Un sábado cachondo en casa

La noche anterior mi novio me dejó super cachonda y estando sola en casa con mi hermano, lo tuve que calentar, pero algo salio diferente a como lo pensé.

Era un sábado, más o menos medio día y yo ya no aguantaba la calentura, estaba tan cachonda, que ni mis deditos debajo de mis bragas habían logrado satisfacerme. La noche anterior fui con mi novio y unos amigos a un bar. Regresamos como a las 2:00am y al ver que las luces de mi casa estaban encendidas optamos por quedarnos en el auto un rato. Yo esperaba poder tener relaciones con mi novio en la sala, pero después de un rato de esperar, decidí empezar a cachondearle en el auto. Cesar se prendió de inmediato, y en cinco minutos ya lo tenía sobre mí, me besaba con pasión, y sus dedos se abrían camino entre mis piernas. El cachondeo siguió, era riquísimo; ni el sostén, ni mi tanga estaban ya en su lugar. Cesar me besaba y ya tenía dos dedos dentro de mi rajita, que chorreaba mucho líquido. Yo introduje mi mano en su pantalón para sacar esa grande y gorda verga, que tanto me gusta. Pero justo cuando la tomé en mi mano y la empecé a masturbar, mi hermano salió a la calle y gritó; "Dice mi papá que ya te metas". Lo cual significaba que si no entraba, saldría él. Me arreglé lo mejor que pude, le di un largo y candente beso a Cesar y me metí. Atribuyo a eso que yo me encontrara tan cachonda al siguiente día.

Yo me llamo Adriana y tengo casi 20 años. Vivo con mis papás, mi hermano y mi hermana. Soy de piel blanca, pero bronceada, no soy rubia, pero tengo el pelo pintado de rubia, el cual es rizado y largo. Mis ojos son color avellana, y también tengo las pestañas rizadas. No soy muy alta, pues mido 1.68mts. Mis pechos no llegan a la medida oficial, pues se quedan en 86cm, mi cintura tampoco, se queda en 58cm, pero mis caderas miden 94cm, y junto con mi trasero y mis piernas son lo que mas me gusta de mí. Algo que les gustará saber sobre mí, es que tuve mi primera relación a los 13 años de edad. Y claro… ¡Me encantó!

Me quedé en que estaba en la cama, pero decidí levantarme. El carro de mi mamá no estaba, así que supuse que abrían salido a desayunar y luego a algún otro lado. Fui a la cocina por un jugo y me di cuenta de que mi hermano Rodrigo estaba en casa. (El tiene 17 años, es más alto que yo, y es aficionado a la ropa interior de mujer, pues siempre esculca la mía, la de mi hermana y la de mi mamá.) Pensé que ya que yo estaba tan cachonda y estábamos solos en casa, le podía dar el calentón de su vida.

Regresé a mi cuarto, me peine, me lavé la carita, y me cambie la lencería; me tardé un poco en decidir que ponerme, algo tierno pero excitante… Una panties rosas de lycra que tienen un coqueto moñito al frente y unas pequeñas alitas en los cordones laterales, el sostén que le hacía juego. Encima me puse una playera blanca y desgastada, que me apretaba y apenas me cubría el culito y la rajita. Sí me estiraba un poco se me veían las panties claramente, creo que hasta teniéndola completamente puesta.

Salí a la cocina y le di los bueno días. Pero el apenas y contestó, por la impresión que le causo verme vestida de esa manera. No quitaba los ojos de mis tetas, un poco, pero sólo para dirigirlos a mi rajita. Yo sentía que me humedecía de sólo sentir su mirada en mi cuerpo; fue entonces cuando se me ocurrió darle un golpe maestro. Me serví un poco de agua, y me acerque a la estufa. Él estaba sentado en la barra, así que estábamos frente a frente. ¡Soy una tonta! Pues al momento de tomar el agua, me la derrame toda sobre la playera, lo que la hizo casi transparente.

