Un teléfono muy moderno

Delante de la cámara se transforma en una actriz porno, bastante guarra por cierto.

Miguel y Margarita son una pareja joven que pasa las vacaciones en el mismo hotel que mi esposa Elvira y yo. Hemos coincidido varias veces al entrar o salir de la habitación, luego en el comedor y en la piscina. Nos hemos caído bien y empezamos a ir juntos a los sitios lo que hace que se rompa la rutina de nuestras respectivas parejas.

Miguel lleva varios minutos enseñándome las cosas que puede hacer con su novedoso teléfono que incorpora una cámara de video espectacular. Tiene unas prestaciones iguales o mejores que una cámara profesional, me explica. Le escucho con no demasiado interés y me concentro en observar de reojo a su joven esposa.

Margarita es una mujer muy bien parecida y se me antoja muy atractiva. Ella se entretiene atendiendo la conversación de mi mujer prestando mucha atención. Esta tan distraída que no se da cuenta de cómo la desnudo una y otra vez con la mirada, e imagino lo rica que debe estar.

Viendo que estoy bastante disperso y que no le sigo demasiado la corriente, Miguel trata de captar mi atención con una buena jugada. Reproduce, de forma que solo lo veamos nosotros, un poco de lo que tiene grabado.

Enseguida aparece la piscina tomada desde el balcón de su habitación. De forma sistemática mi vecino de habitación se ha entretenido en captar a las tías más buenas que han pasado delante de su objetivo.

En algunos casos ha hecho unos zooms excepcionales sobre culos y tetas desnudas, que bien merecen un aplauso. También ha tenido la suerte de capturar con su cámara los cuerpos más hermosos del hotel, y ahora me los muestra con orgullo y regocijo.

Puesto que a nadie le amarga un dulce, miro sus grabaciones ahora con algo más de interés. La sorpresa viene cuando en medio de tanta tía buena, también aparece su joven esposa semidesnuda y dormida sobre el lecho.

La reconozco enseguida y lanzo un silbido de admiración. Él con falsa modestia, trata de evitar que la vea. Tras un leve forcejeo con el teléfono me deja disfrute con la grabación. Me explica que la hizo un día por la mañana al amanecer mientras ella dormía.

La grabación no está muy clara por falta de luz. Después de haberla pasado adelante y atrás cuatro veces (hasta que me he aprendido de memoria las curvas de su mujer), con poco disimulada satisfacción por su parte, le digo que su cámara debe tener como la mía, una función especial para grabar con poca luz.

Le busco los botones que hay que apretar en el menú. Para demostrarle lo bien que va, pongo la cámara con disimulo debajo del mantel de la mesa y me pongo a grabar lo que allí puede verse. No es nada más y nada menos que las entrepiernas de su mujer y la mía.

Después de unos instantes de tensa espera, rebobino y le muestro mi captura. Las braguitas de las dos quedan muy bien enfocadas y disfrutamos viendo las intimidades de nuestras respectivas esposas.

Miguel se queda maravillado tanto de las prestaciones de su nueva cámara como de lo fácil que ha resultado el robo de estas imágenes de las chicas. Le comento que hay muchas páginas web especializadas en este tipo de fotos y videos. En algunas si aportas tu contribución, te dejan ojear la del resto de participantes.

Le parece muy divertido y estimulante, con lo que solo tengo que animarlo un poco para que piense en cómo conseguir las mejores fotos de su mujer para luego compartirlas con otros.

Le hago ver que yo voy a ser su primer y principal admirador. Si está dispuesto, puede empezar a grabar a su mujer, y que luego lo podemos compartir. Acordamos que es muy sexy grabar cuando una mujer se ducha, desde que empieza a desnudarse hasta que termina por secarse con la toalla. Por lo tanto, este será el guion de la primera película.

Por la noche, después de la cena me muestra como ya ha hecho los deberes y con orgullo me deja ver su grabación. La sensación que me produce es sensacional. Si miro al display la veo desnuda tomando una agradable ducha. Si levanto la mirada la veo elegantemente vestida, bien maquillada y distraídamente charlando; es una mezcla exquisita.

La combinación es muy estimulante y hago pasar la grabación una y otra vez. La miro vestida y me encanta. Luego la veo desnuda y me pone a cien. Miguel esta alucinado por el impacto que me ha causado y trata de imaginar lo que puede suponer compartir sus intimas relaciones con el resto del mundo mundial.

