunde su verga en tus entrañas… ¡Uaaaaaaaaaaah! Te está dando unas embestidas tremendas, su polla se llena cada vez más, él ve cómo me comes a mí la polla y cómo mueves tus caderas y no aguanta más… El chaval empieza a soltar chorros de leche en tu interior, leche muy caliente que te inunda las entrañas, su polla te llena toda

Ahhhgggggggg… Me coooooooorrooooooooooooo…"

Aquello fue fantástico. Mi novia pegó su pelvis a la mía mientras todo su cuerpo se contorsionaba. Al mismo tiempo su culito sufría unas contracciones espectaculares. Se abría y cerraba con gran fuerza, como era habitual cuando se corría. Mi dedo era testigo de ello. A ella le volvía loca follar encima mía y que al mismo tiempo le metiera el dedo en el culo. En esta situación había disfrutado, probablemente, de la mejor corrida de su vida, precisamente el día que decidió ‘meter a otro’ en la cama. Aquello marcó un antes y un después en nuestras relaciones

Estuvimos algunos días sin hablar del asunto. Ella se cortaba cuando salía el tema de su fantasía, tendría que ser en un momento de tranquilidad, cualquier noche cenando con un buen vino que la desinhibiera, cuando hablásemos más del asunto. Y el día llegó. Fue cenando fuera de casa, con dos copitas ya en el cuerpo. Ella sacó el tema.

Bueno, ¿qué? ¿Cuándo me vas a contar otro relato como el de la otra noche?

Antes tendrás que explicarme qué es lo que realmente quieres.

Ya lo sabes, ya te he contado cuál es mi fantasía, cosa que tú no has hecho.

Mi fantasía es verte disfrutar de lo lindo, como hiciste la otra noche.

Entonces, ¿te gustó lo del otro día?

Me gustó cómo te pusiste, cómo te mojaste, cómo te moviste, cómo te corriste

Luis, ¿tú serías capaz de compartirme con otro tío, de verme follar con otro?

¡Joder, vaya pregunta me haces! Esa no es la cuestión, la cuestión es si a ti te gustaría vivir esa experiencia.

Mi respuesta no era del todo sincera, ya que de esa forma quería tapar el morbo que me había dado la historia iniciada por mi chica y finalizada por mí. Ella, después de unos segundos de reflexión dijo: "No lo sé, no lo creo, quizá sea sólo una fantasía". Y ahí se quedó el asunto.

No volvimos a hablar más de ello hasta unas horas después, cuando haciendo el amor volvió a insistir:

Cariño, cuéntame otra historia de esas que me ponen a mil, por favor.

Ya menos sorprendido volví a utilizar mis recursos para poner a mi chica caliente. Esta vez era yo el que me la follaba en todo momento mientras otro chico la besaba o le ponía la polla por delante para que se la mamara. Esta vez decidí probar su reacción y decidí que sólo la follaría yo en la fantasía. Pero, claro, aquello no duró mucho. Bastante molesta por el relato en el que sólo disfrutaba de mi polla, me dijo:

-¿Y él qué? ¡Joder, quiero que me folle él también!

Rápidamente obedecí y el chico de la fantasía empezó a follársela también. Antes del minuto, Nani ya estaba otra vez corriéndose apretando su coño contra mi polla empapándola otra vez con sus secreciones. Hasta aquí llegó la cosa. Esa misma noche decidimos dar otro paso adelante.

Recurrimos a lo más fácil. Entrar en una de las páginas de intercambio de internet y colocamos un anuncio. Eso sí, con foto, lo mismo que exigíamos nosotros. En la mía aparecía yo con la polla pendulona. Ella, de espaldas, apoyada de mano y piernas sobre la cama, con su coño abierto, totalmente mojado después de una intensa sesión de sexo. Exigíamos mucha seriedad, pusimos mucho hincapié, tanto en la formación intelectual de nuestra pieza a elegir como en el aspecto físico. Pedíamos relación con un tío solo para trío y, claro, ¡Nos llovieron las respuestas y las fotografías! Tengo que reconocer que, aunque no me va para nada el tema bisexual, había tíos que estaban muy bien, con cuerpos atléticos y con unas pollas más que golosas. A mi mujer se le notaba la ‘alegría’ en la cara cuando abrimos juntos el correo electrónico. Había que hacer una selección pero esa noche la teníamos que aprovechar. Mi chica se había puesto muy caliente al ver a tantos hombres ofreciéndole su polla. Volvimos a follar como animales. Cuando estaba a punto de correrme ella me volvió a sorprender:

Amor mío, cuéntame otra historia pero en esta ocasión con ese chico de Granada, ese chaval de 24 años que está tan bueno.

