Un reto con la esposa de mi cuñado

Una mujer interesada en ti, da una sola oportunidad en su vida sexual, si no estás atento, la pierdes para siempre, después a llorar al valle.

Un reto con la esposa de mi cuñado

Infidelidad

Una mujer interesada en ti, da una sola oportunidad en su vida sexual, si no estás atento, la pierdes para siempre, después a llorar al valle.

Esta es una historia real, ocultare los nombres para proteger a los actores de esta experiencia, todos son casados, sucedió hace ocho meses y todavía sueño con esos momentos vividos. A ella la llamaré  Sonia, es una mujer alta, delgada pero bien distribuida, tiene un cuerpo de mujer cuarentona bien cuidado y atractivo, capaz de atraer a más de un macho joven, adulto y mayor de 60 años. Tiene 41 años, blanca, muy agradable socialmente, poco bebedora y con una mirada de hembra sexual atrevida. Su esposo, es mi cuñado mayor de 50 años, lo llamaré Alberto, es alto, de contextura fuerte, muy activo y medio putero cuando esta tomado. Sano, no mira para los lados, es el esposito fiel y sometido.

La casa de Sonia y Alberto queda en la ruta de ida y regreso de mi trabajo, normalmente, paso saludando a Sonia, la mayoría de las veces está limpiando el estar interno o el frente de su casa; además, prepara un cafecito exquisito y muy aromático.  Siento que ella se alegra cuando me detengo en su casa, me invita a pasar, me prepara el tinto y nos sentamos a conversar en la cocina trivialidades de la actualidad, del trabajo, la familia, en fin de variados temas. Muy pocas veces, tocamos el tema sexual, tampoco ella lo rehúye, al menos eso observo.

Una tarde de un jueves, salí temprano del trabajo por causa de un apagón de luz y recordé que Sonia me había dicho que casi no tenía café, ni azúcar y vi a unos buhoneros que estaban vendiéndolos a buen precio, decidí comprarlos y llevarle 2 kilitos de cada producto, también lleve para mi casa.  Eran como las 3,15 pm cuando llegue a su casa, le mande un mensajito de texto para que me abriera, enseguida salió atenderme. Baje su obsequio y nos dimos un abrazo y un besito de amistad y bienvenida, se contentó mucho y me ofreció hacerme un café espectacular. Marcho a la cocina y me quede viendo como movía esas nalgas con sabor de hembra ardiente. Ella volteo de manera sorpresiva y me pillo infraganti, diciéndome:

Sonia: mijito que ves tan extasiado, mucho cuidado con tu mente morbosita, recuerda que soy la esposa de tu cuñado.

Yo:      Bella, los ojos son para mirar las cosas bellas de la vida y disfrutarlas mentalmente. Así seas tú.

Sonia: te gustaría que otro hombre se quedará viendo el trasero de tu mujer

Yo:      Ver no es ningún delito, ni falta, al contrario es un reconocimiento de una cualidad de una mujer ó de un hombre, uds también nos miran, ok

Sonia: serán otras, yo no tengo ojos para otro hombre sino mi marido, en cambio tú eres un gran puto e infiel, pasa un palito con falda y a eso te le lanzas de frente.

Yo:      Dios, tremenda opinión tienes de mí, ya veo el porqué de tu observación y advertencia, no debes tener miedo de mí, te considero alguien muy especial, eres como una diosa

Sonia: Yo una diosa para ti, aclárame eso, no vaya a ser una diosa sexual

Yo:      no vale tranquila, no es para tanto, pero viéndolo bien, ese aspecto no lo había considerado, jejejeje

Sonia: Ya chamo, paremos esta conversación. No me interesa continuar

Yo:      tú la empezaste, no yo.

