Un trio gran envergadura
Mi marido me convence de saborear los placeres del Menage a Trois en unas vacaciones inolvidables.
UN TRIO DE GRAN ENVERGADURA
El
pasado
mes de octubre nos recluimos
con mi marido
en un
hermoso
complejo de cabañas
. E
l
mismo se enc
o
ntra
ba
emplazado en
un paraje poc
o
habitado
de
la zona montañosa de nuestro país
.
L
as cabañas
en
cuestió
n
e
ran
súper
cómodas,
y el complejo d
ispon
ía
de piscina, cancha de fútbol, tenis y paddle. Sabíamos que era un lugar perfecto para descansar y desconectarse
de todo
.
Después de
registra
rn
os en el
complejo
acomodamos
nuestras cosas en
la cabaña
, luego
nos dispusimos a
almorzar
y al finalizar
fuimos juntos a disfrutar de la piscin
a.
Al llegar a la mis
ma
,
m
e
instal
é
en
una
cómoda
reposera
a
l cobijo
de un
a enorme
sombrilla
. E
l sol
calentaba que daba miedo
y debido a mi
piel
por demás de blanca
, siempre tuve que protegerme más de la cuenta
. Ya instalada
m
e dispuse a leer
un libro, el elegido fue
50 Sombras de Grey
,
ante su inminente estreno cinematográ
fico, quería saber que onda el libro del que todas mis amigas hablaban
.
M
ientras
tanto
mi marido
mucho más más valiente
que yo
,
se daba un
c
hapuzón
en la
s
aguas
cristalina
s d
e la pileta
.
Por más que el libro fuera por demás de interesante, e
l tiempo que estuve intentando amigarme con la lectura, lo conseguí poco y nada. No
era una cuesti
ón de actitud
,
y
mucho menos de aptitud, pero habí
a una razonable explicación para lo que me estaba sucediendo
:
"
E
l
musculoso
guardavidas del complejo
"
. Su bronceado
y torneado
cuerpo
lograba distraerme de tal manera, que mi concentración brillaba por su ausencia.
Escondid
os
tr
a
s
unos oscuros lentes de sol
,
mis ojos
recorrieron
por completo
la humanidad del bañero
.
En ese momento
me auto sorprendí al tener pensamientos inmorales y lujuriosos con el hermoso
joven
.
Encima las aventuras sexuales
de
Christian y Anastasia mucho no
ayudaban
, m
e imaginaba con los ojos vendados y atada mientras el bañero
me dominaba con una fusta de cuero a su antojo, bien al estilo 50 sombras.
Mi mente voló
por las nubes
hasta que la voz de mi marido
la
bajó de un h
ondazo
a
tierra firme
.
Lo esc
uché
hablando con alguien y la verdad es que m
e llamó poderosamente la atención
. N
o por el mero
hecho de hablar con
otra persona
,
Rubén
es un tipo muy dado que tiene
facilidad para caerle bien a la gente
,
pero si me sorprendió
que
la
amigable
tertulia
tuviera como protagonista al bañero de mis sueños
.
Durante
largos minutos
estuvieron hablando sin
que mis aguzados
oídos
femeninos
pudieran escuchar sonido alguno
.
P
or más que intentaba leerles los labios me era imposible descifrar
lo que decían
. Soy tan c
hi
s
mos
a que
no saber
de que hablaban
,
me convertía en un manojo de nervios
.
L
o que si se podía intuir a la distancia,
era que
ambos parecían congeniar a las mil maravillas
.
Después de
unos cuantos
y
torturadores minutos
, Rubén s
e acercó
acompañado por el chico
hacia donde yo me encontraba
para
ponerse
un poco de protector solar
,
y
no le quedó otra que
proce
der
a
las presentaciones formales del caso
.
A
sí me enteré que el chico
se llamaba David. Había comenzado este año a trabajar como guardavidas en
las cabañas
y cuando cerraba la pileta era instructor de tenis
en el mismo complejo
, lo que se dice un todo terreno.
Había
n pegado tan buena onda
que David
, al tener libre la noche,
lo invito a mi marido a
jugar al tenis
. L
a verdad que la
idea me pareció genial. A Rubén siempre le gustó
el mundo de la raqueta
y yo al ser completamente nula en la materia
, no podía corresponderle como él se merecía.
Obviamente que no puse reparos y permití que mi marido fuera
a
quemar algunas calorías
de
spués d
e la cena
.
