Un sueño hecho realidad (1)

Nunca pensé que mis fantasías más deseadas con la mujer de mis sueños se pudieran hacer realidad... hasta que una noche casual en el pub donde trabajo de camarero todo cambió. Algo que pensaba que jamás estaría a mi alcance acabó siendo la mejor noche de mi vida.

Hola a todos los lectores. Tengo 26 años y trabajo en un pub poniendo copas. Hace unos meses me sucedió algo que me gustaría compartir con vosotros.

Cada sábado, mi vecina, su marido y su grupo de amigos/as vienen después de cenar al pub y se toman unas copas sentados en una mesita rodeada por unos sofás que tenemos en una de las esquinas. El local no es demasiado amplio, trabajamos cuatro personas en dos barras no muy grandes, pero la música es agradable y suele haber un buen ambiente.

El caso es que mi vecina me vuelve loco… debe tener mi edad, no es muy alta, pero tiene una cintura muy delgada, un culo muy bien puesto, unas tetas grandes sin llegar a ser exageradas y una cara preciosa; con unos labios carnosos y unos ojos de niña buena que, a la vez, cuando te miran te hacen sentir lo tremendamente ardiente que debe ser en el sexo.

Hay otra chica en el grupo que también destaca entre las demás, una pelirroja, algo más alta que mi vecina, y que parece ser su mejor amiga, ya que siempre se encuentran más unidas entre ellas. También es muy guapa y tiene un gran tipo.

La verdad es que he imaginado cientos de situaciones con cada una de ellas y con las dos… pero ambas estaban casadas, haciéndome sentir una gran envidia de sus maridos, de ver como cada sábado podían tocarlas, besarlas… por no decir que el esposo de mi vecina, era un completo imbécil, siempre muy antipático cuando me cruzaba con él en el portal… creo que siempre ha sentido cierta superioridad hacia mí por ser  un tipo con bastante dinero mientras que yo era un simple camarero que aún tenía que vivir con sus padres.

Todo cambió un fin de semana, en que las chicas del grupo, sin sus esposos y amigos, se presentaron en el pub a eso de las 2 de la mañana. Venían algo bebidas y riéndose sin parar.

Aquel día no se fueron a los sofás, se quedaron en la barra. Traía puesto un vestido negro muy corto, con tirantes y bastante escote.

  • ¿Qué tal va la noche? Os veo muy animadas- le pregunté a mi vecina mientras recogía unos vasos que había junto a ellas.

Nunca había tenido mucha confianza con ella, sólo los saludos justos al cruzarnos en el bloque o en el pub.

  • ¡Genial! Hoy estamos de despedida de solteras de una amiga, ¡Súbenos un poco más la música por favor!

Sonreí, tuvimos un par de palabras más y seguí poniéndoles copas a lo largo de la noche.

Alrededor de una hora después, llegaron dos tipos, se situaron junto a ellas y se presentaron. Comenzaron a darles conversación e invitarles a copas a mi vecina y a su amiga pelirroja, no eran precisamente tontos. Me hizo sentir algo incomodo, era la primera noche que las veía tan sueltas sin sus maridos y no paraban de hablar con aquellos desconocidos.

Un rato más tarde, cuando volví a mirar, vi que mi vecina y uno de los chicos no estaban.pensé. La curiosidad era demasiado grande, así que dejé a mi compañero atendiendo en la barra y le dije que iba al baño.

Cuál fue mi sorpresa al abrir la puerta que daba al vestíbulo de los aseos, cuando me encontré a mi vecina y a ese desconocido besándose intensamente contra la pared. Me quedé perplejo… la había deseado tanto… había imaginado tantas veces esa situación… Tras un par de segundos, saqué mi móvil y comencé a grabarlos. La música estaba demasiado fuerte y estaban demasiado apasionados como para enterarse de que yo estaba allí.

Tras grabarlos unos segundos, guardé mi móvil y me dispuse a salir cuando, justo entonces, mi vecina abrió los ojos y me miró de reojo aún con la lengua de aquel chico entrelazada con la suya mientras yo salía.

  • Oye tio- me dijo mi vecina acercándose a la barra instantes después. Pensé que quizás se habría dado cuenta de que la estaba grabando.

  • Dime.

