Un secreto entre los DNash

Escena romántica y sexual sobre dos miembros de la popular boyband que representó a España en Eurovisión.

Javi llevaba un buen rato quieto, tumbado de lado sobre la cama, y mirando a través del ventanal de la habitación del hotel hacia el oscuro cielo de la noche, mientras la serena luz de la luna se reflejaba en sus ojos.

En pleno silencio, estaba reflexionando sobre varios aspectos de su vida. Su vida desde hacía algunos meses, desde que el grupo al que pertenecía había alcanzado la fama. Y allí se encontraba, a solas en su habitación, después de haberse marchado casi de incógnito de la fiesta VIP del hotel, al que sus tres compañeros y él habían acudido.

Y dio un respingo cuando escucho ceder el cierre magnético de la puerta. Alguien iba a entrar en la estancia.

Se dio la vuelta para ver quién era, y con la luz que había afuera en el pasillo pudo distinguir que se trataba de Basty.

  • Javi ...¿Estás durmiendo? - preguntó en voz baja.

Javi miró fijamente a su compañero de habitación aquella noche, y después a la cama vacía de éste.

  • ¡No! Eh... Pasa. - dijo incorporándose en la cama y encendiendo la luz al instante.

Basty entró lentamente y se sentó a un lado de la cama de Javi.

  • Esto... ¿Qué hay? ¿Qué estabas haciendo? - preguntó extrañado.

Javi miró la copa que llevaba su amigo. Parecía estar tomando una bebida con naranja. Después atendió a la pregunta.

  • Pues... Había terminado de ver la tele y me apetecía descansar tumbado un rato... - mintió.

Basty dio un trago a su bebida.

  • Ah, es que venía porque como te fuiste antes nada más llegar a la fiesta, pues pensé que estarías aburrido, o algo...

Basty parecía haberse inventado también su excusa. Aunque era cierto lo que decía.

Javi desvió sus ojos hacia la ventana.

  • Sí... No me apetecía mucho estar allí y decidí marcharme antes de que viniera la gente. ¿Quién está ahora?

Basty bajó la mirada, pensativo.

  • Pues... El jefe, unos directivos de televisión, las chicas de la gira, y otra gente que no conozco...

  • ¿No hay fans, verdad? - indagó Javi.

  • No, claro que no. Puede que lo sepan pero no las habrán dejado entrar, seguro.

  • Vale. - dijo Javi, seco.

Hubo una breve pausa.

  • Bueno, pero estás bien, ¿no? - prosiguió Basty.

  • Sí, es sólo que para un acto al que no estoy obligado a asistir, prefiero desconectar de todo aunque sólo sea una noche, lo necesito. - contestó Javi.

  • Vale, pues si se trata de eso no pasa nada, me vuelvo abajo y no te molesto. Venga...

Basty hizo ademán de levantarse.

  • ¡No, no! - se apresuró a detenerle Javi. - Yo no quería decir eso, quédate si quieres...

Basty le miró fijamente. Su mirada clavada terminó cruzándose con la de Javi, que al notarlo volvió a echar la vista hacia otro lado por una vez más.

  • Javi, ¿qué te pasa tío? Venga, no me mosquees. - dijo ya nervioso.

Basty se percató entonces de que su amigo necesitaba contar lo que le pasaba, aunque no parecía dispuesto a decir mucho.

  • Javi, ¿quieres hablar? - le invitó.

Javi permaneció callado. Volvió a mirarle, y vio que estaba más cerca de él que antes. Basty había interrumpido su pensamiento, su reflexión interior, pero lo cierto era que desde que llegó a la habitación, le había producido una gran sensación de alivio, aunque no lo pareciera por la forma en que se estaba comportando.

Entonces contempló a Basty. El chico iba vestido con un conjunto vaquero oscuro, similar al que él había vestido horas antes en la fiesta. Basty y él compartían el mismo estilo de ropa, orientados por su asesor. A Javi le gustaba mucho vestir así, pero consideraba que al otro siempre le quedaba mejor.