Eso si
,
m
itad en broma, mitad en serio
,
l
o condicioné a que se
ocupar
a
de
mis necesidades maritales
al retornar a la cabaña
.
Esa noche m
ientras esperaba a
mi marido
estaba
más efervescente
de lo normal
.
Es que l
a lectura erótica de 50 sobras, sumada a
l
as imágenes del
torneado y esbelto cuerpo de
l bañero
, las cuales
retornaban una y otra vez hacia mi turbada mente
, me provocaban un calorcito fuera de lo normal
.
En ese estado de extrema necesidad, me recosté
en ropa interior
, y
esperé
ansiosa
mente el retorno de mi amado esposo
.
Por suerte al llegar a la cabaña
,
Rubén
cumplió con la pactado
y se ocupó de satisfacerme
.
Llegó limpito porque se había duchado en los vestuarios del complej
o
,
así
que
rápidamente
se sacó la ropa y se
metió
en la cama
como Dios lo
trajo al mundo
.
Una vez estuvo
bajo las sábanas
se
acurrucó a mi lado
. El contacto de
nuestros cuerpos,
provocó q
ue los mismos se encendieran de manera
instantánea
.
Sus labios besaron mi cuello haciéndome sen
tir un suave escalofrío por toda mi anatomía. Sin
más
preámbulo giré poniéndome boca arriba, e invitándolo de esta manera, a que se monte sobre mi
delicado
cuerpo
en la clásica posición del misionero
.
Cuando l
o hizo
,
nuestros labios
y lenguas
se encontraron
pasionalmente
, mientras s
u
falo
totalmente duro
penetró fá
cil
mente
dentro de mi
húmeda
vagina
.
D
espués de unos
instantes
de profunda penetración
,
ambos terminamos en un maravilloso orgasmo.
Pero
e
sa noche
,
algo fuera de lo normal me estaba ocurriendo. N
o sé que
era exactamente lo que
me pasaba,
pero
estaba completamente
desconocida
.
A pesar de mi reciente orgasmo, n
ecesitab
a má
s. T
odavía no estaba completa
sexualmente hablando
. Nuestros cuerpos completamente sudados, seguían frotándose uno contra otro
, pero lamentablemente
el pene de mi marido
ya habí
a vuelto a su normal flacidez.
M
ientras lo besaba apasionadamente,
le
susurré al oído con voz entrecortada
una sola palabra
,
la cual
utilizábamos en forma de código
durante nuestros juegos sexuales
: “TRAÉL
O…”
Rubén
sabía perfectamente a lo que me refería. Se giró hacia la mesa de luz, abrió el cajón y tomó un enorme consolador, habitual compañero de nuestr
os juegos amorosos
.
El tamaño
del consolador
era realmente considerable, mayor aún que el pene de
mi esposo
,
tanto en el largo como en su
grosor
. Además simulaba
perfectamente las formas, el color y el tacto de un miembro masculino real. Cuando el art
ilugio
estaba en la cama acompañándonos, sentía la hermosa e inconfesable sensación de que
alguien más
, a parte de mi marido,
disfruta
ba
de mi
inma
cu
lado cu
erpo
.
Al tenerlo en mis manos lo llevé hacia mi boca
, s
abía que a
Rubén
le encantaba verme jugar con el consolador. Comencé a lamer ca
da pliegue, cada detalle, recorriendo desde los testículos hasta el glande
, para luego introducí
rmelo hasta donde podía dentro de mi boca
.
Después de
un
ti
empo prudente
y tras
b
rindarle un exhaustivo trabajo oral a nuestro invitado,
dir
igí
el falso pene
hacia mi vagina, la cual estaba
lubricada y dilatada
nuevamente
.
Poco a poco logré introducirlo completamente en mi cuevita de placer, de manera que
por momentos solo
se
podían
aviz
orar
los testículos
del
juguete sexual
. Comencé con movimientos suaves, los cuales
fueron aumentando poco a poco
su
intens
idad
.
Sentir el falso pene entrar y salir de mi
interior
,
generaba una cantidad inusual de lubricación en mi zona íntima, provoc
ándome espasmos de placer.
