Un trío muy morboso
Un amigo me propuso un trío con su mujer
Un día en el trabajo mi compañero Juan conversaba conmigo de distintos aspectos del sexo. La conversación cada vez era más explícita y llego a confesarme los gustos de su mujer y suyo al respecto, así como fantasías que en ese campo tenían, prestandome a ayudarles si no les parecía mal, le dije medio en broma medio en serio, a lo que el enseguida me tomo la palabra y me propuso salir un sábado a tomar algo los tres juntos y ver por donde derivaba todo aquello.
Algunas semanas después me pregunto si me venía bien salir aquel fin de semanayo cosa que me sorprendió pues pensé que todo había quedado olvidado, pero no era así. Acepte un poco nervioso pues no conocía a su mujer, aunque por lo que me había ido contando en el trabajo tenía que ser una zorra de cuidado.
Llego el día. Fui a su casa. Toque el timbre y al poco salió mi amigo Juan a abrirme. Me pidió que pasara y que tuviera un poco de paciencia pues Mari aún no estaba lista aunque ya le quedaba poco. Estábamos fumando un cigarrillo cuando por fin salió su mujer. Me quede patidifuso pues era un monumento. Yo me había creado una imagen muy diferente de ella, pero al verla con aquel vestido negro ajustado, muy corto y sin tirantes, sus ojos negros, pelo rizado moreno, labios muy sensuales y con una figura de infarto, creí morir, más aún al recordar que aquella era la zorrona de la que mi compañero me relataba todas aquellas historias, qahora mía me parecía que eran imposibles que una chica como aquella llevara a cabo.
subimos en el coche de Juan, un todo terreno con los cristales tintados. Nos dirígimos a una zona de marcha de nuestra ciudad, hablando de trivialidades, como era de esperar.
Cojimos sitio en un bar donde tomamos unas copas de vino junto con algunos entrantes. Sentí que poco a poco iba perdiendo la vergüenza, cosa que también a ellos le ocurría. La conversación era cada vez más animada y, como no, cada vez más caliente.
En un momento dado estábamos hablando del tamaño de las pollas, y yo comentaba que la mía no era especialmente grande, a lo que Mari no perdió la oportunidad y poso su mano sobre mi paquete para comprobar el tamaño. Esto me sorprendió un poco pues estábamos en un lugar público y alguien podría vernos, si bien, yo estaba sentado de espaldas al resto del local y no se apreciaría el lugar donde esta colocó su mano. Al sentir que mi miembro ya se encontraba duro, me miro lascivamente y añadió que a ella le parecía un tamaño muy correcto. Seguimos hablando mientras ella no aparto su mano del lugar, sino todo lo contrario, lo acariciaba suavemente, dándole cariño.
Juan reto a su mujer, de modo que quería ver si sería capaz de quitarse las bragas allí mismo. Esta no se achico en absoluto, de tal forma que girandose un poco de tal manera que su mismo cuerpo ocultaba su brazo, metió su mano por debajo de la falda y bajo todo lo que pudo la goma de la braga. Se giró ahora hacia el otro lado y repitió el mecanismo, de modo que ya veíamos su braga en las rodillas de ella. Con un movimiento rápido las bajó y las paso entre sus pies, depositandolas a continuación sobre la mesa con un gesto de triunfo.
y para que veas que puedo más aún, os voy a hacer un obsequio, dijo a la par que dando un pellizco en su espalda desabrocho el sujetador y, de un tirón lo saco por delante dejándolo sobre la mesa junto con la braga. Aquello me puso a mil, pues tenía a una tía impresionante justo a mi lado desprovista de ropa interior Y con una evidente calentura.
ahora te toca a ti acariciame un poco, me dijo, mientras mi compañero me miraba con una gran sonrisa de satisfacción en su rostro. Lleve mi mano a su rodilla y comencé a acariciarla con un poco de vergüenza a pesar de todo, pero sentí como ella guió con su mano la mía para que la llevara más arriba, cosa que hice al momento, hasta llegar a chocar con su coño, perfectamente depilado y muy, muy mojado. Pase mi dedo por su raja sintiendo su clítoris muy duro en la trayectoria, lo cual provoco que Mari cerrará los ojos como signo de placer. Continúe haciéndolo durante unos segundos, hasta que por fin lo introduje en su coño. Ella separo los sensuales labios de su boca mostrando así el placer que le estaba proporcionando, lo que me ánimo a continuar con lo que hacia, hasta que en un momento dado, junto sus piernas y sujeto mi mano para que me detuviese, argumentando que iba a conseguir que se corriera y ella era muy escandalosa cuando aquello ocurría.
