Un trío entre mi novia, mi amigo y yo
Muchas veces mientras mi novia Sandra y yo follábamos nos imaginábamos a un tercero (hombre o mujer) para hacer realidad una de nuestras fantasías más cachondas: hacer un trío.
Muchas veces mientras mi novia Sandra y yo follábamos nos imaginábamos a un tercero (hombre o mujer) para hacer realidad una de nuestras fantasías más cachondas: hacer un trío.
Con el beneplácito de mi novia, le planteé la situación a uno de mis mejores amigos desde que era pequeño. Algo más pequeño que yo en edad y ya casado, teníamos mucha confianza mutua para estos temas pues en nuestra adolescencia nos hacíamos pajas viendo porno en alguna de nuestras casas. Sabía que calzaba buen rabo y eso le gustaría a mi novia. Su respuesta fue rápidamente un sí y ni corto ni perezoso ideé un plan para que mi novia accediese a hacer realidad una fantasía que solo despertaba en ella durante momentos previos a sus orgasmos.
Una noche de cena en pareja y una vez la notaba tranquila y descansada se lo conté. Al principio puso pegas pero se fue calentando con mis descripciones imaginarias sobre el trío. Además ella conoce a Jose (mi amigo) y sabía que había confianza para parar cuando ella quisiera. Tras unos preámbulos, le dije: Vamos a hacerlo hoy. Para que no os sintáis incómodos llegaré tarde a casa con cualquier excusa, le diré que suba y así puedes estar con él un rato a solas, conoceros más y si queréis empezar sin mí, hacedlo. Ella se volvió a negar. 'Mejor dejarlo como está', me dijo Sandra. Yo cogí su móvil al ver que ella no se animaba, entré en su wassap y le puse a Jose 'Mi novio nos deja estar a solas, si te quieres venir te espero en casa'. Jose, que tenía otros planes para la noche, lo canceló todo y contestó rápido. Todo pintaba bien.
Mi novia y yo llegamos a casa a eso de las once y media de la noche. Él llegaría sobre las doce y algo. Mientras Sandra se duchaba le dije que saldrá a tirar la basura y a dar una vuelta para hacer tiempo a que Jose llegara. Le dije que dejase la luz del dormitorio encendida hasta que él llegara, así sabría yo desde la calle que mi amigo había llegado dispuesto a follarse a mi novia. Cogí la bolsa de basuras, unas cajas y me fui a la calle. Aproveché para buscar un sitio abierto donde comprar un paquete de tabaco ya que sólo me quedaban dos cigarros. Así hacía tiempo para la llegada del corneador y para que tuvieran tiempo de hablar algo y comenzar el lío.
El único sitio abierto donde comprar tabaco estaba bastante lejos. A unos treinta minutos ida y vuelta de la casa que compartía con mi novia. Cuando me encaminaba a nuestro domicilio, vi que la luz del dormitorio estaba apagada. La señal que anunciaba que Jose había llegado. Como no quería entrar a casa y estropear la situación, cogí en el ascensor hasta una planta inferior, subí los escalones de la planta que quedaba muy despacio y pegué la oreja a la puerta de casa. Quería escuchar la conversación y saber si mi novia estaba bien.
-Entonces qué ¿vamos a follar? - escuché a Jose.
-¿Pero ya, ya..? - Dijo Sandra.
¿Cuándo vuelve tu novio?
No lo sé, es muy irregular en el horario.
¡Venga pues vamos!
Cuando escuché ese vamos... y ella asintiendo, me puse cachondísimo. No podía abrir la puerta y ya tampoco escuchaba nada, ya que se metieron en el dormitorio. Me dije a mi mismo 'me fumo un par de cigarros y entro'. Y así fue.
Apagando la última de las dos colillas en el rellano de la escalera, cogí las llaves y abrí la puerta de la casa. Todo estaba a oscuras. Como ellos me esperaban, no hubo sobresaltos. En la penumbra los observaba tumbados en la cama -aún con la ropa puesta- besándose y acariciando sus cuerpos. Jose abrazaba fuertemente a mi novia mientras le comía la boca mientras ella le apretaba fuertemente el culo aún cubierto por unos vaqueros gastados. Entré en el dormitorio y en tono cómplice les saludé.