Que tonta soy.- Dije sonriendo. Él me sonrió pero no dijo nada.- Mejor sólo tomaré un poco de Yogurt. Me agache a la alacena para sacar un baso, así que mi culito, sólo cubierto por lycra le quedó de frente, ¡claro! me tarde una eternidad buscando el bendito baso. Me serví yogurt.- Voy a estar en el cuarto de mis papás viendo tele.- Eso era común pues era en el único donde había tele de paga.

Como calcule, en menos de dos minutos estaba ahí. Yo estaba tirada boca abajo en la cama flexionando mis rodillas, y moviendo mis pies; claro que antes me había asegurado de que mi playera se subiera hasta mi espalda. Entró y me contempló unos segundos.

¿Puedo ver tele contigo?

Claro.- Eso significaba que lo había puesto nervioso, pues el cuarto de mis papás era propiedad común y todos entrábamos cuando queríamos, en una situación normal, sólo hubiera llegado a sentarse. Pero no veía la tele. Lo deje por unos minutos que viera mi culito, y como lo meneaba sobre la cama. Sentí movimiento así que supuse que se tocaba la verga. Me rodé y quedé boca arriba. Él quitó la mano de encima de su verga, pero se le veía una tremenda erección a través del short, una hermosa promesa del paquete de mi hermanito.- Que calor.

Ante los asombrados ojos de Rodrigo, me quité la playera y me quedé en ropa interior. Recuerdo que me sentía muy nerviosa, lo cual era riquísimo; además sentía mis rajita súper húmeda. Él no se movía así que aproveche para hacer otro moviendo, algo que en otras circunstancias sería común: Me tiré de lado y recargué la cabeza sobre sus piernas, pero esta vez lo hice justo sobre su verga. ¡Que rico, los nervios, la excitación, el morbo y el cargo de conciencia se mezclaban en mí. Sentía la verga de Rodrigo palpitar justo debajo de mi mejilla…casi lo consigo. Estaba apunto de hacer mi movimiento final, cuando se oyeron los comunes ruidos de mi familia llegando. No tuve tiempo de ir a mi cuarto, así que me metía bajo las cobijas y fingí demencia. Mi papá se puso a ver tele con nosotros, y Rodrigo se salió de inmediato; yo sabía a donde iba. Esperé hasta que mi papá se metió al baño para irme a mi cuarto. Dos calentones en menos de 24 horas y los dos arruinados por el mismo hombre.

Como eso no se podía quedar así, en la tarde le pregunté Rodrigo si me acompañaba al centro comercial. Yo había tenido varias horas para meditar lo que quería hacer, incluso tuve un lapso en el que pensé que lo que estaba haciendo era malo. Pero la verdad era que yo no iba a obligar a Rodrigo, sólo le iba a ofrecer algo, si él lo quería y a los dos nos gustaba, que mal podía haber en ello.

En al camino los dos muy normales. En tramos a la plaza y fuimos directo a la tienda de discos; nos compramos unos discos, y de ahí fuimos a comer hamburguesas. Luego caminamos por la plaza; yo maquiavélicamente lo llevaba a donde lo quería. Por fin llegamos a la tienda de lencería.

Mira quiero comprar algo de lencería.

Bueno… yo mientras voy a ver los barcos de armar.

¡No! Digo...acompáñame. Siempre se necesita la opinión de alguien.

Bueno.

En tramos a la tienda. Yo me puse a ver de inmediato los modelos que más me gustaban, como aun tenía guardado casi todo el dinero que me dieron en la navidad pasada, me podía dar el lujo de comprarme varias cosillas.

Lo primero que vi fue un Teddy blanco, abierto desde debajo del busto hasta abajo del ombligo. La parte de las panties era de encaje blanco. Era blanco translucido, la única parte bien cubierta era el busto, desde los pezones, hasta el final de la copa, la parte superior se veía completamente.

¿Crees que este se me vea bien?

Pues… pues, yo creo que sí.

¿De verdad?

Sí. Se te vería muy bien.