Mi marido sabe que el sexo me transforma. Cuando estoy desmedidamente excitada me convierto en una persona
distinta, y me comporto como la más
guarra
esposa del universo. También sabe que cuando estoy sumergida en este
tipo de trance puede hacer conmigo lo que quiera
, a
rrastrándome
a un comportamiento
que
rechazaría en
cualquier
otro momento de mi vida
. E
xcepto
claro está,
durante el sexo
,
donde el vale todo esta
permitido. C
onsiguiendo
de esta manera
sumarle
sabor y restarle
aburrimiento
a
nuestra
vida
sexual
.
Tal es así
,
que
hasta me prendo
en
una
fantasía
que obsesiona
a Rubén
,
pero que yo rechazo de plano por completo:
un
trío
con otro hombre. Aunque para ser sincera
,
no lo rechazo porque no me agrade
la situación, sino
todo lo contrario, como buena hembra
me encantaría sentirme
estimulada
sexualmente por dos machos. Lo rechazo
porque fui criada en una sociedad por demás de m
oralista
,
donde es muy difí
cil poder romper esa eno
rme
barrera entre la moral y la satisfacción
sex
ual
.
P
or supuesto
que esa noche no fue la excepción
. Cuando l
e cedí el mando del
dildo
a mi marido y
mientras
me penetraba eróticamente
una y otra vez,
provocándome
orgasmos
varios
,
Rubé
n
trataba de convencerme
como de costumbre
hablándome
suci
o
:
-¿Te gusta
sentir esta
pija enorme
adentro tuyo
?
-¡
Siiiiiii
...
me encanta papi
!
-¿Te gustaría que fuera real?
-¡
Siiiiiii
...
!
-¿
Querés
sentir
la pija de
otro hombre
?
-¡
Siiiii
ii
...
!-
Me excita seguirle el perverso jueguito,
de todas maneras
mis
respuestas
eran acotadas
,
debido
al poco aire que quedaba en mis pulmo
nes por culpa de los placenteros orgasmos,
los cuales
no me permitían expresarme de alguna manera
más ilustrativa
.
Tuve que p
edirle que
ces
ar
a
de satisfacerme
porque ya no soportaba tanto placer.
Después de completar
nuestras faenas sexuales,
Rubén insistía con
su
fantasía, pero
relajada y con la libido por el piso
ya
no era lo mismo
, por lo que
me negaba
amablemente
,
pero
siempre
de
jando
de manera totalmente intencional una puertita abierta para que mi marido se
ratoneara y no perdiera el deseo hacia mi persona
.
P
ero es
a
noche
,
para mi asombro,
todo seguía estando patas para arriba
. N
o se
que me pasó, pero
debido a la conversación que tuvimos
,
la que
que
dó
descolocada
y exaltada
fui yo.
Sin
darme cuenta, Rubén me había hecho pisar el palito y
aunque s
abía que jamás me animaría a llevar a cabo su obsesiva fantasía,
había conseguido que el b
ichito de la curiosidad me picara mortalmente.
La textual conversación
que tuvimos
fue la siguiente
:
-¿Angie puedo hacerte una pregunta
?
-¡Claro!
-¿Me pareció a mí
,
o te e
xcitaste
más de la cuenta con las cosas chanchitas
que te decía
?
-No te hagas ilusiones
,
porque es
as cosas chanchitas...
no van a pasar nunca amorcito...- le respondí con una sarcástica sonr
isa.
- ¿Y porqué no? ¿Qué tiene de malo?
Es solo
sexo, no amor como lo nuestro
.
A parte ya te expliqué que a mi me excita como loco v
erte
gozar
con el consolador
...
me imagino lo que sería
verte con alguien de verdad
.
-Hay Rubén
...
un consolador no es lo mismo que una persona
...
no es tan fácil como vos
pensás
...
con
forma
te
con nuestro compañerito
. A
demás
pienso la situación y me imagino que
me daría asco tocar a
otro
que no seas vos
...
-
P
ero
si encontramos a la persona indicada, alguien que te guste
lo suficiente como para que
no te de asco
¿Lo pensarías aunque sea para darme el gusto
?-
insistió
.
-
Mmmm
...
En ese caso podría ser... Pero
vas a tener que encontrar la forma de convencerme..
.
-
dije
imagina
nd
o de manera equivocada que
quedaría satisfecho
con
la
respuesta, y daría
por terminada
la
conversación
.
-¡
OK
Tomo tu palabra...
a
l candidato ya lo tengo...
!
-¿Ah Si...? ¿Y
quien sería?-
le pregunté
inocentemente
.
-Alguien que
no parabas de mirar
hoy en la pileta
-¿
Quien...
El bañero
?