Después se miró el pijama de verano ligéramente abotonado que él llevaba puesto. Se sintió algo cortado por que Basty le viera así, con esa pinta en una noche como esa. Fue entonces cuando realmente entró en situación: tenía ante sí a un colega con ganas de fiesta, y en cambio él parecía un niño bueno que quería irse pronto a la cama a soñar con los angelitos.

  • ¿Quieres que me quede? - insistió Basty.

Y puso su mano sobre la pierna del otro, en señal de confianza.

  • Eh... Sí, por favor... - respondió efusivo, saliendo de su ensimismamiento.

Javi se había quedado absorto mirando a Basty, pero el tono tan dulce de sus últimas palabras le hicieron reaccionar. Las recibió como el hilo de sosiego que necesitaba en aquel momento. Y con ello apreció que Basty estaba a su lado, interesándose por él, por lo que le pasaba. Recordó una vez más que Basty tenía 26 años, y él 24. Era dos años más joven. En aquella ocasión, más que nunca, no pudo evitar sentir algo fraternal, de hermano mayor a hermano menor, sobre todo por el rol tan infantil que supuestamente estaba adoptando en la conversación. Pero lejos de avergonzarle, Javi se sintió cómodo mostrándose frágil, quizá como él era en realidad.

  • ¿Sabes? Estás raro, cambiado, desde que volvimos de Finlandia, y me jode mucho no haberme dado cuenta hasta ahora. Como apenas hemos tenido tiempo para hablar desde entonces...

  • ¿Te refieres a hablar solos? - inquirió Javi.

  • Sí claro, como siempre...

  • Como hacía mucho tiempo, querrás decir. En los últimos tiempos, todos nosotros... Mikel, Ony, tú y yo... No hemos dejado de estar juntos a todas horas, en todas partes. Y yo no he cambiado Basty, sigo siendo el mismo de siempre... Pero es normal que te extrañes, porque simplemente, no me conoces... Todavía no me conoces...

Basty casi se sintió molesto.

  • Pues sí chiquillo, desde luego que no te reconozco. El tío más bromista y cachondo del grupo reniega de una fiesta sin motivo convincente. Y si me lo permites, me gustaría saber por qué.

  • Ya te lo he dicho antes. Que paso, paso ya de muchas cosas, Basty. Creo que estoy decepcionado conmigo mismo... - dijo angustiado.

  • Oye, ¿no será por lo que pasó en Eurovisión, verdad? ¡No me jodas tío, que lo hicimos de puta madre y nos lo está diciendo la gente! - exclamó.

  • No joder, no es por eso... Es por el grupo, por nuestra carrera... Me he dado cuenta de que me he visto obligado... O forzado... A aceptar algunas cosas que me hacen estar mal...

Basty se preocupó.

  • ¿Qué pasa, tío? ¿Es que no estás contento y satisfecho con todo lo que nos está pasando?

Javi se detuvo a pensar en esas palabras. Basty se refería al milagroso giro que había dado su carrera, a la popularidad que habían alcanzado en poco tiempo, y por consiguiente a la agenda que les iba a llevar de conciertos durante todo el verano. Javi ya había reflexionado sobre todo eso aquella noche.

  • Claro que sí, pero es que... Mira, cuando nos propusimos los cuatro formar el grupo, y vivir todo esto juntos... Yo no pensaba que iba a tener que renegar de mi auténtica persona... A tener que aparentar ser alguien que en verdad no soy...

Basty se rio.

  • Venga ya tío, ahora vas a contarme que eres un psicópata asesino y que ninguno en todo este tiempo nos hemos dado cuenta.

Javi también se rió con desgana. Su colega estaba muy perdido y no sabía por dónde iban los tiros. Y es que, en realidad, ¿acaso podía intuirlo?

  • No te burles, joder. Va en serio... Y me refiero a algunas cosas, que nos obligan a decir en las entrevistas, de cara a una buena imagen para las fans, y que en mi caso me llevan a mentirme a mí mismo...

Basty dio un profundo trago y cambió el tono.

  • ¿Y cuáles son esas cosas? - preguntó serio.

Javi se sintió intimidado. El otro parecía muy frío. No sabía qué contestar. Sintiéndolo mucho, para Javi la conversación parecía haber tocado techo. Se angustió.

