Un trío con mis tíos
Mis tíos me llenan de orgasmos y yo respondo del mismo modo.
Después de la velada que había tenido con mi tía, me fui a la cama a descansar un poco, realmente no podía procesar bien a bien todo lo que había ocurrido; en sólo una semana había pasado de ser una niña tonta y presumida de la ciudad, a una incestuosa que se había cogido a sus dos primos, a su tía y le había hecho una mamada a su tío, realmente no era lo que esperaba de esas vacaciones, yo esperaba aburrimiento, no volverme la puta de la familia.
Desperté pasadas las 10 de la mañana, decidida a regresar a la casa de mis abuelos, por muchos orgasmos y diversión que estuviera teniendo en casa de mis tíos, hasta yo era consciente de que esa situación era de todo, menos normal; recogí todas mis cosas y bajé al comedor sólo a despedirme, mis primos habían ido a correr, así que sólo estaban mis tíos:
- Pero ¿por qué te vas, chiquita? – me preguntó mi tío, muy sorprendido.
- ¡No te hagas, tío! Ya todos aquí saben cómo están las cosas, tus hijos me cogieron, tú me llenaste la boca de tu verga y por si no lo sabías, anoche mi tía y yo nos comimos las pepitas como locas, si me quedo me van a agarrar de su puta. – Respondí muy determinada.
- ¡Mira nada más a la putita rezongona! – dijo mi tía en tono sarcástico – Ahora resulta que es muy decente y moralina y le pesa que la hagamos venirse como la perra que es.
- ¡No me digas esas cosas! ¡Por eso quiero irme, porque yo no sabía nada de estas cosas y ustedes me quieren volver una puta!
- No, chiquita, a nosotros no nos culpes, aquí nadie te violó, tú solita le abriste las piernas a mis hijos y a mi mujer, y a mí me abriste esa rica boquita. – contestó mi tío, mientras se levantaba del sofá y se acercaba a mí, mientras tanto mi tía se me acercaba por atrás casi soplándome en la nuca.
- - ¿No te gustó lo que te hice anoche? Yo te vi muy contenta, en ningún momento dijiste que no – dijo mi tía mientras retiraba el cabello de mi nuca y comenzaba a darme suaves besos.
- Déjame en paz, ya no me toques, no vas a volver a hacerme lo mismo que ayer. – respondí defensiva.
- ¡¿Ah, no?! ¡Ay, niñita! Nada más dame unos minutitos y vas a estar pidiendo que te coma hasta el último milímetro de esa concha de puta que tienes. – dijo retadora mi tía.
Mi tío me tomó de un brazo y me jaló hacia él, siendo un hombre mucho más alto y pesado que yo, no le costó ningún trabajo, comenzó a levantar mi camiseta a pesar de mi resistencia dejándome sólo en sostén, mi tía me tomó por atrás y comenzó a pellizcar mis pezones por encima del sostén, mientras tanto mi tío me desabrochaba los jeans y comenzaba a bajarlos. Mi mente me decía que me resistiera y me fuera de ahí, pero las manos suaves de mi tía y la actitud dominante de mi tío me estaban quitando el control.
Mi tía desbrochó mi sostén dejando mis tetas al aire, cosa que aprovechó para acariciarlas suavemente, mientras mi tío me sacaba los zapatos y el pantalón; comencé a sentir cómo mi vagina se llenaba de fluidos, mis pezones estaban totalmente duros y cada vello de mi cuerpo estaba erizado por el deseo que esos dos adultos irresponsables causaban en mi cuerpo.
- Vámonos a la recamara, no vayan a regresar los chamacos. – dijo mi tío
- Tú decides, putita, ¿te llevamos a nuestra recamara o te llevo a casa de mis papás? – me preguntó mi tía para después morder uno de mis pezones, lo que me puso al límite.
- A tu recamara… - respondí.
Recogí mi ropa y subimos las escaleras cual si fuéramos unos adolescentes calientes que tienen que esconderse de sus papás (en mi caso, no era tan errada la idea), mi tía cerró la puerta de su habitación y mi tío me vio como si fuera un delicioso manjar que estaba a punto de saborear; me recosté en la cama dejando que mis tíos tomaran el control de la situación, mi calentura era tanta que hubiese dejado que me hicieran lo que quisieran, con tal de tener un orgasmo; se recostaron uno en cada lado y comenzaron a mamarme las tetas, al mismo tiempo mi tía metía su mano en mi ropa interior y buscaba mi hinchado y caliente clítoris, yo sentía que volaba, que estaba en otro planeta, tener la boca de mis tíos mamándome las tetas como posesos mientras ella me masajeaba el clítoris como una experta.
