Un sueño amarte 2

─¿Intimidarte a ti? No lo intentes que no me lo creo. Jajajaja Estoy segura que te encanta tanto como a mí y que vas a disfrutarla totalmente al igual que yo. ─Jajajaja Si apagas la luz, …me puedo perder y no encontrarte fácilmente en esta cama

La feliz romana, abre la puerta, se gira hacia su invitada, separándose de la entrada y dice: “Bella dama, ésta es su casa, adelante”. Anne, sonrisa en boca, entra curiosa de ver el nido de su sorprendente nueva amiga. Paola le muestra su hogar, con el enorme interés de observar cada una de las sensaciones, que su peculiar acompañante, mostrará como un libro abierto en sus ojos, su boca, en todo su cuerpo. Le seduce su expresiva y pasional forma de conocimiento…

Es un apartamento de altos techos con lámparas antiguas. Suelos de madera muy elegantes, que combinan con algún que otro mueble de época, realmente bello y muy interesante. Las ventanas, mejor dicho ventanales por lo alargados que son, están lacados en blanco sobre una estructura de madera noble, robusta y cuidada. Las cortinas suaves y delicadas, permiten reflejar la luz tenue del exterior. Estos elementos, combinan y contrastan su historia paradójicamente a la perfección, con el resto del ático decorado en estilo moderno, minimalista y muy agradable.

Como es habitual en Anne, se abandona al gusto por el detalle que marca la diferencia. Este espacio está rebosante de carisma, de personalidad, de buen gusto, comodidad y confortabilidad. Un lugar vivido, no un museo.

─Tu casa es una continuidad de ti. Expresiva, directa, sincera, intencionada hasta en los mínimos detalles. Muy inteligente, divertida, sorprendente, alocada e íntimamente acogedora. Me encanta, mejor dicho me encantáis.

─Esos ojos, además de ser extraordinariamente hermosos. Tienen la sensibilidad de ver más allá de lo aparente. Disfrutas de cada momento. Eres un ser muy especial Anne. Me vuelves loca.

Sus miradas se unen, la pasión está volando sobre sus cabezas.

─Después de esto ¿no sé si enseñarte las vistas?

─Sí, por favor.   –carita de no haber roto un plato-

Se dirigen a una de las ventanas. Anne está de frente, atrapando el brazo de su acompañante con ansía y complicidad. Paola a su lado con una gran sonrisa, sumergida en atender nuevamente su reacción. El nivel de sensaciones de Anne está por las nubes, es como una niña pequeña a la que le ofrecen un nuevo juguete. Roma iluminada a sus pies, con el Coliseo a unas cuantas calles de distancia y la cálida compañía… La medio irlandesa está alucinando, sin palabras. La sonrisa general de su cara, muestra que lo que sonríe es su alma. Paola irradia la misma alegría, no esperaba menos de ella. Está encantada. Anne agradecida.

─Ya sé lo que pactamos, pero gracias, gracias, gracias.

─A ti por todo lo que me estás dando.

Un nuevo abrazo sella la emoción. Sus labios se entregan, llenos de sensibilidad, pero con un deseo más evidente y latente. Los minutos pasan, los pulsos se elevan, las respiraciones se aceleran. Paola se para, apoya su frente en la suya, sin dejar de abrazarla, no sin realizar un gran esfuerzo para no proseguir lo que su cuerpo anhela.

─Vamos a cenar algo. Quiero cuidarte, estás en mi casa y soy la anfitriona. Sería de muy mala educación no atenderte como te mereces, princesa.

─Te aseguro que me estás tratando muy bien. Estoy en el cielo.

─Ahí quiero que estés, no te bajes, mi ángel.  –Un beso corto y se separan. Toma su mano y la lleva hacia la cocina-    Ven ayúdame.

─¿Qué te apetece tomar?

─Algo ligero, hemos comido demasiado. ¡Todo estaba tan bueno…! Una ensalada estaría bien.

─¿Ensalada? Estupendo.

Entre las dos la preparan. Jugando y riendo. Acariciándose con ternura, robándose algún que otro beso. Acercando sus cuerpos como quien no quiere la cosa. Lanzando miradas de deseo.

En una agradable sala, cenan a media luz. Las acompaña una vela encendida y un hilo de música envolvente.

