Un trío fantaseado muy real
Una chica disfruta de dos pollas hasta tal punto de no saber distinguir si ha sido real o fantasía.
Cuando Fer le comentó a Ingrid que le gustaría dedicarle un relato, y le preguntó qué situación le gustaría recrear, ella le dijo que había tenido fantasías en estar con dos chicos a la vez. Fer se sentó frente a su ordenador y se dispuso a escribir la historia, mientras imaginaba a Ingrid disfrutando de su fantasía deseada. Las palabras brotaban solas, fue uno de esos relatos en los que tu imaginación volaba y tan solo necesitabas plasmarlo sobre el papel.
Llamó a Ingrid al finalizarlo y le comentó que lo tenía listo, pero que no se lo mandaría de forma convencional. Un email le parecía demasiado frío e impersonal, así que invitó a Ingrid a que se pasara por la habitación de su hotel para leerle él, de viva voz, su historia.
Ingrid llegó algo nerviosa, pero totalmente convencida de que algo especial iba a suceder. Conocía demasiado bien a Fer y sabía que no sería nada raro que acabaran con un buen polvo. Se vistió para la ocasión, con una falda negra, corta, que realzaba su espléndido culito, una camiseta blanca con un generoso escote y tacones negros que estilizaban sus piernas. Fer, al escuchar la puerta, abrió y la miró con cara de aprobación.
- "Hola, guapa" le dijo, mientras le besaba la boca. "Quiero que te relajes y que te metas en la historia", continuó, "me gustaría que te quedaras tan solo con tu tanguita y te tumbes sobre la cama, ya vuelvo".
Fer se retiró al cuarto de baño dejando a Ingrid algo confusa. Ella sabía que acabarían en la cama, pero no se lo había esperado tan frío, tan inexpresivo. Aunque se habían visto desde todas las posturas, desnudarse así, sin venir a cuento, le daba algo de corte, pero sin embargo optó por hacerle caso y tumbarse sobre la cama boca arriba con su tanga negro y sus pechos desafiando la fuerza de la gravedad.
- "Bien, Ingrid" dijo Fer al volver. "Estás maravillosa así, pero ahora quiero vendarte los ojos y atar tus manos al cabecero de la cama. Quiero que te concentres en el relato, que nada te distraiga y creo que es la mejor forma".
No esperó a que ella contestara, se sentó a su lado y le vendó los ojos con un pañuelo negro. A continuación ella notó cómo le agarraba suavemente las muñecas y las ataba (¿eran corbatas?) al cabecero. A los pocos segundos escuchó que llamaban a la puerta.
- "¿Qué es esto, Fer? ¿A quién esperas?".
- "No te preocupes", la tranquilizó él, "he encargado que subieran una botella de cava".
Ella escuchó efectivamente cómo dialogaba con el servicio de habitaciones y que a continuación cerró la puerta. Escuchó cómo destapaba la botella y llenaba una copa. Notó que se sentó a su lado y escuchó a Fer decirle, con esa voz que la volvía loca:
- "Perfecto, Ingrid, prepárate para disfrutar de la historia".
Fer mojó sus dedos en la copa y le embadurnó los labios con el cava. Ingrid sacó instintivamente la lengua para saborearlo, chupando los dedos de Fer. Él volvió a mojar sus dedos en la copa, volvía a recorrer la boca de Ingrid con ellos y esta vez acercó su boca para lamerle despacio sus labios y mordisquearlos suavemente.
- "Cava y tu boca, combinación perfecta", le dijo sin dejar de besar a Ingrid, degustándola.
Mojó sus dedos una vez más y esta vez untó los pezones de Ingrid con ellos. Acercó su boca y giró su lengua alrededor de ellos, apretándolos entre sus labios y tomándolos con suavidad entre sus dientes. Ingrid no tardó en reaccionar; sus pezones se pusieron duros al instante y comenzó a notar un calor interior que le bajaba hacia su entrepierna. Fer retiró su boca mientras ella escuchaba un tintineo que no llegaba a reconocer. De repente notó algo helado sobre sus pezones que al mismo tiempo le hacía estremecer, mientras Fer los frotaba con dos cubitos de hielo. Sus pezones estaba a punto de estallar, cuando Fer volvió a lamerlos para devolverle su temperatura. Mientras lamía uno, pellizcaba el otro entre sus dedos, cosa que hacía que la respiración de Ingrid comenzara a acelerarse.