  • De cosas personales, muy íntimas... Cosas de las que nunca podré decir la verdad, porque eso haría mucho daño a la imagen del grupo, y con ello a toda la gente que nos sigue...

Basty se aproximó aún más a él y le rodeó los hombros con su brazo.

¿Y a mí también me sentaría mal? - le susurró.

Javi tembló.

  • No sé, tío, no lo sé. Si al menos te hicieses una idea de lo que se trata, pues quizá...

  • ¿Y si ya me lo imaginara?

Javi no se atrevió a mirarle.

  • Pues... No creo... Mira, mejor no quieras saber. Dejemos el tema, por favor. Disculpa.

Y se dio la vuelta, triste.

Basty le achuchó para que se volviera hacia él.

  • Javi, mírame. - le ordenó.

Javi obedeció compungido.

  • Deberías pensar que a lo mejor no estás solo... Y que también hay alguien que puede comprender cómo te sientes...

Javi sintió un escalofrío, sin saber qué añadir.

  • ...Sí, puede que tengas razón... - murmuró.

Basty continuó mirándole fijamente.

  • Javi, si tu quieres, si me dejas... Podemos conocernos mejor... - dijo dejando la copa sobre la mesita.

El otro, nuevamente sin palabras, sintió todo el calor de su compañero a su lado.

Y antes de que pudiera reaccionar, Basty se lanzó hacia su boca y besó lentamente sus labios.

Javi, asustado, se inclinó ligeramente hacia atrás, con lo que Basty volvió a aprovecharse y le tumbó boca arriba sobre la cama.

Allí, con su torso sobre él, Basty volvió a besar a su amigo, esta vez con más ternura, sintiéndole dulce presa suya.

Javi cortó el contacto completamente ruborizado.

  • Basty, no... Esto, esto no está bien...

Empezó a sentir como el pulso se le aceleraba de temor.

Basty, se apartó un poco de encima suya mientras puso una mano sobre la mejilla del otro. Notó el el tacto de su fina barba recortada.

  • Javi, no tengas miedo chiquillo... No me tengas miedo...

Y cogiéndole de las manos le hizo incorporarse sobre la cama y le mantuvo frente a él.

Javi continuaba asustado, receloso de lo que estaba haciendo, de lo que el otro le estaba invitando a hacer... Pero al mismo tiempo se sentía deseoso de verse anulado, de no atender a razones, de seguir el juego que el otro le estaba proponiendo.

Basty se quitó el cinturón y lo dejó con cuidado sobre el suelo. Después volvió a llevarse las manos a la entrepierna para desabrocharse el botón de los pantalones.

Javi le observaba atentamente, sentado de rodillas encima de la cama, y Basty enfrente suya en la misma posición. Cuando el otro fue a quitarse los pantalones, se sentó del todo estirando las piernas y le pidió que le ayudara a quitárselos. Javi obedeció, dejó desnudas las piernas de su amigo, y tiró con delicadeza los pantalones en el suelo.

Entonces Basty, luciendo ampliamente sus boxers, se llevó una mano a ellos y se agarró firmemente el paquete, a la vez que se mordió el labio inferior.

Aquello excitó mucho a Javi.

  • ¿Quieres verlo? - dijo con voz muy sensual.

  • Sí... - asintió Javi, con sumo deseo.

  • Quítamelos...

Javi fue a por ellos, tomó la prenda desde la cintura y se la bajó lentamente. Cuando tuvo los boxers en su mano volvió a excitarse tanto que esa vez directamente los arrojó contra el suelo.

Y su mirada se clavó en el miembro de Basty. En la larga y tiesa polla que por fin se había descubierto. Su boca comenzó a salivar.

Basty miró como el otro estaba anonadado contemplando sus atributos, ansioso y relamiéndose por dentro, parecía como un perro ante su amo. Seguro ante el rol que quería adoptar, volvió a ponerse de rodillas, estiró la espalda apoyando las manos por detrás, se sentó sobre sus pies, y quedó así alzando y ofreciendo todo su miembro al otro.