Aquello fue demasiado. Mi mujer ya había elegido y yo me tenía que enterar en plena faena. Nani disfrutó de tres orgasmos espectaculares. Ya, poco a poco, viendo que yo entraba en su juego de fantasías, empezó a utilizar un lenguaje más soez y a hablar como una guarra, tratándome como si yo fuese el muchacho de la foto. Menos mal que era una mujer de principios

La tarde siguiente le enviamos un e-mail al chico. Se llamaba Nacho, medía 1’80 aproximadamente, con cuerpo de atleta y un rabo ancho y moreno. La verdad es que era muy atractivo. Contactamos con él por teléfono, resultó ser ingeniero que aún estaba en periodo de aprendizaje. Muy atento y educado, nos reconoció que le había encantado la foto desnuda de mi mujer con el culo abierto y pidiendo marcha, que a él también le daban morbo estas situaciones de trío HMH, aunque al igual que yo, ni hablar de establecer relaciones con el hombre.

Quedamos un viernes a mediodía en un lugar cercano a la ciudad granadina. Nosotros teníamos disponibilidad en nuestros trabajos durante tres días, por lo que habíamos reservado habitación en un hotel de cuatro estrellas para quedarnos todo el fin de semana, por lo que pudiera pasar. Nos citamos en un buen restaurante, al lado del hotel, al que llegó el chaval en primer lugar. Ese día mi esposa llevaba una faldita de cuadros gris, ceñida. Por arriba, un suéter naranja que le dejaba los hombros al aire. Como sus pechos, sin ser pequeños, tampoco tenían un tamaño exagerado, podía prescindir perfectamente del sujetador, como así hizo. Por debajo sólo llevaba las bragas, unas que a mí me volvían loco, rosas, de algodón, que llevaba siempre metidas por el culo por lo pequeñas que eran y por esa forma tan sexi de su trasero en las partes bajas.

Nacho fue muy cortés, se levantó, besó la mano de mi mujer, le retiró la silla y esperó a que nos sentásemos para hacerlo él. Sólo un instante bastó para comprobar la buena educación recibida, fundamental para seguir adelante con el asunto:

Bueno, ¿qué tal? Veo que bien, ¿no? Es usted mucho más bonita de lo que esperaba.

Muchas gracias –le dijo mi mujer, sin devolverle el cumplido. Acto seguido empezamos a hablar de todo un poco. No fue hasta el tercer vaso de vino cuando se rompiera el hielo para hablar del asunto que nos había traído hasta allí. En este caso tomé yo la palabra.

-Bueno, ya sabes a qué hemos venido, conoces cuál es la fantasía erótica de mi mujer y te hemos elegido, o mejor dicho, te ha elegido a ti, para realizarla. Llevamos un buen rato contigo y, sin consultarle, estoy seguro de que le has gustado, por los gestos de ella y por la formación que has demostrado. Ahora quiero que tú aceptes nuestras normas. No consentiremos ningún exabrupto por tu parte, ella debe ser siempre la que lleve la voz cantante, si hay algo que no le gusta, paramos. Por supuesto tú debes utilizar preservativo y, aún usándolo, no debes correrte dentro de ella. Por último, en el inicio, como es nuestra primera experiencia, debes dejarnos a nosotros unos minutos y tú sólo dedicarte a mirar y tocarte si lo deseas, hasta que mi esposa decida qué hacer. Ahora, en unos minutos, nosotros nos vamos, danos quince minutos de ventaja y cuando estés en la planta de la habitación del hotel nos das un toque en el móvil, para nosotros abrirte sin que tengas que llamar.