Fer bajó un cubito de hielo por su vientre, hasta llegar al borde del tanga, mientras recorría con su lengua el rastro que el hielo iba dejando en su piel. Cuando llegó con su boca al tanga, metió su mano en él y frotó el hielo por su coñito, de arriba abajo, y vuelta a subir hasta hacer que se derritiera por completo frotando su clítoris con él. Ingrid estaba ya jadeando sin disimular mientras notaba su coño entumecido de frío.
Fer se sentó de rodillas entre sus piernas, y le quitó lentamente el tanga disfrutando de la visión al comprobar cómo ella levantaba sus caderas para facilitar la operación. El acercó su boca a su coño depilado, le separó bien los labios y, sin previo aviso, le dio un lametón largo, profundo, desde su culito hasta su clítoris que hizo que Ingrid lanzara un gemido igual de largo, igual de profundo. Tras subir y bajar varias veces con su lengua por la rajita empapada, se dedicó un rato a lamer, succionar, chupar, apretar entre sus labios y mordisquear el clítoris que se encontraba ya duro, pidiendo más. Mientras hacía eso, con sus dedos jugaba alrededor de la entrada de su coño y su culo, mojándolo todo bien y dilatándolos para lo que les esperaba. Sin dejar de chuparle el clítoris introdujo dos dedos en su coño para masajearle el punto G. Ingrid gemía, disfrutando de una de las mejores comidas de coño que recordaba, cuando de repente notó una lengua que recorría la comisura de sus labios y que se introducía en su boca.
- ¿"Te está gustando la historia, putita mía"? escuchó que preguntaba Fer a escasos centímetros de su boca.
De repente, lo entendió todo. El supuesto camarero jamás había abandonado la habitación, había estado ahí todo el tiempo y era quien la estaba haciendo disfrutar tanto con esa comida de coño. La sola idea de estar con dos chicos, de poder tener la oportunidad de tener dos pollas para ella sola, la excitó sobremanera. Quería sentirse zorra de verdad, disfrutarlo como nunca.
- "Quiero veros", acertó a decir con voz entrecortada.
Fer le quitó la venda y se lo encontró de rodillas, a su lado, desnudo y con una erección enorme. Miró hacia abajo y vio al otro chico, que dejaba de lamerle y se acercaba a ella para colocarse en la misma postura que Fer a su otro lado. Como si de una coreografía se tratara, los dos chicos empezaron a masturbarse lentamente, mientras la miraban a los ojos. Le metían los dedos en la boca para que los mojaran bien y se apretaban con ellos sus capullos. Ingrid estaba extasiada, la excitación iba en aumento por segundos y sin darse cuenta se le caía la baba.
- "Soltadme, cabrones, que vais a ver lo que es una buena paja"., dijo con la voz más puta que pudo poner.
Los chicos le soltaron las manos y agarró esas dos pollas con fuerza. Se sentía que los tenía en su poder, que podría hacer cualquier cosa con ellos ahora. Comenzó a pajearlos, primero despacio, luego cada vez más rápido, mientras los mojaba bien con su saliva y disfrutaba con la cara que se les empezaba a poner. Agachó su cabeza y se metió la polla de Fer en la boca sin dejar de pajear al otro chico. Con el capullo dentro, giraba su lengua a su alrededor y lo apretaba entre sus labios. Se lo metía y sacaba con fuerza, follándolo con su boca. A continuación cambió de polla, pajeaba a Fer mientras con su lengua recorría la otra polla desde los huevos hasta la punta para, a continuación, metérsela todo lo profunda que pudo y follarlo de la misma manera que antes a Fer. Las puso bien juntas las dos y las chupó a la vez, embadurnando sus labios y su cara con ellas.