Javi sintió un impulso irremediable y se puso a cuatro patas frente a él.

  • Vamos, chúpamela... - le incitó finalmente.

Dicho y hecho, Javi se lanzó hacia su amigo. Y viendo como un hilillo colgaba del glande de Basty, fruto de la excitación de éste, lo rasgó con la lengua y con él terminó por meterse en la boca aquella gran polla.

Javi comenzó la mamada liberando y volviendo a tragarse el rabo de su amigo una y otra vez, jugando a placer, pasando la lengua por debajo del tronco mientras pegaba su nariz en aquel rosado y maravilloso glande, porque le encantaba su olor tan viril, así como le volvía loco su sabor.

Basty atendió al trabajo de su compañero y por el momento disfrutó más viendo como éste gozaba, que del placer que le estaba dando.

Javi se esmeró más en lo suyo y empezó a masturbar a su amigo con una mano, para sentir así toda la dureza y el calor de su miembro, que estaba en una palpitante erección. Y al tiempo que manoseaba todo el músculo tan preciado de su amigo, bajó la cabeza e inclinó la boca hacia sus testículos, que le colgaban firmes, y jugó también con ellos. Los lamió, los besó, los succionó, con sumo cuidado. Sintió todo el frescor de aquellos huevos, tan gordos y bien hechos, en contraste con el calor de la ardiente polla de Basty. Frotó toda su boca y nariz contra ellos, notando su tacto suave y esponjoso, que le hizo perderse de placer. Javi sonreía mientras disfrutaba de Basty a voluntad, porque se sentía bien, se sentía feliz, aquello le estaba llenando de una profunda paz interior, se estaba desahogando, estaba expulsando todo lo malo que había acumulado en su calvario particular aquella noche.

Pero aquello no había hecho más que empezar.

De repente, Javi sintió como su amigo le cogía del pelo. Basty había agarrado su morena y frondosa melena. Y con ello comenzó a dirigirle. Le llevó la cabeza de nuevo contra su polla y allí hizo que se la mamara otra vez. Javi, encantado, se dejó hacer, porque se sintió más realizado siendo guiado por el otro y asegurándole todo el placer que quisiese.

Javi abrió la boca todo lo que pudo y trago la polla a merced del otro, moviéndose adelante y atrás a voluntad de él mientras era sujetado fuertemente por el pelo, al tiempo que le oía gemir de placer.

  • Huuumm.... Uuuufff.... Huuummm...

Ante los gemidos graves y masculinos de Basty, Javi perdía más el autocontrol y se dejaba llevar cada vez más fiel a la manipulación de Basty, siendo esclavo de su deseo, pero compartiendo la misma excitación que él.

Y la situación fue interrumpida cuando Basty le empujó ligeramente. Javi babeó un poco, y retomó el aliento.

Entonces Basty le sujetó por la barbilla con los dedos de la mano, rozando su barbita, y le elevó la cabeza para que le mirara a la cara.

Javi se sorprendió sin dejar de mostrarse obediente, pero no pudo frenar su calentura, ya que aunque Basty le obligaba a tener los ojos fijados en su cara, su polla seguía quedando a escasos centímetros de su nariz. Resultaba un momento muy excitante.

  • ¿Qué es lo que te molesta tener que aparentar de ti delante de los medios y de las fans? - dijo Basty, poniendo seriedad.

Javi tragó saliva.

  • Pues decir que me gustan las chicas y que he tenido alguna novia... Lo sabes de sobra... Lo sabes ya, joder... - confesó apenado.

  • Pero eso... No es verdad... - siguió impasible.

Javi negó con la cabeza, lastimero.

  • Y entonces a quien las prefieres... ¿A ellas, o a mí? - añadió.

Basty terminó mostrando una sonrisa pícara.

Javi sonrió también y se tiró de nuevo a a él, a sus brazos, a su boca, a besar sus labios...

  • A ti Basty, a ti... - susurró con deseo.

Basty correspondió su frenesí y sin dejar de besarle, le desabotonó el pijama y se lo retiró lentamente hacia atrás. El torso del moreno quedó totalmente desnudo.