Estoy seguro que piensa que el resto de los hombres le van a envidiar y por tanto se siente muy contento. Le animo a que siga capturando esos momentos tan sexys, que complacen a cualquier voyeur.

Lo veo muy animado y le voy conduciendo hacia el descubrimiento que es posible grabar de forma furtiva sus relaciones íntimas con ella, y que eso sí que es un bombazo. Después de darle unas pistas, decide que puede esconder la cámara sobre el mueble de la habitación, taparle el piloto rojo de grabación para no despertar sospechas en la semioscuridad y grabar esta noche algo mucho más atrevido.

Está tan excitado que estoy deseando encontrarlo mañana en el desayuno para que me muestre su película.

Estamos terminado el desayuno y nuestros vecinos de habitación todavía no han aparecido. Esperaba verle con la grabación de su teléfono contento e impaciente por mostrarme lo que ha conseguido grabar en la intimidad de su habitación, pero … no aparece nadie.

Cuando casi nos íbamos, aparece la pareja. Ella sonriente y fresca como una flor, simpática e irradiando alegría por todos sus poros. Miguel es la imagen contraria, aparece apagado, cansado y ojeroso. Nadie diría que los dos son pareja y han pasado la noche juntos.

Él hace un rápido separado y me dice en voz baja que luego quiere hablar conmigo. Lo que me tiene que decir parece muy serio e importante. Dicho así me preocupa y no logro imaginar lo que ha podido pasar, aunque estoy seguro que tendrá que ver con sus grabaciones furtivas.

Al rato nos encontramos en el hall del hotel y nos vamos a dar un paseo por los alrededores. Nada más salir del hotel me confiesa la razón de su malestar. Tal como habíamos previsto, Miguel dispuso la cámara en la habitación de forma que podía captar bien enfocada a su esposa mientras esta se desnudaba.

Mientras me lo va contando me deja ver como su mujer viene y va por la habitación, quitándose la ropa hasta quedar en bragas y sujetador. Luego la sigue hasta el baño y la pilla mientras se da una ducha rápida.

Luego dejó la cámara enfocada hacia la cama. Veo pasar una y otra vez a Margarita desnuda, secándose, poniéndose el camisón…. Cuando se acuesta, Miguel pone en marcha la grabación, pero queda enfocado el lecho.

Ella se acomoda en su lado, enseguida Miguel se pone a tontear con ella. Empiezan por darse besos y continúan con caricias mutuas. Sabedor que la escena se está grabado, Miguel le soba los pechos por encima del camisón antes de sacarlos fuera y chupetearlos con apasionamiento.

Margarita se deja hacer un tanto pasiva, pero incitándole a seguir. Miguel le quita el camisón y la abraza. Luego le pone la mano en la entrepierna hasta conseguir que empiece a gemir y contonearse de gusto.

En la pequeña pantalla, se ve a Margarita muy animada y deseosa de continuar con el juego amoroso. Con movimiento sinuoso se incorpora y busca la forma de sentarse sobre el pubis de su marido.

La cámara coge bien esta perspectiva y puedo ver como se coloca como subida en un caballito, como él le soba los pechos y como ella culea para terminar de levantársela. Está dispuesta a cabalgar como una buena amazona sobre su maridito.

Maniobra rápido, echándose un poco atrás puede sacar la polla del slip, para luego alzarse un poco, echar la braguita a un lado y dejarse caer hasta engullir la polla por completo.

— Hasta aquí todo iba de maravilla, ¿verdad?. Se ve todo bien y todo era muy natural— me confiesa.

Como yo quería algún primer plano, quise enfocar mejor, pensando que ella no se daría cuenta mientras cabalgaba sobre mi de esa forma tan entusiasta. Debí hacer algo que le llamo la atención, y aunque siguió botado sobre mí… como puedes ver… le quedo la mosca detrás de la oreja.

— Esto que tienes aquí es pura dinamita… menudo rato vas a pasar cuando lo pases por la tele— le digo ajeno a lo que me va a contar a continuación.

Margarita siguió saltando sobre mí hasta que me corrí como un cerdo… pero ahí empezaron mis problemas. Ella no se había corrido todavía y estaba muy excitada. Se levantó y empezó a mirar a su alrededor tratando de encontrar aquello que parecía haberme distraído tanto mientras hacíamos el amor.

Encontró el teléfono y le cambio la cara, se enfadó mucho y empezamos a discutir. Trate de explicarle que era solo para mí. Que me hacía mucha ilusión tener grabado alguno de nuestros mejores momentos. Después de un rato de malhumor pareció creerme y se avino a mis razones.