- respondí sin pe
nsarlo
,
pisando el palito ingenuamente.
-Yo no
lo
dije
, lo dijiste vos amorcito...
-Pero
noooo
tonto
... Son ideas tuyas
...
-
Mmmmmm
...
T
e conozco
araña
...
a
el podes engañarlo con la ayuda de tus lentes oscuros, pero a mi no
. Igual no tiene nada de malo, reconozco que a cualquier mujer normal le gustaría tener guardado en su mesita de luz un espécimen así.
-¡Hay... no seas tarado...!
-Es
la verdad, no te me hagas la inocente amorcito... a parte algún efecto raro generó en vos...
n
unca te vi tan caliente
como esta noche
... ¿O estoy equivocado?
-
Y...
la verdad es que
tiene un
lomazo
...
pero de ahí a hacer un trío...
N
i borracha
lo haría
.
-
¿P
ero p
orqué
?
Tiene facha, un cuerpo
soñado
y encima h
oy después de jugar al tenis
lo vi
ducharse
en el v
estuario
...
-¿Y qué
tiene
?
- p
regunté
ingenuamente por tercera vez
en escasos segundos.
-¿Qué tiene...? ¡Un
pedazo
enorme
tiene!
-
me dijo haciéndome con ambas
manos
enfrentadas
la inequívoca seña de algo
grande
.
-
¿E
n serio
?
Andá
mentiroso
...
no te creo
...
-
Le respondí
de manera incrédula, pero
demostrándole sin querer que
su última afirmación había despertado mi interés
.
-
Si te interesa t
engo pruebas...
-¡Estas mintiendo
!
-
Si estás tan segura
de qu
e miento
te juego una apuesta...
pero
e
l
perdedor
tiene que cumplir una
penitencia
¿S
os valiente o cobarde
?
-Dale
...
total no
tenés
forma de
probarlo
...
-
Yo no estaría tan segura...
Mirá
esto
...
C
uando
David
estaba bajo la ducha
,
me posicioné estratégicamente dentro del vestuario
,
y mientras
me hacía el que mandaba mensaj
itos
l
o filme
con el celular...
-
-¡M
ierda Rubén...
pensé que
estabas jodiendo...
E
stás totalmente loco,
mirá
si se d
aba
cuenta
... que vergü
enza
por Dios...
!
-¡Tranquila que no se percató
absolutamente
de nada! ¿Y...
?
¿Q
u
ien ganó
la apuesta
?
-¿
Y q
ué
quer
é
s
que te diga
boludo
...? ¡
Si
...
g
anaste vos
...
tiene un
pito
enorme!- le dije
to
t
almente
ruborizada.
-¡
Ahora
t
ene
s
que cumplir tu p
enitencia... Vas a tener que
animarte al
trio
!
-¡
No, no, no
...
me estás ma
ni
pulando...
ni
loca
meto otro hombre en
la
cama
!
- le dije dando por terminada la conversación.
-Bueno
por lo menos
pensalo
...
T
e paso
el video
por
WhatsA
pp
, a ver si te hace cambiar de opinión.
Si la conversación me había dejado descolocada,
el video de la ducha
,
lisa y llanamente me movió la
estantería.
Y
a había tenido suficiente recordando
su cuerpo,
pero
ahora tampoco podía sacar
de mi
mente la
imagen de la
enorme
herramienta sexual
de David
.
E
n el fondo sabía que mi marido tenía razón,
pero
no podía admitirlo.
Lamentablemente era muy insegura en lo que a sexo se refiere, y esa inseguridad era la que alimentaba mi exce
sivo pudor a la hora de expresarme en la cama.
E
sa noche concilie el sueño como pude. A
l día
siguiente
nos
levant
amos
tarde,
y
después de comer unas ricas carnes y verduras asadas, nos dirigimos por segunda vez a la pileta. Como era de imaginarse Rubén se puso a charlar nuevamente con David. Mientras transcurría su
amena
conversación,
se
m
e hacía imposible no reparar en la entrepierna del bañero
por culpa de ese maldito
video prohibido
.
C
uando mi marido se dignó a darme bolilla nuevamente,
me enteré que habían quedado para jugar
al
tenis
nuevamente
.
L
a salida por segunda noche consecutiva
,
obviamente,
no le iba a salir gratis.