  • Hazme el favor de no decir nada de lo que has visto, ¿vale?

  • No he visto nada- contesté mientras se me escapaba una sonrisa.

  • No me tomes por tonta, si mi marido se entera… no se que podría pasar, así que estate calladito.

No me gustaron sus formas ni su tono al hablarme.

  • Ya veremos- contesté.

  • Oye tio, no me vaciles, como me jodas te vas a arrepentir- dijo esto y se dio la vuelta.

Puede que fuera la bebida, o que fuera así su personalidad, pero ese carácter prepotente me había decepcionado. Me puse una copa y pensé en que hacer…

Unos minutos después le dije a mi compañero que iba a ordenar un poco el almacén, que lo teníamos hecho un desastre; me acerqué a mi vecina y le pedí que me acompañara para hablar con ella del asunto… no puso ninguna pega. Estaba decidido a tirármela.

Entramos al almacén y cerré con llave desde dentro. Es una habitación grande, pero parece más pequeña por el desorden que tenemos con las cajas de botellas.

  • He decidido hablar con tu marido- comencé para comprobar la importancia de aquel acto.

  • Ni se te ocurra, ya te he dicho que puede que te arrepientas, además, no iba a creerte.

  • Quizás no, pero a este video sí.

Cuando le mostré mi móvil con la escena reproduciéndose, ella intentó agarrarlo rápidamente pero yo lo fui más y volví a guardarlo en mi bolsillo. Me dedicó una mirada cercana al odio que provocó en mi cierta excitación, su cara era increíble cuando centraba su vista en ti.

  • ¿Qué quieres por ese video? Te pagaré lo que pidas.

Acercándome a ella, situé mis manos en su cintura y las llevé hasta su espalda. Ella puso las suyas en mi pecho intentando separarme, pero yo tenía más fuerza y no me movió.

  • Eres un cerdo, no me toques- me dijo.

  • Está bien- contesté soltándola -lárgate, mañana tu marido tendrá el video.

  • No por favor, vas a destrozarme la vida.

Su tono de prepotencia estaba pasando a ser un tono suave, como nunca lo había escuchado. Me molesto que se pusiera tan complaciente ahora que se veía contra las cuerdas.

De un impulso, agarré sus muñecas y arremetí contra ella poniéndolas contra la puerta a la altura de su cabeza y pegando mi cuerpo al suyo.

  • Me he cansado de hablar, hoy vas a ser mi puta y vas a hacer todo lo que yo te diga, ¿entendido?- le dije con un tono muy serio y dominante, totalmente excitado.

Ella me miró fijamente, algo impactada y, tras pensarlo un par de segundos, asintió con la cabeza con los ojos un tanto llorosos.

  • Cambia esa cara, quiero que seas ardiente, quiero que me muestres todo lo que sabes hacer, ¿está claro puta? ¿está claro?

  • Si- contestó con más decisión.

  • Llámame amo, ¿está claro puta?

  • Si amo.

Puse una mano por detrás de su cuello y le metí le lengua, probando su sabor. Ella respondió con la suya tímidamente.

  • Ponte de rodillas y chúpamela.

Se arrodilló despacio y me miró desde el suelo, aún duda de lo que estaba haciendo.

  • ¿A qué esperas? Bájame los pantalones y sácamela, quiero que te la comas con ganas.

Me bajó los pantalones y agarró mi polla acercando su boca lentamente. Yo la cogí de su corta melena rubia y la empujé hacia mi polla. Por fin abrió la boca y comenzó a chupar muy lentamente.

  • Quiero que pongas más ganas puta, y mírame mientras lo haces.

Ella aumentó la intensidad, coordinando su boca con su mano mientras y me miró fijamente.

Me estaba dando muchísimo placer, pero deseaba probar su coño de una vez, aún me costaba asimilar que estuviera pasando aquello. La visión de sus impactantes ojos mirándome mientras devoraba mi polla entre sus labios era espectacular.

  • Levántate- le dije mientras tiraba de su cabello hacia arriba.

Empecé a correr los tirantes de su vestido hacia los lados cuando de pronto me cogió por las manos.

  • Déjame que siga chupándotela hasta que te corras, borra el video y deja que me vaya.

  • Ni hablar, voy a abusar de todo tu cuerpo o tu marido verá ese video.