Quiso ver lo que llevaba grabado y nos pusimos a visionarnos a nosotros mismos en plena faena. Le agrado mucho verse de espaldas, y desde el punto de vista mío le gusto verse desnuda, moverse y andar.

Cuando se vio cabalgando sobre mi le subieron los colores, pero no quiso perderse un instante. Después de visionar todo lo grabado la note muy excitada y con ganas de follar de nuevo. Esta vez fue ella la que me pidió que grabase lo que íbamos haciendo a continuación.

Llegado a este punto Miguel se calla y deja que las imágenes hablen por sí mismas. Aparece ella sobre la cama completamente desnuda, retoza, da varias vueltas y se acomoda como la maja desnuda para inmortalizar el momento.

Luego se pone de espaldas y nos muestra el culete. Se ondula y lo saca para que se vea bien lo esplendido que lo tiene. Luego como una gatita en celo se retuerce sobre la cama hasta ponerse boca arriba y dejar al alcance del objetivo su delicado coñito.

Es atrevida y su nueva travesura es poner su boca junto al capullo de Miguelito, sin llegar a chuparle. La escena es de un erotismo superlativo. Después de tontear un rato con la cámara, es ella la que elige una nueva ubicación.

La coloca de manera que recoja fielmente como ella a cuatro patas es tomada por detrás por su maridito puesto en pie. La cámara graba con precisión como el la empuja hacia delante con cada bombeo, como sus lindos pechos se bambolean de un lado a otro y como los dos resoplan acalorados por el esfuerzo.

El video dura varios minutos y puedo comprobar que los dos gozan del sexo y de la emoción por ser actores de su propia película. Cuando se corren, algo desplaza el objetivo de la cámara saliendo ambos de escena. Luego la cámara deja de grabar y deduzco que aquí termino la noche.

Después de grabar esto, Margarita lo quiso ver de nuevo. Cogió tal calentura al ver lo que habíamos grabado que no paró hasta que me la puso dura de nuevo y volvimos a hacer el amor otra vez.

— Ahora entenderás porque estoy tan flojo esta mañana— me dice Miguel.

— No te quejes… una noche así es lo que deseamos todos… y además tu la podrás revivir cuantas veces quieras— le digo para animarlo un poco.

— Tienes razón, pero… sabes que para esta tarde quiere que repitamos la sesión… ha ido con tu mujer a buscar una especie de mascara para no se le reconozca y no me imagino lo que querrá hacer—

— Estoy seguro que vais a rodar una peli porno muy subida de tono… disfrútala… y luego me la pasas… estoy impaciente por verla— le respondo con un poco de sorna Me hace gracia la situación que he provocado.

Pasado un rato nos encontramos de nuevo, Miguel me confiesa:

— Me parece que vamos a tener problemas— me dice Miguel entre asustado y preocupado.

— Margarita quiere que esta tarde juguemos con la cámara de video. Me ha enseñado la máscara que se ha comprado para que no se le reconozca en la película y me ha anunciado que está dispuesta a hacer algunas locuras. Creo que pretende que grabemos una película porno en plan casero, con todos los ingredientes—

— Tómatelo con calma y déjate llevar por sus deseos. Al fin y al cabo, es ella la que quiere hacerlo, ¿no? — le digo para tranquilizarlo

— No estarías tan tranquilo si supieses que vosotros también estáis invitados a la fiesta y que tu mujer también ha comprado su propia máscara— me dice bastante exaltado.

— ¡No puede ser!, Elvira me habría dicho algo— le respondo incrédulo.

— Yo creo que se lo han hablado entre ellas y deben haber deducido que los dos estábamos detrás de las películas y nos quieren dar una lección. Conociéndolas no me extrañaría nada, habrá que ir preparados para cualquier cosa.

Elvira me dice que después de comer estamos invitados a ir la habitación de nuestros nuevos amigos. No me dice nada sobre las intenciones que tienen. Lo que noto es que está bastante alterada.

Vamos a la habitación de nuestros amigos. Nos recibe Margarita con una sonrisa de oreja a oreja. Me mira con mucho detenimiento como tratando de averiguar si yo se algo de lo que se está tramando. Al comprobar que no se nada, sonríe abiertamente y se vuelve hacia el interior de la habitación, dejando que nosotros cerremos la puerta.