-
Como esta es
la segunda vez
que te vas
queridito
t
e
voy a poner
dos
condici
ones. L
a primera es que
esta noche
me atiendas
otra vez
como merezco
. Y la segunda te la dig
o cuando se me ocurra algo
interesante
...
-
Ok...espero que se te ocurra
n cosas
chanchit
as
...
- me respondió con una sonrisa.
Esta vez ni siquiera se quedó a cenar, se fue al atardecer
con David y quedé solita en la cabaña. Me bañé y me recosté
a esperarlo
.
E
sta vez
me puse el traje de Eva y me
quedé toda desnudita
.
Aburrida y sin saber que
hacer para matizar la espera,
no
tuve
mejor idea que ponerme
a
analizar exhaustivamente
el video
de David
.
Solo duraba 40 segundos, pero lo
observé tantas veces que perdí la cuenta.
Mientras más l
o
observ
ab
a más caliente me ponía
,
hasta tal punto que
tuve que masturbarme para saciar
la
excitación
que me provocaba el cuerpo desnudo del bañero
.
Igual todavía no me sentía completa, necesitaba
calor corporal masculino
o de lo contrario tendría que solicitar la urgente presencia de
mi
compañer
ito
sexual
, quien en la oscur
idad del cajó
n de la mesa de luz, estaba esperando ansioso el llamado
de auxilio
.
E
l problema es que
estaba más caliente que una pav
a y
Rubén se
demora
ba
más de lo debido
. E
s
tábamos al borde de la medianoche y todavía ni noticias de el
. La
tardanza se originó porque
después del peloteo en el polvo de ladrillo,
fueron a la cabaña de David
para saciar la
enorme
sed
que les había provocado
la contienda tenística
,
y obviamente la aplacaron con
una mezcla de
varias
bebidas alco
h
ó
lica
s. S
egún
las
textuales palabras
de mi marido
,
el tiempo
se le había
evaporado
sin darse cuenta
.
Después de esperar un tiempo prudencial, y s
in saber en ese momento
a que se debía su tardanza
,
decidí mandarle un mensaje de texto
para apurar un poco el trámite
.
E
l mensaje
que le env
ié
tenía una sola palabra,
la cual
Rubén
entendería perfectament
e
: “TRAÉLO…”.
Obviamente que me refería al consolador, pero esa simple palabra tenía grandes connotaciones con respecto a la conversación que habíamos tenido la noche anterior sobre el bañero, y sabía que mi marido se iba a volver loco al leerlo. Aunque la verdad es que no creí
a que tanto
..
.
Después de apretar la tecla
send
, me quedé
rogando
que mi marid
ito
se diera por enterado de
la
indirecta
, y retornara raudamente
a
mis brazos.
Como yo me imaginaba,
Rubén me contó que al ver el mensaje, su corazón casi se paraliza, lo que le hizo cambiar las facciones de su rostro completamente. Al ver en la pantalla de
l
celular: “TRAÉLO…” su mente comenzó a volar imagin
ando un sin fin de cosas
relacionadas
con
esa simple
pero
fulminante
palabra.
David que no era ningún
tonto,
se percató de que algo
extrañ
o
o
curría al ver el
gesto
de sorpresa
de mi marido
.
Sin saber que su inocente pregunta cambiaría el curso de los acontecimientos de esa noche, interrogó a Rubén
de manera inocente
para interiorizarse
sob
r
e
lo que estaba ocurriendo
.
Mi marido al
igual que la mayoría de los hombres,
cuando toma alguans copas de más, no puede cerrar su enorme e in
discreta
bocaza
,
y esta vez no fue la exce
pción
.
Pero para no pecar de injusta, tengo que confesar que si no fuera por la ayuda del
alcohol que lo des
inhibió más de la cuenta, jamás se hubiera
llevado a cabo la comprometedora charla que sostuvieron
con el bañero. E
l
diálogo
textual que a continuación se di
o entre ellos,
obviamente
contado por mi marido
,
fue
el siguiente:
-¿Pasa algo Rubén
?-
-No... bueno si... pero nada malo. No quiero que lo tomes a mal, pero tengo que irme...
-¡Ja, parece que te tienen cortito!
-¡Más o menos... Tengo que consumar el matrimonio
,
sino me piden el divorcio
JaJa
...
!
-¡Bueno si necesitas ayuda s
olo
tené
s
que ped
í
r
melo
JaJa
!
-
Y.
..
la verdad que pensánd
olo bien p
odría ser...
mirá
el mensaje que me mandó
mi
esposa
.