En seguida llegó una señorita a atendernos, y empezó a mostrarnos más lencería, seguramente creyendo que éramos una pareja. Yo le enseñaba la ropa a Rodrigo, y hasta me la ponía enfrente y le modelaba coquetamente…seguramente el pobre ya estaría empalmadísimo. Luego le mostré un conjunto de sostén, bikini y liguero; todo negro; pero él que ya estaba más desinhibido, me aconsejo que me comprara otro rosa con negro, que tenía liguero con micro falda translucida, y tanga en vez de bikini.

Creo que ese se te vería mejor.- Me dijo sonriendo.

Compre varias tangas, conjuntos, un camisón cortísimo para dormir, además de las dos prendas que ya les mencioné. Salí muy contenta, porque cada vez veía como mi hermano me tomaba confianza.

Compraste mucha lencería.

La necesito. Además así te puedo regalar la que tomas de mi cuarto y guardas en tu cajón.

Se quedó helado y volteó la mirada al piso. Me dio tanta ternura verlo así, que lo tomé de la mano y le di un beso en la mejilla.

No te preocupes, a mí no me molesta, al contrario, lo tomo como un halago. Además creo que es normal. Me imagino que así piensas en chicas.

Pues sí. Así es.

¿alguna vez has pensado en mí mientras lo haces Ro?

No, nunca.

Que bueno.- Dije aunque sabía que él mentía.- Porque necesito que alguien me ayude a probarme toda esta lencería, y ahora que sé que no piensas en mí cuando te masturbas, me gustaría que tú me dijeras como me luce.

¿Yo?

Sí, si tú quieres.

Claro.

OK. ¿Quieres un helado?

No, mejor ya vámonos.

Que ansias se le notaban a mi lindo hermanito. Y aunque yo no las demostraba, también las tenía, mi hermano iba a ser mió, y si era esa noche mejor.

Al llegar a casa no había nadie, y encontré una nota de mi mamá que decía que habían salido al cine. Así que pensé que mi hermano y yo podríamos pasar un gran rato. Subí a mi recamara y me puse una tanga rosa, con un sostén del mismo color, y arriba mi pequeño camisón translucido, que permitía que se me viera todo. La erección de mis tetas era obvia, así que pensé en bajar y decirle a Rodrigo que viéramos la tele un rato.

Al verlo sentado en la cama, noté por su cara que algo no andaba bien. Me dijo algo sólo moviendo los labios, pero no lo entendí; aunque de verdad no fue necesario. Casi al instante entro mi papá.

No sabía que ya habían llegado.

Creí que habías ido al cine.

No sólo fueron tu mamá y Sofí, yo me salí a caminar. Saqué a Sailor, se veía muy aburrido.- Sailor es nuestro perro labrador.

Voy a la casa de Ricardo, regreso al rato.

El cobarde de mi hermano huía, pero al verlo salir comprendí porque, a pesar de la incomoda escena, la erección no se le bajaba y era bastante notoria. Bueno dale con mi papá parecía que me quería frustrar mi vida sexual por siempre. Esta era la tercera vez y yo ya no sabía que hacer; y por si eso fuera poco, me había encontrado en una vestimenta muy sensual a solas con mi hermano.

¿Por qué andas así vestida? Más bien medio desnuda.

Hay papi.- Traté de responder sin que se me escuchara lo nerviosa.- Tengo mucho calor, y esta ropa es muy fresca. Además acabo de comprar esto en el centro comercial.- Dije mientras levantaba los brazos. Pero los baje de inmediato, pues enseñé toda la tanga.- y me lo quería probar.

Pero con tu hermano por ahí, no está bien.

Yo creí que estaba sola. Él dijo que iba con Ricardo, yo pensé que ya se había ido. Y creí que tu habías ido al cine con mi mamá.- Pude notar mientras decía todas estas cosas las miradas que me lanzaba, me recorría de pies a cabeza. Eso me dio confianza, y pensé que tal vez le podía cobrar las tres que me había hecho en un solo día.

Bueno, pues ahora ve a cambiarte para que veamos televisión.

¡Hay papi! Pero si así estoy muy cómoda, además tú eres mi papi y te tengo mucha confianza. Cuando oiga que llegue alguien me cambio.

