Un stripper para mí solita

Podía hacer lo que quisiera con él, y nadie se enteraría jamás... ni siquiera él mismo...

El ambiente se iba caldeando según pasaba el tiempo. Hasta el momento era un club de strippers como todos: mesas con varias mujeres celebrando despedidas de solteras, eventos de la oficina, "girls night out", etc. Sucesivos shows en que los chavos se quitaban diferentes difraces hasta quedar en pequeñas tanguitas o g-strings al ritmo de música estridente y a las órdenes de un animador bastante burdo.

En nuestro caso éramos seis amigas de entre 35 y 45 años. Nos habíamos reunido en mi casa para levantarle los ánimos a nuestra amiga Susana que se había divorciado recientemente. Como las otras cinco éramos felizmente casadas, la situación había resultado bastante patética y no habíamos logrado darle consejos o consolación alguna. Susana se sentía, aun más, la desdichada del grupo.

Entonces alguien sugirió ir a un show de strippers para divertirnos… y en el fondo para no escuchar más las desdichas de Susana. Hacía mucho que no íbamos a un show de estos. Desde la época de nuestras bodas y las despedidas de soltera, hacía como 15 años.

Los bailarines no eran nada del otro mundo. De aspecto bastante ordinario, con cuerpos artificialmente trabajados y aceitados. Los disfraces tampoco mostraban ninguna novedad: el marinero, el smoking, etc.

A mí me resultaban más atractivos los integrantes del resto del staff que los bailarines en sí. Los meseros y los chicos de la barra eran más naturales, más jóvenes y en general se veían de mejor nivel. Creo que la mayoría de ellos eran estudiantes en busca de un trabajo de medio tiempo, pero sin el profesionalismo y atrevimiento como para ponerse a bailar en la pista.

La mayoría estaban con pantalones, pero con el torso desnudo. Algunos solo con ropa interior de diferentes modelos.

La audiencia no estaba en principio particularmente entusiasmada, pero a fuerza de alcohol, música y músculos trabajados, la cosa había tomado un poco de color. En nuestra mesa, Susana era la más entusiasta, más por voluntad de olvidar sus desdichas que por otra cosa. Ella era la que palmoteaba el trasero de los meseros y entablaba conversaciones pícaras con el barman.

En determinado momento, uno de los meseros se acercó a nuestra mesa a vendernos boletos para la rifa del "blind stripper". Antes que pudiéramos averiguar de qué diablos se trataba, Susana ya nos había comprado boletos a todas.

Cuál sería mi sorpresa cuando el animador anuncia que la ganadora era la poseedora del número 35, o sea el mío. Un poco por solidaridad y más por miedo, traté de cederle el boleto a Susana. Pero ella se negó rotundamente y el resto de mis amigas la apoyaron en que yo debía recibir el premio. Creo que les divertía ponerme en una situación incómoda, ya que yo tenía fama de mojigata y conservadora.

Cuando levanté la mano y los reflectores me iluminaron, sentí la mirada entre envidiosa y compadeciente de toda la audiencia. Creo que todas sabían de qué se trataba menos yo.

El animador me indicó que me dirigiera a la barra a recibir mi premio. Bueno, al menos no me iban a hacer pasar al frente a hacer el ridículo. Me dirigí hacia la barra con mis cinco amigas haciéndome de alborotador séquito. El barman me dijo que debía seguirlo a la parte de arriba donde me sería entregado mi premio, y al mismo tiempo le indicó a mis amigas que hasta allí llegaban ellas. Debía recibir mi premio sola.

Eso me provocó sentimientos encontrados: por un lado me alegraba que mis amigas no me presionaran, pero por otro tenía temor de en qué me estaba metiendo.

Mientras seguía al barman escaleras arriba, traté de sonsacarle información:

¿Oye, de qué se trata esto? ¿En qué consiste el premio?

Ya verá.

Pero yo no quiero nada raro. Soy una señora decente, casada

No se preocupe por nada. Este establecimiento es muy serio y nada malo le va a ocurrir. Es todo muy inocente.

En ese punto, habíamos llegado a la planta alta del edificio y caminábamos hacia una puerta cerrada al fondo. La música y el ruido del club llegaba muy apagada hasta aquí arriba.

El barman abrió la puerta y me hizo pasar. Era una pequeña estancia a la cual desembocaban varias puertas más, seis creo.