¿TRAÉLO...? ¿Y qué significa
eso
?
¡Si
me prometes que
esto
queda entre nosotros
,
t
e lo explico rápido
...
!
-¡Claro
, te lo prometo!
No había transcurrido mucho tiempo desde mi mensaje, cuando sentí como la puerta de entrada rechinaba al abrirse. Después de unos segundos
apareció mi marido en la habitación, la cual solo estaba iluminada por las parpadeantes luces de la televisión encendida.
Inmediatamente se abalanzó sobre mi cuerpo y comenzó a besarme
apasionadamente.
Gracias a s
u aliento que destilaba alcohol, me di cuenta del origen
de
su inesperada tardanza.
Pero el video
de David
me había dejado ta
n
en
llamas
,
que dejé los reproches para otro momento y me entregué por completo a
la sesión de sexo. Estaba tan excitada que
necesitaba ser penetrada en ese mismo instante
.
Pero evidentemente esa noche... no era mi noche. O por lo menos fue lo que pensé en ese momento, ya que e
l pene de Rubén
estaba
aletargado
y
no reaccionaba,
al
go que nunca le había pasado con anterioridad.
Intenté ayudarlo
a travé
s del sexo oral pero no hubo respuesta alguna.
-
S
eguramente
son
los efectos
secundarios
de
l
alcohol
-
le dije
de manera
ofuscada.
No me enojé por el simple
hecho de que
su pene no se despertara, no soy tan insensible, y a cualquiera le puede pasar
. P
ero si me enojé por la tardanza sin previo aviso
,
que
sumado a la
gran
cantidad
de alcohol que había ingerido
seguramente le estaba
n
provocando su disfunción
eré
ctil
.
En ese momento recordé que Rubén se excitaba fácil
mente cuando me veía inter
actuar con nuestro invitado de honor.
“TRAÉLO…”
le dije
recordándole mi mensaje. Al escuchar la mágica palabra,
rápidamente
me tomó
a nuestro compañero
sexual y lo metió en nuestra cama
.
Lo
chupé y saboree repitiendo el ritual que llevabámos a cabo cada vez que el compartíamos la cama con el consolador
.
Después de unos minutos l
o dejé penetrarme con el dildo,
mientras le hablaba sucio
para excitarlo. A
unque
esta vez
,
para su sorpresa
,
las palabras sucias tenían
nombre y apellido: David el bañero
.
-
¡
Papi no pude resistirme...
e
stuv
e
mirando el video
de David y me convenciste
...
Tiene un
terrible cuerpazo
!
-
¿Si? ¿Y que te hizo cambiar de opinión
?
-¡Su verga
... es enorme... la quiero
probar
..
!
-
¿En serio
me
lo decís
?
-¡
Siiiiiii
...
Quiero
que
David
me la ponga papi
!
-
¡Dec
í
melo
otra vez
... quiero escucharte suplicar
por la
pija de
David...!
-
¡
Sii
iiiii
, la quiero papi
.
..
quiero su enorme verga
... la quiero chupar
y
sentir
dentro
mío.
..!
-¡Me encanta que seas tan puta... q
uiero que seas la puta de David, quiero escucharte gritar
su nombre...!
¡
Siiiiiii
...
Q
UIERO LA PIJA DE
DAVID
...
QUIERO SER LA PUTA DE DAVID
!
- le grité desaforadamente
casi sin poder respirar
mientras tenía un terrible
orgasmo
.
-Tus deseos son órdenes- susurró mi marido, provocando que mi cuerpo se paralizara completamente.
Mientras decía esta última frase, hacía ademanes hacia la entreabiert
a puerta del dormitorio. La señal era inequívoca, estaba invitando a alguien para que entrara a nuestra pieza. Mi ritmo cardíaco se aceleró al ver entre la penumbra, la silueta de un hombre desnudo acercándose hacia nuestro lecho conyugal.
David quien había estado escondido
mirando, pero
sobre todo
escuchando lo que
se
decía en la pieza
, se
acercó
lentamente
a mi lado
ofreciéndome la hermosa vista de su gigantesco pene
.
La verdad es que e
n ese momento no supe qué hacer, solo me quedé helada sin poder articular palabra alguna.
-Tranquila…
Dej
a
te
llevar mi amor, solo
tenes
que gozar y disfrutar- me dijo mi mar
ido suavemente al oído. Y fue suficiente para darme cuenta que estaba jodidamente entregada
.
