Un trío inesperado

La diaria convivencia entre tres dió paso a una excitante experiencia.

UN TRIO INESPERADO

Me encontraba recién llegado a la ciudad, para emplearme en un trabajo prometedor: Aseguramiento de Calidad. Un paisano, Eduardo, un químico, me ofreció cordialmente su casa, la que tenia una recamara extra, ya que compartía el departamento con un Ingeniero, y de esa forma los gastos serían menores.

Con toda amabilidad me invitó a pasar y me mostró la casa: un departamento pequeño, con una agradable sala comedor, tres recamaras pequeñas y un baño con tina.

  • Este es tu cuarto, Gustavo, te puse ropa de cama, luego me la devuelves, los gastos se van a dividir entre tres, tan luego cobres y estas son tus llaves. Luego llega Julio, "el Inge" para que lo conozcas.

Acomodé mi ropa en el cuarto y me quedé dormido, hasta que Eduardo tocó la puerta y me dijo:

Lalo estaba en ropa de huevón; bermuda y playera. Es chaparrito, como 1.55, delgado, nalgón, con escaso pelo en la cara, pero mucho y muy oscuro en las piernas. Tiene una cara muy agradable, amable.

  • Hey, huevón, sal para que conozcas a Julio.

Julio estaba parado a media sala, con una chamarra de cuero en un brazo y su portafolios en el otro. No muy alto, como de 1.68 de estatura, complexión regular, cabello entrecano, lentes y sonrisa amable.

No inspiró en mi nada, pues en esta etapa estaba, según yo, seguro de mi sexualidad.

  • Mucho gusto, tu servidor - dijo mientras me estrechaba la mano y sonreía.

Esa primera noche no pude dormir con facilidad, era una casa nueva y el sueño se me habia espantado. Salí a tomar un poco de agua, estaba vestido solo de camiseta y boxer, pero no me preocupé porque solo habiamos hombres en el departamento.

Tomé agua del filtro y en eso estaba cuando veo a Julio salir de su recamara, solo envuelto en una toalla. Al verme, un pequeño sobresalto..

  • Que onda, sin sueño?

  • Si, no puedo dormir.

A la luz de la cocina lo pude ver y sin querer, me encontré evaluandolo: sin camisa su torso se veía firme, formado, con hombros fuertes, con vello en forma de cruz en el pecho que bajaba hasta el ombligo, en donde formaba un triángulo hasta la orilla de la toalla. Logré ver una semi-erección que me incomodó ver y quité la vista con rapidez.

  • Bueno, hermano, trata de dormir que será tu primer día de trabajo.

Me fuí a la cama y la imagen de este hombre me persiguió un rato, dandome una sensación de molestia. ¡Como podía yo estar admirando a un cabrón!

Me tocó el turno de la noche, y trabajaba una noche y descansaba otra, la relación con mis compañeros de casa era muy buena, los comencé a estimar y apreciar, en ocasiones saliamos a cenar, al cine y a vagar. Y hasta ese momento no habia notado ( o no lo quise ver) que ninguno de ellos, y yo mismo, teniamos compañía femenina. En el departamento eramos muy relajados, en la tarde al llegar el Inge, andaba en short o bien en boxer, yo hacía lo mismo y Eduardo usaba un holgado pantalón de pijama...sin ropa interior. Con frecuencia yo entraba al baño a orinar cuando Eduardo se duchaba y solo nos dividía un cancel; varias veces, al entrar al cuarto del Inge, logré ver papel higiénico con señas inequívocas de semen, el olor lo delataba y a mi me daba morbo ver esos datos de la necesidad masculina satisfecha, y con los días, me excitaba; en el cuarto de Eduardo, pude ver alguna vez el boxer de mi amigo lleno de semen, arrojado sobre su cesto de ropa, así como pelo púbico sobre sus sábanas. Yo me masturbaba y al igual que ellos, me limpiaba el semen con mi ropa interior.