Javi era un chico algo regordete, de buen volumen, pero no estaba acomplejado. Sabía que era un chico muy atractivo para todo el mundo, que su cara y en especial sus ojos verdes encandilaban a todos, y que nadie se fijaba en su figura imperfecta porque el resto de sus encantos naturales la conseguían eclipsar. Basty también lo veía así, para él Javi siempre había sido su niño gordito, su niño dulce, aunque éste no lo supiera. Aunque todavía realmente no lo supiera.

Javi, para continuar lo antes posible con lo que tenía que venir, se quitó rápidamente sus pantalones y se quedó con sus slips de lycra. Después se lanzó hacia la chula chaqueta vaquera de Basty y se la quitó con cuidado, con sumo encanto. Entonces la familiar e inconfundible colonia que aguardaba bajo la ropa de su amigo le embriagó y le llenó de felicidad, al recordar una vez más esa suave fragancia que le evocaba los mejores momentos compartidos con Basty, pero ninguno ya tan especial como el que estaba teniendo lugar. Ahora por fin esa colonia le recordaría a la mejor noche de su vida.

Ambos volvieron a unirse en un profundo beso. Después Basty le habló, totalmente pegado a él.

  • Ahora te vas a dar la vuelta y te vas a volver a poner a cuatro patas, ¿vale?

Le dio un tierno beso para convencerle.

  • Sí Basty, claro que sí... - respondió sin pensarlo.

Y obedeció nuevamente dándole la espalda y adoptando la postura.

Entonces el otro contempló el orondo culo de Javi, todavía en ropa interior, que le quedaba expuesto, bien alzado. Acto seguido se inclinó sobre él y mordió suavemente el slip por la cintura, en ambos costados, bajándoselos poco a poco hasta quitárselos por completo, sin usar las manos en ningún momento.

Javi, travieso como el otro, rió al sentir cosquillas por las piernas, debido al juego.

Y seguidamente, sin que se percatara, Basty alzó el brazo, tomó de nuevo la copa sobre la mesita y vertió un chorrito de la bebida sobre el centro del culo de su compañero.

Javi tembló al sentir el frío del líquido deslizándose por su ano.

  • ¡AAAAAAH! ¡Estás loco! - exclamó.

Soltó una carcajada, divertido. Se había mojado la cama, aunque eso no importara demasiado. Javi continuó riéndose, mirando de cara a la pared, cuando un nuevo atrevimiento por parte de su amigo le pillo por sorpresa...

  • ¡Huuumm!

Basty hundió su cara entre sus nalgas y comenzó a lamer su culo mojadito y fresquito.

  • ¿Eh? Aaaah.... Aaaaaaahhhhhh.... - gimió Javi.

Basty siguió restregando sin pausa su lengua arriba y abajo por la zona más íntima de su amigo. Su nariz se aferró al olor masculino de aquel culazo y se excitó tanto que pareció volverse salvaje, como un animal.

  • Aaaaahhhhh.... Uuummmm.... Uuuuffff.... - suspiró largo Javi.

  • ¡¡¡ÑAAAM!!!

  • ¡AAAY! - gritó.

Basty le había mordido una nalga. Estaba loco, totalmente fuera de sí, entregado a lamer ese agujerito sin descanso, porque lo disfrutaba, porque le daba la gana, y porque lo quería así.

Sin detenerse, dejó de sujetar a Javi por las piernas y puso las dos manos sobre cada una de sus nalgas, para separarlas delicadamente y ensanchar así el ano, dejándolo bien al descubierto. Seguidamente sacó la lengua todo lo que pudo y se la introdujo profundamente.

  • Ah, ah, ah, Aaaahhhh, Baaaasty... - resopló encantado.

Basty pasó su lengua por todo aquel hermoso culo como si fuera una piruleta, desde el centro hacia alrededor, deteniéndose en las nalgas, para morderlas fuertemente a placer y descargar toda su euforia.

  • Aaaarrrfff... Aaaarrrfff... - jadeaba.