David se estaba acariciando su erecto y palpitante pene. Yo lo conocía en su estado normal de flacidez gracias al video de la ducha. P
ero la verdad es que me sorprendió mucho más en vivo y en directo
, ya que descubrí que en su estado
de completa erección,
era
más grande que el
consolador. Sin darme tiempo para ningún tipo de arrepentimiento
, el bañero se recostó a mi lado y comenzó a besarme
ro
m
á
nticamente.
Sus cálidos labios se fundieron con los míos, mientras su inquieta lengua exploraba por completo mi cavidad bucal.
El sabor de sus besos era exquisito, al igual que el aroma de su varonil cuerpo.
Después de unos instantes su boca comenzó a bajar lentamente hasta depositarse primero en mis erguidos y turgentes pezones, para luego finalizar su recorrido en la zona de mi entrepierna, centrándose sobre todo en mi sobre excitado clítoris. David usaba tan sabiamente su lengua que consiguió hacerme delirar de placer con un orgasmo inigualable.
Después de relajarme me senti en la obligación de devolverle el favor al bañero.
Rompiendo todos mis tabúes, y venciendo mi pudor, tomé
su pene
con una de mis manos
,
lo acaricié
y lo ma
s
turbé
s
ensualmente
, como queriendo descubrir cada
milímetro de sus genitales
a través
de mi sentido del tacto
. A
cerqué
suavemente
mi boca hacia su pelvis, y comencé a practicarle una
tímida
felación
.
No pensé que podía ser posible, per
o
me excitaba
terriblemente
tener el pene de otro hombre en mi boca delante de la atenta mirada de
mi marido
. Mientras saboreaba el sexo de David
,
miraba fijamente y con cara de
zorra
a mi esposo,
qui
e
n ahora sí estaba al palo,
tan excitado que su
órgano sexual
parecía
a punto de estallar.
Luego
comprendí
por
qu
e no
había tenido una erección
al principio
de la noche
. E
l stress que le provocaba el
temor
a lo desconocido
,
hizo que su pene no reaccionara
. El maldito m
e había preparado un
a
celada
,
y
e
l no saber
cual iba a ser la
impredecible
reacción
de
su
mojigata
esposa
, le había jugado en contra
. Igual
sinceramente
agradezco hasta el día de hoy que no me lo haya contado, porque de otra forma jamás me hubiese animado a participar de los hechos que se desarrollaron esa noche
.
S
iempre
me encantó
practicarle sexo oral
a Rubén, pero
e
sta
e
ra la primera vez que saboreaba un pene que no era el de mi marido, y su sabor era totalmente distinto, exquisito pero distinto
.
Recorría
toda
la longitud
del pene con mi lengua, desde el glande hasta los testículos, prestándole especial atención a la zona del frenillo. La zona de su entrepierna, al igual que el resto de su cuerpo, estaba completamente depilada. Luego introduje como pude su pene dentro de mi boca, el mismo cabía a duras penas debido a su
s exorbitantes dimensiones.
De vez en cuando
con
mis
manos
acariciaba los
trabajados
pectorales y
abdominales de David, cerciorándome de
que
no
eran
fruto de mi
imaginación
.
Mientras tanto Rubén
miraba como hipnotizado
y no permitía que lo toque
, evidentemente
haciendo verdaderos esfuerzos para contener su eyaculación.
Lo que si hacía de vez en cuando era besarme y de esta forma podía sentir en mis labios el sabor y el aroma del pene de David. V
erme entregada a otro hombre y abandonada al placer, seguramente le resultaba sumamente excitante, casi irreal..
En determinado momento, mientras saboreaba mis labios y aprovechándose de mi estado de trance y total excitación, Rubén me susurró por lo bajo mientras me besaba:
-¿Querés que David te la ponga amor?
-¿Estás seguro amor...?
-
¡Claro tonta... p
ara
eso te
lo
traje
!
- me contestó.
-Bueno...
Inmediatamente al escuchar sus palabras
me
senté
sobre
el pene
del
bañero
. No tuve mayores problemas para
lograr la penetración
, porque el consolador había cu
mplido su función a la perfección: lubricar y dilatar
mi estrecha vagina para el enorme pedazo
de David.
Al sentir
su
pene
completamente
en mi interior
,
comencé un sensual movimiento pélvico
hasta conseguir
varios
orgasmo
s
marav
illoso
s e incontables porque nunca supe
donde terminaba
uno y empezaba
el otro
.