Al finalizar, se trasladan a un precioso sofá de diseño. Anne se sienta y Paola todavía de pie delante de ella…

─¿Te apetece un licor muy especial?

─Hoy todo es extraordinario, hasta el licor. Parece que estoy en uno de mis mejores sueños.

─Mientras que sea un buen sueño. Todo va bien...

─Gesto curioso y juguetón-  ¿Qué quieres decir?

─Que los buenos sueños son para vivirlos. Han sido tan agradables que desafiantes provocan tu recuerdo a la mañana siguiente, con la clara intención de convertirse en metas para lograr tu ansiada felicidad. Si fuese una fantasía…. Sólo sería eso ¡una fantasía! Algo no realizable, sólo un producto de la imaginación, una idealización. Yo quiero ser tu mejor sueño para hacerlo realidad.

─¿Con todo lo que quieres, te esmeras así para conseguirlo?

─Con todo lo que me apasiona, sí.

─Bueno es saberlo. Trae ese licor, creo que lo necesito. :-) Y cuéntame su historia, porque estoy segura de que la tiene.

Paola va a por él y vuelve con una botella de cristal dibujado, preciosa, y dos pequeñas copas alargadas a juego con la artística botella.

─Se llama “Albertissimo”. Es propio de la costa Amalfitana. De un pueblo encantador llamado Positano, a la orilla del golfo de Salermo. De allí era mi madre y toda su familia. Está elaborado por una tía muy querida para mí. Ha sido la madre que no estuvo a mi lado. Ella me regaló este ático, donde ha vivido  hasta retirarse definitivamente a su añorada casa en la costa. Me hizo prometer, que este licor sólo lo compartiría, con aquella persona que realmente fuese muy importante para mí.

─Mmmm. ¿Estás segura de quererlo compartir conmigo? Es todo un honor y una responsabilidad.

─No te sientas responsable de nada. Sólo disfrútalo.

Chocan sus copas, mirada intensa y sostenida. Un primer sorbo.

─Lo estoy disfrutando, no lo dudes…

Un beso apasionado es el comienzo para amarse con locuras nuevas, con la seguridad de que ya no les falta nada en sus vidas.

Las copas están vacías. El líquido elixir de la pasión en sus cuerpos. Sentadas, pegadas la una a la otra. Anne se recuesta sobre el sofá ante la suave presión de Paola. Sus cuerpos se tocan. Sus besos tiernos y sensuales se hacen húmedos, succionadores, lujuriosos. Sus lenguas luchan por conseguir el mayor roce, por conocer el límite de su goce. Sus labios acariciados, rozados, besados, apretados, lamidos, mordidos, una y otra vez, sin piedad.

El deseado recorrido por sus cuellos, provocando los primeros gemidos ahogados en la piel estremecida.  Llenando de mil besos el camino de la clavícula para subir hasta el lóbulo de la oreja, surcando con sus lenguas, con mojados y ardientes labios un inicio lento de bajada. Explorando al milímetro cada pequeña área. Oliendo sus aromas que las embriaga y excita.

Abandonando sus manos a la generosa libertad de tenerlo todo sin la intención ególatra de poseerlo.

Comienzan a saborear el goce de la pasión desenfrenada, a perderse en los límites de sus cuerpos. A luchar por liberarse de los ya molestos vestidos que tercamente se enrollan, sin permitir desenvolver del todo, la belleza de la oculta materia de sus deseos. A entrelazarse, a frotarse, a devorarse…

¿Anne se para…?

─Espera, espera un momento, cielo.  –Detiene físicamente el entregado avance con delicado cuidado-

─Algo perpleja por ser bloqueada, todavía ensimismada en su deseo- ¿Qué pasa? ¿Estoy haciendo algo mal? ¿No te gusta?

─Jajajaja. Tranquila, amor  ¡eres perfecta! ¿Preguntas qué si me gusta? ¿Es qué no lo notas? Tu boca ha dejado de ser tu boca, para convertirse en mi más fiel compañera. Tus manos son rayos de sol que queman con delirio mi piel. Tu cuerpo…, ¡maravilloso tu cuerpo!   …Pero… “tu precioso sofá”  –frota con la mano su dolorido cuello-   no es tan cariñoso conmigo. –Un susurro confidente- Creo que no le caigo demasiado bien, me lo está poniendo difícil. Me está destrozando las cervicales. Me tiene inmovilizada cuando no quiero parar de moverme. Además, tu pierna derecha está a punto de dejar cao a mi pierna izquierda y tu encantador codo se empeña en destrozar mi costado.