El chaval aceptó todas las condiciones, tal y como esperábamos. Lo único que no consintió fue que pagáramos el importe del almuerzo, que corrió de su cargo. Al fin y al cabo se iba a follar a una tía buenísima sin pagar un duro.

A la salida del restaurante y una vez en el coche, noté a mi mujer excesivamente nerviosa.

"No sé si lo voy a poder hacer Luis. Estoy muy nerviosa", me confesó ella. "Mira, Nani, si hemos venido hasta aquí es para experimentar, echarnos atrás ahora es absurdo aunque si estás convencida de no querer hacerlo…. Además..." Me paré en seco cuando, metiendo la mano por debajo del vestido, compruebo que las bragas rosas de Nani, estaban completamente mojadas. "Tú crees que no estás preparada", le pregunté.

Nani me miró con una cara mezcla de deseo pero también de inseguridad: "No es eso –respondió-. Ese chaval me ha puesto muy caliente, no te imaginas las cosas que se me están pasando por la mente para hacer con él, lo que pasa es que tengo miedo de que esto deteriore nuestra relación tan maravillosa. Te quiero tanto…",

Le di un beso en la boca, la tranquilicé diciéndole que no tenía nada que temer y entramos en el hotel. Pedimos la llave en recepción y subimos por el ascenso a la cuarta planta. Allí llegamos y tras un ligero arreglo de mi esposa en el cuarto de baño nos pusimos en acción. El trato era comenzar nosotros la sesión de sexo para ir rompiendo el hielo y para que, cuando él llegara, estuviésemos ya desinhibidos. No en vano teníamos un cuarto de hora de ventaja.

Como dos novios nos besamos delante de la cama con mucha pasión. Nuestras lenguas se juntaron mientras yo ya empezaba a tocarle las tetas y el culo a mi mujer. No pude evitar pensar que un rato más tarde aquella lengua que me estaba poniendo a mil y aquel culo tan bonito iba a ser disfrutado por otro hombre, pero ya estaba decidido.

Le quité el vestido a mi mujer, que se quedó sólo con las bragas porque así me lo pidió, para así tener alguna prenda puesta para cuando llegara el muchacho. Eso le daba más seguridad. Tras chuparle un poco lo pezones bajé mi cabeza hacia las partes inferiores… Podía estar nerviosa Nani pero, desde luego, era imposible estar más cachonda. Con las bragas empapadas procedí a comerle el coño que ya rebosaba sus propios jugos. Los primeros lengüetazos provocaron en Nani unos gemidos que denotaban una tremenda calentura. Cuando estaba a punto de llegar al orgasmo se dedicó a mí. Me bajó los pantalones y el slip y empezó a comérmela. Era increíble, pocas veces lo había hecho con tantas ganas. No pude más. Le di la vuelta, la coloqué a cuatro patas, le eché las braguitas rosas a un lado y le metí todo el rabo:

-"Ah, ah, ah, ah", jadeaba ella de puro placer. Estábamos los dos muy calientes con la situación pero, al mismo tiempo, casi habíamos perdido la noción del tiempo. Tanto, que nos sobresaltamos cuando oímos un pitido en el móvil

Nacho estaba ya cerca. Me salí del coño chorreante de mi mujer, me fui hacia la puerta con la polla totalmente tiesa y abrí. Cinco segundos después apareció él. Entró en la habitación y exclamó con la boca abierta: "Joder, cómo os lo estáis pasando, eh?" Ante él estaba yo, aún de pie, y mi mujer sentada en la cama, casi desnuda, muy colorada, con las tetas al aire y sólo con las braguitas puestas, colocadas de nuevo en su sitio. A pesar de todo lo que habíamos hablado y fantaseado era la primera vez en nuestras vidas que se daba semejante situación, ahí, semidesnuda ella ante un desconocido.

  • "Ahora Nacho, permítenos que sigamos a lo nuestro. Tú haz lo que quieras hasta nueva orden, ¿de acuerdo?", le ordené yo.

De acuerdo.