Mientras tanto
Rubén
se tocaba mientras me movía
frenéticamente
sobre
David
.
Luego de unos minutos cambiamos de posición,
cansada de tanto ajetreo, me puse en cuatro patas
como
si fuera una
perr
ita
en celo. De esta forma
podía
re
cobrar un
poco la respiración y al mismo tiempo
permitía
que David me
dominara a su antojo
.
Mientras
el bañero
me
penetraba una y otr
a vez de manera salvaje
,
logré encadenar
nuevos
orgasmos, uno mejor que el otro.
Al escuchar
como
un pene que no era el suyo me hacía
gritar y delirar de placer,
Rubén no aguantó más, acercó su pene hacia mi cara y eyaculó una abundante cantidad de semen sobre mi suave rostro
.
Después de acabar
,
mi marido se retiró
al baño
y me dejó en soledad con D
avid
. S
up
use
que
era
para
as
ears
e
, pero su retirada tenía un doble sentido
.
A pesar de que intentó
hacerlo de manera discreta, pude divisar el momento exacto en que
encendió
la filmadora
.
En ese momento
interpreté perfectamente lo que Rubén estaba planeando. Al sentirme espiada por una cámara indiscreta, me volví loca y
perdí la poca inhibición que me quedaba. D
ejé
el pánico escénico de lado
y
desat
ándome
completamente
,
monté un fantá
stico show para que mi marido
disfrutara
posteriormente
.
-¡AAAAHH... AAAAHH...!
Siiiii
...
así
...
Coge
me
...
s
eguí
David...
cogeme
...
no pares
...
-¡AAAAHH...
AAAAHH...!
Dios
, por favor...
no pares...
seguí David...
Siiiiiii
, así...
cogeme
papito...
-¡AAAAHH... AAAAHH...! S
iiiiiii
, así... seguí, seguí
...
cog
eme
...
por favor
...
-¡AAAAHH... AAAAHH...! M
e encanta tu verga... me llena toda...
-¡AAAAHH... AAAAHH...! S
os
un animal David...
cogeme
más fuerte
...
matame
... soy tuya...
-¡AAAAA
HH...
Haceme
tu puta... AAAAAAAA
AAAAAAAAAAAAA
A
HH
!
Mi
entras más me cogía David, más salvaje me ponía
.
El bañero
inspirado por mis palabras
m
e cambió
de
posición varias veces sin dejar
de
penetrarme ni un segundo. De
esta forma pude de
sc
ubrir
varias poses nuevas del
kamasutra
, las cuales
me hicieron olvidar
completamente
tanto
a
la cámara como a
mi adorado esposo.
Nunca había probado un pene
tan grande y la verdad es que lo estaba disfrutando terriblemente.
La pose
premium
de la noche,
fue cuando
el bañero
me acostó
boca abajo y
m
e montó
pe
netrá
ndome desde atrás.
Sentir todo el peso del cu
erp
o de David
sobre mi
anato
mía y al mismo tiempo sentirme
indefensa y entregada,
con una
enorme estaca empalándome fue demasiado. F
inalmente estaba cumpliendo
la
obsesiva
fantasía d
e Rubén d
e verme coger con otro tipo,
pero después de tanto placer mi cuerpo ya suplicaba piedad
.
Le pedí a
David
que terminara porque no
aguantaba
más
,
y con un
control de la eyaculación que me sorprendió, sacó rápidamente el
pene de mi húmeda vagina,
largando
una gran cantidad de semen caliente
sobre mi espalda
.
En ese momento cuando Rubén escuchó los gemidos del bañero indicando que había terminado, se acercó con la cámara encendida e hizo un primer plano de mi cara de s
atisfacción y luego
sobre la impresionante cantidad de semen que había sobre mi cuerpo
.
Después de unos instantes
ambos
se tumbaron
a cada lado de mi cuerpo.
A
poyé mi espalda contra mi marido, refrega
ndo todo el semen de David sobre su cuerpo.
Como buena hembra satisfecha y en señal de agradecimiento
le regalé un prolongado y cálido b
eso
a nuestro invitado de honor
. A continuación hice lo propio con mi marido. Mientras le sonreía pícaramente le solté sin ponerme colorada: -
¿
Te
acord
a
s
que en la pileta te dije que iba a pensar la segunda condición? Ya
la se amor
,
quiero que me regales
una
doble penetración
...