Un sueño: mi cuñadita
De como simple pensamiento fugaz se convirtió en un sueño que debía hacerse realidad.
No se como se me pudo meter eso en la cabeza, pero lo cierto es que no pude controlar mis impulsos con un objetivo claro: mi cuñada Bea.
Llevo saliendo con mi novia diez años, nunca hemos tenido ningún problema; las típicas peleas de novios pero de soluciones rápidas. Sexualmente hablando nos va muy bien, cierto que nos notamos cierta monotonía, pero nada serio.
El caso es que un día, fui como de costumbre a eso de las ocho de la tarde a casa de Noelia, mi novia. Entré para sentarme en el salón, mientras esperaba a que se duchara mi novia, y en ese instante salió del baño, Bea, la hermana pequeña de mi novia. Contaba con tan solo 12 años, a partir de ese momento ya no la miré como mi dulce cuñadita, y lo se, por que cuando salió del baño envuelta en una toalla minúscula, pude ver toda su conchita rosada sin un solo pelo, y eso a mi, me puso como una moto.
Ella se dio cuenta, y sonrojada se marchó corriendo hacia su habitación. En mi mente solo tenía una cosa, Bea, Bea y Bea. Me obsesioné con ese cuerpo que tenía que ser mio como fuera, rápidamente comenzaron mis planes.
Los Domingos, son bastantes aburridos para mi, mi novia trabaja y después del fútbol no sé que hacer. Pero ese fin de semana iba a ser distinto, mis suegros se iban de fin de semana romántico y se dejaban a los dos niños chicos en casa, a bea y a Gustavo, de cinco años.Mi novia no sabía lo que hacer, por que ella trabajaba y no podía quedarse con sus hermanos pequeños, así que me pidió el favor si yo podía quedarme con ellos hasta que llegara del trabajo. Mi respuesta, como no podía ser otra, fue si.
Pase toda la tarde viendo dibujos, y jugando con ellos, con manoseos incluidos a bea, que por supuestos, ella creía que eran fruto del juego. Cuando llegó la hora de la cama, Gustavo se fue a dormir directamente, estaba cansado y al día siguiente tenía colegio. Para Bea había otro plan.
Le deje un rato más viendo la tele, haciendo zapping con la televisión, salió una pelí porno, ella se quedó atónita, me miraba y sonreía:
uy, lo voy a quitar-. Dije.- sabes lo que estaban haciendo, bea?
Si.-entre sonrisas- la mujer estaba dándole besos a lo hombre en el pene.
Exacto.- aprobé
Y eso a vosotros os gusta?.- me preguntó bea
Pues la verdad que nos gusta mucho, al igual que a las mujeres os gusta que os toquemos allí abajo.
Ya.- me contestó claramente
Como que ya?tu como lo sabes?.- le pregunté
por que .yo me toco mucho ahí y me hace cosquillas.
Esta era mi oportunidad y no la iba a desaprovechar.
-mira Bea, yo si quieres te puedo tocar, pero si me prometes que no se lo vas a decir a nadie.
-te lo prometo. Afirmó rotundamente Bea.
Me había arriesgado, pero ella me volvió a sorprender y aceptó mi invitación. Apagué la tele y comencé a acariciar su barriguita, ella me miraba con rostro de no saber que hacer. Sin más preámbulo le quite sus pantalones del pijama y le metí el dedo por debajo de las braguitas. Esa mirada de estupor se convirtió en una mirada de placer.
-te gusta bea?
-si mucho
mientras acariciaba su dulce tesoro, me encaminé con mi boca hacia los labios y la besé enenérgicamente, ella no puso obstáculo ninguno. Cuando su almeja estaba bien lubricada me decidí a comérselo, le quite las braguitas y el espectáculo comenzó, dios que saborcito, que jugoso, ella comenzó gemir, has ta que posiblemente tuvo su primer orgasmo.
.-ahora te toca a ti cielo.
Me puse de pie y le dije que me quitara los pantalones y me bajara los calzoncillos. Ante se levantó un espectáculo descomunal, mi enorme verga al mismo nivel que su boca.
-Bea, ahora lo que tienes que hacer es agarrarmela fuerte con tu mano y moverla hacia arriba y abajo. Dicho y hecho, la pequeña mano de bea era formidable, parecía como si hubiera hecho más de una paja. Mi trato estaba siendo dulce, pero no pude resisitirme:
- Chúpamela bea, metetela en la boca y hazme disfrutar.-Agarré con mis dos manos su cabeza y la dirigí hacía mi polla. Se atragantaba, pero me daba igual, ya se acostumbraría.
Ese sufrimiento de Bea no duró mucho, poco a poco, se fue acostumbre a ese ir y venir de mi verga en mi boca, y su rostro era hasta de satisfacción, pero sin saber muy bien a que jugaba.
-llegó el momento bea, túmbate y abre la piernas.
-me vas a meter todo eso ahí dentro, me va a doler.
- no te preocupes, iré con cuidado. Agarré la polla y la fui acercando hacia su conchita. Primero fui acariciando su entrada con mi glande, eso le encantó, gemía y gritaba de placer. Cuando lo consideré oportuno la penetré sin prisa pero sin pausa, ella soltó un gemido de dolor y placer que jamás lo había escuchado en una mujer. Con una sola metida la había desvirgado y había tenido su primer orgasmo. El resto fue coser y cantar.
Fui bombeándola cada vez más rápido y con más fuerza, eran orgasmos unos detrás de otro. Creía que se me iba a romper en pedazos hasta que no puede más y me corrí. Solté leche como jamás lo había hecho, tenía la tranquilidad de no dejarla embarazada puesto que a ella todavía no le había venido la regla.
Muy dolorida, se fue a dormir, prometiéndome una vez más que este sería nuestro secreto.
Yo, me senté en el sofá a ver la repetición de los partidos y a esperar a mi novia. El sueño se había cumplido.