Paola intenta incorporarse rápida y torpemente para no hacerla más daño. Anne le impide que se levante ni que separe su cuerpo del suyo, simplemente acomoda su posición. Todo el poder de seducción de la italiana se había esfumado para mostrar a una niña pequeña débil, avergonzada y apenada.

─¡Oh Dios! Lo siento, me dejé llevar por nuestra locura. Y en lugar de amarte te estoy torturando… Lo siento…    -Realmente se muestra culpable e insegura-

─Jajajaja ¡Linda tortura la tuya! Quiero que seas “mi dulce torturadora”, pero, si no te importa, en otro sitio más cómodo.

La cara de Paola se ilumina de nuevo con una tierna sonrisa, provocada por la risa y las palabras de su amante. La besa con suma delicadeza, sintiendo mil cosquillas por su cuerpo. Anne la suelta de su abrazo y Paola se incorpora, se coloca su vestido totalmente enrollado y tomándola de la mano…

─Estos son los peligros de la irreflexiva pasión…. –risita maliciosa. La niña desaparece para volver a mostrar a la sorprendente mujer-  Ven, amor, vamos a mi cama. Esta va a ser mi última sorpresa de hoy para ti.

─¿Tu última sorpresa…? ¿Tienes un potro de tortura en tu habitación? … No me la has enseñado antes… ¿por qué?

Paola arrastra literalmente, tirando de su brazo, a una niña con gesto asustadizo y dubitativo. Sonríe encantada por la increíble sensibilidad de Anne. Para hacer de un momento de clara inseguridad por parte de la romana, una divertida situación.

Llegan a la habitación. Amplísima, muy personal, fantástica. Especialmente bonita en su simplicidad, muy blanca, casi virginal, llena de luz y paz. Si la casa tiene la impronta de su carisma y personalidad. Su habitación es el espejo de su extraordinario interior. Algo destaca e impresiona por su…

-¡Uaaauuuu!  Esta es tu burbuja de oxígeno, tu íntimo refugio. Mmmm ¡Impresionante, preciosa!

-Sí, mi espacio vital, donde pienso, reflexiono y amo.  No entra una persona aquí tan fácilmente y menos invitada a compartirlo.

─Espero estar a la altura de lo que tú compartes conmigo.

─Lo estás, por eso te lo ofrezco.

─Acercándose hacia un lado de la habitación, sin soltar la mano asida-    ¡Paola!, esta cama, es para el equipo completo de baloncesto Olimpia Milano, incluido el entrenador Sergio Scariolo. Jajaja ¡Nunca he visto algo semejante! ¡Es enorme!  –Sentada en un extremo, apoya su mano libre acariciando las suaves telas, prueba su firmeza y calibra la distancia hasta el otro extremo de la cama.-  ¡Estupenda!, pero me intimida.

─¿Intimidarte a ti? No lo intentes que no me lo creo. Jajajaja  Estoy segura que te encanta tanto como a mí y que vas a disfrutarla totalmente al igual que yo.

─Jajajaja  Si apagas la luz, …me puedo perder y no encontrarte fácilmente en esta cama.

─Jajajaja Estaré muy pegadita a tí para que eso no pase. Pero, prometo no torturarte siempre que te portes como espero. …Además, hace un momento detuviste mi pasión porque un sofá celoso te coartaba tu movilidad. Esta cama y su dueña desean que seas totalmente libre de movimiento y libre en tu deseo.

─Te lo aseguro. No podría ser de otra manera.

─¿Quieres que apague la luz?

─No me quiero perder un detalle de ti, por mí no la apagues.

─Que la luz sea nuestra confidente esta noche.

Dulces sonrisas, miradas explicitas. Anne la aproxima, colocándola entre sus piernas, abrazándola con sentimiento, besando con dulzura sus pechos, su cuello, su boca. Prosiguen la aventura de su deseo.