mi amigo Juan pidió la cuenta para marcharnos de allí. Nos dirigimos a su coche y pensé en tomar un poco la iniciativa. Le pedí a Mari qmide quería que hiciera una cosa para mi. Le pedí que mientras nos fumábamos un cigarro su marido y yo, ella entrara al vehículo ,se quitará toda la ropa, y se situase en el asiento trasero. La quería totalmente desnuda cuando entrara. Ella acepto gustosa y así lo hicimos. Al terminar nuestros cigarrillos, me hice un poco el remolón para que Juan entrara primero, sorprendiendose de qué su mujer estuviera en el asiento trasero, y más aún cuando la vio desnuda y abierta de piernas mostrándole su cuerpo y su sexo. En ese momento entre yo, cerré la puerta y metí mi cabeza entre sus piernas para lamer su coño, lo que sorprendió un poco al matrimonio pues no se esperaban una respuesta tan rápida a lo que me estaban ofreciendo.
Mari cogió fuerte sus pechos pellizcando sus pezones mientras sentía como mi lengua recorría y jugaba con todos los rincones de su coño, hasta que exploto en un increíble orgasmo mientras se contorsionabay chillaba como sí la estuvieran quemando viva. En seguida se recuperó y se lanzó hacia mi quitándome toda la ropa en segundos mientras lamía y chupaba todo aquel lugar que descubría. Cuando mi polla por fin estuvo en libertad, la engullo con desesperación, chupandola como nadie antes me lo había hecho. La detuve y le ordene
- apoyate entre los asientos y dile a tu marido lo puta que eres. Enseguida hizo lo que le pedí colocando su boca junto a la cara de su marido que no perdía detalle de todo lo que hacíamos. En aquella posición quedo el culo de ella expuesto hacia mi, cosa que era lo que yo pretendía, por lo que aproveche y sin mediar palabra metí mi polla en su coño de una vez y hasta el fondo lo que provoco un pequeño gritito de Mari, mezcla de dolor y placer. Permanecí unos segundos quieto con mi polla metida por completo en ella, me acerque a su oído y le dije que le le fuera comentando a Juan lo que sentía, y que le dijera que era muy zorra, que le gustaba que la follarán otros, etc. Comenzó a decirle a su marido todo tipo de guardadas mientras yo comencé a follarla duro, sujetándola por las tetas para mantenerla a la distancia y posición que yo quería, mientras su marido había comenzado a menearsela al ver a su mujer follada por otro a pelo, delante de el.
Tire de Mari hacia atrás para que quedara sentada sobre mi, con las piernas abiertas de modo que Juan pudiera ver como me follaba. Esta me estaba follando como sí estuviera enloquecida por el placer que estaba sintiendo, hasta que de nuevo llego al orgasmo con grandes gritos, lo que hizo que quedara tumbada sobre mi extenuada.
pero esto duró poco, pues en seguida se giró y se sentó sobre mi, quedando los dos uno frente al otro. Comenzó a moverse de delante hacia atrás follandome común energía mientras yo le comía los pezones y agarraba su culo. Pero aquello ya era demasiado aguantar con una tía así de buena y de cachonda, por lo que le avise que me iba a correr. En seguida me descabalgo y metió mi polla en su boca comenzando una mamada con la cual quería conseguir que mi leche fuera para ella, cosa que no tardo en ocurrir, ofreciéndole unos chorros de mi fluido que llenaron su boca y se desbordaron de esta a pesar de que la tragaba como podía.
Despues de mi orgasmo quede en la gloria, pero Juan propuso ir a su casa y terminar allí. A lo que Mari aceptó, añadiendo que quería tener las dos pollas a la vez.
Pero esto ya lo relatare más adelante