-¿No os habéis podido resistir a esperarme eh? Voy a entrar a ducharme y ahora me uno guarrones.
Ambos sonrieron sin dejar de morrearse mientras yo me dirigí a la ducha. Llevaba todo el día trabajando y quería entrar en el juego limpito y bien aseado. Mientras me duchaba en el baño que hay en el dormitorio, comencé hacerme una soberana paja imaginándome a mi novia con Jose. Salí de la ducha, me sequé y los gemidos de Sandra me decían que estaba gozando como a ella le gusta. Me puse tan sólo los bóxers, salí del baño y la imagen que me recibió nunca se me podrá olvidar. Mi novia y Jose ya estaban en pelotas follando. Ella estaba puesta a cuatro patas en nuestra cama mientras mi amigo le daba por detrás con un ritmo tranquilo pero contundente. Él agarraba los cachetes de ella con ganas mientras le propinaba una buena embestida. Era la una de la madrugada.
Me quedé observándolos un tiempo. Mi polla sobresalía ya de mis bóxers. Observaba como Jose contraía sus glúteos para apretar la follada y clavarle hasta el fondo la polla a mi novia que no dejaba de gemir y de pedir mi entrada en la cama. Me fascinaba la postura, quería verla en primera persona. Tras entrar en la cama con el cuidado de no rozar mi polla con el de mi amigo, me coloqué justo debajo de mi novia. Quería comerle el coño mientras Jose se lo follaba. Quería ver como la polla de mi amigo entraba y salía sin condón, totalmente dura y empapada del coño de Sandra. Mi novia comenzó a comerme los huevos mientras yo le lamía los labios de su vagina entre las embestidas de Jose. Que sensación más rara para un hetero, pensaréis. Todo justo lo contrario. El morbo que me daba estar casi humillado por mi amigo mientras se follaba a mi novia... Lamia el coño de mi novia y casi rozaba su polla.
Seguimos así un buen rato con mi novia y yo haciendo un 69 mientras Jose la taladraba por detrás. Observé la polla de Jose entrando y saliendo y pude compararla con la mía. Ambos gastamos buenas herramientas. Tal vez la suya algo más gruesa y la mía más larga y mi amigo también tenía los huevos grandes y colgando. A mi novia eso le encanta. Me corrí al poco rato en la boca de Sandra, que se tragó mi leche mientras Jose seguía dándole por detrás. Eran las dos y cuatro. Más de una hora llevaba follándosela y mi novia resistiendo.
Sandra se tumbó en la cama y nos pidió que le comiésemos el coño. Allí estaban dos machos dándole placer a una sola hembra. Con nuestras lenguas íbamos recorriendo cada rincón de su coño y de su culo. Ya daba igual saborear la saliva del otro. La excitación nos embargó a los tres y Jose y yo perdimos los prejuicios morales de que el pene de otro tío te roce cualquier parte del cuerpo. Habíamos perdido el pudor. Mi novia le comía la polla y yo al momento la besaba; yo le metía la polla en el coño y al momento él se lo comía.
Me encantaba ver a mi novia meterse la polla de Jose hasta la garganta y como le apretaba los huevos como queriendo ordeñarlo. En ese momento mi novia cogió mi cabeza y la dirigió a su boca, quería que los dos le comiésemos la polla a Jose y así hicimos durante un buen rato. Tras una segunda corrida por mi parte en los pechos de Sandra, Jose puso el culo sobre el pecho de ella, le puso los huevos en la boca y comenzó a masturbarse en la cara de mi novia. ¡Qué visión! ¡Qué guarreo! Empalmarme es poco si os digo cuando lo recuerdo.
Mi amigo seguía pajeándose en la cara de mi novia, restregándole la polla por la nariz, y su frente mientras ella saboreaba sus huevos con la lengua. Mientras tanto yo, que continuaba lamiéndole el coño, cogía sus manos y se las apretaba a los glúteos de Jose para que éste achuchase sus pelotas cargadas de leche a la boca de Sandra. Yo disfrutaba escuchando los lametones de mi novia a las partes más íntimas de mi amigo, que seguía sin correrse. Debía haberse hecho unas cuantas pajas antes de llegar a casa porque no me explicaba como no llenaba la cara de Sandra de varios trazos de leche caliente.