Se lanzan sobre la cama, entre juegos y risas la recorren. Una pilla a la otra, la una se escapa y ahora es la otra quien la atrapa. Que si una tiene cosquillas, que si se hace la lastimada, que si la otra va de enfermera a aliviarla, que si dónde te duele, que si mis besitos y mis masajes te sanan, que si… Se rinden divertidas y agotadas. Recuperan el resuello, sus risas se relajan, se hablan sin palabras a través de sus miradas.

Anne alcanza la oculta nuca de Paola, hundiendo sus dedos en su pelo, manteniendo el control para dirigir su cabeza y extasiarse viendo la pasión en su semblante. Llenando de besos su frente, sus ojos, sus mejillas, su nariz, su boca, su barbilla… Acariciando con la otra mano, la garganta, notando en ligera presión, como se desplaza cuando en una nerviosa necesidad la saliva se traga.

Se desliza desde el cuello, por el canal de sus pechos, depositando en ellos su exquisito y delicado tacto. Prosigue hacia su dorso, bajando hábilmente la cremallera del vestido, recorriendo su columna. Descubriendo lentamente sus hombros que mima y besa con ternura. Continúa su caricia de descenso dejando a su vista un delicado sostén negro. Sus manos paran al final de la espalda, curiosas recorren el espacio, liberando a sus lujuriosos dedos para que exploren sedientos más allá de sus nalgas. La mujer enredada en su cuello, lo muerde sin la suficiente sutileza ante la fuerte sensación que la domina.

Su mirada se entretiene concentrada, contemplando cada detalle de su belleza. Cómo la línea de sus pechos baja hasta unirse a la altura de la prenda que los oculta. Besa su escote, succiona delicadamente la parte visible de los mismos, lame su interior escondido, colándose furtiva bajo la tela. Eleva la mirada hacia los ojos llameantes de su amada, que gritan sin voz la expresión del delirio de sus sentidos. Estira un brazo hacia atrás, para que unos dedos con presteza desnuden la perfección de sus senos.  Los ojos graban en la memoria de su corazón, lo que sus suaves manos acarician con devoción. Su cálida redondez, su sensibilidad suprema, su textura de seda, hacen que Anne se conmueva ante tanta belleza. Sus pezones oscuros, ávidos de notar su presencia, recogen con afectiva ternura el sensual y leve roce de sus castigadores dedos. Pero la entrega es total cuando una lengua segura se acerca sigilosa a derramar su locura sobre la piel que los cubre. Y se acerca y se aleja, y los rodea y los castiga y su dama se excita y estremece y su piel denota que está alerta. Eso le incita a seguir segura de su experiencia. Los besa, los chupa, los lame, los muerde, su cara se pierde en el valle del deseo.

El vestido sigue parado en su cintura, las manos de Anne, lo deslizan hasta lanzarlo al suelo. Baja sus finas medias de seda y con ellas su prenda íntima, provocando intencionadamente el roce con su sexualidad, húmeda, caliente. Paola se estremece y cierra los ojos como acto reflejo.

Reacciona al estimulo cayendo sobre el cuerpo de la española, la empuja en un beso apasionado hacia la cabecera de la cama. Atrapa sus manos juntándolas y elevándolas por encima de su cabeza, para dejarlas allí presas. Recorre con su vista, su tacto, su gusto, su olfato, todo su elegante cuerpo vestido hasta llegar a sus pies. Los besa, los acaricia y los abandona para seguir sin prisa en su avance, sin pausa en su deseo. Introduce sus manos por debajo del ajustado y elástico vestido para subirlo suavemente. Busca y retira una a una las provocadoras medias de liga. Comienza un ascenso adorablemente lento, irritablemente excitante para Anne. Serpentea por sus delgadas, largas y armónicas piernas. Palpando cada centímetro de su anatomía en su ciega marcha, entregándose a cada porción de piel que se va mostrando a su mirada. Lamiendo cada peca, besando cada diminuta marca, mordiendo cuando su pasión se dispara.