Cambiamos el tema, pero yo la observaba a los ojos y percibía que estaba rara, inquieta, se paraba y tenía unas poses insinuantes, intentaba retomar la conversación sobre sexo pero se trancaba, así que decidí abrirme yo en ese tema. Aproveche sobre su comentario sobre la situación de inseguridad y de una confusión de atraco con ella, y le conté de una mujer que fue asaltada en su carro y secuestrada por tres tipos, que se la llevaron a una casita rural en una zona montañosa para pedir rescate y matarla. La mujer comenzó a conversar con ellos y les dijo que no la golpearan, ella estaba dispuesta a atenderlos en lo que ellos pidieran, era madre de dos bebes pequeños y no tenía marido, ni bienes de fortuna, que averiguaran su vida y se darían cuenta de que decía la verdad.  Uno de los secuestradores, le dijo que se desnudará y les demostrara de que era capaz ella con tres machos. En ese momento, percibí que Sonia estaba atenta a mi historia y me preguntaba detalles, yo alimente su interés con escenas de sexo oral, sexo rudo, 69, tríos, sexo anal y doble penetración, sentí su ansia por saber el final de la vivencia. Le explique que después de la doble penetración y del sexo anal con el tercer elemento, quedaron tan cansados que se durmieron, ella aprovecho esa oportunidad para escaparse con su carro y las armas de los asaltantes.  Como estábamos sentados en la cocina, ella se levantó y se sentó en un sofá en la sala y me dijo:

Sonia:   Chamo, si a mí me pasa eso, hago lo mismo que esa mujer, me los cojo bien cogidos y me los disfruto al máximo.

Sonia:   Yo se lo he dicho a Alberto, él no está de acuerdo pero entiende la situación de peligro, dos amigas mías han pasado por esa experiencia y han salido bien a costa de cuerpito, polvos sin tabúes, cuca y culito. Mis hijos valen todo para mí.

Yo:         tienes mucha razón, si yo fuera mujer haría lo mismo.

Sonia:   espero que esta conversación sea un secreto entre nosotros, primera vez que me abro contigo, sé que has hecho varios intentos de conversaciones intimas conmigo pero debes entenderme, mi marido es muy celoso, hasta contigo que eres su cuñado.

Yo:         en serio Sonia

Sonia:   si, a él no le gusta que me visites cuando estoy sola en la casa como ahorita, tranquilo hoy va a llegar tarde porque se va a tomar con sus amigos en vez de estar conmigo.

Yo:         Bueno que te puedo decir, el tiempo, la rutina, los hijos, el trabajo, la casa reducen los espacios para disfrutar en pareja unas buenas sesiones de sexo.

Sonia:   si es cierto, yo trato de complacerlo en todo, pero uds no valoran esos esfuerzos de sus esposas, tú por ejemplo, andas con carajitas y tipas de manera descarada por la vía.

Yo:         Espera, yo no ando realengo por la calle, esa vaina son comentarios de mis cuñadas para ver cómo me joden mi matrimonio. Dime, tu acaso me has visto por la vía con alguna carajita o una mujer casada o Alberto te ha dicho algo parecido.

Sonia:   eso es verdad, nunca te hemos visto con otra mujer, pero igual eres un puto, se te van los ojos por un culo, una prueba, fue hoy conmigo.

Yo:         si es cierto, es que tienes un culo que provoca apretarlo y gozarlo a lenguazo limpio.

Sonia:   Ves que si es cierto, un puto completo, pero de verdad te parece que tengo un trasero tan llamativo, despertador de pasiones.

Yo:         si corazón ese es la verdad, a veces sueño contigo, sueños muy húmedos

Sonia:   en serio y te masturbas pensando en mí. Cuéntame uno de esos sueños.

Yo:         vengo a tu casa cuando estás sola, me invitas a tu sala de masajes, me pides que me desnude y me bañe, después me secas y me acuestas en la camilla y empiezas acariciarme el guevo y las bolas, me besas y me chupas las tetillas, te montas encima, me pides que te mame las tetas y te acaricie la nuca y la espalda. Después, te colocas mi machete en el medio de tus labios, el clítoris y la entrada de tu vagina y empiezas a moverte suavemente, vas incrementando tus movimientos en la medida que te excitas, empiezas a colocarte en posición de cabalgadura, te lo ensartas hasta la pata, empiezas a decirme palabras bien calientes y obscenas hasta derramarte en un largo orgasmo, te pones en cuarto patas y me pides que te parta ese culo tan rico. Te lo empujo con fuerza, me pides que te lo parta bien duro, lo tienes cerradito, se siente muy rico, es una sesión de sexo anal muy ruda, me pides que te llene el culo de leche y así voy acabándote en ese rico trasero.

Sonia:   Dios, que excitante, me imagino como quedaste lleno de leche: Ese sueño me calentó mucho.