Decidí cambiar de posición y me tumbé bocarriba. Sandra se acostó sobre mí y le metí la polla. Ella me cabalgaba ahora mientras Jose, agachado a los pies de la cama, pasaba la lengua por las partes de su coño y por mi polla. Lo animé a subirse sobre ella para intentar una doble penetración. Ella empezó a darse cuenta de que iba a disfrutar de dos pollas en su coño y se corrió nada más sentir el capullo del pene de Jose arrimarse a sus labios vaginales.
Jose la abrió de piernas mientras con su polla empujaba a la mía para que las dos tuvieran hueco. Teníamos las pollas tan duras que la sensación era la de dos duras barras calientes intentando entrar en un orificio chorrean. La dificultad para meter las dos a la vez hizo que mi amigo cogiese su polla junto a la mia con una mano, las apretó y empezó a metérselas a mi novia muy despacio… Me corrí al instante y mi polla menguó lo suficiente para que Jose metiera la suya y fuese en ese momento el macho dominante. Con el movimiento de su dura barra expulsó mi pene y se folló a mi novia, que derramaba el semen con la que la llené yo minutos antes. Noté como la polla de Jose entraba y salía llena de los jugos del coño de mi novia y de mi propio semen. Sexo sucio y explícito en tu propia cama, con tu propia mujer y uno de tus mejores amigos.
Mi novia se había corrido ya unas cuantas veces y el cabrón de Jose seguía con la polla tiesa sin muestras de fatiga. Decidimos parar para beber agua y fumar unos cigarros. Allí estábamos los tres en pelotas. Jose no dejaba de mirar a mi novia y de darme las gracias por ser él el elegido. Yo le dije que puede que algún día y si emputecía a mi novia, podría venir a follársela a solas sin mi presencia siempre cuando quisiera ella. Fui unos instantes a la cocina a buscar más agua. Estábamos exhaustos. Cuando volví -siempre con las luces apagadas y sólo iluminados por la luz natural de la noche- vi como habían aprovechado mi ausencia: Jose estaba plácidamente tumbado con su polla apuntando al techo mientras Sandra le obsequiaba con una fabulosa mamada.
Me sumé rápidamente a la fiesta y comencé a follarme a mi novia por detrás, empujándola a tragarse el pollón y los huevos de mi amigo. Seguimos así un buen rato hasta que Jose decidió darle él por detrás mientras yo era ahora e que disfrutaba de una mamada. Jose golpeaba con fuerza pero con dulzura el trasero de mi novia, que pedía más y más. Jose avisó que se corría y le preguntó a Sandra dónde podía soltar su leche. Ella le dijo que donde quisiera. Escuchando esto me corrí, soltando la cara de mi novia y soltándolo todo entre las sábanas. Jose seguía con sus embestidas y soltó un ¡Dios me corroooo! Metió su polla hasta el fondo del coño de Sandra y la llenó de de leche, restregando después su polla brillante de semen por el culo de mi novia.
Sandra, que aún seguía con ganas de marcha, se puso debajo de Jose y empezó a lamerle el culo. Mi amigo estaba flipando de lo guarra que llegaba a ser mi novia. Yo me calenté tanto con la imagen que me arrimé al coño de mi novia y se lo empecé a limpiar con la lengua. ¡Qué morbazo me dio el sabor de la leche de mi amigo y el del coño de mi novia mezclados! Jose, que había recuperado el calentón, acercó su boca a mi polla y no paró de mamar hasta hacer que me corriese. Tumbó a Sandra en la cama y se corrió nuevamente, esta vez llenando su cara de trazos de lefa.
No podíamos más. Ya señalaba el reloj las seis y media de la mañana y nos quedamos dormidos. Fue el final a una experiencia inolvidable en el que empezó todo con calma y acabó en una orgía a tres bandas. Para repetir.