Un trio deliciosamente perverso

Un relato 100% real de una de mis mejores aventuras junto a dos hembras que hicieron conmigo lo que quisieron y que ocurrió también en el PARAISO SEXUAL que describí en otro relato anterior

Un relato 100% real de una de mis mejores aventuras junto a dos hembras que hicieron conmigo lo que quisieron.

UN TRIO DELICIOSAMENTE PERVERSO

Lo que voy a relatar a continuación es una experiencia deliciosa que viví el año pasado. Soy de Cali y aunque soy casado y me gusta muchísimo todo el ambiente swinger, lamentablemente no cuento con una esposa que comparta mi gusto por este estilo de vida.

Por fortuna para muchos que tenemos este “problema”, en mi ciudad existe un sitio que se identifica con el concepto swinger, pero al que pueden ingresar hombre y mujeres solos que no tienen ningún inconveniente en pasar un rato muy agradable con uno. Hace varios años que conozco el sitio aunque no voy tan seguido como quisiera.

El año pasado, después de varios meses sin ir, sentía la arrechera de tener sexo en grupo, de ver a otros teniendo sexo, observar deliciosas mamadas de chicas lindas, escuchar los gemidos de ellas cuando las masturban o las penetran y por supuesto la arrechera de unirme a algunas hembras  deliciosas en cuanto al sexo.

Como llevaba varios meses sin ir, encontré que había chicas que no conocía de antes, al pasar por las habitaciones, pude ver a una chica con cabello rubio que estaba dándole una soberana mamada a un tipo, pero lo hacía con tal deseo y pasión que por un rato me quedé a observar ese espectáculo, todo un poema para los ojos de un voyerista, después de un rato de ver la escena, ella me miró y noté el deseo que se acumulaba en ella, pedía con los ojos que se la comieran y por supuesto la pareja de ese momento, le dio una buena dosis de verga.

Yo salí y recorrí otras de las habitaciones, para ver que otras sorpresas me deparaba la noche, finalmente entré al sauna, que estaba vacío en ese momento, por esos días había estado lloviendo bastante en Cali y la temperatura había bajado bastante, así que un poco de calor del sauna venía bien, unos minutos después de estar en el sauna, se abre la puerta e ingresa a él la misma chica rubia que había estado observando antes, se acababa de dar una ducha fría y quería entrar en calor así que entró al sauna también con ese propósito. Al verme allí, me preguntó si yo quería estar solo, si me incomodaba su presencia… se imaginan… ¿incomodarme? Si lo que hacía era acomodarme, así que le dije que no había ningún problema, entró se sentó en una silla más o menos a un metro de mí y empezamos a hablar.

Le pregunté su nombre, me dijo que se llamaba Carolina, después de un rato, la temperatura de la sauna empezó a hacer efecto, de modo que ella dejó caer la toalla que la cubría, permitiéndome ver unos senos deliciosos, naturales, paraditos y coronados por unas aureolas grandes. Seguimos hablando así por un momento, y por supuesto mi pene ya se había puesto alerta desde que ella entró, y más aún cuando ella me dejó ver eso senos tan hermosos, así que mi verga erecta era ya muy evidente por debajo de la toalla que la cubría. Me dijo que saldría un momento del sauna y que ya venía, que la esperara… yo no tenía planes de irme a ningún otro sitio, por supuesto, así que la esperé.

Después de unos minutos, regresó, pero ahora, se acercó más a mí con el pretexto de acomodar la iluminación del pequeño sauna en que estábamos, una vez lo hizo, se sentó de nuevo, pero ahora a mi lado, y seguimos hablando ahí, fue entonces que entraron en juego nuestras manos… no recuerdo quién lo hizo primero, pero en un momento mi mano izquierda estaba sobre su pierna derecha, empecé a acariciar su piel, la que resulto extremadamente suave, y por supuesto más deseable todavía, ella me quitó la toalla de encima al tiempo que dejaba caer la suya, dejando de nuevo sus senos al descubierto, cuando vio mi verga completamente erecta, dijo “que verga tan rica, se ve deliciosa” y me pregunto “¿puedo probarla?”… se imaginan mi respuesta?... le dije que NO.

Que no se demorara, que la probara cuanto quisiera y empezó a darme una mamada deliciosa, bajaba hasta mis huevos y subía de nuevo, se la metía en la boca, de nuevo bajaba e iba más allá de mis huevo llegando casi hasta mi ano, hasta que… se abrió de nuevo la puerta del sauna y entró otra de las chicas y vio la escena, ellas dos se saludaron y Carolina le dijo algo como que “estaba deleitándose con esa verga”, la amiga le respondió “uy se ve deliciosa esa verga” y nos preguntó si ella también la podía probar, que quería saborearla también. Ambos accedimos y ella se hincó y empezó a mamar mi polla mientras con una mano me acariciaba delicioso mis pelotas.