Javi permanecía boquiabierto suspirando de gozo, escuchando la respiración agitada del feroz Basty, sintiendo como su lengua calentita rozaba la carne más delicada de su cuerpo. Pegaba un ligero respingo y le temblaban las piernas con cada mordisco que Basty le propinaba; hacía un terrible esfuerzo por no perder las fuerzas y no caer rendido sobre la cama.

  • Aahhh... Aaaahh, uufff... ¡¡AY!! Aaaaahhh...

Basty, exhausto, y completamente saciado, se retiró intentando recuperar el aliento.

Javi, sin dejar de posar como un perro, ladeó la cabeza, le miró, y aprovechó para hablar.

  • Supongo que aquella novia con la que rompiste justo antes de que nos conociéramos los cuatro nunca existió, ¿verdad?

  • Supones mal... - respondió, aún jadeante.

  • Pero si lo has dicho muchas veces en las entrevistas... - se extrañó.

Basty se incorporó recuperado, se sentó de rodillas y se cogió la polla, que no había dejado de estar erecta en ningún momento.

  • Que nos obliguen a decir esas cosas por contrato no significa que para algunos sean mentira...

Javi se quedó desconcertado.

  • Pero entonces... ¿Tú si tienes experiencia con las tías?

  • Claro que tengo experiencia...

  • susurró.

Fue hacia él y le tomó por la cintura.

  • ...¡¡¡Y ahora lo vas a comprobar!!!

Y hundió toda su polla dentro del otro.

Javi ahogó un grito al sentir aquel duro miembro adentrarse en su culo. Cerró los ojos fuertemente.

Basty comenzó a embestirle compasando un movimiento acelerado.

  • Así.... Así... - se decía Basty a sí mismo, llevando el ritmo.

Javi se dejaba empujar impactado por la confesión de Basty. Su amigo era bisexual, o eso parecía haber dicho. O cuanto menos, no era gay. O al menos, no era virgen. Y ahora no sabía si le estaba follando como un chico o como una chica más. Javi no comprendía, no entendía, pero en ese momento no quería saber. La polla de Basty le estaba quitando el pensamiento y el sentido. La larga polla que le estaba tocando fondo sin dejarle casi respirar. La gran polla que ya estaba echando en falta y que por fin tenía dentro sí, y que por fin estaba siendo sólo y plenamente para él.

  • ¡Uuummm... Uuuff! - gimió Basty con viveza.

Casi sin dejar de embestirle, Basty le tomó un brazo y se lo llevó a la entrepierna, haciéndole un ademán para que se masturbara, y sintiera más placer.

Javi aceptó sin más, y se masturbó vagamente, pero notando una sensación de malestar. Estando concentrado en el fuerte vaivén de la polla de Basty, empezó a angustiarse. Cerró la boca y apretó los dientes con fuerza, clavó las uñas en la almohada y comenzó a sudar. El placer que antes había concebido en su imaginación no se ajustaba a la sensación de la realidad de ahora, la que le estaba produciendo una enorme irritación. Javi permaneció pasivo e intentó aguantar.

  • Toma... ¡Toma, joder! - gritó Basty excitado.

  • Ah... AAAH... ¡AAAH! - exclamó molesto Javi.

La penetración le estaba resultando tan molesta que ya casi no la podía soportar más. Bajó la cabeza y la hundió en la almohada. Y la fue mordiendo conforme sentía los golpes de dolor en sus entrañas.

¡PLAF!

Basty le pegó una buena palmada en las nalgas.

Aquello, lejos de excitar también a Javi, le hizo sentir más incómodo.

  • ¡Aaaah... Aarrrghh... Para!

Javi detuvo su masturbación. Ya no disfrutaba con el polvo. Basty le estaba haciendo daño, y el estar de cara a la pared siendo tratado como un animal de carga le hacía sentir sucio. Aquello ya se alejaba de lo que él deseaba, del acto diferente que en un principio había deseado. Pero Basty no parecía pensar lo mismo...

  • Toma... Uuummm... - se relamió. - ¡PLAF!

Y acompañó la nueva cachetada al trasero de un empujón muy violento que hizo que Javi se golpeara de frente contra la cabecera de la cama.