  • Maldito cabrón- me dijo, y seguidamente me escupió en la cara con desprecio.

Esto me enfadó mucho, a la vez que me excito más aún si es que podía.

Me limpié la saliva de la cara y, en un instante arranque los dos tirantes de su vestido y se lo bajé hasta el suelo. No llevaba sujetador, y su coño estaba tapado por un tanguita negro de encaje.

  • Que puta eres, vas a aprender a ser mi puta y a tratarme como yo te ordene- le dije agarrándola por el cuello. Pero ella volvió a escupirme y seguidamente me dio una bofetada con todas sus fuerzas. Le devolví la bofetada y continué agarrándola del cuello mientras bajaba para chupar sus pezones y mordisquear sus tetas. Me la llevé agarrada del pelo hasta una mesa llena de papeles que teníamos en el almacén. Tiré todo al suelo y la coloqué contra la mesa apoyando sus preciosas y grandes tetas contra ella.

Intento levantarse pero tenía la palma de mi mano situada en su espalda impidiéndoselo.

  • Estate quieta puta, tu marido va a saber todo lo que has hecho, so zorra, ¿eso quieres?

Lo pensó un momento y dejo de resistirse.

  • Fóllame cabrón, hijo de puta.

Corrí la tira de su tanga que cubría su coño hacia un lado y bajé a chupárselo. Estaba totalmente depilado y bastante mojado. Estuve unos minutos haciendo círculos con mi lengua, metiéndole la puntita, chupeteando su clítoris y escuchando a la vez sus gemidos, cada vez más intentos. Hasta que me puse de pie y situé la punta de mi pene junto al orificio de su vagina. Me quité la camiseta que llevaba y recosté mi pecho sobre su espalda. Agarré su pelo tirando de su cabeza hacia atrás y le susurré.

  • Voy a metértela puta, se que estás deseando.

  • Si que lo estoy.

  • ¿Qué dices?- le pregunté mientras tiraba un poco más de su pelo hacia atrás.

  • Estoy deseando que me metas la polla amo.

Sin levantarme, agarré mi polla con la otra mano y la fui orientando mientras empezaba a introducirla abriendo el coño de mi vecina, y ésta dejaba escapar un intenso gemido.

  • ¿Te gusta?- le pregunté mientras iba aumentando la intensidad con que arremetía contra su coño, mientras jadeaba junto a su oreja.

  • Si amo, fóllame así, me encanta.

Levanté mi pecho de su espalda pero seguí agarrándola del pelo. Cada vez le daba más fuerte y más rápido, sacándola casi por completo y metiéndola hasta el fondo con intensidad.

La cogí por la cintura para coordinar mejor los empujones contra su coño y ella apoyó su cara contar la mesa, con la boca abierta y apretando los ojos. Unos segundos después note como su vagina se contraía y como sus gemidos subieron de tono hasta que de pronto pasó a no poder emitir ningún sonido mientras se corría. No me detuve, pero sentí ganas de probarla por completo, así que le acerqué una mano a la boca y le metí los dedos.

  • Chúpalos como si fuera mi poya zorra.

Ella empezó a chuparlos apasionadamente y yo colé mi otra mano entre la mesa y sus tetas para agarrarlas con fuerza mientras seguía follándomela.

Saque los dedos empapados en saliva de su boca y me detuve sin sacar mi polla de su coño. Lentamente le fui introduciendo un dedo por su culo, que llevaba mirándolo deseoso desde el principio.

  • ¿Qué haces?- me pregunto algo alarmada.

  • Preparo tu culo, voy a metértela en cuanto lo tengas más abierto.

  • No por favor, nunca me han follado por ahí, a mi marido no le gusta.

  • No sabe lo que se pierde, ni tú, guarra, voy a metértela hasta el fondo de tu culo.

Mientras le decía esto y el dedo continuaba entrando, noté de nuevo las contracciones de su vagina con un nuevo orgasmo. Estaba totalmente excitada con como la estaba tratando, lo que me hacía ponerme aun más dominante.

Sacaba el dedo y escupía en su culo desde arriba, para después volver a meterla. Tras unos instantes le metí dos a la vez. Esto le hizo poner un gesto de dolor y traer una de sus manos hacia mí para intentar sacar mis dedos de ahí.