Nos tumbamos mi mujer y yo de nuevo en la cama. Esta vez me coloqué yo debajo y ella encima, sin quitarse la única prenda que lucía. Algo cortada y con movimientos lentos, echó a un lado sus empapadas bragas, agarró mi pene y volvimos a follar. Ante los ojos de Nacho no se le veía ni un solo pelo del coño, al tener las bragas puestas y estar situado a un lado de la cama pero aquello iba a durar muy poco.

Nani cada vez cabalgaba con más ganas y poco a poco empezaba a atreverse a mirar hacia Nacho. Después de unos dos minutos, Nani miró de lleno hacia él y no pudo evitar emitir un gemido que me calentó muchísimo. Instantes más tarde empezó a desatarse la locura:

"Uyyyyy, ¿has visto, cariño?", me preguntaba a mí. Nacho estaba ya totalmente desnudo, con la polla en su mano derecha, masturbándose con energía y con una mirada de deseo inequívoco. Al poco, se desplazó varios metros para colocarse detrás nuestra, más bien detrás del culo de Nani. Por fin pudo ver aquella pedazo de raja y, además, con la mejor perspectiva, por detrás y recibiendo un trozo de carne que la martilleaba sin cesar. Su excitación iba en aumento. Yo procedí a cambiar de postura, levanté a mi mujer de encima mía y la coloqué a cuatro patas, aún con las bragas puestas, mirando hacia la polla de Nacho. Seguía follándola con fuerzas, teniendo ya cuidado de no correrme porque el ambiente caldeaba. Hasta que llegó la primera orden de mi mujer, la que estábamos esperando todos:

-"Ven, Nacho, acércate". El chaval soltó su polla y la colocó toda tiesa muy cerquita de la boca de mi mujer. Nani acercó su nariz, la olió y empezó a lamerle el capullo. Era una acción típica de los perros, lo que demuestra que todos llevamos una especie de animal dentro. Unos instantes después engullió todo el rabo y empezó a comérselo mientras desde atrás mi calentura era cada vez mayor y mis embestidas mucho más intensas. Su coño no paraba de chorrear. La muy guarra se estaba poniendo cachondísima de tanto mamar.

Minutos después Nani dio una segunda orden:

"Ponte el preservativo". El chaval, que estaba loco por que llegara el momento, no se lo pensó dos veces, se lo colocó, no sin cierta dificultad por el grosor de su pene, y comprobó cómo mi mujer se había separado de mí, se había dado media vuelta y se había dispuesto, culo en pompa, para ofrecerle el coño, ese mismo que hasta el momento sólo había conocido un miembro viril, el mío. La imagen era muy parecida a la de la foto que pusimos en internet, con la diferencia de que las braguitas que lucía mi esposa aún estaban puestas.

El chaval colocó su polla detrás de mi mujer, apartó las bragas y procedió a introducirla en el coño. El groso de su aparato me hizo dudar sobre si entraría con facilidad pero rápidamente salí de dudas. Yo ya había abierto el camino y al primer empujó la polla se coló de rondón:

"¡Ostiasssssss!", exclamó mi mujer. Ella no es nada dada a decir palabrotas pero no pudo evitarlo. Quedó impresionada por lo llena que se sintió cuando notó sus entrañas repletas de carne. Nunca olvidaré aquella expresión de hembra ardiente, gozosa de ser follada de aquella manera. Estaba claro que mi chica había disfrutado una barbaridad con aquel primer contacto con el nuevo rabo. Se sentía una hembra repleta de macho. Nacho empezó a meterla y sacarla con suavidad. La fantasía de mi mujer se estaba cumpliendo. Ella, yo y otro tío, como ella misma decía, follando juntos, un desconocido que se le había metido dentro y que la estaba haciendo gozar tanto... El ruido de sus sexos chocando entre sí, cada vez con más rapidez, hacían ver que mi mujer estaba gozando mucho: Chof, chof, chof, chof, chof- Nani se olvidó de mí durante algunos minutos, sentía plenamente aquella nueva polla. Nada parecía existir a su alrededor hasta que, de pronto, recordó que yo seguía allí y me hizo un gesto para que me acercara. Nani me pidió lengua y yo se la di, mientras me acariciaba el pene. A Nacho le ordenó que le bajara las bragas, cosa que hizo en un instante. Las tiró allí al lado, junto a ellos. La visión de esa prenda tan íntima de mi mujer, encima de la cama, a la vista de un desconocido, me puso muy caliente. Ya con el culo desnudo, liberado por completo, el chaval siguió follándosela con dedicación mientras mi mujer, entre balbuceos, me dijo al oído: "Cariño, estoy siendo muy feliz. Me voy a correr ya mismo en la polla de este tío pero quiero que sepas que te quiero muchooooooooooo… Aggggggggggggg, paraaaaaaaa, me coooooorroooooooo". Su explosión fue inmensa, pegó su culo a la pelvis de Nacho y apretó contra su cuerpo:

Paraaaaa, no te muevas, aprietaaaaa.

Mi chica le pedía a su amante que no se moviera, que se quedara quieto para, así, ella moverse lo justo y sentir plenamente el orgasmo. Mientras, me agarraba con fuerza la mano. A Nacho empezó a bailarle la polla dentro de lo cachonda que estaba mi mujer. Cuando comprobó que el orgasmo de Nani estaba llegando a su fin, empezó a embestir otra vez, primero lentamente, los dos gemían al mismo tiempo, después empezaron los dos a empujar con fuerza cada uno contra el otro, hasta que Nacho empezó a gritar: "Toma pollaaaaa, tomaaaaaaaa, qué gustoooooo, ya me vieneeeeeee, me corrooooooooo…". Ante mi sorpresa, sacó su pene, se quitó con rapidez el condón y empezó a soltar chorros de leche por todo el cuerpo de mi mujer. Los primeros se fueron al culo y al coño, los siguientes saltaron hacia la espalda y cuello, los últimos otra vez al coño. Toda su raja estaba llena de esperma, muy espeso, que caía hasta mojar los pelos del chocho de Nani y gotear en la cama. La corrida del chaval había sido impresionante.

Mi mujer se quedó quieta, en cuatro, con la rajita bien abierta, esperando que alguien le limpiara la leche que había llenado todo su sexo. El mismo chaval pidió permiso y preguntó si podía hacerlo con sus bragas. Mi mujer respondió que sí. Su culito, coño y espalda quedaron limpios pero sus braguitas rosas de algodón, una de mis preferidas, estaban empapadas por la leche de aquel tío al que habíamos conocido unas horas antes.

Nos quedamos tumbados unos minutos, hablando de la experiencia vivida.

"No sé cuál de los tres ha disfrutado más porque, tú Nacho, estabas como loco", comentó Nani.

Sí, no lo puedo negar, era mi primera experiencia de este tipo y me he puesto muy cachondo. Además, con vuestro permiso, tengo que decir que follas de maravilla.

Y tú, mi vida –dijo Nani dirigiéndose a mí, también pareces haberlo pasado muy bien, ¿eh? Estabas a tope

La verdad es que no me esperaba esto. Ha sido increíble. Verte tan caliente me ha puesto a mil y parece que a ti también te ha gustado, tanto probar una nueva polla como que te mirase mientras te follaban, ¿eh?

Tampoco lo puedo negar.

Nacho y Nani se reían con los comentarios. Mientras él se recuperaba, ella estaba algo agitada y yo sabía muy bien por qué. Había disfrutado como una perra pero quería más, mucho más. Había muchas cosas que experimenta conmigo que seguro querría probar con Nacho. Así que poco a poco empezó a buscar más sexo. Quería follar más, empezó a tocarme el pene a mí primero, como pidiendo permiso, y después el de su nuevo amante al que empezó a lamer como una babosa. Primero la polla, después cada testículo y luego

A mi mujer le gusta mucho que le toque el ojete mientras me la follo y meterme ella el dedito a mí, cuando practicamos la postura del misionero. Nunca pensé que en un primer encuentro fuese a explorar una parte tan íntima de un tío al que acabábamos de conocer pero me equivoqué. Su lengua fue bajando por la zona perineal hasta rozar las nalgas de Nacho. En un principio, el muchacho no podía aguantar las cosquillas pero poco a poco fue cediendo.