Definitivamente la libera del vestido y con avidez también del sostén. Invade su boca llenándola de placer. Se separa un poco para detenerse en sus pechos. Observa con deseo sus pequeños y tersos senos. Los acaricia con ternura, su boca los deleita con extrema dulzura, la dedicación es absoluta. Con la yema de los dedos, como si de una pluma se tratase, con suma suavidad, define sobre la blanca piel de sus sueños, un camino irregular. De los labios recién besados hacia el cuello, siguiendo a un pecho y luego al otro. Este juego produce en Anne un cosquilleo fascinante que enerva su sensibilidad, sintiendo un grato estremecimiento. Continúa dibujando con sus dedos curvas y cambios de sentido, hasta el triángulo de fuego…

Su cara se queda frente a su visible y diminuto tanga, provocando en Anne una tensión elevada. Besa con intencionado descuido su cubierto pubis, espacia sus ataques, muerde la tela realmente mojada, lame con estudiada intensidad. Luce una sonrisa lasciva y diabólica. Su presa, ilusamente esposada, se siente morir de desesperada ansia. Se deshace de la prenda intima, quedando a su vista un retador sexo depilado. Separa más sus piernas para gozar plenamente de la visión de su femenina sexualidad, recreándose en su juego. Eleva sus ojos hacia los ojos de Anne, regalándole una sonrisa cargada de intencionalidad.

Perversa prosigue su acoso. Lamiendo, chupando, saboreando la esencia de su sexo. Blande su lengua como un estilete sobre el aturdido clítoris, que sorprendido pensaba que pudiera conseguir no ser objeto de tal saña. Se mete sensualmente un dedo en la boca y lo chupa con provocación, haciendo que el cuerpo de Anne tiemble de las ganas. Lo introduce suavemente, deslizándose como pez en el agua, lo mueve con pericia, provocando que su amante gima desesperada. Cuela más dedos, acariciando dulcemente todo lo que halla. Los  suspiros son rogadas súplicas que elevan la excitación de Paola hasta el límite. Inicia un rítmico movimiento en la vagina profusamente lubricada. Lentamente, sin parada, atendiendo a la reacción del cuerpo que comienza a balancearse. Incrementa su ataque, para hacerlo más rápido, más intenso, más alocado. Succiona el clítoris, lo lame con fruición a punto de entregarse a su explosivo fin. Fuerza su frenética marcha sobre el espectacular cuerpo que le lleva a la máxima dedicación. Anne respira más que agitada, jadea sin control, siente como un flujo eléctrico recorre su rígida espalda. Las palmas de sus manos se aferran con fuerza a las sábanas. Suelta un grito profundo que proviene del fondo de su alma. El sexo excitado de Paola estalla de placer y nota sus contracciones, gimiendo su goce. Siente como Anne acaba en su boca y se sacia en ella.

Paola dirige su mano a la llanura del tembloroso vientre y lo besa tiernamente, le acerca su cara, sintiendo su trepidación, recobrando un poco el aliento para subir a recostarse a su lado. Sintiendo su excitado cuerpo en su cuerpo convulso. Contemplándola, acariciándola sin casi rozarla. Entrega, en la sensual boca, el delicioso sabor de su propia victoria.

El estimulo, anula el cansancio. Provocando en Anne el irrefrenable deseo de montarse en el regazo de Paola. Sentadas las dos una sobre la otra y enfrentando sus miradas llenas de fuego. Prosiguen agitadas su arrebato, abriendo sus piernas hasta juntar sus sexos, generando un movimiento incesante buscando la culminación con un nuevo, increíble y compartido encuentro. Abrazadas íntimamente, respirando el mismo aire que discurre entre sus labios entrelazados, extenuadas por el esfuerzo, henchidas de deseo, vencidas por el éxtasis de sus cuerpos. Anne recobra la mirada perdida y busca la mirada cómplice, con sus manos separa el pelo alborotado y acaricia la perfección del rostro amado, mientras que Paola se mantiene atada a ella con sus brazos. Sonriendo agradecidas del gozo compartido. Anne dice…

─Amor, ¿dónde has estado?, ¿porqué has tardado tanto en llegar a mí?

─Creía saberlo todo, ¡qué ilusa!, desconocía lo más importante. No sabía nada de ti.

Se funden en un largo beso, tranquilo, suave, lleno de sentimiento, de amor.

Paola se refleja en el mar de sus ojos, Anne suspira en el brillo de sus verdes esmeraldas.

Tu mano y la mía, tu boca y mi boca,

mi sed me provoca, me pierdo en ti.

Tu cuerpo que vibra, mis ganas de amarte,

susurro excitante que llega hasta mí.