Elija una puerta y entre. Puede permanecer allí tanto tiempo como Ud quiera. Solo le ruego me avise en el bar cuando se retire. Que lo disfrute – y antes que pudiera reaccionar se dio media vuelta y se fue.

Sin pensarlo mucho, elegí la primera puerta y entré. Quería terminar rápido con esto, fuera lo que fuera. En cuanto me recuperé de la sorpresa traté de evaluar la situación. Era una habitación decorada con muebles modernos, de bastante buen gusto. En el centro de la habitación había una cama matrimonial y sobre ella, acostado boca arriba, estaba un joven. Tenía el torso desnudo y unos pantalones negros. Descalzo. Los detalles más llamativos eran que sus muñecas estaban esposadas a los barrotes de la cabecera de la cama, y sus ojos estaban cubiertos por un cubre-ojos negro del tipo de los que reparten para dormir en los aviones. A un costado había un trípode con una videocámara apuntada hacia él.

Creí reconocer en él a uno de los meseros. Debía tener unos 23 o 24 años. Y entonces él habló:

Hola! Soy Johnny.

Ho…hola… - titubée, mientras seguía parada con mi espalda contra la puerta.

¿Cómo se llama? Dígame un nombre inventado, si quiere.

Susana… - dije, soltando lo primero que se me ocurrió. – Oye, no te ofendas, pero creo que yo ya me voy.

Ok, si eso quiere. Pero ¿por qué al menos no platicamos un poco?

Pero… ¿qué es esto? ¿Qué se supone que pasaría si me quedo? ¿En qué consiste el premio? ¿Qué hace allí esa cámara?

¿No se lo explicaron? Ah, disculpe. Se lo explico. Puede no pasar nada, o pueden pasar muchas cosas. Depende de Ud. Básicamente consiste en que estoy a su disposición por el tiempo que permanezca en esta habitación. Puede hacer de mí lo que quiera. Yo nunca la veré ni sabré quien es, así que puede ser totalmente desinhibida porque su privacidad estará a salvo. La cámara está apagada. Puede prenderla, si quiere, para grabar lo que suceda y al final llevarse el casete para divertirse reviéndolo en su casa. Solo hay un par de reglas: no me puede soltar las manos (de todas formas las llaves de las esposas las tienen abajo) y no me puede descubrir los ojos. Esto último por su propia seguridad. ¿Qué opina?

. Uh… oye, no…. No voy a hacer nada…. Soy una señora decente… ¿Cómo crees?... Ya me voy

Ok, como quiera. Pero ¿por qué no se queda un ratito platicando al menos? Si baja tan rápido le harán burla porque dirán que es una monja y no hizo nada. Además ¿qué riesgo corre? Yo no la puedo ver, ni tocar, ni nada, aunque quisiera. Está completamente a salvo.

En lo de bajar rápido, tenía un punto… Y en lo de que estaba a salvo, también

Ok… tienes razón… pero sólo platicaremos unos minutos y ya…. Además, esto no es tan seguro, porque tú podrías contarle al chavo que me trajo hasta aquí y él sí me vió.

Todos somos sumamente discretos aquí. En esto nos va la chamba. Además este juego se repite muchas veces en la noche, con varias afortunadas señoras y otros tantos muchachos en mi mismo papel. Aunque yo platicara con alguien lo que pasó con Ud., no sabrían de cual de las señoras hablo. El chavo que la trajo no sabe a qué puerta entró ¿verdad?…. Pero, ya que se va a quedar a platicar, al menos siéntese al borde de la cama… Mire que no muerdo ¡Ja, ja!

mmm… ok… - puse la tranca a la puerta y me encaminé con pasos inseguros hasta el borde de la cama, lo más alejado de él que pude, y me senté.

Bien!... Oiga, ¿no quiere encender la cámara? Si quiere luego bota el casete, pero puede ser divertido.

No veo mucho el punto, porque igual no va a pasar nada, pero supongo que es inofensivo. – Me paré y encendí la cámara.

Cheque que esté bien enfocada hacia aquí.

Ok – y regresé a sentarme.

Le platico un poco de mí, para romper el hielo: me llaman Johnny, tengo 23 años y soy de Jalisco. Vine hace un par de años al DF a estudiar arquitectura. Hace un par de meses que trabajo aquí algunas noches a la semana. Mi familia me mantiene mientras estudio, pero unos pesos más nunca vienen mal.