Para ese momento mi mente estaba totalmente desconectada de mi cuerpo, ya no era capaz de negarme a nada, de resistir nada, de entender que lo que estaba haciendo estaba mal, todo lo que quería era sentir más y más placer a cada segundo; mi tío bajó de la cama y me quitó la tanga, oliendo profundamente mi vulva:
- Todavía hueles a nuevo, preciosa, cómo me hubiera gustado estrenar esa puchita tan rica y apretadita que se te ve – dijo mi tío, casi jadeando.
- ¡Ni creas que te la vas a coger, pendejo! Puedes meterle la verga en la boca, pero eso es todo – respondió defensiva mi tía.
- Aunque sea déjame estrenarle el culo, se ve que ese sí lo tiene nuevo – dijo mi tío mientras acariciaba mi ano con sus gruesos y ásperos dedos.
- Lo voy a pensar, pero no creo que sea hoy, ahorita mejor convéncela de que te la mame – dijo mi tía mientras seguía chupando mis tetas.
Mi tío muy obediente, dedicó unos minutos más a reconocer mi vagina, puso sus dedos en mis labios y metió el dedo medio en mi vagina para comprobar que estuviera húmeda, su sonrisa confirmó que estaba satisfecho con lo que sintió, metió dos dedos en mi vagina tocando directamente mi punto G, sentí como que me orinaba con cada toque, pero era un placer indescriptible, al mismo tiempo comenzó a succionar mi clítoris y a lamerlo con su gruesa y dura lengua, yo me sentía de lo más caliente, los orgasmos comenzaban a llegar y por montones, sólo atinaba a retorcerme como serpiente, todas esas sensaciones eran nuevas y maravillosas para mí.
Mientras mi tío me comía como si fuese un banquete, mi tía se quitó toda la ropa y se subió a la cama, pensé que seguiría chupando mis tetas, pero en lugar de eso, se sentó en mi cara y me ordenó que me comiera su coño. La verdad estaba tan poseída por los orgasmos que me estaba dando mi tío, que no lo dudé ni por un segundo, en la posición en que estaba, mi lengua quedaba justo en su delicioso clítoris y mi nariz se metía en su encharcada vagina, me la comí exactamente como mi tío me estaba comiendo a mí, imitaba cada movimiento de su lengua, cada succión, cada metida de dedos, todo lo hacía igual, quería que ella se viniera en mí como yo me estaba viniendo en su esposo, y lo conseguí, de repente sentí una deliciosa descarga de fluidos en mi cara, había hecho que se viniera como perra, igual que yo.
- Si no vas a dejar que me la coja, te tengo que coger a ti, la tengo tan dura que si no la meto en algún lado se me va a reventar – dijo mi tío.
Mi tía se bajó de mi cara y se recostó en la cama abriendo completamente las piernas, mi tío, ni tardo ni perezoso, se la metió de un solo empujón, era tan salvaje que no entendía cómo mi tía aguantaba semejante ritmo; ver a mi tía penetrada por la enorme verga de mi tío me puso aún más caliente, era como tener mi propia película pornográfica, con la ventaja de que, en este filme, podía comerme las tetas de la actriz. Mientras le mamaba una teta, le apretaba el otro pezón, y ella no sacaba su mano de mi clítoris, estábamos en un delicioso triángulo de orgasmos.
Pasados unos minutos de intenso meter y sacar, mi tío dio un fuerte grito, lo que interpreté como su orgasmo llenando la vagina de mi tía de su caliente leche; no sé qué demonio me poseyó en ese momento, pero cuando mi tío le sacó la verga, no pude aguantar las ganas de mamársela, de limpiar con mi boca todos los fluidos y la leche que habían quedado en esa verga semi erecta, y creo que a él le gustó mucho la idea, porque no dejaba de jadear y de empujar mi cabeza hacia él.
Cuando la verga de mi tío estuvo flácida y limpia, me dirigí a la vagina de mi tía, para dejarla igual de limpia; mamé hasta la última gota de sus jugos y de la leche de mi tío, dándole a mi tía otra buena cantidad de orgasmos; para cuando los tres reaccionamos, ya eran casi el mediodía, ninguno había escuchado si mis primos habían regresado, pero de haberlo hecho, debieron pensar que sus papás estaban cogiendo en su habitación de manera escandalosa, como solían hacerlo. Salí en silencio de su habitación y me fui a la mía, me quedé dormida hasta las tres de la tarde, cuando mi tía entró a decirme que bajara a comer. Mis primos me preguntaron en dónde había estado toda la mañana, a lo que respondí mintiendo que había ido a ver a los abuelos, ese día no había tenido verga, pero ni siquiera fui capaz de contar la cantidad de orgasmos que mi tío me dio con sus dedos y su lengua, el hombre realmente era un experto.