Se tumbó boca arriba y ordenó a Fer que la follara, mientras seguía comiéndole la polla al otro chico. Notaba cómo la polla de Fer entraba en su coño caliente y empapado de un solo golpe, fuerte, hasta el fondo. Lanzó un grito y empezó a chupar la polla con desesperación. Con cada embestida de Fer, más profundo se metía la polla en la boca. Jadeaba, gemía, sentía que se quedaba sin respiración pero era incapaz de dejar que se le escapara la polla.
Después de un rato así, se puso a 4, le pidió a Fer que se tumbara bocarriba delante de ella y al otro chico que la follara bien por detrás. No tuvo dificultades en introducir su polla en su coño totalmente dilatado y mojado. Ella acercó su boca a los huevos de Fer, para lamerlos desesperada. Se los metía en la boca, los chupaba, mientras con su mano subía y bajaba por su polla.
- "Estás disfrutando, zorrita?", le preguntó.
- “Síii, y lo sabes...me tenéis muy perra y haré que os corráis como nunca”, contestó ella sin dejar de pajearle, mirándole a los ojos.
Sentía como la otra polla entraba y salía de su coño a una rapidez endiablada, cada vez más fuerte, cada vez más duro. No iba a aguantar mucho más. Sentía que estaba a punto de correrse. De repente se giró para hacer que parara. Era su primera vez, quería recordarlo para siempre, quería que su orgasmo fuera espectacular.
- "Folládme los dos, quiero sentirme follada por todos lados".
Fer se tumbó sobre la cama y ella se puso encima. Le dio un beso profundo, húmedo, lascivo, y se clavó la polla hasta el fondo. El otro chico se puso detrás y tras lamerle un poco el agujerito y meterle primero un dedo, colocó su capullo en la entrada de su culo y metió su cabeza, quedándose parado ahí. Fer empezó a moverse lentamente, haciendo que su polla entrara y saliera de ella y que su clítoris se frotara contra su púbis. Ingrid miró hacia atrás.
- “Vamos, cabrón, rómpeme", le ordenó.
El se agarró a sus tetas desde atrás, y de un golpe seco le metió la polla hasta el fondo en su culo. Escuchó cómo sus huevos chocaron contra sus nalgas. Lanzó un grito mezcla de dolor y placer. Y ahí, entre los dos, comenzaron un baile perfecto, sincronizado, que hizo que Ingrid se sintiera como una diosa, follada por todos lados, moviéndose sin parar, notando cómo esas dos pollas entraban y salían de ella sin parar. Empezó a notar que le llegaba el orgasmo, comenzó a frotarse el clítoris y a golpearlo con la palma de su mano. Sus músculos se tensaban, su coño palpitaba.
- "Siiiiiii, vamossssss, vamossss, me corrooooooooo", gritaba mientras notaba las sacudidas dentro de ella.
Estalló como nunca recordaba haber hecho sin dejar de botar sobre Fer y empujando su culo hacia atrás para notar la polla más dentro de su culo.
- "Ohhhhhhhhh, siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii" gritó, liberándose de la tensión, notando su cuerpo convulsionar en un orgasmo interminable, sintiendo los espasmos que recorrían todo su cuerpo.
Sus jugos empapaban las sábanas cuando se tumbó boca arriba y ambos chicos se pajearon unos segundos hasta estallar y correrse los dos sobre sus tetas. Cerró los ojos y untó el semen por sus pechos, sus pezones, mientras se llevaba un dedo a la boca para saborearlo.
Cuando abrió los ojos estaba Fer solo, ni rastro del otro chico. ¿Se lo había imaginado todo? ¿Se había excitado tanto hasta haberlo vivido así mientras Fer relataba la historia? Fer intuyó por su mirada lo que ella pensaba.
- "Espero que lo hayas disfrutado tanto como yo", le dijo, con una sonrisa cómplice mientras la besaba otra vez con ternura.