Un Semental, una Diosa y Yo

Con Tito he tenido muchas experiencias, es un magnífico amante, además de estar prodigiosamente dotado. Y si incluimos el carácter dominante de Bianca, el resultado es una experiencia extraordinaria. (Trío bisexual m-h-m)

Un Semental, una Diosa y Yo

¡¡¡OOOHHH!!! ¡¡¡OOOHHH!!!… ¡¡¡¡OH DIOS MÍO, LAURAAAAAGGGHHH!!!!

Gimiendo como la puta más desesperada, Tito, mi suegro (el papá de Kike) se revolvía como un loco sobre su cama. Su poderoso cuerpo peludo y canoso, su imponente y poderosa musculatura, todo el, estaba empapado de sudor, lo que confería un excitante brillo a su piel de macho garañón. Veía embobada como su pene enorme e hinchado de 30 cm. y 6 de diámetro, se encontraba zarandeándose apuntando al techo, al compás de las acometidas que, con toda mi fuerza, aplicaba con su dilatado y goloso ano; y como su rostro apuesto y barbado se hallaba enterrado bajo los pliegues depilados de la vulva de Bianca, mi preciosa valkiria y amada esposa.

El contraste era más que claro, el, un maduro de 56 años, peludo y grande como un oso (mide casi los 2 metros), con unos músculos que hasta el mismo Schwarzenegger querría, tirado sobre su cama, piernas abiertas y tomándose los talones en el aire, con una mujer tan imponente como el (físico culturista profesional) restregando su sexo sobre su cara, mientras yo, una diminuta y delgada mujercita de no más de 1.65, morenita y delicada, lo sujetaba con fuerza de las caderas para tomar impulso y sodomizarlo con más fuerza. Llevaba yo un enorme consolador negro con un arnés amarrado a mi cuerpo, con una pequeña tirita de cuero que se me metía en lo más profundo de mi trasero.

Por el frente el enorme consolador se erguía como una muy viril paloma que se enterraba sin compasión dentro del ano de mi maduro suegro. Veía aquella barra negra de plástico desaparecer, con todo y sus 5 cm. de diámetro, dentro de las entrañas de Tito, que no hacía más que gemir como una perra y pedirme más.

¡¡¡AAAAHHHHH!!! ¡¡¡OOOOHHHH!!! ¡¡¡¡LAUUUUURAAAAAGGGHHHH!!!! ¡¡¡AAHHH!!! ¡¡¡AAHHH!!! ¡¡¡¡LAUUUUURAAAAAGGGHHHH!!!! – me gemía con sus hermosos ojos esmeraldas desorbitados por el tremendo placer recibido - ¡¡¡MAS!!! ¡¡¡MAS!!! ¡¡¡¡DAME MÁS!!!!

¡Rompele el culo a esta perra mi amor!… ¡¡¡OOHH DIOS MÍO, QUÉ LENGUA TIENE!! – decía Bianca.

¡¡LE VOY A ROMPER EL CULO TITO!!

¡¡¡¡SSIIIIIIGGGGGHHHHHH!!!!… ¡¡¡ROMPÉMELO, ROMPEME EL CULO LAURA!!! ¡¡¡¡OHH, OHH… OOOOOOOUUURRRRRRGGGGGGGMMMMMM!!!! – si no fuera porque até con fuerza la base de sus huevos y pene con un fino cinturón de cuero, Tito ya iría por los 5 o 6 orgasmos.

Aquellas sesiones de sexo salvaje eran ya normales dentro de mi vida, a Tito le encanta que lo sodomicen ferozmente, con saña y sin piedad. Su ano, tan sensible como el de mi Kike, se amoldaba a la perfección a casi cualquier tipo de verga, desde cortas y delgadas hasta largas y gordas, pasando por las verdaderamente monstruosas (como la suya propia). Esa actitud pasiva iba a la perfección con la personalidad dominante de Bianca, que gozaba con someter a los hombres, pero especialmente a los grandes, duros y fuertes como el. Por otro lado, dadas la terribles proporciones de su masculinidad, el sexo con el siempre era algo extraordinario, no siempre tiene una adentro una verga del calibre como la de el.

Veía a mi valkiria saltar y restregarse contra la cara de mi suegro, la veía mover las caderas en círculos para sentir su barba y bigote, para sentir los labios del viejo rozar su vulva. La lengua de Tito hurgaba entre los pliegues de su vagina, buscando sin cesar el contacto con ese clítoris grade y grueso, adornado con un piercing de plata y oro. Las rodillas de mi mujer aprisionaba con fuerza las manos de mi suegro, inmovilizándolo. Su cuerpo blanco, poderosamente musculado, dueño de un par de senos grandes y unas rotundas caderas se estremecían a medida que el orgasmo se le acercaba. Al final, Bianca casi cae de la cama.

¡¡¡¡OOOOOGGGGGHHHH!!!! ¡¡¡¡OOOOOGGGGGHHHH!!!! ¡¡¡¡OOOOOGGGGGHHHH!!!!… ¡¡¡¡¡¡PUTAAAAAAAAMAAAAAADRREEEEEEEEE!!!!!! – gritó Bianca cuando las primeras contracciones del clímax aparecían en su vientre – ¡¡¡¡LAURA!!!! ¡¡¡¡LAURA!!!!… ¡¡¡¡¡¡OOOOUUUAAAARRRRRRGGGGGGHHHHHH!!!!!! – gritó revolviéndose frenéticamente sobre el cuerpo inerte del viejo, que se afanaba en beberse todos sus jugos.