Todo me enloquece, todo me transforma,

tú que suave me llevas donde yo quiero ir.

Tu nombre en mi boca, un grito que explota,

tu cuerpo y el mío se enredan sin fin.

Descanso un instante, recobro el aliento,

tu lengua me enciende, te quiero sentir.

No pares de amarme, mi alma está loca,

tu voz me convoca a volver a ti.

La noche continúa, su sed no está saciada, queda mucha piel en esos cuerpos. Se aman una y otra vez como si no hubiese mañana.

Paola se levanta para ir al baño. Apoya las manos en el lavabo y se ve reflejada en el espejo. Su cara está satisfecha, relajada y feliz. Se refresca, para despertar si es un sueño, toma la toalla y se seca. Cuando la retira de sus ojos, a través del espejo ve a Anne. De pie, apoyando su espalda y sus brazos sobre el  marco de la puerta. Su cabeza reclinada, perdida en la contemplación de la mujer que la vuelve totalmente loca. Su desnuda belleza es suprema.

─¿Me permites compartir tu baño?

─Ya te he dicho que comparto todo contigo. No necesitas preguntarlo. Mi amor.

─Me gusta que me lo digas, me siento muy bien escuchándolo.

─¿Qué comparto todo contigo o qué eres mi amor?

─Las dos cosas, para mi significan lo mismo.

─Se acerca a ella, la abraza, la besa-   Si es así, te lo diré a todas horas.

─Volvemos a la cama, me muero por verte de nuevo tumbada.

Paola cumple su deseo, se tiende sensualmente. Mientras Anne la observa desde los pies de la cama. Le gusta realmente, se siente atraída cómo no lo ha estado nunca. Sólo la conoce de un corto espacio de tiempo y todo ha rodado como si llevasen varios meses conociéndose. ¿Cómo terminará esto? Esa pregunta pasa por su mente una décima de segundo y la borra automáticamente, está rompiendo su propia regla del juego de seducción. “Amar libremente para libremente dejarlo cuando el momento llega”.

─Anne,  ven…

─Voy, estaba grabando en mi mente esta imagen. No quiero olvidarla.

─No te preocupes, haré que no la olvides, amor.

Anne sonríe traviesa y como gatita en celo, salta al fondo de la cama. Empieza a ronronear, a moverse graciosamente, provocando la risa de su cómplice felina. Recorre su cuerpo oliéndolo, lamiéndolo, hurgándolo con su nariz y con su garra, sin reparar en exceso en sus zonas más erógenas, pasando sin quedarse, para luego volver a acercarse para volver a alejarse. A Paola, el juego está divirtiéndola y a la vez volviéndola loca de deseo. Llega a su boca y enreda sus juegos en ella. Eso la excita mucho, le encantan sus labios, su lengua, su sabor, su textura, su humedad, su entrega. Le sonríe pícaramente y abandona su cara para bajar ronroneando de nuevo, hasta acomodarse entre sus piernas. Comienza a besar su agitado abdomen, su pubis, el interior de sus muslos. Besa, lame, chupa, arrastra su boca por cada centímetro de piel. Muerde con pasión y ve como se estremece. Su cuerpo está dispuesto, pidiendo más. Se dirige a su sexo, lame sus labios, los chupa, reclama su capitulación con suaves mordidas combinadas con largos y lentos lengüetazos que provocan nuevos gemidos. La lengua se pierde en el interior de su vagina, recogiendo su néctar. Libando sus jugos con goloso deseo. Recorriendo con esmero toda la excitada sexualidad. Su clítoris enrojecido, inflamado, pidiendo guerra o clemencia, da igual, cae bajo la obsesión de una lengua sedienta que piensa saciar su ansia. Lo acaricia, lo rodea, lo chupa, lo succiona, lo fricciona sin indulgencia. Está casi vencido y el aumento de flujos indica su pronta rendición. Paola eleva su pelvis y comienza un leve vaivén de sus caderas. Susurra “Hazme tuya, amor”. Anne, se recuesta lateralmente pegada a su amada, se besan apasionadamente. Un dedo tras otro, van entrando en un sexo suplicante. Los mueve explorando, conociendo, descubriendo que es lo que más le estimula. Juega con el ritmo, la intensidad, llevando a su amante a la locura. Los jadeos se multiplican. Busca hábilmente la máxima excitación, presionando suavemente, hacia los lados, en círculo, sin prodigarse en exceso sobre la textura hallada. La romana, gime y se estremece. Presiona la sensible zona y Paola marca con sus uñas la espalda de su amante. Anne vuelca su cuerpo sobre el de ella y entran en un frenesí de vaivenes y penetraciones. Sus sexos se tocan, se rozan, sus clítoris explotan de placer. Paola se vuelve loca, su cuerpo convulsiona en una larga sucesión de fuertes espasmos de gozo sin medida. El cuerpo de Anne estalla en un fuerte y delicioso orgasmo. Rendidas en la cama, empapadas de sudor y de su húmeda entrega. Sus respiraciones sonoras y agitadas. Sus corazones a punto de destrozar sus cajas torácicas.  Luchando por recuperar la vida que se escapa, intentando controlar lo maravillosamente incontrolable.