¿Y no te parece un poco… eh… denigrante este trabajo? Sin ánimo de ofender

No, para nada. Mire, las señoras y señoritas que vienen aquí pasan un buen rato, se divierten y se olvidan de sus preocupaciones. Nosotros también nos divertimos, y de paso ganamos algo de dinero. Reconozco que los shows y bailes son un poco grotescos, pero yo no bailo: solo hago de mesero y algunas noches soy uno de los "blind strippers". En apariencia es todo muy sensual, pero en el fondo son juegos inocentes.

Disculpa, pero esto del "blind stripper" no me parece nada inocente. Te tiendes allí y te ofreces a que las mujeres te hagan cualquier cosa

Mire, cada mujer sabe hasta donde quiere o debe llegar. Y en general lo que pasa en estos juegos es bastante light. Y en lo que a mí respecta, comprenderá que tengo 23 años y como todo joven normal de mi edad tengo las hormonas exaltadas el 99% del tiempo. Considero esto tan o mucho más válido que los que se ligan una novia con el único fin de tener sexo, o los que se van con prostitutas, o cualquier cosa por estilo, como hacen el 100% de los hombres a esta edad. Ellas lo pasan bien, yo también, nadie sale lastimado y todos contentos.

.. mmm… es un punto de vista

Mientras él platicaba, me fui tranquilizando bastante. Ya me sentía más segura en la situación, y el chavo parecía decente, educado y agradable. Me gustaba el respeto que demostraba al tratarme de Ud.

Mientras bajaba mi ansiedad, me di chance de observarlo con más detenimiento. Era bastante alto, 1.85 mts diría. Tenía cabello ondulado castaño. Su rostro era agradable y aniñado, lo cual trataba de disimular con una barba de candado bien recortada y que se veía muy suave. No podía ver sus ojos, obviamente, pero los imaginé dulces. Su cuerpo era delgado pero se notaba que hacía algo de ejercicio, porque estaba suavemente marcado. Su piel se veía suave y su pecho lo cubría un fino vello.

Oiga, sigue muy tensa. Suéltese un poco! Haga algo. No sé… tóqueme algo al menos, para que al menos eso pueda contarle algún día a sus amigas.

No, cómo crees?!

Ándele! Acarícieme un poquito, al menos. Como lo haría con un amigo o sus hijos. Hágame feliz en eso. No olvide que lo mío es tanto por el dinero como por el disfrute….

mmm…ok… Está bien… pero no te imagines ni hagas ilusiones por esto… - me senté un poco más cerca de él y temblorosamente apoyé mi mano en su pecho. Luego de unos momentos comencé a deslizarla suavemente en círculos sobre sus pectorales. Debo reconocer que se sentía bien agradable. Su vello era bien sedoso y se deslizaba suavemente bajo la palma de mi mano. Despedía un rico olor jabonoso, como si recién hubiera salido de la regadera.

Mmmm…. rico! Tiene manos muy suaves… Gracias

Deslicé la yema de mis dedos a lo largo del caminito velloso que bajaba hasta a su ombligo. Describí suaves círculos alrededor del ombligo y luego bajé un poco más hasta el borde de su cinturón. Lo disfrutaba bastante.. la sensación… el tacto… Me entregué a esas caricias con abandono. En ningún momento me asaltaron sentimientos de culpa. Se sentía tan natural. Por la expresión de su rostro, era obvio que él también lo disfrutaba. Y no era simplemente tratar de agradar a la clienta.

Le puedo pedir un favor más?

A ver?, dime

¿Por qué no se quita algunas prendas de ropa? De todas formas no podré verla, pero me agradaría mucho saber que está un poco desvestida a mi lado, tratar de imaginar como es… Aparte no es justo que Ud esté totalmente vestida y yo así.

Ja, ja! Y tan tímido y modosito que parecías!

Ándele! Qué le cuesta? Y para Ud puede ser agradable también. A fin de cuentas ¿cuándo se ha quitado ropa delante de un hombre sin ningún temor, sin miedo a que juzguen su cuerpo, sin pudor alguno? ¿Cuándo fue la última vez que se desvistió delante de un hombre que no fuera su esposo o su ginecólogo?

Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Este muchachito sabía decir todas las cosas correctas en el momento justo. La idea me excitó y sentí deseos irreprimibles de hacerle caso.

.eh…. está bien. Pero solo para darte gusto ¿eh?