-Joder, ahí no, por favor. Nunca me lo han hecho ahí, esto es de maricas.

  • "Anda ya, no digas tonterías y déjate llevar. Disfruta con lo que te voy a hacer, confía en mí y date la vuelta", volvió a ordenarle Nani.

Con alguna duda, Nacho se puso bocabajo, abrió las piernas y mi mujer empezó a darle lengua por todas las nalgas, toda su raja, hasta que llegó al ojete. Lo abrió bien para salvar la mata de pelos de su alrededor y empezó a soltar lengüetazos. El esfínter se fue reblandeciendo mientras el chaval levantaba su trasero y abría sus nalgas para sentir mejor la lengua. ¡Menos mal que no quería probarlo! Poco después obligó al muchacho a darse la vuelta. Con la espalda apoyada en la cama le hizo levantar las piernas, le volvió a comer el culo y, acto seguido, le mandó sentarse sobre sus piernas para que hubiese hueco entre su trasero y la cama. Volvió a recorrer con la lengua los testículos y toda la polla hasta que llegó al capullo y se lo metió entero en la boca. Al mismo tiempo empezó a masajearle el ano con el dedo corazón de la mano derecha hasta metérselo. Nacho parecía volverse loco, no paraba de gemir. Nani, viendo lo que le estaba gustando a su amante, volvió a darle con su lengua en el ano, colocando su cabeza entre las piernas del chaval y abriéndole las nalgas con las manos. Su postura se asemejaba a la de un mecánico colocado bajo un coche. Su lengua entraba y salía, provocando que diera varios respingos de placer. A veces, tanto ella como él, se masturbaban mientras continuaba el beso negro. La lengua de Nani volvió a dejar el ojete para ocuparse de la polla y dejar sitio al dedo para que nuevamente hiciese maravillas en su culito. Así ocurrió varias veces hasta que pasó lo que yo estaba temiendo: con el dedo de mi mujer estimulando el culo de Nacho y la polla de éste en la boca de Nani, llegó la explosión: "Ouooooooooooohhhhhhhhhh! Nacho explotó en un orgasmo bestial, se corrió por segunda vez, en esta ocasión dentro de la boca de Nani. La muy guarra no paraba de mamar mientras recibía la leche. Cuando acabó, con la boca cerrada, cogió sus braguitas y echó sobre ellas el semen que había soltado Nacho. No se lo quiso tragar aunque más tarde reconoció que parte del esperma sí había llegado a su estómago.

Acto seguido, con la polla tiesa, y los pelos del culo mojados por la saliva de Nani, Nacho cogió a mi mujer de las caderas, la puso bocabajo e hizo la misma operación. Estaba como loco, comiéndole el culo a Nani y masajeándole el ojete con sus dedos. Quería devolverle el inmenso placer que había sentido con la nueva experiencia. No tardó mucho en conseguirlo. Con mi mujer ahora boca arriba y un dedo de Nacho entrando y saliendo suavemente de su culo mientras le comía el clítoris con desenfreno, llegó el orgasmo. Nani se retorcía de placer, mientras me miraba cómo yo la miraba y mientras su pelvis volvía a experimentar unas contracciones tan fuertes que llamaron la atención de Nacho. El encuentro estaba resultando ser un éxito rotundo, el trío funcionaba, aunque más que trío, eran ellos dos los que follaban como locos, disfrutando mucho gracias también a la confianza que yo les estaba dando y que hacía que estuviesen desinhibidos por completo.

Segundos después, Nacho, ya recuperado, quiso dar otro paso adelante. Cogió de las caderas a mi mujer, la puso con el culo en pompa y procedió a meterle otra vez el rabo

"No, eso sí que no, por favor", gritó ella muy segura de sí misma. Yo pensé que lo decía porque no se había puesto el condón, pero no... "Con la polla no –continuó diciendo-. No soporto el dolor. Méteme el dedito si quieres, me vuelve loca que me estimulen el culito, pero no con eso". Nacho había pretendido meter la polla en la puerta trasera de mi mujer aprovechando la calentura y lo mojado y abierto que tenía el ano. Pero esa polla era más gorda que la mía y es verdad que conmigo, alguna vez que lo intentamos, no pudimos consumar el coito anal. Era lógico que ella no quisiera intentarlo siquiera. Al decirle que no a Nacho, éste no insistió lo más mínimo. Simplemente apuntó más abajo, hacia su coño.