Todo esto me calentaba y desataba en mi sueños eróticos, me imaginaba a mis amigos cogiendo con chavas, metiendo sus vergas en esas pequeñas colitas, derramando su semen, y me imaginaba yo haciendo lo mismo.

Hasta aquí, todo era, "normalidad". Ya había vivido con ellos casi diez meses.

Un día llego temprano del trabajo, habia habido un problema en la planta y en mi area nos desalojaron y suspendieron las labores. Cuando llegué, no estaban y entré al cuarto de Eduardo por un cigarro.

Me sorprendí cuando vi en el suelo una cantidad abundante de papel higiénico, el olor a semen me golpeó con fuerza, y mi sorpresa fué mayuscula cuando vi una revista que mostraba hombres desnudos, entonces reparé en la ropa de Julio en una silla y la de Eduardo sobre la de el, incluyendo sus boxers...seguí observando con detenimiento y vi otra revista, enrollada en el bolsillo del pantalón de JUlio; en en el suelo estaba un tubo de lubricante, había colillas en un cenicero...

Mi mente dio mil vueltas, se me agolpó la sangre en la cara, ¡Mis amigos habían cogido entre ellos! Entonces pequeñas señales se hicieron claras; no habia novias, Julio andaba en la calle y Eduardo recibía mensajes de "un compañero de trabajo" y salia, y después ellos dos llegaban juntos, de madrugada..a veces salía Eduardo del cuarto de Julio fumando, en la noche..y se sorprendía si me veía en la sala, o bien, la música con volumen alto, del cuarto de alguno de ellos, en la madrugada.

Estaba nervioso, emocionado, sorpendido, y confundido. Mi sexualidad se hacía confusa, los imaginaba en un acto de amor y ya estaba con la verga durísima. Tomé un puñado de papel del suelo, y lo olí, aun estaba húmedo de semen, algunos tenían pequeñas manchas de heces.

Lo olí con fuerza, el olor a hombre, la mezcla de dos jugos varoniles se impregnó en mi cara, en mis labios. Me saque la verga y me mansturbé frenético, arrojando mi semen sobre los papeles, confundiendose con el semen de mis amigos.

Me acosté en la cama de Eduardo y olí las almohadas; estaban ligeramente húmedas, olian a la loción de Julio y a la de Eduardo.

Cuando llegaron a la casa, yo veía televisión, y se sobresaltaron cuando me vieron.

  • Güey, te van a correr del trabajo!

  • No Lalo, tengo la noche libre, hay fallas

Con rapidez Julio cerró la puerta de la recamara, mientras se miraban entre sorprendidos y angustiados. Yo, simplemente observaba.

Pasaron los días y me volví un esclavo del morbo, de la lujuria. Las noches que no trabajaba, espiaba a mis amigos hasta altas horas; pude ver a Lalo ir a la recamara del Inge en la noche, pude escuchar jadeos, risas, suspiros. El ruido de la cama, acallado por la música de la grabadora, me enloquecía. Alcanzaba la basura de sus cuartos y encontraba papeles con semen, revistas de hombres desnudos hechas trizas. Buscaba en sus camas y encontraba pelos, manchas de semen, de lubricante. ¿Quien se cogía a quien?, me atormentaba.

No soportaba mas, ansiaba verlos, quería participar, me moría de ganas de tocarlos, me imaginaba a Lalo penetrando a Julio, besándolo, me imaginaba sus vergas humedas, vistas por mi solo en sueños.

Seguí viviendo en el infierno del deseo por dos meses mas; antes de cumplir un año de vivir con ellos, fue mi cumpleaños, y me festejaron con una botana y unos tequilas. Yo andaba depre, por no haber podido ir a mi casa, y tomé con ellos hasta que nos embriagamos. Con la música bailamos abrazados, los tres borrachos.

  • Cabrones,¡como los quiero! dije mientras les plantaba un beso en la mejilla a cada uno, por lo que rieron.