Bueno.- Dijo y me sonrió.

Y dime papi. ¿Te gusta?- Dije sonriendo también. Levanté los brazos y di un giro completo, muy lentamente, para asegurarme de que doria ver muy bien mi culito.

Eh… mucho hija.

El se sentó en la cama. Yo me acosté bocabajo con las piernas algo abiertas, de manera que mi papi tenia buena vista de mi rajita y mi culito. Flexione las piernas y empecé a mover los pies, para que se me subiera un poco el camisón a la espalda.

Sentía como me devoraba con la mirada, estaba segura que si le preguntaba que era lo que estábamos viendo en la tele, no sabría que contestar. Lo deje que disfrutara un rato, y luego me rodé; y deje que mi cabeza colgara por el borde de la cama; yo siempre veía la tele de esas dos formas, pero nunca en ropa interior. El tenía una tremenda vista de mi rajita y la estaba disfrutando mucho. Yo levantaba la cabeza de vez en cuando, para tratar se sorprenderlo tocándose la verga, pero creo que hacía un grato esfuerzo por contenerse. No sabía que hacer, no me atrevía a seducirlo de un modo directo, y no veía, que el respondiera, creo que se contenía mucho por el cariño de padre.

Pero pensé que podía hacer lo mismo que en la mañana. Me arrodillé sobre la cama y me estiré un poco tratando de contonear mi cuerpo.

No sé por qué hace tanto calor.- Y sin más ni más me saque el camisón y me quede en ropa interior. Le sonreí a mi papi, pero le estaba petrificado.- Piensa rápido.- Y le lancé mi camisón, pero como el no se movía, le dio en la cara. Luego reaccionó un poco, lo tomó por los tirantes y lo extendió.

Realmente esta muy bonito.- Dijo mientras lo doblaba, pues él siempre ha sido muy ordenado. No podía desaprovechar la oportunidad.

¿Quieres ver otra cosa que compré?

Claro.- en cuanto dijo eso, me paré y salí corriendo de la recamara.

Era una difícil decisión. ¿Qué me ponía? El teddy se me hacia ideal, pero sé por experiencia como los hombres se vuelven locos con las medias. Me decidí por el liguero con micro falda transparente, con tanga y su sostén, el que Rodrigo me había recomendado que comprera. Pero en definitiva, tenía que ponerme unos tacones, me cubrí con mi bata de dormir y fui con mi papi.

¿Listo para verlo?

Adri…no creí que lo traerías puesto.

Hay papi, quiero que me digas como me veo. Y tienes que ser sincero.

OK, nena.

Me quité la bata y la deje que se resbalara lentamente por mi espalda, por mi trasero y por mis piernas; cuando la tela tocó el piso mi papá tenía la boca completamente abierta. Caminé hacía él y me pare justó al lado de la cama. Moví la cadera en círculos y luego giré. Me aventé el cabello hacia atrás y le sonreí.

Dime papito. ¿Te gusta?

Estas hermosa Adri. Eres toda una mujer.

Me le aventé a los brazos. Me senté en sus piernas y le di un beso en la mejilla. El me tomó por la cintura con ambos brazos.

Gracias papi por decirme cosas tan lindas.- Le di otro beso.

Por nada hija.- Y mientras decía esto yo seguí moviendo el culito, y por fin pude sentir su verga dura bajo mi culo.- Pero esto no está bien, así que veamos tele. ¿Te parece?

Claro papi.- Le di otro beso, y me bajé.

Me acosté de costado cerca de él, pero dándole la espalda, tenía una vista tremenda de mi culo, pero ya no me importaba, esta confundida y avergonzada. Se había dado cuenta de que lo intenté seducir. ¿Me rechazo? No sabía que pensar. ¿Lo hacia por cariño o porque no le gustaba?

Me quedé pensando un rato. Luego él se paro al baño. En ese momento pensé en irme a cambiar pues ya no hacía tanto calor y pensaba que sólo estaba haciendo el ridículo. Pero pensé que si lo hacía demostraría mi vergüenza él salio del baño ya cambiado para dormir, con un short y playera.