  • ¡AAH! Joder... Para... Para, por favor... - dijo con un hilillo de voz.

Y se apartó liberándose de la firme polla de Basty, quien se mostró decepcionado e insatisfecho a la vez.

  • ¿Tío, qué te pasa? - preguntó con extrañeza y agarrándose la polla.

Javi se volvió hacia él, pasándose la mano por su dolorida cabeza. Estaba mareado y con una angustia interior provocada por los intensos pinchazos en el trasero que había sufrido. Se aclaró un poco los ojos e intentó hablar.

  • Basty... Perdona... Pero... Yo...

Basty se masturbó lentamente, para mantener la erección.

  • ¿Es que no te ha gustado? - insistió.

Javi bajó la mirada y observó su polla, la que a pesar de la molestia que le había provocado, volvía a parecerle deliciosa. Contempló como Basty corría su piel desde la base a la punta y viceversa, manoseándose sensualmente el rabo. Le miró fijamente a los ojos, y tras ponerle una mano en la mejilla, le habló con confianza.

  • No, sólo que lo que quiero es... que me hagas el amor. - respondió finalmente.

Y sin añadir más, y sin dejarle de mirar a los ojos, se tumbó boca arriba, elevando las piernas.

Basty, que de pronto ni se había inmutado, captó el mensaje que le dirigía la mirada suplicante de su amigo. Le sujetó las piernas, le puso los pies sobre sus fuertes hombros, y se dispuso a penetrarle nuevamente.

Javi cerró los ojos y sintió como aquella polla volvía a introducirse dentro de él, esta vez lentamente y con más delicadeza, lo que le supo a gloria.

  • Aaaaaahh.... - suspiró de placer.

Basty tomó aliento a la vez que impulso y retomó el coito suavemente, sin exceso, poniéndose en el lugar del otro e intentando no lastimarle.

Javi, relajado, también retomó lo suyo masturbándose de nuevo, esta vez delante de Basty, disfrutando de su mirada y mostrándole todo el placer que estaba sintiendo. Ahora era distinto. Ahora se sentía querido, bien follado, y seguro con el trato que iba a darle Basty.

Basty se fijó en cómo el otro se masturbaba y aquello le excitó. Casi sin darse cuenta, aceleró ligéramente su trabajo. Empujaba a Javi con ritmo excitándose cada vez más.

  • Toma... Toma chiquillo guapo... - dijo con su irresistible acento andaluz.

Javi sonrió. Basty y él eran chicos del sur, por eso había una química especial entre los dos, y congeniaron tan bien desde el primer día en que se conocieron. Y desde entonces, para él había sido su chico favorito del grupo, el chico que alguna noche desolada como la que había empezado siendo aquella aparecía en sus deseos más íntimos, en sus más felices fantasías, en sus más exquisitos sueños...

  • Sí... Sí, Basty, sí...

Y se esmeró en su masturbación. Había logrado ya la máxima erección y ya sentía su propia polla en sus manos como si fuera la del otro. Se estaba haciendo una paja deleitándose viendo el torso desnudo de Basty como si estuviera a escondidas. Posó su mirada en el tonificado cuerpo de su compañero. Estiró el brazo que tenía libre y palpó sus pectorales y acarició el hilo de vello liso que tenía entre ellos.

  • Te gustan... ¿Te gustan chiquillo? - preguntó halagado, y empujándole más.

  • Sí, mucho... Mucho...

Javi se veía forzado a cerrar los ojos de vez en cuando por el irresistible placer, lo hacía y podía ver los huevos de Basty que estaba sintiendo retozar por debajo en sus nalgas.

  • Dame... Así, dame más... - suplicó con ternura.

Javi le puso después las manos por la espalda. Palpó sus nalgas peluditas, el calor de ellas, y se quedó maravillado. Después recorrió la fuerte espalda de Basty y llegó hasta su pelo cortito, cerca de su nuca, al que le encantó acariciar, y al propio Basty sentirlo, también.

  • Uuuuff.... Aaaahhh... exhaló Basty.

Javi no se podía creer lo que estaba viviendo. Estaba siendo la pareja del otro aquella noche. Le tenía todo para él. Basty era su amante. Pero sobre todo, era su hombre.