Unos ojos infinitamente agradecidos se reflejan en otros en estado de gracia. Sus sonrisas son amplias, sinceras. Se besan con la sensibilidad a flor de piel, con la ternura de la satisfacción. Se acarician suavemente con adoración y complacencia.

Anne disfrutando de la visión de su agitada amante…

─Cielo ¿estás bien?

─Todavía sin aliento- Amor, no puedo ni pensar. No sé lo que me has hecho pero te juro que nunca había sentido algo así. Me has subido a las nubes y me has dejado allí. Te mereces el cielo.

─Jajaja.  No me lo merezco, pero gracias.

─Gracias las mías, amor. ¡Joder! si te tengo que dar las gracias… Pero déjame que me recupere de este brutal orgasmo.

─Jajajaja. Quédate tranquila.

La luz se apaga.

Paola la abraza, con absoluta devoción. Anne la recibe con todo su corazón.

La noche acaba para ellas, sus cuerpos desbordados de pasión, necesitan descanso. La gran cama, acoge a las amantes acurrucadas, enquistadas una en la otra, como Paola dijo que pasaría:

─Si apagas la luz, …me puedo perder y no encontrarte fácilmente en esta cama.

─Estaré muy pegadita a ti para que eso no pase.

Una gran sonrisa dibuja sus caras.   :-)


Sigue este link, ponte los cascos para sentirla en tu única compañía,

sube el sonido a tope, cierra los ojos, disfrútala.

http://www.youtube.com/watch?v=Rm837zTfjF8

¿Estás sonriendo?  Maravillosa tu sonrisa.  :-)


“Mi gratitud para quien lo lee, mi dedicación para quien lo comenta.

La mejor de mis sonrisas para quien leyendo sonría.”

Espero y deseo que el “juego de piel” de este capítulo haya sido de tu agrado. Y que esta caliente continuación no rompa el encanto. Dame el beneficio de la duda para seguir contando. ;-)

¡Ey! Hola, me presento, soy el humilde narrador. Perdonen que hable bajito, es que como se entere la “doñita” de que me he colado aquí, me va a canear. Esta inquieta porque piensa que le ha salido denso el capítulo, cuando lo que pretendía es que fuese tan intenso como sus personajes. Repite constantemente “menos es más, fluidez, claridad, no te dejes llevar... ¡Qué se agolpen las palabras!, ¡ya se organizarán! para salir en buen orden, sin atropellar.” Está nerviosita antes de publicar, se pelean los conceptos, el erotismo, la pornografía y las ganas de agradar. ¿Dónde está la fina línea que los delimita?, no es recta, tiene curvas difíciles de controlar. Lo que piensa, lo que captura de este pensamiento, lo que quiere expresar, lo que realmente expresa. Lo que ustedes leen y la intención de su lectura, lo que recogen de de ella, lo que realmente hacen suyo y lo que a sus emociones llega al final… esa es su tortura y su meta, ¿conseguirá que afloren sus sonrisas…? ¡En buen berenjenal se ha metido!, es complicado, no hay duda. Intentar controlar todo el proceso, ¡es una locura!

En algunos momentos, el peligro de escribir es la causa y el efecto que pueda provocar, llegando a convertirse en una “idiota emocional”, porque alberga la consciencia de que sus palabras han podido dañar en lugar de motivar. Un grave error su falta de sensibilidad, “una re-idota integral”, pero cuando el verbo sale de su encierro ya no hay vuelta atrás, sólo puede…

..