Perdiendo el equilibrio, Bianca se cayó al suelo, quedando tendida en el con un profundo gesto de satisfacción y placer, empapada de sudor. Yo también estaba sudando copiosamente, mi cuerpo moreno brillaba bañado en finas gotas de sudor, sin mencionar que de mi vagina caían gruesas gotas de fluidos lubricantes, pues ese arnés tenía un curioso y útil artilugio: un corto, pero grueso, pene plástico que se metía hasta el fondo de mi vagina. Cada vez que se la metía a mi suegro, el otro dildo me penetraba a mi, por lo que ambos recibíamos placer simultáneamente. Y como yo soy sumamente multiorgásmica, pronto estaba estallando en mi segundo orgasmo de esa mañana.

¡¡¡¡TITO!!!! ¡¡¡¡TITO!!!! ¡¡¡¡TITO!!!!… ¡¡¡¡¡¡TIIIIIITOOOOOOOGGGGGHHHHH!!!!!! – grité en medio de un fuerte gemido mientras el orgasmos devenía sobre mi cuerpo.

Quedé jadeante, de pié, detuve la cogida y esperé a recuperar el aliento. Podía sentir como los jugos de mi orgasmo empapaban mis piernas e iban a dar al suelo. Mientras tanto, el inmenso falo de mi suegro parecía "hacerme ojitos", quería atención. Con mucha coquetería los desempalé y bajé la cabeza hasta quedar frente al gran pene. Luego me lo llevé a la boca y me puse a lamerlo y a chuparlo, acariciándole las bolas y mordisqueándole suavemente el glande.

¡Tito, cogeme, cogeme ya! – le supliqué tirándome sobre la cama con las piernas abiertas luego de quitarme el arnés.

Tito se colocó encima de mí, guió su tremendo palo a la entrada de mi feminidad y yo lo rodeé con las piernas. En poco tiempo me estaba cabalgando sentía los pliegues de mi vagina abrirse al máximo para dejar entrar esa vasta vara de carne, dentro de mi ser, ¡qué rico! Pronto Tito me estaba cogiendo a un ritmo constante, aprovechando mi más que abundante lubricación para perforarme con fuerza y sin piedad, pronto me encontraba gimiendo y gritando como una demente, como una perra apaleada… que era precisamente lo que era en ese momento.

¡¡¡¡AAAHHHH!!!! ¡¡¡¡AAAHHHH!!!! ¡¡¡¡AAAHHHH!!!!… ¡¡¡¡TITOOOOOOGGGHHHH!!!! – gritaba como gruñendo – ¡¡¡¡TITOOOOOGGGGHHHHH!!!!… ¡¡¡DALE DURO, COGEME DUROOO!!!

Vi entonces a Bianca ponerse de pié detrás del viejo, apuntó a su ano y le metió hasta el fondo el dildo negro que dejé tirado en el suelo. Tito pegó un grito de susto y placer y, ahora los 2, gemíamos como almas que se lleva el diablo. En cierto momento Tito dijo que ya no podía con tanta calentura y que necesitaba acabar, así que Bianca le quitó el cinturón de los huevos al tiempo que lo seguía sodomizando con fuerza con el dildo. Los 2 nos acercábamos a toda marcha al orgasmo.

¡¡¡¡AAAAYYY!!!! ¡¡¡¡AAAAYYY!!!! ¡¡¡¡AAAAYYY!!!! ¡¡¡¡AAAAYYY!!!! – gritaba yo desesperada, aplastada bajo el cuerpo de ese gigante.

¡¡¡¡UUUGGGHHH!!!! ¡¡¡¡UUUGGGHHH!!!! ¡¡¡¡UUUGGGHHH!!!! ¡¡¡¡UUUGGGHHH!!!! – gritaba el como un toro.

En menos de 30 segundos los 2 rompimos en gritos y rugidos, el clímax nos abrazaba y los estábamos gozando como locos. Tito me sacó la verga de la vagina (recuerden que no teníamos condón) y me regó con fuerza mientras Bianca no dejaba de violarlo desde atrás. Y yo, al sentir ese enorme vacío que aquel ciclópeo pene dejó en mí, atrapé mi travieso clítoris perforado con mis manitas y empecé a pegarme una paja monumental.

Quedé empapada en sudor y cubierta de semen, Tito parece fuente. Jadeaba como una perra cansada, el como un caballo luego de correr el cuarto de milla. Bianca nos veía desde atrás, con ese par precioso de ojos que tiene y esa carita de princesa vikinga, feliz y satisfecha. Ella me ama mucho y disfruta enormemente cuando yo gozo de estas formas. ¿Saben?, he notado como poco a poco ella se abre más a Tito, dejando esa actitud defensiva frente a la mayoría de hombres… ¿será que se está volviendo bisexual?

Las cosas en mi casa son así casi siempre, no hay día en que no tenga relaciones sexuales con alguien, pues si no es con Bianca, entonces con Alberto o con Kike. Además, Beto siempre trae a más de alguna otra de sus mujeres aquí y terminamos haciendo trío y hasta orgías, a veces sin que el esté presente. Por otro lado Bianca tiene un montón de amigas "especiales" con quienes me comparte, está Tito y amigos de Javier (el marido de Kika) y hasta el mismo Javier. ¡Ah, si me pusiera a hacerles la lista de mis amantes! Tengo que admitirlo, soy una puta, una puta enorme, grandísima… ¡solo me faltaría cobrar, ja, ja, ja!

Bueno, en este punto de mi historia le voy a ceder la pluma a Tito por algún tiempo, que el les cuente sobre su vida, sobre sus aventuras. Yo aprovecharé este receso para hacer algunas cosas que necesito hacer. Mientras tanto continúen enviándome sus comentarios y sugerencias a mi correo electrónico, gracias.

Besos y abrazos.

Garganta de Cuero.