El día siguiente era sábado, y ellos no iban a trabajar,por lo que seguimos tomando. El primero en caer fue Julio, que no pudo más y lo llevé a acostar, casi arrastrando. Le quité la camisa, la camiseta y el como muerto; desaté sus agujetas y le saqué zapatos y calcetines, el cinturón y el pantalón de mezclilla los demoré, para tocarlo mientras lo desvestía. Usaba un boxer holgado, sin botones, se le asomaban los pelos del pubis y un huevo por la pernera del boxer; aproveché y metí la mano para tocar sus pelos y su verga, era la primera vez que hacía algo así, y me excitaba la idea de tocarlo sin que se enterara. Tenía una mata de pelo abundante, se sentía afeitado hacia la ingle, la verga dormida, no muy grande, pero si gruesa, con un prepucio largo. Seguí hacia su ano, tocandolo con suavidad, y me acerqué hacia su entrepierna y aspiré su olor de macho.

  • Tavo, vente a terminar tu copa! - dijo Lalo.

Ya con el, me platicó de una novia que tuvo en el pueblo,que yo conocía y de un desaire que le hizo y no se que mas, el caso es que recuerdo vivamente esto:

  • ..Entonces me di cuenta que puede haber otra forma de encontrar a la persona ideal para ti, aunque no sea bien visto, pero si te sientes bien, ¡pues que pedo!

  • Yo he pensado lo mismo, te entiendo mejor de lo que te imaginas, - le dije - y estaba confundido, pero ahora creo que no tengo dudas.-dije mientras me levantaba y me acercaba a mi querido paisano- me he dado cuenta de lo que pasa contigo y con el Inge, los envidio, cabrón.

  • Estas mal cabrón, no es lo que te imaginas,  - dice Lalo nervioso mientras se pone de pie y se retira

  • No, lo he visto, y creeme, te entiendo, soy igual que tu y que Julio, pero no he experimentado nada.

Entonces Lalo se aproxima a mi y me abraza, y yo lo tomo en mis brazos. Disfruto el olor de su pelo, a hombre, a licor, beso sus orejas, su cuello mientras el me besa en el cuello y desliza sus manos por mi espalda, hasta mis nalgas.

Abre la boca y me la ofrece, húmeda, ansiosa, y lo beso.

Nunca había besado ni habia recibido un beso como ese, de un hombre: era la gloria, nuestras lenguas juguetearon y disfrutamos nuestros sabores. Lo tocaba con suavidad, sus hombros amplios, su espalda mojada, sus nalgas aprisionadas en ese pantalón que pedían liberarse.

Nos acostamos sobre el sofa y seguimos besandonos, mientras yo le abrí por completo la camisa y besaba su pecho, pulgada a pulgada, arrancandole gemidos. Era la primera vez que lo hacía y me sentía muy bien y confiado, cada quejido de Lalo era para mi música, lamí todo su costado, hasta sus axilas, metiendo la nariz en sus pelos, deleitandome con sus quejidos. Seguí por todo su abdomen haciendo una pausa en el ombligo, lamiendolo, succionandolo, a lo que lalo solo se quejaba y apretaba mi cabeza en su abdomen.

Vi el botón de su pantalón, lo dudé un momento y continúe, lo desabroché y vi el borde de un boxer gris, conocido por mi nariz ya algunas ocasiones, y besé su vientre, dirigido siempre por sus manos en su nuca, metí la mano para encontrarme con una verga mediana, humeda, como concreto, los bajo suavemente hasta que veo una imagen siempre anhelada; sus vellos recortados enmarcando una verga normal, con el prepucio retraído, brillante.

Me acerco y dirijo mis labios a sus ingles, a sus huevos, arrancando un quejido a todo esto. Dirige su verga a mi boca y la chupo, pero me da una arcada de náusea.

  • Esperate un poco -dice Lalo- te da asco, es natural, ven, vamos con Julio.

Retrocedo espantado - Se va a encabronar contigo - le digo.