Bien! Gracias! ¿Qué se va a quitar?

Mmm… la camisa… la desabotono….me la quito…y ya está.

Wow!…Aviéntemela a la cara para saber que es cierto

Qué descofiado! Ahí va… - y se la puse cubriéndole el rostro

Mmmm…. qué rico huele!

Ja, ja! Eres un zalamero!

Y bueno, qué tiene abajo?

Mi brassiere

Descríbalo.

Es blanco, de algodón, de media copa. Sencillo pero de buena calidad.

Mmmmm…. Qué delicia!! Y sus senos como son, si me permite la indiscreción?

Ja, ja… Hace rato que eres bastante indiscreto ¿no crees? Mira, son tamaño medio, un poco más caídos que hace unos años…. Tengo pequitas entre ellos

Me encantan las pequitas!!!! Antes de irse me tiene que dejar darle un besito a las pequitas!!

Ja, ja! Tú sueña no más

Oiga, porque no camina por el cuarto. Quiero imaginar como desfila para mí

Ok

Caminé para arriba y para abajo por el cuarto. Hice monerías, poses sensuales, poses grotescas…. Me sentía totalmente libre… Bromeábamos, reíamos

Lleva falda o pantalones?

Falda.

Quítesela!

Ok – Ya no discutía sus órdenes. Era como si él adivinara lo que yo quería hacer un instante antes de que pasara por mi mente. Bajé el zipper del costado y dejé que la falda se deslizara al piso.

Mmmm….. ese ruidito siseante… que rico! Seguro tiene medias de seda

Adivinaste!

Son pantimedias o al muslo?

Al muslo.

Mmmmm….. como más me gustan...

Ja, ja.. – me sentía sensual y libre como nunca.

Oiga… Otro favor

Eres insaciable!!

No quisiera bajarme los pantalones? Es que ahora tengo calor. Ud tan fresca y yo con estos pantalones

Buena excusa! Ja, ja… pero, no. Creo que eso es ya too much.

No sea malita!! A poco no tiene curiosidad por ver el resto de mi cuerpo? Además, tengo una ropa interior de lo más discreta y conservadora. Es como si me viera con shorts de baño.

Bueno, está bien. Pero hago eso y después me voy ¿eh? Y me llevo ese videocasete para quemarlo!!

Ok, ok

Me senté a su lado en la cama y delicadamente le aflojé el cinturón. Luego desabotoné el botón y comencé a bajarle el zipper. El caminito de vellos que había recorrido antes, continuaba por debajo de la línea del cinturón para ampliarse más abajo, justo donde comenzaba la banda elástica de unos boxers pegados de lycra negros

Ropa interior conservadora ¿eh? Vaya, vaya

Je, je

Se adivinaba su pene semi-erecto que abultaba la parte izquierda de sus boxers sobre la parte superior del muslo. Se veia grueso y potente, tensando la lycra. Sus testículos parecían también grandes y formaban un bonito bulto entre sus piernas. Continué deslizando sus pantalones hasta quitárselos totalmente, notando unos muslos bien formados cubiertos por suave vello, levemente más rizado que el de su pecho.

Cuando terminé de quitárselos, me quedé un momento admirando aquel hermoso cuerpo.

Y? Qué tal? Qué le parece?

La verdad tienes un cuerpo muy atractivo. No te puedo mentir.

Qué es lo que más le gusta?

Tus piernas son muy agradables.

Y más arriba?

eh….parece que estás bastante bien dotadillo, digamos

Ja, ja… Sí, algo… En este trabajo hay pocos requisitos, pero ese es uno de ellos. Y me complace decir que en ese aspecto soy el número 1 del club.

Presumido!! ¿Y a poco se ponen a comparar?

Por supuesto! Todas las noches cuando nos bañamos antes de irnos.

Qué guarros!! Ja, ja..

Bueno, ya me voy. Suficiente. Ya más que sobrepasé los límites de una fiel esposa y madre de 2 hijos.

Cómo cree? Si no ha hecho nada! Lo que hemos hecho hasta ahora bien lo podría haber hecho una monja.

Ja, ja… Qué clase de monjas conoces?! Mírame: semidesnuda, encerrada en un cuarto con un chiquillo 15 años menor que yo, casi desnudo, atado a una cama y filmándolo todo! Yo creo que esto es bastante atrevido. Es por lejos lo más atrevido que he hecho desde que me casé…. Y antes de casarme, también!