Sólo puedo pedir perdón y cargar con la responsabilidad... Es tan difícil escribir y comunicar...─

Mis infinitas gracias por vuestros comentarios. Estoy flipando. :-)  Vuestra generosidad siempre será mayor que mi intento de agradecimiento.

BUTLER (ID: 1372445) : Muchas gracias. El buen escritor dibuja letras para expresar emociones y disfruta totalmente cuando siente que también las provoca. ¡Te felicito! He leído tus publicaciones y me han encantado. ¡Excelente trabajo! :-) Yo si que espero un nuevo relato tuyo. Como la presión no te motiva, ni siquiera las “peligrosas” amenazas mafiosas, recurriré a instancias más elevadas. “¡Por favor, Inspiración, ¡dale cancha!, que parece que sola, no arranca!” ;-).  Un afectuoso saludo.

HombreFX (ID: 853437) : Mi intención, algo osada, es que sigas opinando que te gusta y que esperas la continuación durante todo el relato. ;-) Soy perseverante cuando lo que escribo es agradecido. Muchas gracias. :-). Un saludo.

aurora la diosa (ID: 1363822): Reto más que superado, Adi, ¡así da gusto publicar! Muchas gracias. :-) Exactamente el reto era, que compartieras de nuevo tu opinión y que me criticaras con compasión. En este segundo requerimiento más que con “compasión” lo has hecho “con pasión.” O.O Señorita, has excedido tu mesura… me has acongojado, “acojonado” con tu elevada opinión. :D ¿Dónde colocas el listón? ¡Qué no llego, chiquilla…! ¿Cómo consigo que sigas pensando lo mismo el resto del relato...?  ¡Upsss! Las noches serán cortas buscando con todo mi agrado, como saciar tu impaciencia con la historia que estas damas me van susurrando.

¡Mi mejor crítica! El excelente es todo tuyo. Como dice Anne después de la mejor noche de su vida: “No me lo merezco, pero gracias.” ;-) Permíteme disfrutar el efecto de tu comentario contigo y entregarte un poquito de lo que me has regalado…

¿Cuál Aurora? ¿Mitología griega o romana? En realidad, da igual, lo tengo muy claro. Adi, eres la unión de ambas en una única y maravillosa “diva mexicana”. Dulce, encantadora, de hermosura sobrenatural y de blanca figura alada. Portadora de las llaves del infierno con un simple comentario contrario. Sin embargo, es tu divina providencia, la de alentar con delicado cuidado las manos de quien escribe y el alma de quien relata. ;-) Muy muy muy agradecida por todas y cada una de tus lindas palabras. :-) No se puede provocar a una fanática del juego de palabras, jajaja. ¡Qué no estoy acostumbrada a que me traten tan bien, mujer! Luego te suelto estas parrafadas y me quedo tan ancha. :-)

¡Tú das todo el sentido a la fuerza de un comentario!

Desde España, con todo mi cariño, un saludo apasionado… jajajaja

¡Ey! Ahora en serio, me quedo en el brillo de tus ojos… y te digo, GRACIAS.

labrys28 (ID: 1381566) : ¡Pronto…! Me encantaría publicar de forma que podáis enlazar las continuaciones con facilidad. El único problema es que cada capítulo me lleva más tiempo de lo que pueda parecer. Mi meta es disfrutar escribiendo para que tú lo hagas leyendo. ;-) Te ruego que soportes la espera, intentaré subirla cuanto antes y que sientas que ha valido la pena tu paciencia. Mi intención es publicar cada 10 días. ¿Pronto…? :-) Muchas gracias. Saludos.

melena82 (ID: 945677) : Simplemente me gusta que te guste y espero que te siga gustando. ;-).  Los sentimientos “simples” son los más importantes, porque nacen espontáneamente del corazón. Es un placer hasta ahora desconocido para mí, recibir vuestro apoyo. Me motiváis para corresponder en la misma medida. :-) Muchas gracias. Besos.

Hagan de un día gris un brillante día, sólo de ustedes depende, es fácil, iluminen su cara con la mejor de sus sonrisas.

¡Hasta la próxima entrega! Cuídense y no me olviden, yo no lo haré. ;-)