  • "Ahhhhggggggg! ¡Cabronazo! ¿Qué me has metido, joder?", le preguntó Nani deseosa de decir y oir expresiones soeces.

"Un buen rabo, como a ti te gusta", respondió Nacho.

"¿Pero qué pasa, Nani, que te está follando sin preservativo?", intervine yo sorprendido.

Ni me he dado cuenta, amor mío, pero espera un poco, por favor, no sabes lo que me está gustando… Ummmmhhhhhh… Sintiendo el contacto directo con la carne… Aaaaaaagggggg…. Además, sabes que con la píldora no hay problema de quedarme embarazada. No me interrumpas estos momentos de placer infinito, por favor. ¿Es que no te gusta verme así, follando a pelo con un tío, como en nuestras fantasías. Mira, Luis, mira como se follan a tu mujercita.

Nani empezaba a estar fuera de sí, quería hacerme olvidar rápidamente la ausencia de preservativo, de eso no había duda. Lo del condón no lo decía ya por temor al embarazo sino por cuestiones de salud. La verdad es que Nacho tenía una facha extraordinaria y aquella era la primera vez que se hacía un trío pero, narices, que aquel tipo tuviera su polla metida en las entrañas de mi mujer sin una barrera por medio… El caso es que las arremetidas empezaron a ser algo violentas, lo demandaba la situación, lo pedía el coño de Nani, los líquidos que seguían segregando sus entrañas hacían que el pollón de Nacho entrara con suma facilidad en el interior de la raja peluda de mi chica.

"Ay, ay, ay, ay, ay… Me corro otra veeeeeeeeeez". No habían pasado ni tres minutos cuando la muy golfa se corrió otra vez. De nuevo, apretó su coño contra la polla de Nacho mientras éste apretaba con fuerza sus caderas. Aquel tipo se estaba follando a mi mujer en mi presencia, le apretaba las caderas, le soltaba lengüetazos en el cuello, en la cara, en la boca, y yo estaba a mil. No paraba de masturbarme, excitadísimo con lo que estaba viendo.

Después de unos segundos para recuperar el aliento, Nani se sacó la polla, hizo que su nuevo amante se tumbara bocarriba, puso una rodilla en cada lado y se sentó sobre su verga. Antes, Nacho quiso comerle las tetas, le tocaba el clítoris con los dedos y le masajeaba el ano. Mi mujer estaba desatada, parecía una ninfómana. Cogió la polla de Nacho y se la metió hasta el fondo.

"Ahora te voy a follar yo a ti –le dijo muy segura de sí misma-. Uuuuuuuug! ¡Cooooooño, qué placer!".

Nani tenía los ojos cerrados, sintiendo profundamente aquella polla que la estaba haciendo gozar tanto. Yo seguía masturbándome con mucho cuidado para no correrme. De pronto, Nani volvió a recordar que estaba allí y empezó a mirarme. Seguía cabalgando sobre Nacho mientras me miraba. El chaval le tocaba las tetas, le apretaba con fuerza las caderas. Con este panorama, ella sólo necesitaba que yo le dijese cosas calientes para volver a llegar al éxtasis. Y así hice:

Cariño, ¿lo estás pasando bien? Te gusta que tu marido te mire mientras otro te folla, ¿verdad? Pues mira lo que hago mientras te miro. Me toco mientras observo y dentro de poco voy a echar toda la leche encima de los dos. Os voy a poner tan cachondos que no vais a poder aguantar más y os vais a correr. Sí, Nani, sí, Nacho va a empezar a soltar toda la leche que le queda dentro, le has puesto los cojones tan llenos de esperma que otra vez te va a dejar el coño encharcado, so zorra.