  • Para por favor.

  • No pienso parar zorra, te lo abriré bien y te follaré duro. No te muevas.

Saqué mi polla de su coño, rodee la mesa y se la metí en la boca.

  • Chúpala bien y déjamela chorreando porque va a ir directa a tu culo.

Esta vez no tuve que decirle que me mirara. Le metí la polla en la boca y comencé a follarme su boca mientras ella movía frenéticamente la lengua, succionaba con sus labios y me dirigía una mirada de deseo.

La dejé chupar unos segundo más y me coloqué de nuevo en su espalda, situando la punta de mi polla en su culo y empezando a empujar lentamente. Ella se agarró al borde de la mesa mientras expresaba dolor con su cara al notar como su culo se abría.

  • Dios, me estas destrozando.

  • Esto no es nada- le dije mientras aceleraba un poco la velocidad en que mi polla entraba en su culo.

La saque un par de veces y volví a escupir en su ano, ya mucho más abierto.

Finalmente se la metí de golpe y comencé a follármela con fuerza cogida por las caderas. Ella trajo sus manos hacia mí cogiéndome por las muñecas.

  • Dios, dios, me estas matando.

  • Relájalo y disfruta puta, voy a correrme dentro.

Seguí empujando hasta soltar todo mi semen dentro de su culo, fue una corrida increíble.

Mi vecina se incorporó y fue lentamente, medio mareada, a recoger su vestido de al lado de la puerta.

  • ¿Dónde vas?- le pregunté.

  • Borra ese video, ya he sido tu puta, me voy.

  • Ven aquí, no hemos terminado, aun no has dejado bien limpia mi polla.

Resignada vino hacia mí, se arrodilló, y comenzó a chupármela; ya no estaba tan dura, aunque seguía empalmado.

  • Succiona bien.

  • Si amo- me costó entenderla porque lo dijo con mi polla en su boca, mirándome como yo le había ordenado.

La chupaba tan bien que mi polla se recuperó rápidamente, volviendo a ponerse muy dura.

La senté en la mesa, esta vez de frente a mí.

  • Cógete de mis hombros- le dije mientras comenzaba a metérsela con sus muslos rodeando mi cintura.

La cogí por la cintura, por la espalda, mordí sus tetas, las chupé, le comí la boca brutalmente agarrando su pelo y su nuca… estaba follándomela de nuevo de forma frenética.

  • Amo.- me dijo entre jadeos- Vuelve a follarte mi culo por favor.

Y así lo hice, la recosté hacia atrás en la mesa, puse una de sus piernas por encima de mi hombro dejando la otra hacia un lado y escupí en mi polla un par de veces. Poco a poco fue entrando en su culo otra vez. Tenía un brazo rodeando la pierna que tenía encima de mí, y con la otra mano introduje el dedo gordo en su coño mientras rozaba también su clítoris con los demás dedos. Su gesto, de nuevo de dolor, fue convirtiéndose en placer, hasta tener un nuevo orgasmo.

  • Voy a correrme en tu boca.

  • Hazlo amo, me lo beberé todo.

Tras unos minutos, saqué rápidamente la polla de su culo, tiré de su pelo hacia mí, y ella acudió con velocidad hacia la salida de mi semen. Arrodillada, el semen salió rociando sus labios, su boca, su ojos… fue una gran corrida.

Fui acercando el semen que no había caído en su boca hasta ella.

  • Bébetelo todo puta.

Ella lo tragó todo y continuó chupando despacio mi polla para dejarla bien limpia.

  • Has sido mi amo, y yo tu zorra, ahora cumple tu parte.

Diciéndome esto comenzaron a sonar unos golpes en la puerta.

  • ¿Raquel estás ahí?- preguntaba su amiga llamando a la puerta desde fuera.

Los dos nos miramos y ella corrió a vestirse.

  • Ábrele y haz que se quede, quiero que nos la follemos juntos, después borraré el video.

  • ¿Cómo quieres que haga eso?- me preguntó mi vecina.

  • Tú sabrás, pero si no lo haces te juro que tu marido se entera de todo.

Ella meditó un momento y abrió la cerradura con las llaves mientras yo me escondía tras una pila de cajas. Decidí poner el móvil a grabar de nuevo, por lo que pudiera pasar.

Continuará...