Se metió a las cobijas porque como dije ya no hacía calor. Me concentré en ver la tele, pero seguía muy cachonda. Pasaron unos quince minutos, y me di cuenta de que algo se podía salvar. No té que la cama se movía un poco, miré, sin mover la cara, hacía el espejo. Que increíble, la calentura me llegó toda de golpe. Era mi papi, y se estaba masturbando bajo las cobijas. Tenía que evitar que terminara.

Me giré hacia él, y de inmediato se detuvo. Recosté mi cabeza en sus piernas. Podía sentir la verga durísima de mi papi bajo mi mejilla, sólo nos separaba un pedazo de tela, la de la colcha. Empecé a mover la cabeza, tratando de darle masaje a su pene, que increíblemente seguía creciendo.

Ya me dio frió, Me voy a meter a las cobijas contigo.

No Adri…yo.

Pero no hice caso y me metí en las cobijas, Recosté mi cabeza que de inmediato se encontró con su tremendo pene. Sin dudarlo la tomé con la mano, la empujé hacía abajo y la empecé a sobar contra mi rostro. La verga era enorme, muy gorda; yo calculo que si mide unos 18cm.

Pero Adri. No hagas eso.

¿Por qué papi? ¿No te gusto?

¿Cómo dices eso linda?

Hace un momento me hiciste sentir como si yo no te gustara en lo más mínimo.-Giré un poco la cabeza y le di un suave beso en le glande, que lo hizo cerrar los ojos.

Me gustas mucho. Pero esto no esta bien.

¿Tú me deseas?

Sí.

Y yo a ti papi. ¿Qué tiene de malo? Además estoy tan caliente desde ayer cuando me interrumpiste en el auto. Tienes que compensarme.- Le sonreí y le di otro beso en el glande, pero esta vez me encargué de ensalivarlo totalmente con mi lengua. Tomé su mano y la puse sobre uno de mis pechos. Él de inmediato empezó a estrujarlo con suavidad, y a partir de ahí se dejó llevar. Le saqué los shorts por completo y le bese las piernas hasta llegar a sus bolas, ricas y grandes. Empecé a lamerlas y besarlas. Lentamente fui subiendo hasta su verga; tomé aire, lentamente la introduje toda en mi boca.- ¿Te gusta papi?

Mucho nenita.

A mí igual.

Él se recostó completamente y estiro su mano a mis nalgas. Hay que delicia. Me las magreaba con su mano, sentía como sus dedos pasaban cerca de mi ano, y luego sobre mi rajita. Yo empecé a mamar cada vez más rápido, lamía, chupaba, besaba y mordía un poquito. Era riquísimo tener la verga de papi en mi boca. Puso su mano libre sobre mi cabeza y me empezó a marcar el ritmo con el que deseaba que le hiciera la felación.

Empecé a sentir el rocé de sus de sus dedos sobre mi conchita. Luego evadiendo mi tanga, por fin estuvo piel contra piel en mi clítoris. Su dedo empezó a invadirme, a llenarme de placer, los círculos que describía dentro de mi cuerpo empezaron a lubricar cada rincón de mi rajita. No me contuve y me giré ciento ochenta grados, ofreciéndole mi rajita a mi padre. El deshizo los suaves nudos de mi tanga y en un segundo me dejó con el puro liguero.

  • Eso papi. ¡Sí, sí! Así. Hay que rico.- Empecé a gemir tremendamente, cuando su lengua áspera y larga empezó a rozar mis labios vaginales, esa riquísima lengua que amenazaba a penetrarme. Yo seguí con lo mió tragándome esa gran verga que tan rico sabía. Pero papi tenía otro plan. No podía creer lo rico que sentía; tenía la lengua de papa, y tres de sus dedos en mi puchita, y con su pulgar ensalivado me frotaba el ano. El orgasmo llego en oleadas de placer cada vez más fuertes e irresistibles. Deje de mamar, pues tenía que gritar del placer que este hombre me daba. Mi espalda se contrajo y el placer fue total, chorros salieron de mi rajita, y él los devoró todos.

