Un secreto confesable

Este pequeña y breve historia sucedió a mediados de los 80, lo que ahora vemos y nos parece más menos normal, no lo era tanto, o quizás sí pero no se sabía. Y sucedió así...

Os adjunto este pequeño relato.. ya publicado anteriormente pero que un amigo me pidió volver a publicar

Espero que no os  defraude y no me importaría recibir algún cometario…

Este pequeña y breve historia sucedió a mediados de los 80, lo que ahora vemos y nos parece más menos normal, no lo era tanto, o quizás sí pero no se sabía. Y sucedió   así...

Mi recuerdo de Ada y de lo vivido con ella, aunque han trascurrido  ya  muchos años, sigue nítido, fresco, y nunca se lo había podido contar a nadie cuando escribí este recuerdo hace ya algunos años. Quizás es la única historia de contenido sexual que jamás he compartido con mi mujer. Tenía 21 años y hacía poco que había terminado la mili y estaba trabajando  junto a unos amigos, habíamos montado un pequeño bar de copas que compaginaba con mi trabajo habitual en seguridad.

Después de cerrar solíamos ir a algún otro local a tomar unas copas. Una  de esas  noches, después de varias copas estábamos tonteando con unas niñas bastante monas y poco a poco cada uno nos fuimos separando con nuestra “presa” elegida. Yo estaba con una chica delgada con pequeños pechos y un poco tímida. Bailamos un par de canciones lentas y yo ya notaba sus pezones duros como aceitunas bajo su camiseta y unos pechos pequeños pero muy dulces. Poco a poco mis manos se situaron en sus nalgas que me recibieron calientes y duras. Era un culito pequeño pero bien torneado y agradecía las caricias con movimientos suaves. Ella no reunía el contacto y apretaba su pubis contra mi ya prominente bulto logrando una erección que amenazaba con hacer saltar los botones de mi bragueta. Después de varios temas bailando cada vez más apretados me dijo al oído que tenía que irse y yo naturalmente me ofrecí a llevarla su casa. Ella con una sonrisa aceptó la invitación diciéndome que esperaba no causarme molestias y no desilusionarme.

Salimos del bar y fuimos hacia mi coche que no estaba lejos. Íbamos charlando diciéndome que no vivía lejosy que no hacía falta que a acompañara. . Nos montamos en el coche y enfilamos hacia donde ella me había dicho, llegaríamos rápido y  yo no sabía como atacarla para no despedirnos sin habernos “ desahogado “ un poco ,  le pregunté si vivía sola y me dijo que no, que con una hermana mayor ya que estaba de paso en Madrid. Sin decir nada me puso la mano en mi paquete y empezó a acariciarlo de arriba abajo. Me dijo que si quería podía aparcar en algún lugar tranquilo y sólo puso la condición de que cuando ella quisiera se podía ir en un Taxi a su casa y yo no insistiría en acompañarla. No entendí esa petición tan extraña, dicha mientras me acariciaba la polla,  pero accedí, pensando sinceramente que al acabar no se acordaría de tan extraña condición.

Paramos en una zona residencial y tranquila y nada más aparcar ella, que seguía acariciando mi polla, se agachó y me desabrochó el pantalón sacando mi miembro  que ya estaba duro y brillante por la excitación, sorprendiéndome por su iniciativa mi excitación aumentó aún mas si cabe;  agachándose se la metió en la boca y comenzó una felación  suave y delicada, metiéndola y sacándola , jugando con su lengua en la base de mi polla y el comienzo de los huevos. Yo, mientras,  le había quitado la camiseta y acariciaba sus pezones duros que culminaban unos pechos más grandes de lo que me habían parecido al principio. Ella gemía y se retorcía, lo que tomé por una invitación a seguir con mis caricias en alguna zona más caliente de su cuerpo. Baje mi mano hacia su pantalón y ella suavemente me la retiró. Mirándome a los ojos sin sacarse mi polla de su boca, una mirada sonriente me decía no puedes seguir pero deseo que lo hagas. Naturalmente insistí en mi aproximación aunque con  iguales respuestas por parte de ella. Por un momento creí que iba a ser una de esa chicas jóvenes y un poco putas, que consideraban que podían hacer de todo tipo de sexo menos la penetración, manteniendo así virgen su coño y su reputación, había topado  con  alguna, y nunca las había entendido.

Pero no era así y pronto lo entendería. Yo estaba casi a punto y no quería terminar así. Deseaba que ella también disfrutara y se corriera. Le pedí que me dejara tocarla, darle placer, pero ella seguía negándose, decía que no le importaba que solo quería mi placer y que no se estropeara nada, yo no entendía  que se podía estropear. El ritmo de mi insistencia era mucho mayor que el de sus negativas, que ya notaba eran solo formales, y que por dentro lo deseaba tanto o más que yo. En un momento me cogió la mano y mirándome a los ojos la dirigió hacia su pantalón. La acaricié por fuera notando sus movimientos de aceptación, por lo que decidí desabrochárselos, ella levantó el culo ayudándome en esta tarea.