Al alejarse se contonea ostensiblemente y me deja entrever que no lleva ropa interior debajo del liviano vestido que lleva puesto. Nos están esperando con una botella de cava recién abierta. Después de brindar afectuosamente, Margarita toma la palabra:

— Queremos comunicaros que hoy es nuestro aniversario. Hoy hace ocho años que nos casamos. Nos sentimos muy felices y esperamos poder celebrarlo muchos años más—

Se levanta y toma el teléfono con la súper cámara de video… el de la discordia.

— Elvira ¿nos haces una foto? — le pide a mi mujer yéndose a poner junto a su marido es postura muy cariñosa.

— ¿dónde tengo que apretar? Mejor hazlo tú— me dice traspasándome el teléfono.

— Si, si... tu graba todo lo que quieras— dice Margarita mientras hace una pequeña pausa.

Miro a mi mujer como pidiendo permiso, y ella me responde con un gesto vago con la mano que sujeta la copa de cava, por lo que entiendo que estoy autorizado.

Cuando vuelvo la mirada hacia nuestra alegra pareja, compruebo que la cosa ya ha evolucionado. Miguel tiene la bragueta abajo, Su mujer le mete mano, y él le aprieta el pecho. Sorprendido por el rumbo que toman las cosas, me vuelvo a comprobar la actitud de mi esposa. Está sonriente y jugueteado con la copa, mientras sigue las evoluciones de la pareja sobre la cama.

De forma inesperada me he convertido en un director de cine erótico. Con bastante naturalidad ambos actúan para mi y para la cámara. Se desnudan y se recrean en un juego amoroso intenso y gratificante para todos.

Se colocan en la cama en diversas posturas para que se pueda captar toda la fuerza erótica de sus cuerpos desnudos. Una al otro se van ayudando para mostrar su mejor perfil sabiendo que finalmente uno mismo será quien disfrutará de la visión de su pareja.

Así Margarita se cuida de presentar a fondo los atributos de su marido. Miguel no se queda atrás tratando que queden plasmadas en la película las cosas que más le gustan de su pareja... el culo, las nalgas y su chochito abierto, sonrosado y húmedo.

La película ya no tiene freno, y el paso siguiente es grabar como hacen el amor. Ambos se disponen a ofrecer su mejor perfil, exagerando las expresiones de placer y recreándose al maximo en los movimientos.

Me esfuerzo en captar la fuerza del encuentro, busco el ángulo adecuado para que se aprecie el ritmo, la amplitud de las embestidas y el bamboleo de las carnes a merced de la pasión. Estoy grabando una película porno de calidad, me siento satisfecho y tremendamente excitado.

Miro hacia mi mujer y ella aplaude mi trabajo. Absorto en la tarea, no me doy cuenta que mi mujer se ha levantado y ha venido hacia mí. Mientras mantengo la cámara bien enfocada hacia la fogosa pareja que no deja de follar, ella me desabrocha el pantalón y lo deja caer hasta los tobillos.

Me siento un poco ridículo, con los pantalones caídos, la cámara en ristre y una erección descomunal. Mi esposa viene en mi ayuda y se pone a mi lado, con la mano ya humedecida me sube y baja el pellejo descubriendo un capullo a punto de reventar.

A partir de ese momento pierdo interés por grabar a los otros y me concentro en lo que me hace mi esposa. La veo como una felina hambrienta ronroneando alrededor de mi polla, se la restriega por las mejillas, por el cuello, por la barbilla. Me tiene en vilo, creo que terminara haciéndome una buena mamada, pero mantiene la incertidumbre.

Desde que se ha puesto a mi lado no he podido resistir la tentación de grabar sus incursiones, por lo que ha quedado registrado como me manosea la polla, como juega con ella, como me hace temblar cuando apunta con sus dientes…

Con mucho descaro se pone a darme lametones, mojármela bien con saliva para luego menearla con tesón. También me la chupa y succiona como si fuese una profesional del porno. Todo ha quedado registrado y cuando tengamos oportunidad lo volveremos a visionar.

Ya no me puedo aguantar ni un minuto más. Coloco a mi mujer con un pie sobre un sillón, apoyada sobre un sifonier y con el culito bien paradito para que la pueda tomar desde atrás. Se la meto de una sola embestida y bombeo con fuerza hasta que ella gime de placer. Me echo atrás un poco y me doy unos rápidos meneos hasta que me corro de forma explosiva.

Cuando mis ojos recobrar la visión, veo a Miguel con el teléfono en la mano.

— Creo que habéis quedado muy bien en esta escena— dice con satisfacción, mientras su mujer enroscada a su cuerpo desnudo nos dedica una sonrisa llena de lujuria.

Deverano.