Como yo lo veo, se ha aprovechado de un pobre indefenso como yo, me ha visto casi desnudo, me ha tocado y a mí lo único que me queda es la imaginación.

¿Y que quieres? No te voy a descubrir los ojos, si eso es lo que piensas.

No, no pensaba en eso.

¿Y entonces?

Ya que no la puedo ver, ni la puedo tocar con mis manos, ¿por qué no me deja tocarla con el resto de mi cuerpo?

¿Cómo?

Digo, por qué no me abraza un poquito para sentir su cuerpo contra el mío.

Y luego de eso me dejas ir de una vez?

Prometido.

Ok .

Lentamente apoyé mi cuerpo sobre el suyo y lo rodee con los brazos. El enlazó sus piernas a las mías. Sentí el bulto de su pene palpitando entre nuestros vientres. Mis pechos apretados contra sus pectorales. Sentí una oleada de deseo por aquel cuerpo y comencé a besarlo en el pecho, el cuello y finalmente en la boca. Un beso, largo, húmedo mientras mis dedos se enredaban en su cabello..

Susana, quiero besarle las pequitas

Sin que me lo dijera dos veces, me incorporé y me quité el brassiere. Luego dejé que mis senos se deslizaran a ambos lados de su cara, y dejé que sus labios me besaran entre ellos… Sentía el cosquilleo de su barba en los costados de mis senos…. Mmmm…. una delicia!!

Susana, quiero besarle su sexo

Otra vez respondí de inmediato, parándome para quitarme las panties y quedar finalmente totalmente desnuda a excepción de mis medias de seda. Luego subí otra vez a la cama y me senté sobre su cara, sosteniéndome de la cabecera de la cama. Dejé que hundiera su boca en mi sexo. Sus labios y lengua trabajaban al unísono para darme placer. Sentía como mi vello púbico se enredaba en su barba… Finalmente se concentró en mi clítoris y lo succionó y lamió como nunca me lo habían hecho. Me provocó dos orgasmos bellísimos. Mi cuerpo se sacudía con escalofríos de placer. Me apretaba contra los barrotes de la cama en un intento vano de controlar mis convulsiones. Aullé de placer. Este muchacho era un maestro.

El siguiente movimiento ya no me lo tuvo que indicar él. Me arrodillé entre sus piernas y de un tirón le bajé sus boxers. Su pene se liberó en toda su extensión. Era magnífico. Lo tomé con una mano, mientras con la otra tomaba sus testículos. Se sentía muy rico tener una cosa tan dura en una mano y otra tan suave en la otra. Y entonces lo mamé. Lo mamé como nunca lo había hecho. Lo besé, lamí, mordí. Lo metí y saqué de mi boca innumerables veces. Lo adoraba. Recorrí sus venitas con la punta de la lengua, lamí su glande como si fuera un helado exquisito… Y finalmente él eyaculó y entonces tragué todo. Hasta la última gota. Apreté sus testículos y succioné para sacarle aun más. Esto nunca lo había hecho. Siempre me había negado a tragar, hasta con mi esposo. Pero con él lo quería todo y un poco más.

Luego me acosté a su lado y lo abracé un buen rato, exhaustos.

Si quiere que la penetre, esperemos unos momentos. En el bureau hay condones.

No, Johnny. Muchas gracias. Pero déjame pensar que al menos en eso le fui fiel a mi esposo.

Tiene razón. Ha sido muy bonito hasta aquí de todas formas.

Muchas gracias. Ha sido una noche inolvidable. Siempre te recodaré.

Gracias a Ud también. Estas cosas son las que me hacen adorar mi trabajo.

Me vestí, tomé el videocasete, le di un beso casto en los labios y me salí.

Al salir a la estancia, de otra de las puertas salía mi amiga Susana. Por la expresión de su rostro supe que había tenido una experiencia tan satisfactoria como la mía. Ya había olvidado su divorcio. Nos miramos y sonreímos con mirada cómplice. Bajamos las escaleras tomadas del brazo. Sonreí para mis adentros pensando en los dos chavos comentando acerca de "las Susanas" esa noche durante su sesión de comparación de penes.

De más está decir que guardo ese videocasete como un tesoro y que cada vez que lo veo me lleva al borde de un orgasmo. Definitivamente ese club de strippers no era como todos.