De un fuerte movimiento me tiró de espaldas en la cama. Yo que sabía lo que venía abrí las piernas de inmediato. El se detuvo. Me sonrió, y le correspondí. Descanso su verga sobre mi abdomen y se agachó para besarme. ¡Guau! Que delicia. Podía probar el sabor de mis jugos en la boca de papi, nos volvimos uno, pues nuestras lenguas se encontraban fundidas, y tal parecía que también quería que mis senos pasaran a ser parte de sus manos, por la forma en la que los apretaba.

Yo no resistí más tomé su verga con la mano, lo masturbe rápido unas cuantas veces y enfilé esa dura, gorda y preciosa verga; que hasta ahora solo había sido de mamí; hacía la conchita de su hija. Tuve que hundir las uñas de mi mano derecha en las nalgas de papá, por el inmenso placer que me causaba esa verga penetrándome, golpeándome una y otra vez, sus bolas chocando contra mis nalgas, y a su vez yo se las frotaba con la otra mano.

Papi me tomó por las piernas y me las doblo casi hasta mi cara, me ladeo un poco. ¡Guau! La fricción dentro de mi panocha se sentía mucho más en esa posición. Y luego el cabrón me empezó a nalguear y a besarme las piernas sobre las medias.

¡Sí! ¡SÍ! ¡SÍ! Pégame papi, pégame más duro. Soy tu zorra, papi. Dame más duro.

Me encanta que digas que eres mi zorra. Eres mi puta, mi perra. ¿Te gustan las nalgadas nenita?

Mucho papi.

Me sacó la verga y me dijo que me pusiera de perrito para que me nalgueara mejor. Yo obedecí y de inmediato me puse como la perra que soy. Me apachurró las nalgas con tanta fuerza que no pode reprimir un grito; luego me ensartó su polla de un solo golpe y de inmediato empezó el mete y saca; y las nalgadas en mi culo. Lo más rico fue que con su otra mano empezó a meter su pulgar lleno de saliva en mi ano. Yo gemía, gritaba y estrujaba mis pechos.

Ere igual que tu mamá. A las dos les gusta que les diga perras y que les ensarte su ano.

Si papi, somos tus perras.

Apenas termine esa frase pues el orgasmo, el segundo de la noche, me llegó sin ningún aviso esta vez, sólo se apodero de todo mi cuerpo, desde mi panocha hasta mi cuello, las nalgadas, el dedo en mi ano. Al mismo tiempo mi papi empezó a gemir.

En eso se escuchó el auto entrando en la casa. Me espanté mucho. Mi papi saco su varga de mí, creí que se había espantado pero no. Me tiró boca arriba.

Ya casi acabo nena.

Se empezó a masturbar entre mis piernas, luego se acercó a mi abdomen y empezó a soltar chorros de esperma sobre mis pechos y mi cara, yo tragaba todo lo que caía en mi boca. ¡Por fin me había desfogado, y con mi papi! Me dio un ardiente beso en los labios, y una tremenda nalgada, que sacó más jugos de mi chocha.

Vete nena. Yo arreglo aquí.

Le di otro beso, tomé mi tanga y salí corriendo.

En la ducha me tuve que dar otra dedeada, pues el sólo recordar a mi papi sobre mi me puso a mil.

Más tarde todos nos reunimos a cenar. Ya en la noche yo subía a mi cuarto.

Adri.

Dime.- Era Rodrigo. Me había olvidado por completo de él.

Aun quieres enseñarme como te queda esa ropa que compraste.

De inmediato sentí como mi rajita se humedecía. Yo llevaba puesto un camisón largo de lana, que siempre usaba en la noche, pero debajo llevaba sólo una tanga y no traía sostén. Me lo saqué de inmediato. Me acerqué a Rodrigo y le di un beso en la mejilla.

Claro hermanito. Sígueme.- Pero lo que pasó se los contaré en mi próximo relato.

Espero sus comentarios, les mando un beso. Bye.