Seguía mirándome a los ojos y en el fondo de ellos creí notar una lágrima de tristeza que sin embargo no me impidió seguir mi tarea. Llevaba unas bragas normales de algodón cómodas y funcionales pero muy poco sexis. En ese momento y en la penumbra del coche solo veía sus ojos. Me retiró un momento la mano y ella misma se quitó lo que quedaba de pantalón y las bragas, dejando ver una mata de vello púbico pequeña y recortada. No se veía nada más y yo estaba como loco. Volvió a cogerme la mano y la llevó a su sexo, con la mirada fija en mis ojos. Al llegar mis dedos a su pubis ella se movió ligeramente y dejo salir de debajo de su culo una polla de tamaño mediano y unos huevos totalmente depilados. Supongo que no pude evitar sorprenderme y retirar la mano ante esa sorpresa, pero mi calentura y sobre todo la expresión de sus ojos, hizo que mis labios se posaran en los suyos y mi mano agarrara su hermosa pollita que agradeció mis caricias con una erección fantástica e inmediata y notara en mi boca el beso más apasionado que me habían dado nunca, un beso largo y fresco que duró mucho, mucho tiempo…. Aún hoy sigo recordando ese momento y ese beso.

Hasta ese momento nunca me había atrevido  ( en mis fantasías mas íntimas e inconfesables… quizas si…)  a llegar a tener una polla en mis manos que no fuera la mía, y en aquella situación tampoco lo pensaba, me excitaba lo que hacía y me gustaba, me gustaba mucho. Me estaba besando una hermosa mujer mientras me acariciaba la polla, mientras yo la hacía gozar a ella. Su polla respondía a mis caricias y dejado mi boca volvió a introducirse mi verga en la suya y la lamía sin dejar nada para luego. En uno de esos momentos nos movimos, quedando ante mis ojos su hermosa polla perfectamente depilada, acabada en dos pequeños huevos también desnudos y dejando ver debajo de los mismos un agujerito redondo y apetecible. No estaba viendo un hombre veía una hermosa mujer con una bonita polla que en lugar de repelerme me atraía cada vez mas.

NO pude resistirlo, bueno mejor no tuve que resistirme, en ese momento lo que me apetecía era besar esa maravillosa polla y sin dudarlo acerque mis labios a su glande que me recibió con una gota de humedad salada. Ella seguía lamiéndome la mía y el 69 que hacíamos era el mejor que nunca he hecho hasta ahora. Su polla entraba hasta el fondo de mi garganta y notaba su placer en los movimientos de su lengua y boca alrededor de mi polla. El final lo teníamos cerca los dos y decidid bajar un poco hasta su culito suave y depilado. Lo humedecí con mi lengua notando como ella (y digo ella) agradecía el tratamiento. Con un dedo mojado en saliva entre en su culito que me recibió con un movimiento de aceptación y  supongo que una cara de placer. Le introduje otro y estuve follándoselo suave pero profundamente con dos y tres de mis dedos, ella gemía y su polla brillaba con gotas de su ya cercano placer, ya no podía aguantar más y se incorporó  cogiendo mi polla con la mano se la metió de un solo golpe en su ano. Sus piernas abrazando mi espalda y su polla contra mi vientre. ¡Cómo estaba disfrutando! En un momento noté como aceleraba sus movimientos y noté como iba a llegar al orgasmo, me incorporé para mirarla a los ojos y noté en ellos el placer en letras mayúsculas mientras notaba en mi vientre su semen corriéndome hasta las piernas, entonces y sin ya querer evitarlo y  habiendo ella tenido su placer, me corrí en su culo duro y redondo que recibió con gusto mi leche acompañando mis movimientos con los suyos.

Seguimos abrazados unos minutos antes de poder movernos. Nos besamos y nos incorporamos. En ese instante todo lo demás me hubiera dado igual.

Quise llevarla a casa y no me dejó. Le pedí el teléfono y no me lo dio. Intente quedar con ella para el día siguiente y no quiso. La vi marcharse en un taxi, por aquella calle mal iluminada, se llamaba Ada. Nunca volví a verla y nunca hablé a nadie de ella. Sabía que no la volvería a ver. Tampoco la he olvidado. Aun ahora alguna vez he creido ver sus ojos tristes mirandome.

Este relato lo escribí por que necesitaba recordarlo y  en años no  volví a hacer nada parecido, ni siquiera admitir ante mi mismo mi lo que me atraía volver a sentir una polla entre mis labios….Ahora reconozco mi gusto por una buena polla rasurada grande y apetitosa, no atrayéndome tanto los hombres como sus pollas, huevos y culos…. Tengo la suerte de que mi mujer sabe mis gustos, los comparte y también le excita esa parte mía y creo que hoy ha llegado el momento de contarlo.

El recuerdo de Ada me persigue por las noches... buscando de nuevo ese placer irrepetible que compartimos y que nunca podré olvidar. Estés donde estés, si lees esto, solo decirte que GRACIAS, por descubrirme a mi mismo