  • Basty, me haces feliz... Muy feliz... - sonrió emocionado.

Basty se inclinó, volcó su cuerpo encima del suyo y le propinó un tierno beso.

Ahora tenía la polla en el fondo de su barriga y la cara de Basty a pocos centímetros de la suya. Ya era totalmente suyo. Ya estaban totalmente unidos.

Basty jadeaba por el esfuerzo, y lo hacía resoplando sobre la oreja de Javi. Éste, más excitado conforme lo hacía, alzó algo más el culo y se abrió de piernas lo máximo que pudo, adaptándose a la postura extrema de su compañero.

  • Eso es... Toma... ¡Toma! - exclamó Basty.

Y volvió a besarle apasionadamente, del mismo modo que Javi le correspondió con todo su amor. Y la sensación fue ya tan intensa que Javi alcanzó la meta de su placer.

  • Me corro Basty... Me corro....
  • susurró.

Y ahogado en el punto más álgido del placer, se corrió dejando caer su blanco líquido sobre su barriguita, salpicando sin querer con un poco del semén en los abdominales de Basty. Javi sonrió cándidamente por su involuntaria travesura, y Basty le miró fijándose después en su propio vientre también mojado y aquello terminó de ponerle cachondo por completo.

  • ¡Ahora verás! - dijo agitándose como un poseso.

Javi, ya con ambas manos liberadas, reposó sujetando a la fiera por la cintura, porque le veía tan encendido que creía que en cualquier momento iban a caerse de la cama.

  • Uuuuff.... ¡UUUUFFF! - gemía Basty con viveza, ya casi agotado por el esfuerzo.

Javi le rodeó su larga espalda con los brazos, atrayéndole más hacía él, dejándole resoplar en su oreja al tiempo que él mordía la de Basty, con profundo amor, con el mismo con el que le ofreció sus palabras más sinceras en aquella noche:

  • Basty... Habías subido a hacerme el amor... Dime que sabías que venias a eso... Dímelo...

  • Claro que sí chiquillo... ¡Claro que había venido a comerme todo este CULITO GORDITO! - rugió fogoso.

  • Basty... Te quieeeero... - suspiró enamorado.

Y de pronto, Basty se retiró de él, se agarró la polla rápidamente y descargó toda su leche sobre él.

  • Aaaaahh... Uuuummm... Aaaah...
  • jadeó conforme se vaciaba.

Todo chorro de su semen cayó sobre el pecho de Javi, quien lo recibió encantado. Y después, Basty se dejó caer también, a su lado, completamente rendido y sin fuerzas.

Permaneció un minuto con los ojos cerrados, y después reparó en Javi.

  • Cómo te has puesto... Voy a por...

  • No, ahora me limpiaré, tranquilo. - le interrumpió.

Y seguidamente, apoyó su cabecita sobre el pecho de Basty en un gesto sumamente tierno. A Basty le agradó y le correspondió acariciándole la melena.

  • ¿Estás mejor? - le preguntó con voz suave.

  • Sí...

  • Pues a partir de ahora, si quieres, ya no volverás a estar solo en aquello que tanto te preocupa.

Javi alzó la cabeza y le miró fijamente.

  • ¿Lo dices en serio?

Basty se reafirmó dándole un beso. Javi sonrió. Estaba feliz.

  • Tengo algo que decirte, Basty...

  • ¿El qué? - le rascó la perilla.

  • I love you mi vida. - dijo.

Basty hizo una mueca divertida y después se echó a reir. Javi rió también.

  • En serio... - añadió.

Y convenció a Basty dándole un beso él también. Enamorado, como ya lo estaba el uno del otro.

Basty se incorporó y le tomó del brazo.

  • ¿Nos damos una ducha y volvemos a la fiesta? Aún es pronto. La noche acaba de comenzar.

  • Claro, vamos... - asintió Javi, ilusionado.

Y se levantaron y se dirigieron hacia el cuarto de baño, dando mutuo inicio a una vida libre y feliz. Una vida juntos. Su particular secreto.