"Nacho, meteme el dedo en el culo…", dijo ella mientras con los ojos cerrados seguía oyendo atentamente lo que yo le decía.

Nacho obedeció. El cuadro era de lo más sexi. Mi mujer seguía moviendo sus caderas con fuerza, encima de aquel macho que tenía insertada la verga en su coño, uno de sus dedos metido en el culo y, para que no faltara de nada, la lengua en la boca de mi hembra. La follada era completa. Yo, por mi parte, seguía meneándome el rabo frenéticamente. Unos segundos más tarde aquello explotó:

"UUUUUaaaaaaaaaaaaag?", gritó primero Nacho, que empezó a chorrear las entrañas de mi mujer con su esperma caliente. Aquello fue definitivo… Nani volvió a correrse, esta vez sin hablar, sólo gimiendo –"mmmmmmmmmm"-. Las fuerzas le abandonaban ya con tanto desenfreno y tanto orgasmo contínuo pero aún podía mostrarle a su amante lo mucho que estaba disfrutando con las contracciones de su ano. Tanto, que Nacho, que aún seguía con el dedo dentro, exclamó:

"¡Qué barbaridad! ¡Es impresionante! ¡Cómo se cierra y se abre el esfínter, joder! ¡Qué pasada!".

La visión de lo que tenía delante, lo que escuchaba, no me permitía retener por más tiempo mi esperma. Llevaba aguantando más de una hora y tenía que soltar ya todo el líquido acumulado. Con un placer indescriptible empecé a correrme encima de los dos. Los chorros fueron a parar a la cara y boca de mi mujer y a sus tetas, y de ahí caían al cuerpo de Nacho, que asistía absorto a mi abundante corrida, aún con la polla dentro. De nada podía quejarse después de haber eyaculado dentro del coño de mi chica y de nada se quejó. Cuando Nani se apartó, la polla de Nacho estaba semiflácida. Se tumbó a su lado, bocabajo, con la respiración agitada, las piernas abiertas. Se la veía preciosa, con su sexo abierto y sus pelitos alrededor del culo. De su coño empezaba a asomar la leche que había derramado la polla de Nacho, mezclado con sus propios jugos vaginales.

Por unos momentos la vi distinta a como la veía siempre. La veía como una guarra, ansiosa de sexo, deseosa de conocer otros mundos, nuevas pollas, de gozar. No me cabía duda de que seguía estando enamorada de mí o, al menos, que no podía vivir sin mí y estaba seguro de que, sin su amado marido presente, no hubiera sido capaz de follar con otro hombre. Pero, al mismo tiempo, me demostró que estaba muy cerca de ser una ninfómana aunque, increíblemente, aquello me producía un morbo tremendo

La experiencia fue inolvidable. Minutos después le pedimos al chaval que nos dejase solos. Nacho se vistió, recogió del suelo las braguitas de mi chica, llenas de esperma, se las echó encima y se fue no sin antes quedar en llamarnos –estaba loco por hacerlo otra vez-. Le dijimos que ya hablaríamos, que nuestra idea era quedarnos todo el fin de semana. Los tres sabíamos que aquello volvería a repetirse. Cuando cerró la puerta mi mujer se llevó sus bragas a la nariz y empezó a olerlas mientras, mirándome sonriente, aseguró:

-Ha sido perfecto.

En ese momento me acordé de las normas que le dimos a Nacho durante la cena previa y del incumplimiento de las mismas. No follar sin condón, no correrse dentro... La verdad es que fuimos nosotros o, más bien ella, la primera que no hizo hincapié en que así fuera pero todo se daba por bueno porque el trío había sido perfecto para ella. Esa noche, ya en la cena, comentamos todo lo ocurrido. Fue entonces cuando reconoció la calentura que lleva dentro y las experiencias que deseaba vivir. Con varias copitas de vino me confesó todas sus fantasías. Las que había disfrutado con aquel chaval eran muchas de ellas pero había otras en las que se requería una intervención más directa por mi parte. Pero de eso, y de lo mucho que ocurriría en aquel intenso fin de semana, les hablaré en siguientes relatos, si ustedes así lo desean y si yo me atrevo a contarlo