Te voy a confesar algo muy íntimo, por esta puerta han entrado varios hombres, todos han tenido acceso a su interior completamente, sin embargo, solo uno me dejo una honda satisfacción. A veces, he pensado en ti, como una opción de sexo cuando me siento sola y caliente, después reflexiono y la cancelo. Ahora con tus sueños, siento que tengo oportunidad contigo de intimarnos sin barreras, con Alberto no puedo compartir mis fantasías y deseos sexuales íntimos. Me entiendes verdad.

Yo:         Yo también estoy estimulado, fíjate como lo tengo parado.

Sonia:   te voy a decir lo siguiente: no me gustan las películas pornográficas, me parecen muy sucias la mayoría de ellas; tampoco, me gustan los tríos MHM y estar cogiendo con dos hombres han sido experiencias muy malas y dolorosas, cuando pensé que podrían ser lo máximo de placenteras. Todo lo demás, me gusta hacerlo para complacer a mi macho.

Yo:         tienes una fantasía o deseo sexual muy especial que quieras compartir conmigo en este momento

Sonia:   si, chamo, tengo un gran deseo pero tengo cierto temor contigo, no quiero que se esté repitiendo porque nos pone en alto peligro

Yo:         tranquila, entiendo tu temor, pero dímelo y si podemos te lo complazco aquí si así lo deseas. Sabes que eres lo más especial que tengo, muestra de eso te he dado varias veces de manera muy discreta.

Sonia:   Si es verdad mi rey, siempre me han dicho que tienes una verga muy grande y sobre todo gruesa, yo jamás he visto una como me la han vendido, quisiera verla, tocarla, acariciarla y probarla pero no quiero que me juzgues como una puta, sabes que siempre he dicho que soy en la casa una ama de casa y en la cama una señora puta.

Yo:         okey, no hay problema, te la voy a mostrar y tú has lo que te provoque, no te reprimas, lo más importante ya lo dijiste, te quiero por eso.

Me baje los pantalones y salió mi verga como una flecha, Sonia se quedó mirándola extasiada, estaba muy mojada la cabeza con líquido seminal abundante, procedió a tomarlo con las manos y lo acariciaba suavemente, me dijo: al fin la tengo en mis manos, ahora te voy a sacar todo y comenzó la mejor mamada de guevo que me han dado en mi vida, me acariciaba las bolas, las nalgas, se tragaba con mucho esfuerzo el troco hasta casi más de la mitad de mi paloma, la miraba con deseo y morbo. Me sorprendió, cuando se desnudó tan velozmente y se acostó en el mueble colocándose para un 69 a todo trapo, sentí unos deseos inmensos de hacerla acabar varias veces hasta dejarla extasiada, satisfecha de su hambre sexual y contenta de lograr su fantasía y deseo al máximo.

Entre más mamaba sus cuchara y masajeaba su clítoris y zona “G”, ella se mojaba demasiado y suspiraba, moviéndose y apretando mi cabeza hasta casi ahogarme, mi guevo estaba tan parado y sensible que sentía que estaba a punto de eyacularle en la boca, en ese momento escucho cuando me dice: chamo me estás haciendo acabar, me voy papi, chúpame más duro, uhh uhhh ahhhhhhhhhhhhhh que rico chamo, dios me vengo otra vez, ahhhhhhhhhhhhh ricoooooooooooo ahhhhh         sigue no te pares. Yo sentía como sus chorros de líquido vaginal inundaban mi boca y cara, bañándome todo mi pecho y cabeza, eso me estimulaba a continuar acariciando su clítoris y Punto “G”, eso genero una reacción en cadena de orgasmos que la dejaron seminconsciente y taciturna, fue tanta mi concentración que no pude acabar en su boca.

Al recuperarse y verme con el guevo parado, me pidió que me acostara y se montó a cabalgarme con todo su esplendor y dedicación, fue tan rica en su meneo que nos vinimos a los diez minutos conjuntamente.  Me dio un beso de lengua con mucha calidez y amor. Me comento: fue divino, fascinante, me pidió me vistiera y me fuera cuanto antes, ella me llamaría para vernos y conversar sobre esa experiencia. Ese era nuestro secreto y deberíamos cuidarlo como una tasita de cristal.

Después, le contaré la segunda experiencia con ella. Espero haya gustado esta narración de un hecho real. Abrazos.