  • No, siempre hemos querido tener a otra persona más, pero no nos atrevemos, tiene poco que le entramos a esto, si acaso como a los dos meses de que tu llegaste, y estabamos pedos también, no sabiamos que nos gustaba este rollo- dice mientras se saca los zapatos y el pantalón- pero tu, siempre haciamos comentarios de ti, pero nunca creimos que también te gustara esto.

Lo ví, desnudo de la cintura para abajo, con la camisa abierta y la verga apuntando hacia un lado y hacia arriba, y lo abracé. Caminamos juntos hacia la recamara de Julio y me desvistió poco a poco, besandome las tetillas, mordisqueandolas un poco, mientras yo me sentaba en la cama, a los pies de Julio, que no se daba por enterado.

De un golpe bajó mi pantalón y boxer, para meterse mi verga en la boca y mamarla con maestría. Me fui acostando poco a poco, para encontrarme junto a Julio, quien dormía de lado.

Lalo le quitó la ropa interior a Julio, y con una sonrisa, comenzó a besar sus huevos, y la verga, que poco a poco comenzó a responder.

Yo, a un lado viendo, mansturbandome, siguiendo de cerca como mi amigo comienza a erectarse, mostrando una verga gruesa y algo corta, que lalo mama suavemente.

Julio abre los ojos y todavía borracho se asombra de verme a su lado, pero lo unico que hace es tomarme por la nuca y besarme, ofreciendome un calido aliento a hombre y a tequila.

Se olvidan de mi y Julio levanta a Lalo y lo atrae a su rostro, a centímetros de mi, y se besan, mientras sus manos se recorren mutuamente por caminos ya conocidos,mientras Julio hunde sus dedos entre las nalgas de lalo y este abre sus piernas.

Lalo se monta sobre el, en una imagen que yo imaginaba, pero que ahora se me hacía fenomenal, acerca a la cara de Julio y le ofrece la verga, y el la acepta mientras lalo mueve su cadera ritmicamente. De vez en vez siento la mano de Julio en mi vientre, o la de Lalo en mis huevos, mientras me mansturbo y los veo.

Cambian de posición y lalo queda abajo, mientras, Julio, tambaleandose, abre su closet y saca un tubo de gel, y le unta sobre el ano, metiendole un dedo suavemente a lo que lalo recula mas y se abre ofreciendole todo a julio, quien pone la verga en ese humedo rincón y se va dejando ir poco a poco. Lalo me dice - Ven , acercate Tavo.

Me acerco y me hace sentarme con las piernas abiertas, para alcanzar mi verga, la cual comienza a mamar suavemente, acariciandome los huevos y la raja del culo. Veo a Julio moverse con ritmo sobre las nalgas de mi amigo, quejandose , sudando, exhalando una encabronada mezcla de sudor, y alcohol.

No se que tiempo pasó, pero fue una eternida, hasta que escucho a Julio decir:

-¡lalo! ¡lalo! ¡ay cabrón! ¡ya!

no puedo mas y me siento que me voy a venir, y en ese momento, siento un dedo de lalo en mi culo, y cosa curiosa, con solo sentirlo, exploto en su cara y en sus labios, en una venida de litros.

Me acomodo a un lado de ellos: Lalo, boca abajo, de repente se queja, se esta vinendo sobre la almohada, y Julio, respirando sobre la cabeza de lalo, aun con la verga semi parada en su culo, viendome aun con ojos de borracho.

Nos dormimos y al despertar yo, veo a lalo en medio de nosotros dos, abrazando a Julio y al sentirme, se voltea y me besa.

  • Cabrones, a los tres nos gusta la mazacoata.

Julio comienza a reir y los tres nos reimos juntos, nos abrazamos

Este es el inicio de un trio, que a la fecha sigue, ya les contaré en otra ocasion, mis estimados amigos, un dia normal de sexo para nosotros tres.

Esto, amigos, es 80% realidad y el resto, ficción.