Entonces propusieron que fuéramos los tres a una habitación privada en la que nadie podría vernos, separada de las otras que estaban siempre abiertas. Yo asentí y nos dirigimos a la habitación, íbamos los tres completamente desnudos por los pasillos del local hasta que llegamos a la habitación, fueron varias mujeres, hombres y parejas los que nos vieron en ese erótico desfile.

Una vez en la habitación les pedí que me dieran el gusto de verlas a ellas dos teniendo sexo y no tuvieron reparos en hacerlo, se besaron, se chuparon una a otra sus ricas cuquitas, hicieron un 69 y después mientras Beatriz (así se llama la segunda amiga) le estaba comiéndole su vagina a la Carolina, esta me pide que acerque mi verga a su boca, yo no espero a que lo repita y con mi verga más palpitante que antes me acerqué y se la ofrecí,  ella abrió su  boca y siguió con la mamada que inició en el sauna; como Carolina estaba recostada en la cama boca arriba, mientras Beatriz le chupaba su vagina, su clítoris y le metía uno o dos deditos, yo estaba del lado derecho de Carolina, entonces ella me pidió que me pusiera sobre ella, con mi culo justo sobre su cara y fue ahí cuando vino una de las más agradables sorpresas, Carolina empezó a darme lengua justo en mi ano, mientras yo veía como Beatriz se la seguía comiendo.

Estuvimos así unos minutos y luego Carolina me pidió que cambiáramos, ahora era Beatriz la que se recostó y Carolina quien lamía su vagina y su clítoris, Beatriz gemía diciendo lo rico que se la estaba  comiendo su amiga, entonces Carolina volteó y me pidió que la penetrara, tome un condón, me lo puse y así en posición de perrito como estaba, la penetré desde atrás, ahhh que delicia fue entrar en el cuerpo de esta linda hembra, empecé a bombear suave primero y luego apuré el ritmo, se llenó la habitación de los gemidos de estas dos hembras que disfrutaban al máximo de este placer, sin embargo aún no terminaba la faena.

Luego de unos minutos, Beatriz después de tener no sé cuántos orgasmos regalados por los labios, lengua y dedos de Carolina, se incorporó, eso hizo que Carolina y yo nos reacomodáramos pero mantuvimos la posición del perrito, así que ella seguía en cuatro y yo bombeándola desde atrás, de pronto siento que un par de manos toman mi culo desde atrás, antes de que voltee a ver de qué se trata, siento la lengua de Beatriz lamiendo mi ano, eso me pone a mil, la sensación es suprema, maravillosa, pero Beatriz va más allá de solo lamer mi culo, pues literalmente pone su lengua muy tiesa y empieza a tratar de penetrar mi ano con su lengua, alterna este movimiento con lengüetazos en mi ano, en mi bolas y de vuelta a penetrarme con su lengua. Era fantástico, la sensación más espectacular que haya podido sentir hasta ahora.

Después de estar así por unos minutos en los que yo dejaba de clavar a Carolina para permitirle a Beatriz el placer de hacer lo que estaba haciéndome, llegó el momento en que ya no pude más, y ante la inminencia de mi orgasmo, le pedí a Corolina que me concediera un deseo más, ella me preguntó de qué se trataba y yo le dije que me gustaría venirme en su boca. No lo dudo ni un instante, ni titubeó, su respuesta fue y la recuerdo muy bien “claro que sí, delicioso papi”. Así que se sentó en la cama y después de que me quité el condón, volvió a mamar mi verga, ayudándose ahora con sus manos, mientras yo seguía acariciando la sedosa piel de su cuello y de sus senos. Yo estaba de pie y ella sentada, chupando mi verga con tal fuerza y deseo, que parecía que lo disfrutaba más que el chavo del ocho cuando le daban sus paletas, me chupó mi verga con tanto deseo que no aguante mucho y recibió toda mi descarga de leche en su boquita linda y experta.

Esa fue la primera experiencia en la que dos mujeres hicieron conmigo lo que les dio la gana, pero yo disfruté cada instante y por supuesto en ocasiones posteriores lo repetí.

Ahora que llevo varios meses sin ir, estoy planeando volver y espero encontrar a Carolina, la mejor hembra que me he comido, o que me ha comido pues ella fue la que se tragó mi leche.

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